Por iniciativa propia llegaron a Tucumán con el propósito de difundir sus ideas y bregar por la reconciliación de los argentinos. Este grupo de prestigiosos abogados está convencido de que se ha roto el orden jurídico en el país y que sin justicia no habrá paz.
Por Luz García Hamilton
Por iniciativa propia llegaron a Tucumán con el propósito de difundir sus ideas y bregar por la reconciliación de los argentinos. Este grupo de abogados que preside el Dr. Alberto Solanet y que hoy reúne a más de 300 prestigiosos abogados, está convencido de que se ha roto el orden jurídico en el país y que sin justicia no habrá paz. Por eso es que han decidido salir a recorrer las diferentes provincias para expresar sus puntos de vista a fin de concientizar a todos de que es necesario recuperar valores y respetar las leyes por sobre todas las cosas. La paz es posible, pero requiere terminar con viejas rencillas abiertas hace ya 35 años, dijeron a cada uno de sus interlocutores en Tucumán.
Alberto Solanet, Gerardo Palacios Hardy, Mariano Gradín, Francisco Esteva, Ricardo Saint Jean y Oscar Vigliani, son abogados de mucho prestigio pero sobre todo de principios sólidos y voluntad inquebrantable. Los ha unido el espanto de una Justicia que desconoce códigos y que no reacciona ante una embestida del poder político que a su arbitrio y / o conveniencia, modifica leyes, las reemplaza y se olvida de normas elementales como la prescripción de delitos que no han sido juzgados en tiempo y forma, la prohibición de juzgar delitos cuando no hubieren leyes anteriores al hecho o el derecho de los presos mayores a 70 años y/o enfermos a cumplir su arresto en un domicilio particular, por sólo citar a alguno de los puntos que para ellos son clave en la ruptura del enviar a cárceles comunes a presos mayores de 70 años o enfermos.
Llegaron a Tucumán sin hacer ruido, en la gélida mañana del miércoles y realizaron visitas a magistrados, funcionarios (tanto del poder judicial como provincial) y al Arzobispo monseñor Luis Villalba. Encontraron una provincia con funcionarios y jueces serios que más allá de su ideología o su manera de pensar, les abrieron las puertas de sus despachos y los escucharon con respeto como corresponde en un país que se jacta de democrático y que hace gala de los Derechos Humanos. Todos defendieron sus puntos de vista y casi ninguno avaló la idea de una amnistía, pero por sobre todo pudieron dialogar.
Aclararon en cada una de sus visitas que “no son defensores del proceso, ni del golpe, ni de los militares”, dijeron que muy pocos de ellos defienden a “presos políticos” o tienen alguna relación familiar con ellos y se manifestaron en todo momento, pacifistas y democráticos. Sin embargo en un acto humanitario encomiable, contaron que visitan cada miércoles las cárceles para llevar a los presos políticos un poco de alegría y de esperanza y relatan, espeluznados, como personas mayores de 80 años, viven en cárceles comunes, algunas aún sin tener condena.
Tuvieron en Tucumán dos días intensos, con emociones diversas y largas charlas, incluso con familiares de algunos de los presos políticos, se sintieron complacidos por tantas muestras de aliento de la gente común y preocupados por la falta de comprensión de otros sectores, sobre todo porque para ellos el peligro de algo grave gestado desde el odio está ahí, a la vuelta de la esquina y es urgente entonces aunar esfuerzos para pacificar.
Estos abogados creen, con absoluta firmeza, que desde el Estado impulsaron las causas y lograron reabrir viejas heridas que si bien jamás van a olvidarse, por lo menos estaban cicatrizando. Hoy otra vez la Argentina está dividida, dijeron, y crecen el odio y el rencor bajo peligro latente de otro estallido, algo que JAMÁS, JAMÁS, quienes hemos vivido aquella guerra, de uno u otro lado o como simples testigos, deberíamos permitir. Por eso, repitieron hasta el cansancio, es que desde la Justicia debemos ser firmes y claros, defendiendo la inamovilidad de las leyes y haciendo respetar la Constitución Nacional. A nosotros nos mueve el único deseo de “Justicia y Concordia” y de una Argentina pacificada, afirmaron con convicción.
Es inentendible, repitieron los abogados ante diferentes interlocutores, que militares y miembros de las Fuerzas de Seguridad, luego de haber sido amnistiados por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final correspondientes a dos gobiernos distintos incluso, deban someterse otra vez a juicio por una decisión del Gobierno de desconocer las leyes y modificarlas a su antojo, “judicializando la política y tirándoles” a los jueces que tienen los despachos abarrotados de causas, semejante problema cuando en realidad son ellos, los políticos, los que deberían resolver devolviendo a todos la paz social.
En una conferencia realizada en el Colegio de Abogados, el Doctor Solanet contó que en Argentina hay más de 800 presos políticos y que más de 90 murieron en cautiverio, no se puede creer que en un país civilizado de Latinoamérica existan tantos presos políticos, sostuvo y comparó la situación con la de un país como Cuba en donde solo hay 200 por los cuales la Iglesia está tratando de mediar. “Hoy son 836”, insistió con severidad, pero si no se reestablece el Orden Jurídico pronto serán muchos más. No es posible, aseguraron, que se estén re abriendo causas de hechos ocurridos hace 35 años bajo otras circunstancias políticas y sociales, que al 80% de la población ya no le interesan. La gente tiene otros problemas y otras urgencias como la inseguridad, la inflación, el hambre, la falta de educación y de trabajo, manifestó.
Solanet llamó a la pacificación del país, a dejar de lado rencores, aclarando que no se refería al pacifismo sino a una situación de paz y es lo que vienen pregonando en las provincias que ya han visitado (Rosario, Córdoba, Salta y ahora Tucumán).
El propósito de este grupo es ése, LA CONCORDIA entre los argentinos dijo Alberto Solanet para darle luego la palabra al doctor Saint Jean.
Ricardo Saint Jean dijo que este problema de la destrucción del orden jurídico comenzó con el desplazamiento de la Corte menemista y si bien aseguró que no es la misión de ellos defender a esos jueces ni muchísimo menos, pero que consideran que con la actual se han violado muchas de las garantías constitucionales.
Actualmente hay en la Justicia muchísimos jueces subrogantes, agregó con voz severa, y contó ante el auditorio que hay también fiscales que son apartados de causas de Derechos Humanos que deben además aguantar que les pongan otros fiscales “paralelos”.
A los presentes les dijo que sin embargo “me levanto todos los días con el empeño de NO ODIAR ya que cumplo órdenes del Señor que nos enseño a “perdonar 70 veces 7” y a “amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado”. Teniendo esta consigna, dijo con valentía, la victoria puede estar asegurada.
Por último fue el turno del doctor Gerardo Palacios Hardy, quien demostró un enorme conocimiento de la historia y de la filosofía en un discurso lleno de citas y frases dignas de un orador maravilloso.
Comenzó citando una frase de Aristóteles: “Así como el hombre perfecto es el mejor de todos los animales, apartado de la ley es el peor de todos”.
Pero lejos de todo eufemismo e ideología, prosiguió Palacios Hardy y siendo absolutamente objetivo, lo cierto es que a partir del año 60 y mucho más en la década del 70, grupos de bandas armadas y entrenadas en el extranjero, tomaron el país con el objetivo que nunca ocultaron de hacer un estado socialista.
Argentina no tenía tipificados los delitos de lesa humanidad, aseguro Saint Jean quien agregó que se adhirió en 1995, es decir 20 años después de los hechos explicando que no se puede penar un delito, sino hay ley previa al hecho. En Argentina, repitió un par de veces, hay gente ilegalmente detenida y otra ilegalmente libre.
No se dan cuenta los jueces que permiten la modificación constante de leyes, que de seguir destruyendo así las garantías constitucionales, que el día de mañana cuando el gobierno cambie, podrían ser ellos quienes deban someterse a tamaña injusticia de sentarse en el banquillo de los acusados.
Luego recordó Palacios Hardy que el 25 de Mayo de 1973 Cámpora amnistió a todos y dejó el libertad a miles de guerrilleros presos, acusados muchos de ellos de haber cometido crímenes aberrantes y esos guerrilleros, dijo, volvieron a cometer delitos.
Más tarde se refirió a las leyes de Obediencia debida y Punto Final y dijo que lamentablemente y a pesar de estos indultos, la paz no fue posible en Argentina ya que más de 15 años después de su aplicación fueron declaradas nulas en otra muestra grosera de la ruptura de las garantías constitucionales.
Palacios Hardy tuvo un discurso duro, pero aseguró que lo hizo con el único propósito de que todos entendieran que con verdadera justicia es posible la paz.
Tenemos la certeza de que no hay bien más preciado para una Nación que la paz social, dijo con fuerza y desde el corazón.
Pero no nos olvidemos que para que esa paz sea posible, la justicia y la Concordia son requisitos fundamentales, aseveró. Y la Justicia y el derecho se aplican a todos o no se aplican a nadie, vociferó.
Señores, dijo Palacios Hardy, es preciso, dijo con tono conciliador, que la sociedad civil busque coincidencias. Lo primero que se debe hacer es amar al otro, desterrar el odio, abstenerse de ofender al prójimo y reconocer en el otro la dignidad propia.
Si la argentina no es capaz de restablecer la amistad política, entonces no tendrá paz. Y el instrumento que los hombres tienen hoy para no ser sorprendidos por terroristas del presente, se llama AMNISTÍA.
AMNISTÍA, esa palabra demonizada desde el poder, aseveró el abogado, es a nuestro juicio la única herramienta para cerrar un pasado de odios y rencores y se basa en cuatro pilares: justicia, fortaleza, prudencia y templanza.
Para terminar Palacios Hardy se preguntó si en la año del Bicentenario hizo bien en hablar ante ese auditorio repleto, pero cómo no hacerlo? Respondió él mismo, desde “Justicia y Concordia” debo decir que no nos gusta Argentina, que nos duele argentina y que eso es una muestra de que la queremos profundamente.
Un final con denuncias:
Los abogados por la Justicia y la Concordia sentían ayer que en Tucumán, “cuna de la Independencia y sepulcro de la subversión”, había tierra propicia para sembrar paz.
Para ellos paz no significa ser de derecha ni de izquierda, de ningún modo, por el contrario, están convencidos de que hay que dejar de lado para siempre esas divisiones para buscar la esencia de las personas y el bien común. Con respeto, con diálogo sincero, con valentía, con principios sólidos, era posible que la justicia precisamente, pudiera ser un pilar para la paz.
Cuando estaban por embarcar rumbo a Buenos Aires, se enteraron que organismos de Derechos Humanos habían protestado por su visita y se quejaban a viva voz contra quienes habían permitido que dieran una conferencia en el Colegio de abogados e incluso contra quienes los habían recibido. Una grandísima pena que tan sólo demuestra la intolerancia de un sector, la cobardía de otros, dijeron a coro.
Realmente lamentable. Este grupo de personas vino a Tucumán en son de paz. Ellos mismos costearon sus viajes y llegaron por iniciativa propia proponiendo justicia y concordia. Ninguno de ellos admite la violencia en ninguna de sus formas y se sienten ofendidos cuando ven que la señora Hebe de Bonafini se le permite gritar donde se le plazca que “odia al Papa” ó que mataría a tal o a cual. Parecería que se fomenta el odio y se castiga la paz. Qué vergüenza!!!!!
“A la Patria se la hace con coraje”, escribió el otro día la periodista Malú Kikuchi en un artículo brillante y es cierto, hoy necesitamos que cada uno desde el lugar que le toque actúe con nobleza y como hombre de bien sabiendo que más allá de las presiones que reciba ó de la necesidad de cuidar su asiento en un juzgado o una institución, lo que urge hoy es pacificar este país antes de que sea tarde.
Lejos de venir a ofender a nadie, los abogados llegaron casi en silencio trayendo una inquietud muy grande como era la necesidad de no cambiar leyes y de no destruir el orden. Pero una vez más la paz parece molestar a muchos. Hay todavía quienes se sienten con derecho a censurar y a discriminar…son justamente los que dicen que hay que respetar los derechos humanos y garantizar la igualdad de derechos para todos los habitantes….suena realmente contradictorio y visto así, la paz parece lejana LAMENTABLEMENTE.
Y quizás por eso hoy el Cristo del Oratorio de Yerba Buena lloró y sangró ante la vista de miles de fieles que impresionados llegaron a ver este misterio y a orar. Cristo nos pide oraciones, son tiempos difíciles y ruega que nos unamos para defender la Iglesia, la familia, la vida y por supuesto la paz.
A muchos no les gustó el discurso de los abogados por la Justicia y Concordia. Están en todo su derecho pero sepan respetar a quienes piensan diferente. Ellos viajaron tranquilos a pesar de la intolerancia de algunos. Dijeron hacerse responsables de cada uno de sus dichos porque actuaron con convicción y de manera absolutamente pacífica. Manifestaron que en última instancia el hecho de que se hayan levantado voces de repudio demuestra que el discurso pacifista les preocupa y no les gusta, además de que los escucharon. Mucho peor, se atrevieron a decir, hubiese sido que les seamos indiferentes.
“La Justicia y Concordia son necesarias en el camino de la paz que queremos construir”. En el día del Sagrado Corazón, el Cristo del Oratorio de Yerba Buena en Tucumán, está sangrando. No sabemos lo que eso significa. Pero les pedimos desde “Periodismo de Verdad” que recemos todos juntos:
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.
Queremos ser nación,
una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad
y el compromiso por el bien común.
Danos la valentía de la libertad
de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres
y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén.
Luz García Hamilton
Periodista
Licenciada en Comunicación Social
Periodismo de Verdad
Contáctenos: politicaydesarrollo@gmail.com
Para suscribirse editor_politicaydesarrollo@yahoo.com.ar
Gran artículo
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