Los pueblos no mueren ni se suicidan. Salvo el caso de Esparta que desapareció por su exacerbación estatista y belicista. Mayas y aztecas se integraron a nuevas civilizaciones y prodigaron a la humanidad buenas muestras culturales. De Esparta no quedó ni una mísera alfarería ni pensamiento relevante.
Por Ernesto Poblet
El Licurgo del siglo IX a/C., de dudosa existencia, aparece como el diseñador del sistema espartano, una especie de libretista de sociedades totalitarias reglamentadas al estilo Karl Marx.
Nada de libertades y los seres humanos convertidos en esclavos del Estado tras un régimen militar rígido. Eso sí, el pensador alemán radicado en Inglaterra supo adornar su teoría con pintorescas fórmulas seductoras y el violento Lenin debió aplicarlas a machaca martillo hasta modificar prestamente la economía de la URSS en 1923.
Es curioso el paralelismo a contramano que se ha operado entre la Vietnam "comunista" y los casi seis años de la Argentina de los Kirchner. Terminada la famosa guerra en 1974 el régimen marxista de los Vietcong comenzó con sus clásicas medidas centralistas a través de un selecto Bureau o simple oligarquía.
Prohibieron todo partido de oposición, encerraron en presidio cualquier dirigente político que no coincidiera con ellos o lo mandaban a campos de reeducación no muy diferentes de la colonia penal de Marcos Paz. Abolieron la propiedad privada. Colectivizaron el campo y las fábricas. Ocuparon a la vecina Cambodia y millones de personas se fugaban en balsas por el Golfo de Tomkin. La debacle económica se había instalado desde que comenzó el sistema pero hizo eclosión por lo disfuncional e irrespirable en el año 1986.
Vietnam es un país de más del doble de población que la Argentina (85 millones y medio de habitantes) con un territorio no más grande que Alemania. Durante los doce años de estatismo colectivizante los vietnamitas fueron ayudados por la Unión Soviética en forma zigzagueante. La decisión por el "DO MOI", nombre dado a la Reforma de 1986, cambió el destino de este ajetreado país.
Empezaron a paladear el sabor por la competencia no del todo extraño en un pueblo saturado de la post guerra y la falta de libertades, abordaron desafiantes la demonizada economía de mercado, motivaron rápidamente a la propiedad privada, especialmente en el campo y las empresas, atrajeron a las inversiones extranjeras incluyendo a sus ex feroces enemigos los norteamericanos.
Pronto creció la producción industrial, el agro, la construcción y fomentaron las exportaciones. Multiplicaron el ahorro y las inversiones. Vale decir, todo lo contrario de lo que hacen los Kirchner.
Si bien hoy Vietnam no ha llegado a ser un paraíso se ha transformado en el país con menor porcentaje de desempleo en el sudeste asiático. Redujo la pobreza brutal a sólo un 14,75 %, menos de la mitad que la Argentina de los Kirchner. Sostienen en distintos foros que Vietnam puede pasar a ser un país desarrollado en poco tiempo.
La Argentina de los Kirchner continúa adormecida por las peroratas y parece esquivar toda posibilidad de desarrollo que se le presenta. No supo aprovechar con inteligencia la bonanza de la soja transgénica que apareció de sorpresa en 2003 fruto del coraje, esfuerzo y riesgo de nuestros agricultores de 1996, cuando se lanzaron a la experiencia modernizante aprobada por los grandes laboratorios del mundo.
Se comieron los Kirchner la gallina de los huevos de oro al gravar con confiscatorias retenciones la producción de oleaginosos. En alocada y perversa política se prohibieron las mejores exportaciones de la Argentina con marca registrada en el mundo. Perdió nuestro país sus mercados de carne, leche, quesos, cereales, oleaginosos y la gama alimentaria que la naturaleza prodigó a esta Argentina destruida no por la naturaleza ni por las guerras sino por estos insólitos gobernantes.
Pretenden hacer creer que el manotazo de ahogado para robarse los fondos previsionales y malversarlos entre la burocracia de Anses va a significar una mejora para los mismos jubilados estafados, tanto los de reparto como los de capitalización.
Todas las promesas fatuas y retóricas de los Kirchner no podrán contra la realidad. Hay margen para vislumbrar una luz de optimismo. Ya en las conversaciones de los argentinos aparece una resignación esperando unos meses apocalípticos.
Los vencimientos de las obligaciones externas, la incidencia de la crisis internacional, la falencia absoluta de inversiones y créditos, las demandas salariales por la inflación, el desempleo esperando en las gateras y todos los males derivados de una suicida política estatista y centralista determinarán la implosión irreversible de los Kirchner. Ellos son sus propios destituyentes.
¿Y qué vendrá después…?. Los vietnamistas y otros 20 países y 1178 empresarios del mundo se reunieron en Lima por la cumbre de la APEC, sigla en inglés del Foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico. Lo integran por Latinoamérica México, Chile y Perú, además EE.UU. y Canadá. Los tres países de Oceanía y 13 del Asia del Pacífico entre los cuales están las dos Chinas, Japón, Hong Kong, Rusia, Corea del Sur, Singapur, Indonesia, Malasia, Vietnam, etc.
Hace veinte años varios de estos países estaban peor que Perú y Chile y hoy son potencias. ¿Y que los cambió…? A juzgar por las propias expresiones los cambió la educación, la innovación tecnológica, las inversiones, la confianza crediticia y la falta de barreras para producir, exportar e importar. Exactamente las falencias de los Kirchner.
Con sencillez y sabiduría proclamó la APEC que las crisis se combaten con inversiones y sin encerrarse entre barreras. Las crisis son la gran oportunidad para innovar tecnológicamente. Declararon el compromiso de no imponer medidas proteccionistas por 12 meses e impulsar un rediseño financiero internacional.
El optimismo prometido para los argentinos consiste en un dato de reciente actualidad que nos promete un futuro promisorio para después de la tormenta kirchneriana: en la etapa de los alimentos los países con mayores posibilidades son tres: Argentina, Brasil y la India ¡en ese orden!
Son los tres países con ventajas productivas considerables, con la diferencia que la India y Brasil tienen el problema alimentario de su propia población y por ello sus saldos exportables resultan menores que los nuestros. El problema de la demanda alimentaria no es transitoria sino estructural, por lo tanto necesitamos institucionalidad, seriedad, cumplimiento de palabras, contratos, seguridad jurídica y jamás llegar tarde. Por esta veta, la gran producción alimentaria, el futuro es nuestro.
Los psicólogos han extraído de la física la palabra "resiliencia". Significa la capacidad de sobreponerse a las tragedias o períodos de dolor emocional.
HACER
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