Por el Dr. Alfredo Raúl Weinstabl
En esta forma de gobierno, pluralista y representativa, los partidos políticos son la instituciones mediadoras entre el gobierno y los ciudadanos.
Los candidatos a cargos en el gobierno son propuestos por los partidos políticos y elegidos en comicios libres, por los ciudadanos.
Los requisitos deseables citados son solo algunos, entre muchos más que hacen a la calificación del candidato. El único que se debe o debería exigirse, es que se encuentren dentro de los valores, de los principios de la moral reconocidos universalmente y fuertemente comprometidos con la ética política.
Este último punto es el que le da al electorado la imagen moral del candidato para el desempeño de su futuro cargo.
Pero hay dos aspectos que desnaturalizan y deforman la confrontación electoral y que generan la crisis de representación en nuestro sistema político, que sin dudas constituyen la génesis del nuestras recurrentes períodos de inestabilidad:
El clientelismo político (ref.1) y el asistencialismo prebendario (ref.2).
No creo necesario describir ambos aspectos ya que todos los argentinos estamos más que acostumbrados y familiarizados con la utilización de estas lamentables maniobras políticas.
Ocurre en mayor o menor medida, en todos los países del mundo, pero principalmente en los países en vías de desarrollo, con democracias imperfectas.
No existen en el mundo sistemas políticos “puros”. Pero nosotros estamos muy lejos de las democracias de los países centrales. Nuestro sistema se pueda catalogar consecuentemente, como una democracia imperfecta.
Solo algunos días atrás, muchos argentinos leyeron en los principales matutinos una información, de las tantas referidas a los disparates permanentes del gobierno, que causó verdadero estupor.
El titulo aparecido en la primera plana de uno de los más importantes decía así: “Kirchner (Néstor) reparte obras millonarias en busca de votos”. Como copete de la nota sigue diciendo “Prometió a intendentes del PJ bonaerense unos $5.000millones”.
Entre otras consideraciones, ese periódico relata la siguiente conversación de Kirchner con un “cacique” peronista del conurbano, que evidencia claramente la compra de voluntades:
-Por ahora tenés 100 millones de pesos en obra pública. Pero puede haber más.
-¿Cuándo? -preguntó el intendente.
-Si en tu distrito sacamos más del 60 por ciento de los votos -dijo, y despidió a su interlocutor con una sonrisa cómplice.
En el término de 30 días se habría reunido con más de 40 intendentes del conurbano prometiendo cifras millonarias para obras públicas en sus respectivos distritos. Obviamente se trataba de intendentes amigos del poder. Ninguno de la oposición.
Esta escandalosa maniobra política merecen las siguientes reflexiones:
¿Que cargo tiene en el gobierno el ciudadano Kirchner, para poder repartir discrecionalmente, fondos de varios millones de pesos?
¿De donde provienen estos fondos? (una reflexión un tanto absurda)
¿Serán dineros públicos, es decir dinero de los contribuyentes, dinero suyo y mío, que el ex presidente utiliza para provecho propio?
¿Esta maniobra está autorizada o en conocimiento de la presidente?
¿Ya se habrá iniciado para el partido oficial, la campaña electoral para los comicios de octubre?
No pueden caber dudas que el desfachatado, escandaloso y vergonzoso proceder del presidente del Partido Peronista, constituye una abierta trasgresión a la ética política y una conducta profundamente antidemocrática.
Yo soy un simple ciudadano que me resisto a que mis impuestos, mi dinero, sea utilizado para financiar los proyectos fuera de la Constitución, del ciudadano Kirchner ni del partido gobernante. Y ello me mueve a otras reflexiones:
¿Cómo es que estas actos de gobierno tuvieron y tienen tan poca difusión en la prensa en general?
¿Que hacen al respecto los fiscales y jueces federales?
¿Que hace el Defensor del Pueblo de la Nación?
¿Que hace la oposición?
¿Que hacen mis representantes, los Senadores de la provincia y los diputados de mi distrito?
Personalmente solo puedo mediante esta nota, expresar más que mi profundo malestar, disgusto e indignación.
Pero si nadie hace nada, si a nadie le interesa nada, si seguimos siendo indiferentes y se permita estos gruesos y alevosos desbordes gubernamentales, la corrupción y corruptela aumentará y el país no tendrá ninguna posibilidad de un futuro mejor.
30-Ene-09
Dr. Alfredo Raul Weinstabl
NOTAS:
(1) El clientelismo es un intercambio de favores, bienes y servicios por apoyo político y votos. Profundizan el desempleo y desnaturalizan el proceso eleccionario y democrático. No ocurre solamente entre las clases más deprimidas, sino también entre los “punteros barriales”, los intendentes, de éstos con las autoridades provinciales, y de los gobernadores con las autoridades nacionales. Forma así una compleja pirámide que funciona con recursos económicos que casi en su totalidad proceden del presupuesto nacional o de actos de corrupción, condicionando fuertemente la actividad política, y corrompiendo el ideal republicano de gobierno.
(2) El asistencialismo prebendario apuntala al poder constituido y le permite legalizarse profundizando sus privilegios y en lugar de solucionar los problemas estructurales, establece un sistema asistencialista que permite la desarticulación de la dialéctica social con el beneficio selectivo de ayuda específica no retributiva ni productiva.
“La distribución de comida o la asignación de empleos temporarios constituyen un modo de obtener adhesiones electorales, desvirtuando los mecanismos democráticos de participación”[1]. “Estos planes de asistencia están sometidos a criterios discriminatorios en su distribución ya que, por no ser universales, permiten la discreción de los funcionarios al momento de seleccionar a los beneficiarios, en función de la fidelidad o sometimiento que estos puedan demostrar.” - Eduardo Jozami, - Políticas de Inclusión Social
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