Por Malú Kikuchi
Estos gremialistas discuten y hacen huelgas feroces en nombre de… sus sueldos. No se ha visto que lo hagan para cambiar el sistema educativo, que es viejo. Se basa en la memoria y no se adapta a las necesidades del mundo que viene, que ya está entre nosotros. Lo poco que se estudia hoy, no va a servir mañana. Todo cambia, la escasa educación argentina, no.
Estos gremialistas cacarean sobre la justicia social que se basa en erradicar la pobreza. La ecuación es simple, menos educación = más pobreza. Los que más necesitan una escuela pública de excelencia son los chicos pobres, aquellos cuyos padres no pueden pagar escuelas privadas (que pueden ser malas, pero los docentes no hacen huelga).
Estos gremialistas no luchan por una educación mejor, no les importa. La educación es el imprescindible instrumento para conseguir empleo. Los empleos de hoy no serán los del futuro. Las máquinas dotadas de inteligencia artificial harán la mayoría de los trabajos que se hacen ahora.
Estos gremialistas, todos ellos militantes políticos, en vez de preocuparse por la educación, hacen política; pero no política educativa, política partidaria. Por eso las huelgas de estos gremialistas son más feroces y frecuentes, cuando los gobiernos de turno no responden a su militancia política. ¡Pobres alumnos, pobre Argentina!
Sobrevivirán los trabajos creativos, los innovadores en tecnología, los que impliquen al comercio internacional. Para eso los chicos deben aprender idiomas, deben viajar en intercambios estudiantiles para conocer de cerca como viven otras sociedades. El planeta se globaliza, a pesar de algunos trasnochados nacionalismos mal entendidos, hay que preparar a los chicos para esta globalización, que ya existe. Hoy Argentina no puede competir.
Los chicos deben aprender a pensar, aprender a aprender y los docentes también. La enseñanza enciclopédica no va más. Casi todas las preguntas tienen respuestas en Google. Hay que enseñarles a preguntar. Pocas materias aprendidas en profundidad. Volver al sistema de premios y castigos. El que no sabe, no pasa. No es cuestión de estadística, se necesitarán estudiantes que entendieron lo que se les enseñó.
Por primera vez el G20 incluyó el tema educación y trabajo. Vale la pena leerlo. Declaración de Líderes del G20 (2018) “Construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible”. Punto 8:
“El acceso a la educación es un derecho humano y un área estratégica de políticas públicas para el desarrollo de sociedades más inclusivas, prósperas y pacíficas. Resaltamos la importancia de la educación de las niñas. A fin de preparar a nuestros ciudadanos para que puedan aprovechar los beneficios de las innovaciones tecnológicas y sociales, promoveremos la coordinación entre políticas de empleo y educación equitativa de calidad, de modo que podamos elaborar estrategias integrales que promuevan competencias claves, como aprender a aprender, habilidades básicas y digitales, con una perspectiva de aprendizaje para toda la vida, desde la primera infancia. Reconocemos la necesidad de promover innovadoras estrategias pedagógicas y métodos basados en la evidencia para todos los niveles educativos”.
La Academia Nacional de Educación agregó: “Confiemos en que se adopten las medidas necesarias para concretar tan auspiciosos propósitos compartidos”.
Ante las reiteradas huelgas docentes, que están demoliendo la educación en el país, con los resultados que están a la vista, es tiempo de preguntarse con seriedad - y asusta escribirlo porque lo hace más real – si los gremialistas de la educación, ¿quieren que haya más chicos pobres?