Sr. Presidente, no cante Ud. tan pronto victoria, porque el pueblo nicaragüense conoce perfectamente el engaño y le exigirá- hoy o mañana- rendición de cuentas.
Por Dr. Prof. Dr. J.L.Decamilli
Sr. Daniel Ortega
Palacio de Gobierno
Managua
Sr. Presidente:
En su primer gobierno Ud. arrastró al pueblo nicaragüense a una guerra civil cruenta que enlutó a miles de familias. Los desmanes de su administración fueron tan manifiestos y la corrupción tan patente que, en los comicios posteriores, los nicaragüenses le retiraron su confianza y votaron por otras organizaciones políticas. En todo el tiempo en que Ud. estuvo en la oposición, encubriendo felonamente sus verdaderos propósitos, adoptó un comportamiento que permitía pensar que Ud. había abandonado definitivamente su pasión totalitaria. El pueblo que no está acostumbrado a mentir, confió en su buena fe. Y así pudo volver a conquistar el poder con una mayoría muy relativa, pero real, y gracias también a su alianza con políticos de dudosa reputación y con el déspota cantarín de Venezuela.
Su actual gestión política no desmerece en nada a la anterior: es igualmente desastrosa. La gente humilde lo percibe cotidianamente. Por eso, todos los indicios indicaban que en las elecciones municipales del 9 de noviembre pasado, votarían en contra de los candidatos de lo que resta de su partido. Pero su vocación totalitaria rechazaba absolutamente incluso la posibilidad de que pudiera ser así, porque esto le privaría de los privilegios (también materiales) que brinda el poder. Por tal razón decidió recurrir al fraude. Su compadre venezolano, versado en tales nauseabundas artimañas, le ha enseñado cómo debe hacerse para adulterar la voluntad de los ciudadanos.
Con la complicidad del Consejo Electoral Supremo y de otras instituciones estatales excluyó con argumentos absurdos a los partidos políticos que podían poner en peligro la elección de sus socios (supresión de la personería jurídica del Partido Conservador y del Movimiento de Renovación Sandinista. y anulación de la elección de Eduardo Montealegre como presidente de la Alianza Liberal Nicaragüense); hordas gubernamentales hostigaban y agredían constantemente las manifestaciones de los partidos políticos de la oposición; rechazó la participación de observadores imparciales de Nicaragua (Ética y Transparencia Democrática, Instituto para el Desarrollo de la Democracia, Iglesia Católica) y del extranjero (OEA, Unión Europea, Centro Carter). La única excepción: permitió la presencia de observadores de una obscura organización denominada Centro de Expertos Electorales de la América Latina, pero, claro, patrocinada y financiada por el Comandante Chávez.
Fueron también factores determinantes la demora en la entrega de los documentos requeridos para la votación a personas no afiliadas alo Frente Sandinista de Liberación Nacional, la negación a aceptar el voto de los nicaragüenses en el extranjero, el voto obligatorio de los empleados de la administración pública a favor del FSLN, la integración de las Juntas Receptoras de Votos con personas adictas al régimen y, sobre todo la multiplicación fraudulenta de los votos.
Gracias a estas manipulaciones su partido ha “triunfado” en las elecciones comunales. Pero, Sr. Presidente, no cante Ud. tan pronto victoria, porque el pueblo nicaragüense conoce perfectamente el engaño y le exigirá- hoy o mañana- rendición de cuentas. En la tozudez de su fanatismo político no tiene conciencia de que con tal comportamiento está llevando de nuevo al país hacia nuevos y muy graves trastornos que ponen en peligro la paz social.
Señor Presidente: si le quedara un ápice de sentido patriótico debería reconsiderar su deshonroso comportamiento y permitir que el pueblo pueda expresar su voluntad sin coacción ni miedo.
Atentamente
Dr. Prof. Dr. J.L.Decamilli
Presidente de la Comunidad de Trabajo Internacional “Libertad y Democracia”
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