viernes, 30 de enero de 2009

¿Quién asesora a Cristina?


Realmente, cuesta creer que semejante suma de errores se deba a una mera casualidad.

Por Susana Merlo

Es muy difícil de aceptar que, cada uno de los anuncios oficiales que, supuestamente, pretenden solucionar o aliviar la crisis climática y económica que atraviesa el interior, generen exactamente la reacción opuesta.

Es llamativo que en los discursos de la máxima figura política del país, la Presidente, se escuchen términos y conceptos tales como “los overos” (por los terneros Holando), “ese yuyo” (por la soja), o que se “está esperando que llueva”, sin hablar de la insólita fórmula del agua.

Definitivamente, repasando las cantidad de anuncios, y sus reiteraciones, de los últimos 50-60 días, además de cierto cambio de dirección, lo que queda más en claro es la liviandad, la falta de convicción, el desconocimiento sobre la materia, así como la resistencia oficial para hacer lo que, definitivamente, deberán hacer de una forma o de otra, por más que lo resistan.

Pero lo que también queda absolutamente en claro, es que le hacen decir a la Presidente Cristina discursos sin contenido, contradictorios, prácticamente improvisados, sin profundidad ni consistencia, en los que la característica más saliente es la concepción casi infantil sobre la que están elaborados.

¿No hay alguien que sepa, realmente, sobre la producción agroindustrial en el entorno presidencial?, o ¿es que el Ejecutivo no escucha absolutamente a nadie?, ¿pero tampoco leen?, ¿o lo que sucede es que subestiman la capacidad de comprensión y conocimiento de la gente en general y, entonces, se atreven a decir cualquier cosa?

¿El problema es la impunidad, la ignorancia, o la indiferencia?

Realmente es muy difícil definir las razones que puedan llevar a enturbiar así la imagen presidencial por parte del propio oficialismo. Más aún, por parte de su entorno más cercano pues, si bien es absolutamente sabido que el nivel técnico del área específica (la Secretaria de Agricultura) deja mucho que desear y que ni siquiera tienen la picardía de rodearse de profesionales idóneos en los principales temas, no es menos cierto que hoy por hoy la SAGPyA pesa poco, por no decir nada, a la hora de las decisiones.

Es más, se considera que entre dos peso-pesados como Ricardo Echegaray, actualmente en la AFIP, pero a quien le atribuyen manejar todavía la Aduana y la ONCCA (su cargo anterior); y el Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, casi no hay espacio (y mucho menos manejo político) para el hombre de Agricultura, Carlos Alberto Cheppi, a quien solo le queda el consuelo de los casi continuos tours presidenciales, que lo tienen como uno de los participantes más frecuentes.

Ya no se trata de la línea filosófica o política, con la que se puede estar de acuerdo o no. El tema pasa “apenas” por el sentido común.

¿Qué se puede decir, por ejemplo, del anuncio sobre los créditos para la maquinaria agrícola, criticados hasta por la propias empresas fabricantes de maquinas?

¿Alguien que no va a cosechar por la seca, o que se le están muriendo las vacas por falta de agua y de pasto, o ambas cosas, puede estar pensando en comprar equipos?

¿Se puede creer, seriamente, que es “fundamental” eliminar la carta de porte, que nadie pidió, y que representa menos de US$ 70 millones de ahorro para los productores que, por otro lado, están aportando cerca de US$ 10.000 millones por retenciones?

¿Qué se puede decir que suene lógico del programa trigo Plus y maíz Plus que “promete” bajar un punto adicional de retenciones por cada millón extra de producción que se coseche por sobre la media, cuando ambos cultivos, en la campaña actual, van a caer al 50% de su producción?.

Peor aún, si el Gobierno no corrige rápidamente el rumbo, tampoco se van a sembrar en los próximos meses pues no habrá con que. ¿Cuándo, entonces, piensan que se va a concretar la mejora, en 2011?

Si el país está perdiendo, al menos, un tercio de su cosecha, unos 30 millones de toneladas de la producción de esta campaña, ¿de que le sirve a los productores que le “posterguen”, a partir de la declaración de Emergencia Agropecuaria, el pago de créditos con los bancos oficiales (que no tienen), y de impuestos que de todas formas muchos ya no están pagando?. Además, ¿con que se va a hacer frente a esas deudas el año próximo?

¿Nadie le explica, a quien corresponde, que ya antes de la sequía la producción de leche se había desplomado, y que había liquidación ganadera?.

¿Alguien está alertando a las máximas autoridades de que esa tendencia se va a profundizar, y no solo por la falta de agua?

¿Quién avisa que, si se siguen cerrando las exportaciones y los registros (que es lo mismo) no hay porqué producir, ya que es absurdo y desde todo punto de vista ineficiente, producir lo que no se va a vender?

¿Alguno avisó (y lo escucharon) que aunque llueva ahora no se recupera lo perdido pues no llueve pasto, ni carne, ni granos, y habrá que esperar hasta el año que viene o el otro para la recuperación?

¿Le cuesta tanto al Gobierno mirar lo que hacen otros países, sin ir más lejos, los vecinos?

¿Es tan extraordinariamente difícil entender que para mantener los precios a raya se necesita aumentar la producción y no achicarla, pues el único control efectivo que existe es el aumento de la oferta?

¡Qué interesante sería escuchar anuncios oficiales que, aunque sea, incorporaran algunos de estos conceptos…!. Seguramente en ese momento, también se achicarían las “diferencias” entre el Gobierno y el campo.

Campo 2.0

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