La gran mayoría del pueblo argentino, durante la dictadura militar fue espectadora de ese proceso, pero jamás cómplice porque no teníamos la capacidad o intención de empuñar algún arma para dar muerte a algún hermano de cualquiera de los dos bandos.
Por Ricardo Bustos
Para quienes tenemos la juventud acumulada en nuestro cuerpo, el recuerdo alimenta los tiempos felices y los otros. En lo personal y habiendo transitado muchas épocas de golpes de Estado en nuestro país, son inaceptables las expresiones de la señora Estela Carlotto, titular de la "organización" Abuelas, cuando afirma con vehemencia que
Dios me bendijo al permitir que sea padre muy joven, pero padre como los de antes, que nos hacíamos cargo de la responsabilidad que representan cumplir con tan preciado compromiso de vida. Como profesional de la radio y televisión, recuerdo que en pleno proceso, trabajaba de día en los estudios de mi querida LU6 Emisora Atlántica de Mar del Plata y de noche, para arrimar un poco mas de dinero al hogar, cumplía tareas en la planta transmisora de la radio que estaba ubicada en el recordado parque municipal de deportes de sobre la avenida Juan B. Justo, frente a la bicicletería del campeón mundial de ciclismo Juan Curuchet. Cierto día, a las 12 de la noche cuando ingresaba para cumplir mi turno, estaciono el querido Citroen 2 CV debajo de un árbol, como era costumbre y en ese momento escucho una voz que provenía de un pino a mi lado izquierdo que me ordenaba bajar por el otro lado arrojándome al suelo. En ese instante comenzó una balacera que venía de ambos bandos y mi compañero, el querido Reynaldo Abel Contreras, junto al Jefe técnico de la Emisora Don Angel Fortini que vivía precisamente en el mismo edificio de la planta junto a su esposa Marta, quien se había refugiado debajo de la cama en el dormitorio, estaban cuerpo a tierra. Fueron interminables minutos de temor e incertidumbre porque en medio de nuestro silencio, no sabíamos cuando podíamos ponernos de pie. Pasó un tiempo y pudimos divisar en las penumbras, figuras que huían saltando los alambrados con rumbo desconocido y la llegada de las autoridades que, con linternas en mano, revisaban el terreno para ver si había quedado alguno de los atacantes. Era obvio que la misión de estos grupos guerrilleros, fue tomar las instalaciones de la planta transmisora y desde allí realizar alguna proclama referente a sus actividades.
No, señora Carlotto. No es cierto lo que usted afirma. La gran mayoría del pueblo argentino, durante la dictadura militar fue espectadora de ese proceso, pero jamás cómplice porque no teníamos la capacidad o intención de empuñar algún arma para dar muerte a algún hermano de cualquiera de los dos bandos.
"los argentinos fuimos víctimas de una dictadura cívico militar" porque me tocó vivir en carne propia el terror del sonido de las balas de los terroristas cerca de mi cuerpo.
Dios me bendijo al permitir que sea padre muy joven, pero padre como los de antes, que nos hacíamos cargo de la responsabilidad que representan cumplir con tan preciado compromiso de vida. Como profesional de la radio y televisión, recuerdo que en pleno proceso, trabajaba de día en los estudios de mi querida LU6 Emisora Atlántica de Mar del Plata y de noche, para arrimar un poco mas de dinero al hogar, cumplía tareas en la planta transmisora de la radio que estaba ubicada en el recordado parque municipal de deportes de sobre la avenida Juan B. Justo, frente a la bicicletería del campeón mundial de ciclismo Juan Curuchet. Cierto día, a las 12 de la noche cuando ingresaba para cumplir mi turno, estaciono el querido Citroen 2 CV debajo de un árbol, como era costumbre y en ese momento escucho una voz que provenía de un pino a mi lado izquierdo que me ordenaba bajar por el otro lado arrojándome al suelo. En ese instante comenzó una balacera que venía de ambos bandos y mi compañero, el querido Reynaldo Abel Contreras, junto al Jefe técnico de la Emisora Don Angel Fortini que vivía precisamente en el mismo edificio de la planta junto a su esposa Marta, quien se había refugiado debajo de la cama en el dormitorio, estaban cuerpo a tierra. Fueron interminables minutos de temor e incertidumbre porque en medio de nuestro silencio, no sabíamos cuando podíamos ponernos de pie. Pasó un tiempo y pudimos divisar en las penumbras, figuras que huían saltando los alambrados con rumbo desconocido y la llegada de las autoridades que, con linternas en mano, revisaban el terreno para ver si había quedado alguno de los atacantes. Era obvio que la misión de estos grupos guerrilleros, fue tomar las instalaciones de la planta transmisora y desde allí realizar alguna proclama referente a sus actividades.
No, señora Carlotto. No es cierto lo que usted afirma. La gran mayoría del pueblo argentino, durante la dictadura militar fue espectadora de ese proceso, pero jamás cómplice porque no teníamos la capacidad o intención de empuñar algún arma para dar muerte a algún hermano de cualquiera de los dos bandos.
Todos de alguna manera lo sufrimos y somos los mismos que seguimos con nuestras vidas, luchando para tratar de encaminar de la mejor manera esta forma de vida, en democracia, con diferentes matices en las opiniones e ideologías, pero sin violencia. Este es nuestro mundo, el mismo que usted critica cuando trata de gorilas a quienes hoy gobiernan el país, ignorando que están en ese sitio porque una gran mayoría del pueblo les dio su voto para que intenten sacarnos de la barbarie a la que nos llevó el gobierno que usted aplaudió durante tantos años, dejando en la otra vereda a ciudadanos que, como usted, buscamos justicia todos los días, con los derechos humanos para los niños y abuelos desnutridos, las madres que no saben como hacer para sacar a sus hijos de la droga, para que las escuelas sean la segunda casa de los niños pero en serio y aprendan lengua, historia y todas las materias de la currícula sin que les impongan ideologías a los alumnos y por sobre todas las cosas, luchamos para que la justicia haga algo para que los corruptos del gobierno que usted sentía como propio, devuelvan todo lo que se han robado al resto de los argentinos que no participaron de esa larga fiesta que dejó al país al borde de la desintegración política, social y económica.
"La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo" Platón 427 AC-347 AC) Filósofo griego.
Ricardo Bustos
"La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo" Platón 427 AC-347 AC) Filósofo griego.
Ricardo Bustos
Locutor Nacional - Comunicador
Capioví - Misiones
Capioví - Misiones
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