viernes, 9 de agosto de 2019

A UN PASO DE LA ESPERANZA O EL DRAMA

Ya estamos en veda. Llegó el momento de la verdad. Faltan apenas 31 horas para que los argentinos seamos protagonistas de nuestro destino.

Por Alfredo Leuco


Es obligatorio que pasado mañana, este domingo 11 de agosto, vayamos a votar con nuestro corazón, con nuestra conciencia ciudadana y con nuestro último DNI. No es una elección más.

Mucha gente no lo comprende y por eso un grupo grande de oyentes me pidió que explicara nuevamente el tema. Estas PASO son, tal vez, los comicios más trascendentes en mucho tiempo. Es un día clave para consolidar o para debilitar el sistema democrático y republicano.

En la práctica estas primarias se convirtieron en una virtual primera vuelta. Va a marcar a fuego los próximos 20 años de la Argentina. Las urnas van a emitir una señal clara de hacia dónde queremos ir los argentinos.

Vamos todos a conocer si somos mayoría los que aspiramos a profundizar la democracia republicana que con sus aciertos y errores nos permite seguir superándonos y eligiendo mejores dirigentes o el chavismo K, el nacional populismo que nos lleva a fuera del sistema y que nos quiere convertir en Venezuela.

El gobierno y los candidatos reforzaron este mensaje por todos los medios posibles. Este 11 de agosto es obligatorio votar y además es un compromiso moral y ético. Para participar no alcanza con los cacerolazos o los llamados a las radios o los mensajitos en las redes sociales.

Este 11 de agosto todos valemos igual, todos valemos un voto y el resultado puede ser un fuerte respaldo para la fórmula Macri-Pichetto o para la vuelta de Cristina al poder con todos los peligros que eso implica.

Hagamos dos hipótesis solamente para que quede claro que en las PASO se elige el tipo de país que queremos construir para nuestros hijos. Supongamos que el domingo a la noche, después que se cuenten los votos Cristina haya sacado 10 puntos de diferencia sobre Macri.

¿Se imagina lo que puede ocurrir al día siguiente? Ya se sabe lo que hacen los tiburones cuando huelen sangre. Van por todo. Son implacables en destruir al que se muestra herido.

Si Cristina saca 10 puntos o más de diferencia, la opinión pública va a dar por descontado que seguirá reinando con su testaferro Alberto Fernández en el sillón de Rivadavia.

Los gremios de Moyano y compañía multiplicarán sus paros y medidas de fuerza argumentando que el pueblo ya rechazó la continuidad de Macri. Los piqueteros ganarán las calles y las rutas para acelerar la retirada de Macri como ya ocurrió en otras ocasiones.

Muchos intentarán generar hechos de violencia. Son los del club del helicóptero que todavía sueñan con que Macri no termine su mandato y se convierta en otro Fernando de la Rúa que tenga que huir en helicóptero desde los techos de la casa rosada. Eso ya pasó y puede volver a pasar.

Y ahora más que nunca porque el kirchnerismo no se está jugando solamente su vuelta al poder. Se está jugando la libertad de Cristina, de Moyano y de todo el estado mayor de la corrupción que están presos por ladrones de estado.

Eso podrían hacer los gremios y los piqueteros más extorsionadores y patoteros, pero el mercado también va a apostar fuerte con su codicia habitual.

Insisto, no digo que esto pase, pero cualquier análisis serio tiene que estudiar todas las posibilidades. Si Cristina gana por 10 puntos, el dólar y la calma financiera pueden entrar en una espiral de turbulencia que no sabemos cómo termina.

Sobre todo teniendo en cuenta la fragilidad de la economía que está agarrada con alfileres. Ahora imaginemos que ocurra lo contrario. La hipótesis número dos plantea que Macri pierda por un par de puntos, esté parejo o gane las PASO.

En ese caso el círculo vicioso se transformará en círculo virtuoso para el gobierno y para Cambiemos.

La sociedad va a dar por descontada la victoria del oficialismo, las inversiones van a potenciar su esperanza y la rueda de la economía seguirá normalizándose hasta lograr más trabajo genuino privado y en blanco, más consumo y menos pobreza e inflación.

Las correcciones más duras ya se hicieron. Ya se repararon la mayoría de los agujeros negros que dejaron Cristina y su banda. Ya hay datos de la economía real que todavía son muy preocupantes, pero que ya empiezan lenta pero firmemente a mejorar.

Sería una locura cortar ese proceso de cambio para volver al pasado autoritario, cleptocrático y vengativo.

¿Se da cuenta porque es importante que vote la mayor cantidad de gente? En las PASO anteriores votaron 2 millones de personas menos que en las generales.

Si eso ocurre nuevamente aumentan las chances de Cristina. El voto K es más militante, duro y disciplinado. Van a votar todos aunque llueva o truene y no les importan cien videos o procesamientos de la justicia sobre el colosal saqueo al estado que provocaron.

Ya lo dijo Pablo Echarri. Si se comprueba que Cristina robó, me voy a desilusionar, pero la voy a votar lo mismo. Hoy resulta que es lo mismo, ser derecho que traidor. Ignorante, sabio, chorro. Generoso o estafador. ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor!

El votante de Macri es todo lo contrario. Tienen menor información e interés por la política, es más independiente y tiene más tendencia a faltar el día de la elección. Eso aumenta las posibilidades de triunfo de Cristina. Y el voto en blanco también. Y las otras listas, también.

Esta vez no sirve decir yo voto a otro en las PASO y después el 27 de octubre veo que hago. Porque esta vez las PASO son la primera vuelta. Y si Cristina saca 10 puntos de diferencia se podría decir que la elección está casi terminada en primera vuelta.

Le recuerdo que la polarización es tan grande que tanto Cristina como Macri están cerca del número mágico. Si el 27 de octubre alguna fórmula obtiene el 45% de los votos positivos más uno, inmediatamente se consagrará ganador del premio mayor: la presidencia de la Nación.

No quiero exagerar, pero políticamente, las PASO son de vida o muerte. Es un ajedrez que le puede dar jaque mate tanto a Cristina como a Macri. Es el pueblo argentino el que decidirá.

Si este 11 de agosto gana Cristina con amplitud empieza el regreso del chavismo criollo. Si es parejo o gana Macri, el presidente al día siguiente comienza su segundo mandato.

Y como si esto fuera poco, hay que agregarle la elección clave de la provincia de Buenos Aires. Ahí María Eugenia la tiene más complicada todavía porque no hay segunda vuelta.

Mucha gente no lo sabe, pero a nivel nacional hay balotaje pero en la provincia no. Por eso necesita mucho corte de boleta. Si Axel Kicillof este domingo saca un solo voto más que Vidal puede ser catastrófico para Macri.

Anticiparía una derrota en la provincia que es la madre de todas las batallas. Ese distrito quedaría en manos de La Cámpora y podría generar un efecto arrastre y cascada que se lo lleve puesto a Macri.

Sería una tragedia para la coalición oficialista. Vidal, la persona con mayor imagen positiva en la Argentina y uno de los cuadros con mayor proyección quedaría afuera del juego democrático derrotada por La Cámpora. ¿Se imagina el país que nos espera?

Por eso el gobierno reforzó todo. Elisa Carrió, Rodríguez Larreta y Loustau apoyaron a Vidal.

Los defensores del cambio están entusiasmando para que vayan a votar los mayores de edad que no tienen obligación de hacerlo y fortaleciendo esta idea de que las PASO son el primer gran paso hacia una mejor democracia o hacia un peor autoritarismo.

Votar en las PASO es dar el primer paso al país que soñamos y cerrarle definitivamente el paso al chavismo.

Hay una frase que lo define todo: en democracia es normal perder una elección. Lo malo es perder la democracia en una elección. Siempre digo que no se puede poner en igualdad de condiciones a la que puso la bomba social con el que no fue eficiente en desactivarla del todo.

Este 11 de agosto Argentina juega al todo no nada. Hay una epopeya democrática que los argentinos deben construir. Quien quiere oír que oiga. Antes de que sea demasiado tarde para lágrimas.


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