viernes, 5 de diciembre de 2008

Era un hecho


El Frente Amplio llegó al poder con hambre atrasada y naturales pretensiones continuistas. La mayoría parlamentaria absoluta le facilitaba hacer todo lo que quisiera, salvo aquellos casos en que se requieren mayorías especiales necesarias para tomar alguna decisión.


Era un hecho que con el viento de cola de una coyuntura internacional excepcionalmente favorable para el país pudo aprovecharla con sentido nacional. No lo era, la dilapidación de la riqueza con un aumento desmedido del gasto público. Era un hecho que el Frente habría de otorgar a la enseñanza el 4.5% del PBI y lo tiene. No lo era, que ni con ese sensible incremento de recursos, no se intentara superar la calidad de la educación ni encarar inversiones para progresar en materiales de investigación y mejoras tecnológicas, y que se destinara únicamente al incremento de sueldos del personal docente.

Era un hecho que también amparado por la coyuntura exterior, además del prestigio tradicional del país en los organismos de crédito generado por gobiernos anteriores, el Ministerio de Economía tuviera margen para maniobrar en el plano macroeconómico y hacer más llevadero el pago de la deuda externa, aún al precio de haberla aumentado sensiblemente en volumen y en tasa de interés. No lo era la calesita armada bajo la apariencia de una política inteligente. Lo que se proyectaba era tapar el techo de manteca, aunque no estuvo previsto que la misma se derritiera sobre las cabezas de los uruguayos como repercusión inevitable de la crisis financiera en el horno de noviembre.

Era un hecho que no era necesario tener un Ministerio de Ganadería con titulares versados idóneos y aún manteniendo el dólar noqueado por tanto tiempo, porque los precios internacionales de la tierra y de productos del agro subían solos, hasta que el volumen de la demanda bajó sensiblemente en poco tiempo como consecuencia de la recesión.

En síntesis, todo lo que era un hecho para poder plasmar la aspiración de la continuidad del gobierno de izquierda por un período más, dejó de serlo. O casi todo, porque por fuera de la gestión en sí misma inócua, inundada de especulaciones electorales, en ese plano precisamente el Frente Amplio no dejó error por cometer: A veces por el propio Presidente, a veces por los pre candidatos cantados, sin dejar de valorar el macanazo de la fantochada reeleccionista.

Pero hay algo que era un hecho del cual se iba a sacar partido proselitista, y sigue siéndolo: es ese monumento al asistencialismo más desfachatado, revestido con el nombre de "Plan de emergencia".

Apresurémonos a dejar constancia que el país tiene necesidad de dar la lucha contra la pobreza. Eso es verdad. Pero la asignación de dinero contante y sonante sin exigir una contrapartida por parte de los beneficiarios, como la de acreditar que la asistencia se destinó a necesidades de salud, educativas, u otras tan loables como insatisfechas hasta el momento, iba a ser sin ninguna duda, una de las maneras más tristes de tirar la plata. Y lo fue.

Con varios agravantes. Uno, que de esa manera se estimuló el ocio, porque a mucha gente le sirve más quedarse con la dádiva sin que le resulte redituable sumarla a un ingreso salarial, porque ir a trabajar cuesta dinero. Y lo peor, es que ese plan de emergencia se ubicó en el MIDES, Secretaría de Estado concedida en exclusividad al Partido Comunista, que se caracteriza por prolijidad de su trabajo de empadronamiento de sus afiliados, cuya adhesión cultiva permanentemente. Hasta el Hospital de Ojos, pusieron en manos de los comunistas, allí, en donde decretaron el cese de uno de los médicos cubanos, porque osó escaparse de la suerte de prisión en que los encierran en sus ratos de ocio, buscando respirar libertad.

Ya a Enrique Rubio se le había escapado una vez que si el Frente lograba convertir sus planes de asistencia social en votos, tenía asegurada la elección. En otros términos, a esa conversión se le identifica más sencillamente como compra de voluntades electorales. Y en eso están. El Partido Comunista está distribuyendo folletos entre los beneficiarios del dinero que pagan los uruguayos para que mucha gente no se esfuerce en buscar trabajo, porque con esos fondos públicos, subsisten.

Esto era un hecho. Como lo será, el crecimiento electoral que ya tiene y tendrá el Partido Comunista.

Así, cualquiera.

Editorial El País Digital

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