Dejando de lado toda connotación política, sin mencionar culpables ni denostar negligentes, es obvio que los argentinos debemos modificar nuestros hábitos y principios, para sobrevivir hasta que todo pase.
Este Dekálogo del Asaltado Argentino es un valiosa contribución.
Comprender
1- El asaltado debe comprender de que el asaltante está amparado por los Derechos Humanos y que si delinque es por ausencia de discernimiento y por traumas derivados de la marginalidad a que lo sometió la injusta sociedad que lo abandonó.
No prejuzgar
2- El asaltado debe, en todo momento, juzgar al asaltante como un menor juguetón, enfermo y urgido de rehabilitarse, o como un desempleado en búsqueda de sustento familiar.
No resistir
3- Enfrentado al victimario, la víctima debe asumir la no-violencia, porque la defensa propia, la de la familia y la de su propiedad son resabios del autoritarismo de derecha.
No denunciar
4- El asaltado debe abstenerse de presentar denuncia para no alterar la cifra estadística, según la cual, la ola delictiva está en declinación.
No comprometer
5- El asaltado debe evitarle a los policías el compromiso de arrestar al asaltante, impidiendo así que sean dados de baja por apremios ilegítimos en contra de una víctima de la sociedad y de las circunstancias que lo llevaron a delinquir.
Agradecer
6- El asaltado debe conservar perpetua gratitud, si el asaltante le permite seguir con vida, pues sólo le ha robado, apuñalado, o aterrorizado a toda su familia.
No demandar
7- El asaltado debe renunciar a interponer acciones legales contra el asaltante para evitarse pérdida de tiempo, honorarios de abogado y vendettas de parte de los delincuentes.
Un mal necesario
8- El asaltado debe evaluar al asaltante como un mal necesario para la sociedad, equivalente a: narcotraficantes, proxenetas, políticos corruptos, etc.
Silencio
9- El asaltado debe guardar silencio para evitar alarma pública que pudiera dañar la imagen del Poder Ejecutivo.
Apoyar y alentar
10- El asaltado debe apoyar el mejoramiento de las condiciones de vida del asaltante y sus compinches que pudieran estar en la cárcel y aplaudir las decisiones gubernamentales de dejarlos en libertad; y manifestarse con indulgencia por la reincidencia.
DETRÁS DE LA IRONÍA HAY UNA GRAN Y TRISTE VERDAD!
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