Por Malú Kikuchi
Trump le reprochó al gobierno mexicano el hecho de no hacer nada para controlar las riadas de migrantes centroamericanos que intentan cruzar ilegalmente la frontera sur de los Estados Unidos de América. Suponemos que con gran desconcierto, Trump leyó la contestación de López Obrador.
*Antonio Manuel López Obrador (AMLO para los mexicanos), respondió: “No queremos confrontar, queremos mantener una posición de respeto con Donald Trump…él tiene una visión, yo la respeto y la considero legítima”. “La instrucción es que se apoye esta petición del gobierno de los EEUU, es legítimo que estén inconformes, que hagan estos reclamos”.
Las palabras de AMLO deben haber sonado a música celestial a los oídos de Trump. A continuación, la secretaria de la gobernación de México, Olga Sánchez Cordero, explicó las nuevas estrategias que pondrán en marcha para evitar o por lo menos controlar las caravanas de migrantes hacia los EEUU.
Primero hay que comprobar si la migración es espontánea o está armada. Porque una familia centroamericana puede decidir migrar con todos los riesgos que esto implica y puede sumar a otras familias y a amigos de estas. En ese caso, ¿serían 100, 150, 200 personas? ¿Más?
Es difícil, más bien imposible formar espontáneamente una caravana de casi 8.000 migrantes, como sucedió hace unos meses, saliendo de Honduras. Los medios siguieron con atención este desplazamiento, hasta que se dieron cuenta que algo no funcionaba como debía. Era un negocio.
De pronto, dejó de ser noticia. Y que dejen de ser noticia casi 8.000 personas abandonando sus hogares con personas mayores y niños pequeños, caminando los senderos de América Central, rumbo a México. Es curioso. Ahí los recibieron muy bien y siguieron hacia los EEUU. Y de pronto, “no news”.
Es raro, despierta mucha curiosidad. ¿De qué se enteraron, por qué dejó de ser noticia? Una buena pregunta sin respuestas comprobables. Se puede inferir que se descubrió un gran negociado. Les cobraron para llevarlos a la frontera a personas que no tienen dinero, o se encontraron con un *“entramado político/electoral”, un engaño a los migrantes.
A eso hay que sumarle las violaciones a las muchachas jóvenes, otra forma de cobrar “el favor”, muchachas que si logran pasar con fraguadas visas de estudiante, al llegar a los EEUU, son prostituidas en diferentes estados de la Unión, por estos “humanitarios” monstruos de la miseria humana.
Porque estafar, engañar a cualquiera, es delito, pero estafar y engañar a seres que intentan huir de la pobreza extrema, dejando atrás su idioma, sus costumbres, sus amigos, la tierra donde nacieron, eso más que delito es un agravio de lesa humanidad, que no ha encontrado todavía su Tribunal de La Haya.
Donald Trump no es un personaje simpático, es difícil, incomprensible la mayoría de las veces, dice lo que piensa sin filtro y ofende a muchos, pero defiende sus fronteras. Y nadie quiere migrantes marginales. Los EEUU se hicieron, como toda América con el trabajo de los migrantes. Legales.
Migrantes legales, aceptados por el país receptor. Ningún país quiere seres marginales, que escapan de las autoridades para que no los deporten, que viven a salto de mata, que trabajan por menos de lo que les corresponde y al hacerlo benefician a unos, pero le quitan trabajo a otros.
Sería bueno entender que los EEUU no tienen ninguna obligación de recibir como turistas o residentes a personas que no quiere recibir. Los países son como las casas, nadie acepta en su casa a gente que no ha invitado o simplemente que no quiere recibir. Los EEUU, tampoco.
Si realmente México intenta ponerle coto a las mafias que trafican con personas necesitadas, más allá de hacerle un favor a los EEUU de América, hoy representados por Donald Trump, le harán un gran favor a esa pobre gente dispuesta a todo, que se pone en manos de criminales y a veces encuentra, en vez de la esperanza de una vida mejor, la prostitución o la muerte.
*”Entramado político/electoral”: palabras de Olga Sánchez Cordero
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