jueves, 11 de enero de 2018

¿AYUDA HUMANITARIA? SOLO PARA ALGUNOS...



Mi abuela, mi tía... y mi viejo.

A los tres vi morir de cáncer.

Las probabilidades de la genética indican que tal vez, algún día me toque a mí.


Ni siquiera quiero recordar los sufrimientos, pero cierro los ojos hasta el día de hoy, y a pesar de tantos años, aún los veo sufriendo.

Muchas veces la vida me pone de frente al odio visceral. Y me cuestiona, y me pregunto. Y juro que desde el fondo del corazón, me brota siempre la misma respuesta: No se lo deseo ni a mi peor enemigo.

Visito enfermos... visito presos... no digo que lo hago: lo hago.

Y no lo hago ni lo digo para ostentar laureles, sino que lo hago, lo digo y lo publico con la ilusión cada vez más desilucionada de generar conciencia. O movilizar corazones endurecidos. Y para que otros recuerden que salud y felicidad son apenas momentos, y no eternidad.

A veces funciona... A veces no.

Hoy, a un tipo que detesto por mil razones que no vienen al caso, el gobierno que yo voté le concede ayuda humanitaria.

Resulta que el tipo al que yo detesto por razones que no vienen al caso, tiene un cáncer terminal y sufre lo que no le deseo ni a mi peor enemigo.

Yo aplaudo la actitud del gobierno que voté, con las mismas fuerzas con las que puteo al ver que no hace lo mismo con todos los ancianos y enfermos encarcelados por haber combatido al terrorismo en los 70.

En ese doble estándar de ayuda humanitaria, sin dudas, el gobierno que voté, yerra. Yerra tanto como vos y como yo, que no logramos hacer que este gobierno se conmueva humanitariamente a favor de estos ancianos y enfermos encarcelados... que hoy mueren abandonados y olvidados por casi todos.

Escribidor contumaz.


Horacio Ricardo Palma


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