sábado, 28 de abril de 2018

NI MEMORIA, NI VERDAD, NI JUSTICIA

Un documental refleja cómo el 'relato' sobre los '70 amañó leyes y magistrados para condenar a militares y civiles. El filme de Andrés Paternostro expone los atropellos que se cometen contra los detenidos y cómo se vulneran sus derechos humanos. Un ex juez, abogados, médicos y familiares muestran el uso de la historia con fines ideológicos.

Por Agustín De Beitia

El cineasta Andrés Paternostro pensó primero abordar la década del 70 desde un ángulo menos transitado: la realidad de los conscriptos de aquella época. "Me interesaba indagar por qué la "juventud maravillosa" decidió tomarlos como blanco, si no tenían mucho que ver con la dictadura", cuenta en una entrevista con La Prensa. En eso estaba cuando un amigo lo acercó al Centro de Estudios en Historia, Política y Derechos Humanos de Salta, quienes buscaban un director para un documental sobre aquellos años.

La propuesta de ese centro, creado en 2004 por un grupo de salteños de profesiones, edades y pensamientos dispares, y que trabaja para dar a conocer la verdad histórica, le alumbró otro camino: reflejar cómo se están vulnerando los derechos humanos de los condenados por hechos de entonces, muchos de ellas de avanzada edad, y sobre todo ilegalmente. En plena época kirchnerista, con la cuestión de los derechos humanos al tope de la agenda, a Paternostro le cautivó la idea. "Enseguida me puse a investigar y armar el guión", comenta.

El resultado es un documental titulado Será venganza!!!, que se presentará en la Feria del Libro el próximo jueves, a las 20.30, en la sala Jorge Luis Borges, y al que este diario tuvo acceso por adelantado.

- La estructura del guión está muy bien pensada. ¿Cómo lo planeó?

- Había pensado otro nombre para el documental. Iba a ser Memoria, verdad, injusticia. Por eso lo estructuré en tres capítulos. El primero recuerda el surgimiento de las guerrillas en la Argentina y lo que pasó después del 76, para romper esa idea que tienen sobre todo los más jóvenes de que esto empezó con la dictadura. El segundo capítulo, "verdad", está dedicado a recordar cómo Néstor Kirchner, para legitimar su poder, se llevó puesta a la Justicia, y con ello se armaron todos los juicios a las Fuerzas Armadas, se reabrieron juicios, se volvió a juzgar a personas que ya habían sido declaradas inocentes... Y el último, "injusticia", está dedicado a las historias de los familiares que vivieron todo ese proceso. El título, después, fue otro.

- ¿Busca entonces dirigirse al público joven y a quienes no están tan embebidos del tema?

- Claro. Durante mucho tiempo escuchamos eso que se llamó "el relato". Hay mucha gente, en particular los jóvenes, que se quedaron con una parte de la historia. Me pareció oportuno plantear que aquello que nos dijeron no fue tan así, sin exculpar a nadie.

- Esos tres capítulos van desmontando el relato...

- Esa es la idea.

RECORTES

- El uso interesado de la memoria histórica terminó decidiendo quiénes eran buenos y malos. En el documental, el doctor Guillermo Fanego recuerda cómo Alfonsín exceptuó de todo proceso a peronistas y ministros radicales del gobierno militar, y cómo su ministro del Interior, Antonio Trócoli, prometió un "Nunca más" sobre la guerrilla que finalmente nunca se hizo. Esto es muy revelador sobre cómo se fue recortando la realidad.

- Lo que ocurre es que una vez recuperada la democracia, todos los partidos políticos buscaron volver a tener protagonismo, olvidándose de lo que había pasado en los siete años previos. Como si ellos no hubiesen tenido nada que ver. Como si hubiera sido la obra de unos locos que salieron a matar gente. Hubiera sido necesario reflexionar sobre lo que nos pasó, sobre por qué llegamos a tener ese grado de violencia, a esa dictadura que fue una cosa tremenda para el país, como también había sido tremenda la violencia anterior.

- Esa restricción de culpables terminó garantizando la impunidad de los guerrilleros. Y no sólo la impunidad sino que, como muestra el documental, con el tiempo se llegó a una mayor osadía: a la reivindicación.
- Es tremendo. En el documental, al final hay un acto que tuvo lugar el año pasado, donde se reivindica en la Plaza de Mayo a las organizaciones guerrilleras. Parece que no aprendimos nada en estos años.

- En cambio, hay personas que merecen otra suerte. El ex juez de la Corte Suprema Adolfo Vázquez, el consitucionalista Gregorio Badeni y otros repasan ante las cámaras todas las reformas legales y jurídicas que se hicieron para garantizar sus condenas.

- Para mí, lo increíble es que todo esto no se hizo para legitimar el poco poder que tenía Néstor Kirchner cuando asume en el 2003. Sino que además se transformó en un gran negocio. No sólo por las indemnizaciones que se pagaron a las víctimas, algo que ahora sale a la luz porque empiezan a aparecer los desaparecidos. Sino porque hay un gran negocio en la Justicia. Porque no se unifican las causas y hay personas que son juzgadas una y otra vez. Y todo eso es dinero. El doctor Vázquez cuenta cómo lo apretaron a él y cuántos jueces tuvieron que renunciar o fueron extorsionados. Ya el hecho de que haya gente inocente que sufre es muy grave. Pero más grave aún es que, como país, nos estamos suicidando. Porque no hay garantías. Se puede crear una ley, hacerla retroactiva, poner jueces amigos...

- Hay un caso conmovedor, el de la familia del coronel Delmé, que alega que ni siquiera estaba en el país cuando ocurrieron los hechos que se le imputan. No le permitieron presentar documentos para corroborarlo, como su pasaporte, y lo condenaron igual. Su familia habla de juicios estalinistas. Y eso es lo que parece...

- Fijate que durante mucho tiempo escuchamos la frase "Juicio y castigo". Habrás visto la gorra con esa frase. Lo lógico, en realidad, sería abrir un juicio para ver si corresponde el castigo. Acá no hay distinción entre inocentes y culpables. Hay una frase pronunciada por Cabandié durante una entrevista, que incluí en el documental, que dice algo así como: "Para nosotros, vengarnos es ser felices". Una vez que alguien cae en el circuito de los juicios es muy difícil que salga. Yo, a medida que iba haciendo entrevistas, llegué a pensar: Me estoy metiendo en algo que es siniestro.

INTOCABLES

- Muchos consideran que los detenidos son culpables, sin distinción, y otros prefieren no hablar, no meterse. Y en el camino ya murieron más de 400 en prisión. ¿Su situación no le importa a nadie?

- Parece que es mejor dejar todo así hasta que se mueran todos. Yo no defiendo a los que cometieron atrocidades. Defiendo que haya juicios justos.

- El documental tiene un contenido histórico pero también tiene una faceta actual, que es la alteración que se hizo de las leyes y la justicia con fines ideológicos. Cambios en la Corte, limpieza de jueces, fiscales y defensores oficiales, cambios en la Constitución, leyes retroactivas... La lista es enorme. Todos asistimos a esas reformas pero verlas todas juntas impacta. Lo que han logrado los organismos de derechos humanos es alucinante.

- Ganaron la guerra cultural, en la que vienen trabajando desde 1978 o 1979. Han hecho un trabajo extraordinario. Yo trato de no hablar de estos temas entre amigos porque la gente no sabe lo que pasó o confunde.

- Es el triunfo del relato.

- Sí. Todos nos llenamos la boca con los derechos humanos. A mí me hubiera gustado que los organismos de derechos humanos se hubiese preocupado por la situación de estas personas. Sería la prueba de que su preocupación es legítima. Pero está tan claro que no se van a ocupar...

La Prensa


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