El 17 de abril pasado dábamos cuenta aquí del documental “Será venganza” realizado por un grupo de productores independientes acerca de lo que en Argentina son los denominados “Juicios de lesa humanidad”, es decir, una parodia de juicios que, desde el 2005, ha buscado condenar a los militares que lucharon contra el marxismo subversivo que intentó hacer de este país otra Cuba.
Como ya dijimos otras veces, no es la intención analizar aquí la licitud o ilicitud ni de los guerrilleros pone-bombas al estilo de la ETA en España, ni el modo de aniquilación usado por los militares conforme a las normas que les fueron impuestas en 1975, durante pleno gobierno demo-caca-rático. No: hubo cosas que se mandaron hacer y estuvieron pésimas. Pero ese no es el punto acá.
El tema está en que ese grupo de productores independientes quiso simplemente presentar el documental en el marco de la recién inaugurada “Feria del libro” de Buenos Aires. Para ello, pagaron su alquiler, anunciaron el contenido y cumplieron con los requisitos necesarios. Sin embargo, un día antes -ayer- ciertos organismos de “derechos humanos” (léase: mano de obra desocupada que trabaja de agitador social) planteó su descontento a las autoridades de la Feria que, en aras de la libertad de expresión (de la izquierda), decidió prohibirlo…
Sí: es que proyectar un documental de investigación sobre el trato que los militares retirados reciben a lo largo de esta fantochada de juicios (donde se violan, entre otras cosas, la “irretroactividad de la ley penal”, el “non bis in ídem”, la “ley más benigna”, el Tratado de Roma, y un largo etcétera) hoy resulta contrario a la corrección política y al RELATO que se ha venido imponiendo a lo largo de los años, como el mismo comunicado represor reza:
“Muchas de las afirmaciones contenidas están claramente fuera del acuerdo que la sociedad argentina refrendó (…). Esto constituye un piso de consenso no solo legal sino también ético en nuestro país“, como puede leerse aquí.
Publique Ud. un porno-show, un post-porno, un documental sobre cómo eutanasiarse o abortar con seguridad. Todo valdrá. El resto no. Y esto pasa en todo el mundo, no sólo en estas tierras australes.
Así son las cosas en Progrelandia: porque, como decía un amigo, yo no quiero que todos piensen igual. Yo quiero que todos piensen como yo.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
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