Zaleuco de Locris, siglo VII a.C., fue uno de los primeros legisladores griegos que hoy en día, lamentablemente, no tendría cabida en el ámbito político.
Si la política fuese una balanza en la que se pesase la RESPONSABILIDAD, podríamos poner a un lado todos los políticos del último siglo y al otro a Zaleuco, y la balanza se inclinaría del lado del griego.
Un hijo de Zaleuco fue acusado y condenado por un delito -hay varias versiones robo, adulterio...- cuya pena era la pérdida de ambos ojos. El pueblo pidió a Zaleuco que le perdonase y... "Perdonaré a medias a mi hijo, ya que no es él el único culpable, y mandaré que le saquen sólo un ojo; el otro me lo sacaré yo, pues siendo su padre debí haberlo educado mejor, y así se dará cumplimiento a la ley, ya que ésta nada dice sobre qué ojos hay que sacar".
Pero además de este acto de responsabilidad extrema también fue un político ingenioso. Para erradicar de Locris la ostentación, la suntuosidad y ciertas costumbres propuso lo siguiente:
A una mujer libre que no le acompañe más que una sirvienta, a no ser que esté ebria.
Que las mujeres no salgan de la ciudad por las noches, a no ser que vayan a cometer adulterio.
Que las mujeres no vistan ropas doradas ni vestidos bordados, a no ser que sean prostitutas.
Que los hombres no lleven anillos dorados ni vestido semejante al milesio (habitantes de Mileto), a no ser que frecuenten prostitutas o vayan a cometer adulterio.
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