Para Espert el aborto es un problema de la salud pública sobre el cual debe expedirse, siendo esto un grosero error de alguien que aspira a dirigir el futuro de los argentinos.
Por Horacio Giusto Vaudagna
En distintas ocasiones, el economista y potencial candidato presidencial, José Luis Espert [i], se ha referido a la actual coyuntura argentina que gira en torno a la legalización del Aborto [ii]. Uno de sus principales argumentos, típico en todo liberal que intenta aplicar principios económicos al Derecho, se puede expresar en los siguientes términos: “El aborto es algo que sucede; la prohibición del Estado a practicarlo sólo genera que los ricos puedan eludir la ley y abortar con seguridad; mientras, los pobres, son arrojados a la marginalidad, donde desde la clandestinidad quedan expuestos a condiciones de salubridad infrahumanas”. Esta idea sostiene una serie de falacias que deben ser pormenorizadas para evitar que el error se propague.
En primer orden: Si alguien considera que el Estado no debe proscribir el “mercado del aborto” porque eso genera un gasto extra que no puede afrontar una persona de carentes recursos, entonces, todo delito debiera ser permitido. Piénsese en el robo común realizado en la vía pública y la estafa de un acaudalado empresario; cierto es que ambos agentes activos dañan la propiedad privada de un tercero. En el primer supuesto, al estar prohibido por el Estado el desapoderamiento de un bien, el delincuente incurre en la clandestinidad debiendo exponerse a sí y a terceros a daños mayores al tener que usar la violencia y las armas de fuego para concretar su ilícito. En el segundo supuesto, el delincuente cuenta con los medios pecuniarios para contratar excelentes profesionales dentro de la abogacía y la contaduría que le permiten delinquir con la seguridad de que su integridad física no se verá afectada. Si alguien cree que es inequitativo que el pobre padezca más riesgo que un rico en el aborto, lo justo y coherente sería que tal premisa se sostenga en toda actividad que realicen los agentes.
En segundo orden: El Derecho consta de tres elementos esenciales que son la coacción, el lenguaje y la moral [iii] (cuatro elementos si se consideran los “principios del Derecho” según Dworkin), tal como lo expone Hart, conocido teórico liberal del Derecho. Si la ciencia moderna ha demostrado que la vida comienza desde la concepción [iv], no existen razones morales suficientes (racionales e imparciales) para que el Estado no utilice su poder coercitivo en defensa de los individuos. Más aún si se considera, según la propia tradición liberal, que la principal función del Estado es el resguardo de la vida ante las amenazas injustificadas de terceros[v]. La seguridad y la administración de la justicia fueron las principales actividades legítimas que debía realizar el Estado según los propios intelectuales del liberalismo.
En tercer orden: No resulta prudente hacer depender la validez de una conducta del poder adquisitivo del agente. Si uno dice “Debe legalizarse el aborto para que la gente pobre no muera”, además de ignorar que en todo aborto ya muere un niño por nacer, está sosteniendo que ciertos actos son bondadosos o crueles según los recursos económicos que se tengan. Es más, si la moral dependiera tanto del contexto económico y cultural, no habría razones para reprochar a homicidas, violadores y ladrones que nacieron en situaciones adversas. Esta endeble moral que se adecua a la circunstancias, uno la puede esperar de un ideólogo progresista, mas no de un representante de la política de derecha. Ciertamente, no se sigue que una condición aleatoria como la pobreza transforme en legítimo un acto que sustancialmente implica dañar a un tercero.
En cuarto orden: Espert se dice liberal. Todo liberal parte de la base de respetar la voluntad de terceros siempre que la misma no implique un daño para otro agente. Si el economista mencionado sostiene que hay mujeres pobres que desean acceder a un aborto legal, prudente sería no enarbolar la bandera de los carenciados sin conocer previamente que la cultura de los más humildes es ProVida. Tal noción quedó expuesta en el debate parlamentario del fenecido año cuando Lorena Fernández, residente de Villa 31, exhortó a que nadie hable de lo que realmente desea una mujer en situaciones infortunadas sin antes visitar las villas miserias [vi].
En quinto orden: Finalmente, es válido sostener la legitimidad de la persecución penal sobre toda persona que dañe, o intente dañar, a un tercero inocente. Espert debiera saber que la igualdad es ante la ley con independencia de las circunstancias personales. Es contrario al pensamiento liberal su argumento en este sentido. De hacerse legal la postura esgrimida por Espert, la protección penal del niño por nacer va a depender del arbitrio de un tercero; es decir, una mujer podría definir unilateralmente a quien le otorga derecho a la vida y a quien no. Las prerrogativas quedarían, en este supuesto, supeditadas a los contextos socio-culturales, haciendo fenecer entonces toda noción de una moral objetiva.
Por las breves palabras expuestas ha de quedar claro que no hay intención de dañar la imagen de Espert ni de ningún adherente a sus pensamientos. Simplemente resulta útil y oportuno tomar un argumento en favor del aborto legal para descubrir los errores conceptuales que encierra. Mucho más fácil habría sido defenestrar su postura utilizando números, algo que se supone que son el fuerte de todo economista, ya que siempre el dato mata el relato. En el año 2016 la mortandad femenina a causa del aborto (natural o provocado) fue del 0,025% [vii], sin embargo, para Espert el aborto es un problema de la salud pública sobre el cual debe expedirse, siendo esto un grosero error de alguien que aspira a dirigir el futuro de los argentinos.
[i] José Luis Espert nació en 1961 en Pergamino, provincia de Buenos Aires. Estudió Economía en la UBA y en la UCEMA y Estadística de la Universidad de Tucumán. Fue profesor de Econometría en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y de Finanzas Públicas en la UCEMA. Trabajó en el estudio de Miguel Angel Broda, en el de Ricardo Arriazu, en Econométrica S.A. y en el Centro de Estudios Públicos. Desde el 2000 dirige su propia consultora. Es socio de la Asociación Argentina de Economía Política. Su defensa de la libertad fue premiada por la Fundación Atlas 1853 en el año 2009 y por la Fundación Federalismo y Libertad en el año 2015. Desde hace veinte años escribe en medios como La Nación, Ámbito Financiero, El País (Uruguay), América Económica (Chile) y otros. Es regularmente consultado por los principales medios argentinos y de la región. Desde 2016 realiza contenidos en su canal de youtube y participa activamente de programas periodísticos en Argentina. Autor del best seller “La Argentina Devorada” (Galerna, 2017), libro en el que diagnostica las causas de la decadencia argentina y propone los cambios para salir de ella.
[ii] Video: José Luis Espert: “Yo creo que es de buena persona legalizar el aborto”; visto en https://www.youtube.com/watch?v=6FJyICswKp8
[iii] H. L. A. Hart, El concepto del Derecho; Argentina, Buenos aires: ed. Abeledo-Perrot (1961). Traducción de Genaro Carrió.
[iv] Mentiras y contradicciones tras el relato abortista – Por Horacio Giusto; visto en: https://fundacionlibre.org.ar/2018/06/07/mentiras-y-contradicciones-tras-el-relato-abortista-por-horacio-giusto/
[v] Locke, J., Segundo ensayo sobre el gobierno civil; Argentina, Buenos Aires: Ed. Losada (2003).
[vi] “Soy de la Villa 31 y muchas como yo pensamos que un aborto es matar”; visto en: https://www.lanacion.com.ar/2125095-soy-de-la-villa-31-y-muchas-como-yo-pensamos-que-un-aborto-es-matar
[vii] ¿Cuántas son realmente las muertes maternas por aborto en la Argentina?; visto en: https://www.infobae.com/sociedad/2018/02/20/cuantas-son-realmente-las-muertes-maternas-por-aborto-en-la-argentina/
criteriodisidente.blogspot.com / Prensa Republicana
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