viernes, 1 de febrero de 2019

UN ESPEJO LEJANO

Argentina se encuentra en un año electoral, difícil, imprevisible y ante un dilema crucial: populismo o democracia liberal. El país tiene un espejo no tan lejano, cercano en el tiempo y en la geografía: Venezuela. 

Por Malú Kikuchi

En 1978, Bárbara Tuchman, gran periodista estadounidense, publicó su mejor libro, “Un espejo lejano”. Profunda conocedora de la historia occidental, escribió sobre el siglo XIV europeo. Un silo trágico, signado por la peste negra (que se inició en la actual Crimea, en una colonia de genoveses) y por la terrible guerra de los 100 años. Pero nació Occidente.

Se puede comparar el siglo XIV con el XX, sus dictaduras feroces, las 2 guerras mundiales y la guerra fría. Lo positivo, el cercano siglo pasado terminó con el florecimiento de las democracias liberales, que no importa que sean de izquierda o de derecha, importa que respete las libertades individuales por encima de “la masa” y que el pragmatismo económico se imponga a la ideología (como dice Iván Petrella).

Argentina se encuentra en un año electoral, difícil, imprevisible y ante un dilema crucial: populismo o democracia liberal. El país tiene un espejo no tan lejano, cercano en el tiempo y en la geografía: Venezuela. Se puede elegir ser un país con libertades aseguradas o ser una dictadura que eche a los ciudadanos de su patria. Un país que tiene aún las mayores reservas de petróleo del planeta. Pero hoy padece hambre, sed y falta de medicamentos.

Hechos. Venezuela es una nación federal, con 24 estados y una Distrito Capital. Tenía 32 millones de habitantes, se fueron 2 millones y siguen saliendo. Nadie abandona su país con todo lo que conlleva dejar la patria, por placer, lo hacen por desesperación. Historia. Las democracias venezolanas fueron muy corruptas, causa previa de la consecuencia actual.

Presidencia de Carlos Andrés Pérez: en febrero de 1992, un grupo militar intentó un golpe de estado. Lo dirigió un joven carismático, Hugo Chávez Frías (1954). Se rindió ante la TV pública, la gente empezó a conocerlo. En noviembre de ese año, otro intento de golpe para liberar a Chávez de la cárcel. Volvió a hablar por TV y rechazó el golpe. El pueblo lo adoró.

En 1994, siendo presidente Rafael Caldera, éste lo indultó. Chávez se presentó como candidato a la presidencia en 1998 y ganó las elecciones. En 1999 cambió la Constitución, disolvió el congreso, lo convirtió en Asamblea Nacional unicameral, creó la 5ª república, esta vez “bolivariana” y fue reelecto en 2006 y en 2012. Desde 2011 luchó contra un cáncer, que se trató en Cuba y murió el 5/3/2013. Dejó como su heredero a Nicolás Maduro.

Maduro (1962), conductor del Metro de Caracas, estudió en Cuba en la Escuela de Formación de Cuadros Políticos de Izquierda. Apoyó a Chávez cuando este estaba preso. Ahí conoció a una de las abogadas de Chávez, Cilia Flores (1956), desde entonces su pareja y desde 2013 su mujer legal. Se cree que Maduro, que fue canciller de Chávez, fue el que lo acercó a Cuba, a Fidel y a las ideas marxistas, que comparte con Cilia Flores.

Maduro fue electo presidente y en las elecciones del año pasado ganó porque no se presentó la oposición. Lo apoyan la cúpula militar (dicen que todos están en el negocio de la droga, de coroneles hacia arriba); en el SEBIN, terrible Servicio de Inteligencia del Estado, adiestrado por la inteligencia cubana y ésta a su vez, por la Stasi de la ex Alemania Oriental. Asumió el 10/1/2019 como presidente. Más datos sobre Maduro sería tan insensato como hablar de “los 5 puntos cardinales”, o decir “fui al futuro y volví, todo va a estar bien”.

Personajes de la oposición venezolana. Henrique Capriles (1972), estudió en varias universidades (y Harvard), ex alcalde de Miranda, candidato a presidente, familia poderosa, varios meses preso. Se desdibuja con el tiempo. Leopoldo López (1971), economista, universidades extrajeras, familia poderosa, preso desde 2008, hoy en domiciliaria.

En las elecciones legislativas del 2015, a pesar de intentar un fraude, la Asamblea Nacional quedó en manos de la oposición. Maduro contestó creando su propia Asamblea y desconoció la constitucional. El problema, como en todas partes, es que no hay una oposición, hay varias, y el partido es más importante que el país. Ahora, la situación es tan desesperada a nivel humanitario, que se han unido frente al supuesto fraude de Maduro.

El presidente de la Asamblea Constitucional es Juan Guaidó (1983), ingeniero de la Universidad Católica Andrés Bello, y maestría en Administración de la George Washington; del partido Voluntad Popular (VP), fundado por Leopoldo López, preso; por Fredo Guevara, asilado y por Carlos Vecchio, exiliado: Guaidó tomó la posta y de acuerdo a la Constitución de la Bolivarian República de Venezuela, inspirada por Hugo Chávez, el 23/1/2019, se autoproclamó presidente interino hasta llamar a elecciones, desconociendo a Maduro.

EEUU reconoce a Guaidó, lo mismo que el grupo de Lima, con excepción de Bolivia, Uruguay y México. Lo hace la Unión Europea, Israel y Australia. Mientras Rusia, que tiene muchos millones invertidos en Venezuela, apoya a Maduro y le envia dos bombarderos; China que tiene prestados a Venezuela muchos millones, se los cobra en petróleo crudo, lo apoya, lo mismo que Erdogan de Turquía, Cuba y Nicaragua, hasta ahora. Lo que sigue es una incógnita, se espera que suceda lo que sucediera, sea sin sangre y para alivio del sufrido pueblo venezolano.

Argentina está en un año electoral, Venezuela es el posible espejo cercano, depende de lo que se elija. Se sabe quienes son populistas, quienes no creen en las libertades individuales y ante ponen la ideología al pragmatismo económico. Por su parte, las democracias liberales son falibles, se equivocan y a veces se equivocan mucho, pero hay libertad, respeto por el otro y el futuro es posible. Un futuro hacia adelante, no un futuro que retroceda.



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