Mons. Héctor Aguer, arzobispo emérito de la Plata, asegura no entender cómo es posible que se declare mártir y se beatifique a Mons. Angelelli, de quien no se sabe a ciencia cierta cómo murió, mientras que no se hace lo mismo con el filósofo Carlos Sacheri, muerto en un atentado a la salida de Misa por denunciar la infiltración marxista en la Iglesia.
Soy licenciado en Teología, estudié esta disciplina toda mi vida y la enseñé en distintos niveles, también el universitario. Pero tengo la impresión de que cada vez entiendo menos. Comparto los conceptos del editorial del 30 de julio sobre la beatificación de monseñor Angelelli. Allí se cita a monseñor Bernardo Witte, sucesor suyo en la diócesis riojana, quien afirmaba que no había pruebas suficientes para considerar aquella muerte un asesinato.
Yo mismo, siendo joven obispo, escuché a monseñor Witte decir en una Asamblea Plenaria del Episcopado que la tragedia aludida fue un accidente.
¿Por qué no se declara el martirio del filósofo Carlos Sacheri, maestro de la Doctrina Social de la Iglesia, asesinado por el ERP a la salida de misa y cuya sangre salpicó a su mujer y a sus hijos? Sospecha: se piensa que Sacheri era «de derecha», y en su libro «La Iglesia clandestina» había denunciado los errores del progresismo y la infiltración marxista en ambientes católicos. Su beatificación sería «eclesiásticamente incorrecta».
Mons. Héctor Aguer
Académico de número de la Asamblea Nacional de Ciencias Morales y Políticas
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