lunes, 26 de agosto de 2019

LA MARCHA DE LA ESPERANZA

Una multitud esperanzada produjo el hecho político más importante después del palazo que el cristinismo le dio al presidente Macri en las elecciones primarias.

Por Alfredo Leuco

Fueron miles y miles de auto convocados desde las redes sociales, que se concentraron en varias ciudades del país. Pero la marcha a Plaza de Mayo fue un torrente de ciudadanos pocas veces visto que, por su magnitud, llevó al presidente Mauricio Macri y a su esposa Juliana al histórico balcón de la Casa Rosada.

Esa energía de banderas argentinas, sin identificaciones partidarias y con algunos dirigentes mezclados en las calles, se expresó a través de carteles pintados a mano o con cantitos improvisados.

Los tradicionales de “Si Se puede”, se sumaron a los “No vuelven/ nunca más” o el “Argentina/ sin Cristina”. Una pancarta decía casi como un editorial: “Los errores se pueden corregir, la inmoralidad, no”.

Fue una reacción espontánea que sorprendió incluso al gobierno que, al igual que otras veces, no tuvo participación en la organización. Fue todo tan improvisado que el presidente Macri ni siquiera tuvo micrófono para dirigirse a esa marea humana y apeló a los gritos y a los gestos.

Se tocaba el corazón, abrazaba simbólicamente a todos, hacía girar una bandera y mandaba miles de besos.

Un celular logró filmar cuando ingresó al balcón y luego la arenga apasionada y caliente de un Macri que devolvió la apuesta a la esperanza diciendo que había escuchado el mensaje de las urnas y los instó a no abandonar ahora “porque podemos ser mejores y cambiar la historia sin robarnos ni engañarnos”.

El final muestra al presidente con lágrimas en los ojos, ambos puños apretados y de frente a gente repitiendo una y otra vez “que así vamos a cambiar a la Argentina”.

Algunas de las reacciones del kirchnerismo fueron terribles. La de Juan Grabois, el mejor amigo del Papa, es un compendio de ideologismo jurásico y discriminador.

Estoy seguro que hasta Alberto Fernández se agarró la cabeza por lo pianta votos del mensaje de Grabois que según dicen, podría ser funcionario de un posible gobierno K a pedido de Bergoglio.

Escuche lo que escribió Grabois: “Me emocioné con la marcha pro. Me emociona que los argentinos que admiran, a este selecto club de garcas, hipócritas y fanfarrones con mucha plata, poder y medios, pero con poco cerebro y sin corazón, sean tan poquitos y oxidados.¡ No aflojemos, que en diciembre se van!

Fue claro que Grabois sangró por dos heridas. Primero, porque no imaginaba semejante demostración de apoyo ciudadano a Macri. Y segundo, porque también está preocupado por lo que caracteriza como “un giro a la derecha neoliberal de Alberto Fernández”.

No puede soportar que se entreviste con su enemigo íntimo, Marcos Galperín o que vaya a una actividad organizada por Clarín. ¿Qué les dice a sus piqueteros?

Tranquilos muchachos, esto es como dijo Perón: “Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”, en un anticipo de la guerra feroz que se podría desatar entre el peronismo más tradicional y los extremos del cristinismo más chavista.

Ahí está el testimonio de Víctor Hugo Morales, el guevarista maradoniano con departamento en Nueva York, que le advierte a Alberto que no se convierta en un “pelele de Magnetto”.

En las redes un desilusionado K publicó: “¿Del Clarin Miente de Néstor al Héctor no me deja mentir de Alberto. ¿Qué cambió?”. Casi la misma amenaza que le hizo Diosdado Cabello, el terrorista de estado de Venezuela.

O la incisiva periodista Florencia Donovan que registró en su columna “la ilusión de los mercados con un giro menemista de Alberto Fernández. Menemista y cavallista, ya fue. Hay que ver si se atreve a repetir la historia

Tal vez por eso, Alberto se negó a definir como dictadura al gobierno de Nicolás Maduro. Solamente llegó a calificarlo como autoritario. Ya hubo más de 6 mil asesinados producto de los crímenes de lesa humanidad de Maduro denunciados por Michelle Bachellet.

¿Cuántos muertos más son necesarios para repudiar esa narco dictadura militar?

Grabois despertó cientos de respuestas indignadas pero una de las más inteligentes, fue el tuit de Santiago García, extraordinario crítico de cine, apasionado de las maratones y compañero de radio Mitre: “Sos deshonesto en tus ideas, prejuicioso, agresivo e ignorante. Somos millones de personas que queremos una Argentina sin corrupción. Trabajamos y pagamos impuestos para que vos uses ese dinero en tus manejos de poder y manipulación de los más necesitados. El malo sos vos”.

Otro sacado fue Marcelo Parrilli. Suele ser menos sectario y fue un gran defensor de los derechos humanos desde el CELS cuando este organismo era pluralista y no una unidad básica de Horacio Verbitsky.

Parrilli expresó gran parte del odio “de clase” que hoy atrasa a la luz del fracaso de las dictaduras stalinistas en el mundo. Parrilli dijo que “3 viejas garcas me preguntan en que estación se tienen que bajar para ir al Obelisco. “En Catedral, señoras”. Viejas de mierda, que caminen una vez en su puta vida”.

Le dieron para que tenga con cataratas de caracteres. “Lean del Sur”, así se identifica le tiró con un argumento demoledor: “Yo conozco una vieja garca que tiene un piso en Recoleta y en la caja de seguridad de la hija tiene 7 palos verdes. Más oligarca no se consigue”.

Muchos militantes del nacional populismo autoritario y la cleptocracia que quiere volver al poder ponían el acento en que eran pocos y chetos los que se movilizaron. No registraron lo que pasó.

Macri casó 8 millones de votos y en el 2015 fue el argentino más votado de la historia con 13 millones de votos. Te guste o no te guste, en la Recoleta no hay tanta población.

Otra pancarta decía: “Nos movilizamos los sábados porque de lunes a viernes trabajamos”. Seguramente hay dos lecturas posibles.

Una muy positiva que plantea que los que protestan todos los días, con o sin razón, no deben cortar más las calles y permitan que el país intente recuperar el nivel productivo y otra chicanera y de mal gusto porque también hay mucha gente quiere trabajar y perdió su puesto en los últimos tiempos.

Algunos K plantearon que hubo privilegios porque abrieron las rejas que dividen la plaza de Mayo. Y le replicaron con explicaciones muy atinadas: “abrieron porque no rompemos nada con martillos llevados especialmente y no vandalizamos las paredes con los infaltables aerosoles”.

La multitud de la esperanza por sí sola no puede dar vuelta un resultado electoral muy complicado para Macri y mucho peor para María Eugenia Vidal en la provincia. Pero se convirtió en el combustible necesario para fortalecer el espíritu y la mística de los seguidores de Macri.

Van a transpirar la camiseta hasta el último minuto del partido buscando llegar a la segunda vuelta que, como todos saben, las carga el diablo. Y si no lo logran, aspiran a conseguir la mayor cantidad de diputados (ya tienen 111, que no es poco) y senadores, y gobernadores e intendentes.

Más de 12 años de kirchnerismo nos demostraron su atropello a las instituciones, a la libertad, a la verdad y a la decencia. Pero un kirchnerismo sin controles es peligroso para la paz social y la República de la división de poderes.

Cuando la gente sale a la calle en semejante cantidad está enviado un mensaje para levantarle la autoestima al presidente y para ponerle un límite a la soberbia y la euforia K. Es como decirles: “No están solos en la cancha. Tenemos 8 millones de votos y vamos por más. No van a poder hacer cualquier cosa”.

En Chaco, muchos chacareros salieron a repudiar la propuesta luego disimulada de Felipe Solá sobre la Junta Nacional de Granos.

Alberto no gana para disgustos. Pidió que no hicieran olas. Que guardaran sus agresiones autoritarias para después del 27 de octubre pero muchos no pueden con su genio.

Hebe de Bonafini salió a decir que Horacio Rodríguez Larreta era una rata que iba a morir como tal y que los jueces también huían como ratas pero que iban a tener que pagar por lo que hicieron.

Esto le ensucia el discurso presuntamente moderado de Alberto. Aunque el mismo se perjudica diciendo que la detención de Julio de Vido es arbitraria y que Lázaro Báez ya tendría que estar en libertad. Va preparando el terreno. Menos mal que dijo que Amado Boudou no es un preso político y que está condenado.

Faltó preguntarle: ¿Quién eligió de vicepresidente a Boudou y quien le ordenó poner el marcha la apropiación de Ciccone? Como las respuestas son Cristina y Néstor es difícil que las conteste.

La única mancha de una marcha absolutamente pacífica fueron unos pocos cobardes que agredieron a un par de trabajadores de C5N.

Ya lo dijimos muchas veces y lo vamos a decir todas las veces que haga falta: no importa quién sea el victimario o la víctima, repudiamos todo tipo de actitud violenta. La democracia se construye con palabras y no con patotas.

Para el final, creo que hay que rendir el debido homenaje a Juan José Campanella y a Luis Brandoni. Ambos catalizaron y multiplicaron la masividad de la convocatoria del 24-A. Tienen su gran mérito.

Y el Beto Brandoni se emocionó y emocionó a todo el mundo al rogar que sepamos defender la patria y la República.Esa fue la chispa que encendió la explosión de la multitud que levantó sus banderas de esperanza. Y ya se sabe que la esperanza vence al miedo. Y es lo último que se pierde.

Hoy Brandoni se merece más que nunca el título de ciudadano ilustre. ¿No le parece?

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