Por Jorge Fernando Daffra
¿Estás harto que se hable de corrupción?
Quienes hemos vivido varios procesos gubernamentales, quienes hemos leído la historia de nuestro país, tal vez jamás asistimos a tantos hechos de corrupción producidos por un mismo gobierno.
Fueron 150 meses de saqueo constante al Estado, pergeñados por una familia, desde donde se conformó una banda de forajidos que planificaron un defalco sistemático.
Llama la atención la avaricia de los integrantes, empezando por el propio difunto Néstor Kirchner, que fue quien comandó la banda. Hay una imagen, muy difundida, la de él abrazado a una caja fuerte y gritando ¡éxtasis!, nunca había visto algo similar, menos de un funcionario.
Para los que vivimos en San Luis, ver el crecimiento patrimonial de quienes nos han gobernado durante 33 años ininterrumpidos, fue una constante obscena exhibida con un desparpajo asqueante.
Observar el resto de provincias feudales, con funcionarios de idéntico comportamiento, muestra la apetencia de inescrupulosos dirigentes, que pareciera ansiaron llegar al poder para enriquecerse.
El modelo nac&pop orquestado por el kirchnerismo, superó toda imaginación cinematográfica.
Lo peor que nos puede pasar es naturalizar la corrupción, ya sea por saturación o resignación. Hay que entender y acuñar, difundir y enseñar que: LA CORRUPCIÓN ES UN CRIMEN.
Han robado de tal forma que la voracidad la han contagiado a sus secretarios y empleados que no se desempeñaban en el gobierno, fue de tal grado el nivel delictivo que hasta el personal doméstico quedó contaminado.
Es imprescindible para el sostenimiento de nuestras instituciones, para el fortalecimiento de la democracia, que todos los que participaron de esta metodología insaciable de acumular dinero y bienes de distinta índole que va desde propiedades, autos de alta gama y animales extravagantes, paguen por sus ilícitos, purguen con penas severas sus delitos y fundamentalmente que: DEVUELVAN LO ROBADO.
Para ello hay que seguir exigiendo a los jueces y fiscales que no cesen en sus investigaciones, que esclarezcan cada caso con las transparencia necesaria para que nadie dude de la imparcialidad con que dictaminen.
Sólo así podremos vivir en libertad y alentaremos a próximas generaciones a participar del sistema político, que nos representará de la manera más conveniente.
Jorge Fernando Daffra
Quienes hemos vivido varios procesos gubernamentales, quienes hemos leído la historia de nuestro país, tal vez jamás asistimos a tantos hechos de corrupción producidos por un mismo gobierno.
Fueron 150 meses de saqueo constante al Estado, pergeñados por una familia, desde donde se conformó una banda de forajidos que planificaron un defalco sistemático.
Llama la atención la avaricia de los integrantes, empezando por el propio difunto Néstor Kirchner, que fue quien comandó la banda. Hay una imagen, muy difundida, la de él abrazado a una caja fuerte y gritando ¡éxtasis!, nunca había visto algo similar, menos de un funcionario.
Para los que vivimos en San Luis, ver el crecimiento patrimonial de quienes nos han gobernado durante 33 años ininterrumpidos, fue una constante obscena exhibida con un desparpajo asqueante.
Observar el resto de provincias feudales, con funcionarios de idéntico comportamiento, muestra la apetencia de inescrupulosos dirigentes, que pareciera ansiaron llegar al poder para enriquecerse.
El modelo nac&pop orquestado por el kirchnerismo, superó toda imaginación cinematográfica.
Lo peor que nos puede pasar es naturalizar la corrupción, ya sea por saturación o resignación. Hay que entender y acuñar, difundir y enseñar que: LA CORRUPCIÓN ES UN CRIMEN.
Han robado de tal forma que la voracidad la han contagiado a sus secretarios y empleados que no se desempeñaban en el gobierno, fue de tal grado el nivel delictivo que hasta el personal doméstico quedó contaminado.
Es imprescindible para el sostenimiento de nuestras instituciones, para el fortalecimiento de la democracia, que todos los que participaron de esta metodología insaciable de acumular dinero y bienes de distinta índole que va desde propiedades, autos de alta gama y animales extravagantes, paguen por sus ilícitos, purguen con penas severas sus delitos y fundamentalmente que: DEVUELVAN LO ROBADO.
Para ello hay que seguir exigiendo a los jueces y fiscales que no cesen en sus investigaciones, que esclarezcan cada caso con las transparencia necesaria para que nadie dude de la imparcialidad con que dictaminen.
Sólo así podremos vivir en libertad y alentaremos a próximas generaciones a participar del sistema político, que nos representará de la manera más conveniente.
Jorge Fernando Daffra
No hay comentarios:
Publicar un comentario