viernes, 7 de enero de 2011

SARMIENTO Y LA GUERRA DEL PARAGUAY

Al asumir Sarmiento a la presidencia en octubre de 1868, la opinión pública pensó que se terminarían las intrigas y falsedades. Inclusive se pensó en la paz con López y la terminación de la alianza con Brasil, totalmente antipática para la mayoría del pueblo argentino. Sarmiento defraudó totalmente esa esperanza, y anunció que continuaría la guerra y la alianza que calificó de “necesaria, legítima y honorable”.

“Para gobernar a la República Argentina vencida, sometida, enemiga, la alianza del Brasil era una parte esencial de la organización Mitre-Sarmiento; para dar a esa alianza de gobierno interior un pretexto internacional, la guerra al Estado Oriental y al Paraguay, viene a ser una necesidad de política interior; para justificar una guerra al mejor gobierno que haya tenido el Paraguay, era necesario encontrar abominables y monstruosos esos dos gobiernos; y López y Berro han sido víctimas de la lógica del crimen de sus adversarios”. (Juan Bautista Alberdi)

"En nombre de la libertad y con pretensiones de servirla, nuestros liberales, Mitre, Sarmiento y Cía., han establecido un despotismo turco en la historia, en la política abstracta, en la leyenda, en la biografía de los argentinos. Sobre la revolución de Mayo, sobre la guerra de la independencia, sobre sus batallas, sobre sus guerras ellos tienen un Alcorán, que es de ley aceptar, creer, profesar, so pena de excomunión por el crimen de barbarie y caudillaje”" (Juan Bautista Alberdi. Escritos póstumos. Ensayos sobre la sociedad, los hombres y las cosas de Sudamérica. Buenos Aires. 1899)

Durante todo el período mitrista, desde mucho antes de la guerra del Paraguay, Buenos Aires fue una fuente de intrigas, injurias y falsedades contra Francisco Solano López, contra Paraguay y contra su pueblo.

Al asumir Sarmiento a la presidencia en octubre de 1868, la opinión pública pensó que se terminaría esa campaña de intrigas y falsedades; inclusive se pensó en la paz con López y la terminación de la alianza con Brasil, totalmente antipática para la mayoría del pueblo argentino, sobre todo en el interior.

Sarmiento defraudó totalmente esa esperanza, y anunció que continuaría la guerra y la alianza que calificó de “necesaria, legítima y honorable”.

No solamente fogoneó desde la prensa para que se haga la guerra al Paraguay: en marzo de 1869 llega a Buenos Aires la noticia de la muerte del Mariscal Francisco Solano López en Cerro Corá. Sarmiento mandó una banda de música a tocar serenatas ante la puerta de Mitre, y el mismo día le escribía a Mrs. Mann: “No crea que soy cruel. Es providencial que un tirano haya hecho morir a ese pueblo guaraní. Era preciso purgar la tierra de toda esa excrescencia humana” (JMR. La guerra del Paraguay.p.323)

El 1° de abril de 1869 le escribe a Mrs. Mann diciendo que soñaba formar “con emigrados de California una colonia en el Chaco que puede ser el origen de un territorio, y un día de un territorio yanqui” (JMR. La guerra del Paraguay.p.319)

En carta del 12 de octubre de 1869, a Manuel R. García le dice: “La guerra no está concluida, aunque aquel bruto (Solano López) tiene todavía veinte piezas de artillería y dos mil perros que habrán de morir bajo las patas de nuestros caballos. Ni a la compasión mueve ese pueblo, rebaño de lobos” (A.Bray, Solano López.p.269 – JMR. La guerra del Paraguay.p.300)

No conforme, el padre del aula y la civilización dirá en correspondencia posterior: “López sigue de derrota en derrota por los bosques, con mil o dos mil animales que le siguen y mueren de miedo” (L.A. Herrera: El drama del 65.p.86) “¿Cómo acabar con un idiota, borracho y feroz (López), que tiene aún algunas víctimas que inmolar?” (30-12-1869) (JMR. La guerra del Paraguay.p.301)

Entre esa “manada de lobos” irá a pasar sus últimos días y a morir Sarmiento. Ese pueblo heroico y lleno de grandeza, hizo a su detractor el homenaje de poner su nombre a una calle de Asunción. (JMR. La guerra del Paraguay.p.301)

Sarmiento no solo no sentía antipatía por Brasil y la alianza, sino que incluso aprobaba su política desde mucho antes; estando en Chile justificaba el régimen esclavista: “El Brasil, por una necesidad tradicional en su sistema de agricultura, usa del medio horrible, pero necesario allí, de la esclavatura” (Sarmiento. La política de Rosas. Periódico el Progreso. Santiago de Chile, 5 de octubre de 1844)

Con tal de hablar mal de Rosas, el increíble “gran sanjuanino” justificaba hasta la esclavitud.

El vendedor de libros

Pero Sarmiento tenía un buen justificativo para odiar a Solano López. Sarmiento había tratado de “civilizar” a López y a su pueblo vendiéndole sus producciones pedagógicas por intermedio de la editora Julio Belín y Cía. que había fundado en Santiago de Chile. En tal sentido le escribió en 1851 al encargado de negocios del Paraguay en Montevideo, sin que se atendiera “como correspondía” a su ofrecimiento de obras didácticas. (Carta autógrafa de Sarmiento. Montevideo, 10 de diciembre de 1851. Original en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, colección Río Branco. I-50, 27, 25)

Lo que no había logrado con la “pedagogía de los libros”, ahora lo impondría con “la pedagogía de la espada”

Cuando las tropas regresaban de la Guerra del Paraguay en diciembre de 1969, lanzó una proclama en la que renovaba la vetusta artillería dialéctica mitrista con frases como “la desacordada ambición de un frenético”… “de la cadena que quería detener el progreso humano en las bocas del río Paraguay” y de “los campos sembrados por la mano del absolutismo y cultivados por la ignorancia”. Se refirió a las tropas que regresaban como “los briosos batallones que volaron a servir de antemural con sus pechos para contener la oleada de barbarie con que un tirano horrible intentara sepultarnos”, agregando que en los combates de la guerra “se habían medido dos civilizaciones distintas: el despotismo antiguo y la libertad moderna” (Sarmiento. Discursos populares. Jackson. Buenos Aires. pp 129-36)

¡Y todo por no haber comprado las obras del padre del aula!

La "civilización" del Paraguay

Para imponer su “civilización” al Paraguay, Sarmiento no solo contribuyó al vergonzoso genocidio del pueblo paraguayo, sino que aún lo festejó tiempo después, terminada la guerra:

“Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes y esclavos que obran por instinto o falta de razón. En ellos, se perpetúa la barbarie primitiva y colonial... Son unos perros ignorantes... Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era necesario purgar la tierra de toda esa excrescencia humana, raza perdida de cuyo contagio hay que librarse”. (Sarmiento en carta a Mitre. 1872. Artículo de "El Nacional", 12.12.1877)

Después tuvo la caradurez de ir a vivir a Paraguay, donde murió. Pidió ser enterrado envuelto en las banderas argentina, chilena, uruguaya y paraguaya. No tenía vergüenza. Deberían haberlo enterrado envuelto en su uniforme de militar francés con que se vistió cuando acompañó a Urquiza como boletinero del ejército, donde “no lo tocó ni el polvo de la batalla”. Los grados de militar se los regalaron; el coronel Lino Almandós en 1862, al brindar en un banquete en Mendoza dijo que “Las presillas que ostentan mis hombros son ganadas en los campos de batalla” y agregó en presencia del propio “boletinero del ejército grande” “Las que cuenta el señor Sarmiento, son regaladas por el señor general Urquiza, patentadas por el gobernador Obligado, y concedidas, señores, por favor del señor brigadier Mitre. He dicho”

La masonería y la guerra del Paraguay

El 29 de septiembre de 1868, en un banquete que la masonería le ofrece a Sarmiento y Mitre, éste, agitando un instrumento masónico dice “¿Qué es Sarmiento? un pobre hombre como yo, un instrumento como este…” (Mitre. Discurso masónico. Arengas Selectas. p.83). Mitre, como de costumbre, para decir las verdades a medias, le puso "pobre hombre".

“¿Que somos ahora? No somos sino agentes serviles y pagados a módico precio de las plazas extranjeras” (Vicente F. López en la Cámara de Diputados. Diario de sesiones 1873.p.261)

Sarmiento se inicia masón en la Logia Unión Fraternal de Valparaíso el 31/07/1854. En 1855 es fundador de la Logia Unión del Plata N.1. El 18/04/1882 se afilia a la Logia Obediencia. El 12 de mayo de 1882 asume el grado de Gran Maestre de la Masonería Argentina.

En la tenida secreta del Supremo Consejo Masónico del 21 de julio de 1860, es la que otorga el Grado 33 a Mitre, Urquiza, Sarmiento y Juan Gelly y Obes; El Gran Comendador era José Roque Pérez. Es notable la actuación directa que tuvieron en la guerra del Paraguay todos ellos, incluido Roque Pérez que representó a Sarmiento en la ceremonia de instalación del gobierno títere en Asunción, luego de la guerra. (JMR.Hist.Arg. / A.G.Mellid. Proceso a los falsificadores de la Historia. t.I.p.335 y A.Lappas. “La masonería en la Argentina”.)

Fuentes:
- García Mellid, Atilio. "Proceso a los falsificadores de la Historia del Paraguay". Edit. Theoria. (Bs.As.1963)
- Lappas, Alcibíades. "La masonería Argentina a través de sus hombres”. (Bs.As.1966)
- Rosa, José María. "Historia Argentina"
- La Gazeta Federal http://www.lagazeta.com.ar/

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