martes, 14 de noviembre de 2017

ALGUNA VEZ EL ESPEJO LES DIRÁ QUE LLEGÓ LA VEJEZ

"Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena." Ingmar Bergman 1918-2007) Cineasta sueco.

Por Ricardo Bustos

Es una Ley de la propia vida quien nos lleva inexorablemente a un final anunciado, para unos el lógico período biológico y para otros, los menos, por diversas razones que aceleran el proceso de partida, aunque lo cierto es que como decía Don Francisco de Quevedo, "la vida es la siesta de la muerte". Así las cosas y volviendo a este terreno de lo terrenal, si nuestra vida es apenas una siesta en un inmenso "tiempo espacio", lo ideal sería que al menos, en el final de ese sueño, los veteranos disfrutemos de la mejor manera posible y con los medios necesarios, la recompensa merecida.
Año 2017 en su acelerado viaje hacia el 31 de diciembre, nos está mostrando una vez mas que a nosotros, "los jóvenes con la juventud acumulada por los años", nos están negando esa cuota de paz y protección, los mismos que algún día transitarán, en otros años por el mismo camino,
Aquellos que todos los meses dependemos de la mísera dádiva de un organismo millonario como es ANSES, sabemos que no es fácil llegar a normalizar una situación que arrastra mugre hace décadas, pero sería justo que el gobierno actual, quien declara "haber venido para cambiar lo que está mal", tome como tema prioritario y urgente la situación grave por la que todos los jubilados atraviesan al límite de la subsistencia. Hay casos tan graves en los adultos mayores que no se pueden ni se deben aceptar. La desnutrición no se encuentra solamente en los niños y adolescentes.
Los jubilados necesitan contención en todo sentido. Medicamentos de calidad, profesionales de la medicina comprometidos con este inmenso colectivo de mayores, salarios dignos para que no dependan de algún familiar a la hora de sus necesidades básicas y respuestas urgentes ante cualquier emergencia por su salud.
Cuando observo mi recibo de haberes (la mínima) que está dos veces por debajo de una canasta familiar lógica, veo que soy solo un número al que le asignaron un espacio físico para percibir los haberes, un médico de cabecera a quien debo pedirle turno y con un poco de suerte a los dos meses me atiende, enviándome a realizar análisis que también, van a demorar otro mes y con los resultados en mano, otra vez a solicitar turno para el mismo médico que me hará esperar otros dos meses para decirme, seguramente, que ya es tarde para lágrimas.Hay tratamientos de enfermedades que en la mayoría de los hospitales públicos del país, se convierten en calvarios porque es tan extensa la lista de espera de miles de pacientes con pocos o ningún recurso económico, que muchas veces se llega demasiado tarde para intentar alguna solución al problema.
Argentina es como un adolescente que toma todo en broma porque esa es la lógica de su joven vida, por lo tanto se preocupa solamente por sus pares de diversión y el resto solo debe aceptar que su comportamiento es normal.
Sabemos que son muchos los problemas a resolver, pero también deberán comprender los funcionarios del gobierno que primero se deben aplicar soluciones a los problemas urgentes y tanto el adulto mayor, como los niños, son los dos extremos a los que deben dar urgente respuesta por la gravedad de la situación que están padeciendo millones en todo el país.
Bolsos con dólares en un Convento, rutas que no iban a ningún lado porque se cobraron pero jamás fueron construidas, vagones de trenes usados comprados por millones de dólares y no se pudieron utilizar porque no servían para nada, campos inundados porque no se hicieron las obras hidráulicas necesarias y el dinero estaba previsto para ello en los presupuestos, derroche de dinero en el "Fútbol para todos", subsidios para hacer películas que no las veían ni los protagonistas, viajes en avión dentro y fuera del país realizados por las autoridades y funcionarios del ejecutivo y legisladores, abonados con dineros del Estado (nuestro) sin poder justificar los motivos de los mismos y la lista de robo planificado a nuestros bolsillos es tan extensa que no alcanzaría el tiempo para poder volcarla en esta reflexión.
Antes podíamos contar hasta 100 para esperar algún resultado, ahora con 10 basta y sobra porque el tiempo se agota y las soluciones no llegan. Ojalá la mente de cada uno de los funcionarios que tienen la responsabilidad de cambiar todo lo que se hizo mal, brille aunque sea para abrir un camino que nos de la posibilidad de volver a creer. Lo merecemos todos los argentinos, de cualquier idea política, raza o religión.

Ricardo Bustos - Locutor Nacional - Un lector que escribe
Capioví - Misiones

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