viernes, 30 de marzo de 2012

"LA TOMA DE LAS ARMAS FUE UNA CUESTIÓN CIRCUNSTANCIAL"


La ex montonera Cristina Liprandi, participó en julio de 1970 de la toma armada de La Calera. Dice no saber hasta qué punto fue un error el asesinato de Rucci, hecho en democracia.

Por Carlos Paillet

El 1° de julio de 1970, durante el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía, una célula de la organización peronista Montoneros tomaba por las armas la localidad cordobesa de La Calera.

El grupo guerrillero se apoderó de armas de la Comisaría, asaltó el Banco de Córdoba y la oficina de correos; pero un error de planificación en la retirada derivó en la muerte de uno de los cabecillas del grupo, Emilio Maza, y en la detención de otros. Maza murió en el hospital San Roque luego de ser herido de bala por las fuerzas de seguridad el mismo día de la toma, pero en horas de la tarde, en una casa que tenían como refugio en barrio Los Naranjos.

Cristina Liprandi, por entonces de 21 años, formó parte de aquel operativo guerrillero y quedó presa en la Cárcel de Mujeres Buen Pastor. Estaría ahí poco tiempo. Al año se fugó junto a otras detenidas, entre ellas Ana Villareal, pareja de Mario Roberto Santucho, fundador del Ejército Revolucionario del Pueblo.

En marzo de 1973 fue otra vez apresada y alojada en Devoto, pero se benefició con la amnistía que decretó Héctor J. Cámpora para presos políticos al asumir la presidencia del país, el 25 de mayo de ese año.

A casi 42 años de aquel episodio, Liprandi concedió una entrevista a La Voz del Interior en ocasión de visitar la ciudad de Córdoba (vive en General Villegas, provincia de Buenos Aires) para participar de un acto de homenaje organizado por la corriente kirchnerista Peronismo Militante.

Liprandi no habla de arrepentimiento por haber tenido que empuñar las armas para reivindicar sus ideas; aunque sí de “autocrítica” por crímenes que cometió Montoneros, como el del ex titular de la CGT José Ignacio Rucci.

–¿La toma de La Calera se produjo durante el gobierno de Onganía. ¿Por qué llegaron a esa decisión armada?

–Se planteó la toma de La Calera para recaudar fondos, por un lado, y por otro, armas, fundamentalmente. Y un poco para gestar lo que iba a ser después la organización político-militar, que fue Montoneros. Éramos muy poquitos, cinco acá y seis o siete en Buenos Aires.

–¿Cómo ve a la distancia lo que hizo Montoneros?

Como organización política militar, en un momento determinado, con una coyuntura especial que existía en la Argentina, y fundamentalmente desde el peronismo, la única perspectiva que teníamos los jóvenes era quebrar la historia. Mirándolo desde hoy, creo que no lo vamos a reivindicar si se refiere a los métodos. Pero eran las posibilidades que teníamos. No había otra forma. Hoy fundamentalmente la lucha se tiene que dar en democracia y por eso estoy con el proyecto nacional.

–Montoneros asesinó a Rucci. ¿Hicieron su autocrítica?

–A partir de (el crimen de) Rucci hubo conflictos internos importantes. No sé hasta qué punto fue acertado. Hubo errores, como en todos los grupos. Pero éramos la parte más radicalizada del peronismo como juventud y no teníamos otra forma de expresar nuestra disconformidad con lo que estaba pasando.

–A través de las armas...

–La toma de las armas fue una cuestión circunstancial, pero no lo fundamental de nuestra práctica política. Pero hay que ver qué pasó a través de la historia: las proscripciones a Perón, los fusilamientos a Valle Tanco y Cogorno... Cuando uno genera violencia en el pueblo, el pueblo de alguna manera responde, y generalmente son los jóvenes.

–¿Cree que se darían las condiciones para que jóvenes repitan aquella historia?

–No. Las luchas tienen que ser políticas, en democracia. Como dice Cristina (Kirchner), con diálogo, con proyectos.

–Una cuestión que se les achaca a los militares genocidas es que no expresen un mínimo gesto de arrepentimiento. ¿Y ustedes?

–No conocí ningún arrepentimiento de los tipos que me torturaron. Ningún ser humano se imagina las cosas que hicieron. Y ninguno se arrepintió.

–Tampoco se arrepintió Montoneros...

–Está bien, pero no hubo torturas. No conozco hechos puntuales de 30 mil desaparecidos en manos de militantes. Los conocí con la represión de un cuerpo armado que se conformó para devastar al país. Uno puede hacer autocrítica, pero había un pensamiento, un concepto ideológico. Era lo que significaba el hecho político militar, mostrar los sueños y los ideales que tenía una juventud.

Militancia K y juventud

“Yo soy un granito de arena que contribuyó a que hoy estemos donde estamos. Participo con proyectos desde la organización Peronismo Militante de General Villegas. Me parece que la juventud hoy está cumpliendo un rol fantástico”, señala Liprandi.