Las proyecciones serias son mucho más pesimistas y se considera que el ritmo de crecimiento mundial no llegará al 1,5% en 2009, impactando específicamente en la economía argentina y sudamericana.
Por el Arq. José Marcelino García Rozado
Desde hace varios días varias noticias tienen en vilo a Néstor K y angustia también a CFK, y la primera de esas malas nuevas es que la recaudación tributaria viene sufriendo este mes -noviembre- un muy pronunciado bajón. En este principal signo influyen tres cuestiones básicas, en primer lugar el menor volumen de granos exportados, luego la merma y caída de los precios de esos commodities, y por fin un ritmo decreciente del consumo interno; estos parámetros afectan el embolso gubernamental del IVA. Y el informe elaborado por los técnicos de Economía señala que de continuar esta tendencia el Gobierno se verá imposibilitado de cumplir con la meta de cerrar el presente 2008 con un superávit de 3 puntos del PBI.
El superávit previsto por el informe indica que se alcanzaría con mucha dificultad un 2,5 puntos del PBI en el 2009, un año con muy fuertes vencimientos externos para la nación, además de ser un año bisagra para la administración K debido a la imperiosa necesidad de contar con fondos suficientes en un año electoral, ya que es en este año donde el kirchnerismo jugará con seguridad las últimas cartas de su suerte política a futuro.
Un tema imprescindible para cualquier administración gubernamental del mundo, es tomar conciencia de la importancia supina que adquiere adquirir y detentar un liderazgo político en democracia; una dificultad no entendida por la pareja K, que fundamenta su poder en la confrontación y la sumisión de las administraciones municipales y provinciales y de los legislativos en vez de construir un verdadero liderazgo. Un liderazgo representativo, algo muy similar a lo encarado al inicio de la gestión de Néstor con la renovación de la Corte menemista o con la renegociación con el FMI y los acreedores externos durante la gestión lavagnista.
Pero contra aquellas primeras señales no salió de allí un liderazgo renovado, al no entender que el verdadero liderazgo se asienta en comprender que un líder es un emergente a quienes amplios sectores sociales reconocen como suyo, como “uno de los nuestros”, uno que habla por los miles de nosotros y que obra por todos, que no es ningún iluminado, por el contrario que es un verdadero “representante”. Alguien que tiene la capacidad y la posibilidad de expresar más clara y agudamente que el resto de los representados los sentimientos, los deseos, los problemas o los intereses y las demandas de una amplia mayoría del pueblo.
Es ese protagonismo democrático el que no entiende ni Néstor ni CFK, es esa falencia en las actitudes de ellos el que les impide e impidió en el pasado entender que el liderazgo lo ejerce aquel que entiende y asume que se es líder cuando se posee el don de encender alguna luz, pasión o voluntad quizás dormida entre el pueblo y de moverlos o conmoverlos, y sucesivamente de representarlos, de hacer presente lo ausente en la escena política y tomar la delantera –como bien lo indica Carlos Strasser-; “si uno no cree en esa posibilidad mejor deja el juego”.
Perón, supo entender esta necesidad popular democrática y lideró el mayor movimiento popular de masas, aún perdurable, en el mundo actual y presente, en cambio los gobiernos posteriores a su muerte que dijeron y dicen ser peronistas adolecieron de la capacidad para entender la importancia y naturaleza del liderazgo político, y creyeron reemplazarlo al elegir autonomizarse, cuando no aislarse, empeñándose caprichosamente en confrontar en lugar de liderar. Un craso error, uno que va más allá del interés más general o más particular, más solidario o más mezquino que buscan o enuncian las distintas partes.
Un error que está muy relacionado con el hecho de que la Argentina no ha logrado madurar suficientemente una cultura política democrática auténtica, que como dice Strasser “demasiadas cuestiones siguen dando para la pura competencia, la pelea, el vedetismo, la lucha despiadada por el poder, y por los fondos que requiere esa lucha”. Estas falencias de la dirigencia política general, y de la peronista en particular sumada a las consecuencias ya muy visibles de la crisis internacional en nuestro país, nos lleva a analizar las respuestas que se están dando internacionalmente y que difieren, cuando no contradicen abiertamente, lo que se propone desde el Gobierno K.
Mientras aquí se suben impuestos o se crean nuevos, a nivel internacional las respuestas son otras, y los popes de la economía coinciden en que es hora de una nueva regulación de la economía mundial, colonizada estos últimos treinta años por un avance voraz y descontrolado de las finanzas, la especulación y la usura. Unos la emprenden contra el monetarismo, el neoliberalismo y los Milton Friedman y Friedrich Hayek, otros cuestionan al regulador de la actividad bancaria –Banco Basilea- por seguir aconsejando el “oximorón” de que los bancos se autorregulen. Otros más cuestionan las calificadoras de riesgo, a la gran banca americana que “se desquició”, los más reclaman nuevas instituciones capaces de ofrecer al capitalismo otros nuevos 60 años de estabilidad y crecimiento, como antes ocurriera con los pactos de posguerra.
Se vuelve a convocar al Estado para volver a salvar la ropa, y así como internacionalmente la enorme mayoría de los entendidos vuelven por un Estado fuerte y regulador –peronismo ortodoxo- que incorpore la enseñanza que desde el británico Eduardo III (siglo XIV) hasta el milagro de los tigres asiáticos (siglo XX), pasando por el desarrollo de EEUU y Europa, fue siempre el Estado, y no el “mercado”, el disparador y garante de la estabilidad y expansión –crecimiento- del sistema. Cuando Perón encara la profunda transformación argentina en el segundo quinquenio del 40 lo hace sobre las estructuras fundamentales del Estado, y luego durante su tercer mandato cuando vuelve reclamándonos a los argentinos la “recuperación del hombre argentino” para recuperar a la Patria, lo sigue haciendo sobre la base y la estructura señera del Estado presente y regulador.
Hoy, luego de cerca de tres décadas de liberalismo de derecha e izquierda, cuando los resultados de las políticas reclamadas e impulsadas por ese modelo desregulador a ultranza, han hecho mella en las economías de los propios países del Primer Mundo que las propulsaran, se vuelve a descubrir que sólo es un Estado presente, fuerte y regulador el que puede corregir los desvíos del modelo capitalista absolutamente desregulado e impuesto desde los centros financieros globales. Las políticas heterodoxas que se imponen en esta hora crucial del mundo globalizado de inicios del siglo XXI implican una corrección no solo de los fundamentos económicos impuestos por la dupla Reagan-Thatcher a principios de los 80 del siglo pasado, sino de las políticas económicas mismas de Fridman-Hayek.
El capitalismo descarnado a ultranza de los liberales estadounidenses, que sirvieron de basamento de las políticas exigidas a los países en desarrollo desde los organismos de Bretton Woods, son las que hoy están siendo revisadas cuando no simplemente cuestionadas y demolidas por las figuras más notorias de las ciencias económicas mundiales. Paul Samuelson, Joseph Stiglitz, Robert Lucas, Edmund Phelps y Reinhard Selten son solo algunos de los Premios Nobel de economía que cuestionan y critican profundamente los lineamientos liberales ortodoxos hasta hace muy poco religión y dogma de la economía y las finanzas globales.
Coincidiendo con mucho de lo expresado en los últimos tiempos respecto de por donde pasaba el camino a encararse por nuestra Patria, y contra casi todo lo realizado por la administración K en los últimos tres años, los especialistas mundiales reconocen entre otras cuestiones de peso que “el dólar ya no sirve como reserva mundial… y la actual arquitectura financiera global no funciona bien. Ante todo es injusta, en especial con los países en vías de desarrollo”, o en las vías del desarrollo; el “mercado no es igual a capitalismo sin regulación… los liberales a ultranza no sólo son discapacitados emocionales. Son también malos consejeros” lo que les provoca alarma es la “esclavitud”, son los Estados centristas del mundo moderno; “lo urgente –a ser tratado en esta hora crucial- es la recesión. Si vuelve a haber inflación, las reservas pueden sacarse tan rápido como fueron agregadas. Esta es la clásica situación de prestamista de última instancia, y es importante estar atentos” estas son las consideraciones más importantes para la política económica, si las actuales políticas de crédito se continúan agresivamente, se tienen muy buenas probabilidades de evitar una recesión peor que la del 30 y la del 82.
“Los bancos deberán buscar un nuevo rol …una nueva mentalidad … hacen falta algunas regulaciones nuevas en ciertos casos –o aspectos- lo más probable es que bancos muy regulados no sean fuentes ideales de finanzas para la inversión empresarial” un tema fundamental que las discusiones sobre regulación deben abordar, es qué función necesita la sociedad que desempeñe el sector bancario; y “crear una regulación que no pueda evitarse… el “mercado” no evalúa de forma adecuada nuevos tipos de títulos complejos. Los títulos, como los alimentos, deberían tener etiquetas relacionadas con los riesgos”, debemos tomar medidas para asegurarnos de que las regulaciones que se propongan sean lo más claras posibles y que no puedan sortearse.
Hete aquí las recetas y los planes propuestos para capear el muy fuerte temporal de la economía globalizada, producto de una inescrupulosa desregulación financiera, recetas que no por conocidas dejan de ser “novedosas” en este mundo tan extremista, y que pendulara desde derechas extremas a izquierdas infantiles, mientras quienes detentaban el poder mundial real imponían liberalismo a ultranza generando seguidismo entre neoliberales de derecha bananeros y socialberales de izquierda blairizados y derechizados que creyeron encontrar la receta que los acercara al primer mundo, o a las migajas de ese reparto del banquete propuesto por Reagan y Thatcher, para sus respectivos países.
Primero fue la negación de la crisis, mientras el mundo se hundía en un verdadero terremoto financiero; después, la supuesta inexistencia de despidos, hasta que la CGT oficialista hizo retumbar las puertas del mismo despacho de Hugo Moyano para “avisarle” que era hora de cambiar el discurso obsecuente. Es así que los tiempos de CFK y Néstor empezaron a correr como caballo desbocado; los económicos, con una recesión que galopan a la par de la crisis global, y los políticos, frente al test electoral inminente. El próximo año, las provincias irán votando una a una y cada domingo Néstor y CFK irán marcando por donde va el humor social.
Ya todo se dice y hace en función electoral, y las medidas que prepara el Gobierno van en esa única dirección, ahora que el dinero de las AFJP le dio algo de oxígeno, a pesar de que se siga negando, como la crisis o los despidos. Este es un momento para fortalecer al sector privado, no para apropiarse de los recursos de dicho sector como se ha hecho; es imprescindible estimular las exportaciones y ralentizar las importaciones ajustando el peso a la nueva realidad, no es momento como nos enseñan las potencias de pensar que devaluar es generar inflación, porque de no hacerlo las tasas de interés no van a bajar ayudando aún más a la caída de la demanda popular.
Lo que hoy existe especialmente es falta de confianza y los países centrales están absorbiendo la muy poca liquidez existente en el mercado mundial, la gran pregunta a hacerse es si podrá haber desaceleración económica sin que haya implosión de la misma. Estamos especialmente afectados por la crisis internacional, pero mucho más por los propios errores del Gobierno; el peor de todos la patoteril intervención del INDEC, insólita desde todo punto de vista, realizada según algunos para amortiguar la amortización de los bonos externos e internos ajustados por inflación, es hora de sincerar aquellas cifras. El Gobierno K perdió la brújula con el campo, el INDEC y la crisis lo terminó de paralizar, sus propias acciones le provocaron eso; se debe encarar un proceso de generación de confianza, sincerando las realidades ocultas -indec, crisis de empleo, etc.- para comenzar a recorrer el camino de enfrentamiento serio a la crisis que ya se ha instalado.
Y mientras tanto, nuestra prima donna recorre el África obnubilada con Tutankamón y su posible desembarco en nuestras costas, alejándose para su regocijo de los problemas y la crisis nacional, que no solo está presente sino que borró de un plumazo aquellas promesas de “desacople” por ella enunciadas. Nuestros funcionarios K corren detrás de los acontecimientos, e intentan colocar curitas en las laceraciones que comienzan a aparecer producto de no haber sabido medir las consecuencias de la crisis internacional, por un lado, y las consecuencias de las infantiles y nefastas peleas con el sector productivo del agro nacional, por el otro.
Arq. José Marcelino García Rozado.
Secretario General Político
Mesa Político Sindical José Ignacio Rucci.
Más información www.politicaydesarrollo.com.ar
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