lunes, 3 de diciembre de 2018

PROCLAMA MAPUCHE EN EL AUDITORIO DEL SENADO


El lunes 26 de Noviembre el Auditorio del Senado de la Nación sirvió de marco para la lectura de una nueva proclama mapuche / tehuelche, encuentro al que asistí.

Por Ariel Corbat

En esta ocasión, el evento fue habilitado por la Senadora de Río Negro María Magdalena Odarda, del Bloque Río - Frente Progresista, quien preside la Comisión Unicameral Especial De los Pueblos Indígenas.

Los anuncios del acto mediante distintas publicaciones en la web, anuncian claramente la intención de transitar un largo camino de conflictividad separatista.

Así, las dos invitaciones que vemos debajo, coinciden en señalar la existencia de un proceso ya iniciado para imponer la identidad mapuche como pueblo nación en búsqueda de autonomía.

Obsérvese que el texto en la invitación azul, con la estrella que simboliza la flor del canelo y firmada por Mauro Millan, comienza con una falacia: "El primer acto fundacional del estado argentino fue apoderarse de nuestro territorio y de construir una gran 'verdad corrupta' sobre los hechos históricos transcurridos en nuestros Wallmapu". Mientras que la invitación en fondo verde, realizada por el Grupo de Estudios sobre Memorias Alterizadas y Subordinadas (GEMAS), que contribuye activamente a la construcción y victimización del imaginario mapuche, apunta como motivo del encuentro las "perspectivas sobre la conflictividad".



El conflicto entre la Nación Argentina y esa otra nación que se pretende hacer emerger en su desmedro, quedó evidenciado por el contraste de lo simbólico. La Bandera Argentina presidiendo el encuentro daba marco al Auditorio del Senado, donde las banderas mapuches en el escritorio de los oradores, pasando por carteles con reclamos tales como: absolución de la weichafe mapuche Moria Millan, justicia por Rafael Nahuel y un extemporáneo "no a la extradición de Facundo Jones Huala", las vinchas y los instrumentos de sonido, finamente cerraban en la remera negra de Oscar Moreno con su explicito mensaje: "nación mapuche / territorio y soberanía / marichiweu" (marichiweu significa algo así como "venceremos", pero con énfasis reiterativo).
Oscar Moreno
En esta nota me limito a comunicar lo expresado por los oradores del evento, para compartir luego el texto de la proclama presentada y el de su antecedente del 2004. Como siempre, sabrán los lectores de La Pluma de la Derecha formar sus propias opiniones sobre lo informado. Ya iré publicando en sucesivas notas algunas consideraciones que encuentro ineludibles y merecen el espacio de artículos singulares.

LAS VOCES DE LA PROCLAMA

Director de Wall Kintun Tv, canal de televisión instalado en Bariloche desde el 2012 y a partir de la Ley de Medios, Oscar Moreno habló del legado mapuche como una cosmovisión de miles de años para la protección de la vida y toda la naturaleza, trasmitida en forma oral. Recordó el período del cacique Valentín Saygüeque conocido como la Gobernación Indígena de Las Manzanas, y sostuvo que en el Siglo XXI los "asesinatos" de Rafael Nahuel, Santiago Maldonado y Camilo Catrillanca reviven en la actualidad el dolor de sus abuelos por políticas de expulsión mediante desalojos efectuados en la década del '40 con el Ejército Argentino y la Gendarmería Nacional por lo que nunca el pueblo mapuche vivió en paz ya que se lo despojó de territorio e identidad.

Luego hizo uso de la palabra Damian Olivero, de la comunidad mapuche Paicil Antriao de Villa La Angostura, quien relató la historia del Lote 9, 625 hectáreas que en 1902, cuando aquello era Colonia Nahuel Huapi, el gobierno nacional le concediera a José María Paichil e Ignacio Antriao en reconocimento a servicios prestados a la Comisión de Límites. A lo largo del tiempo esa propiedad se fue desmembrando, Ignacio Antriao fue uno de los firmantes del Acta de Fundación de Villa la Angostura en 1932 y murió en 1936. En la opinión de Oliveros, a partir de 1980 con la llegada de la ruta y el gas la presión inmobiliaria hizo que siguieran perdiendo territorio, hasta llegar al presente en que el gobierno de Villa La Angostura es racista y vacacionan en ella "gente de plata" como Rocca, Mitre y Blaquier, estando la plaza principal sobre lo que fue un cementerio mapuche, por lo que "la comunidad defiende lo poco que le queda". Incluso Manu Ginobilli compró un lote de 11 hectáreas. Según Olivero, su comunidad fue blanco de un grupo de "paralimilitares" que llegaron en avión a Bariloche y desde allí se movilizaron en camionetas alquiladas sin lograr su objetivo
Oscar Moreno, Rogelio Fermín, Marilyn Cañío, Damian Olivero, Mauro Millán, Juan Ponce y Sergio Pichiñán
Siguió Rogelio Fermín, de la comunidad mapuche / tehuelche Vuelta del Rio, de Chubut, expresó que en 2010 reivindicaron el territorio en forma pacífica y pública siendo perseguidos hasta la fecha, pero que "el territorio no se negocia" por memoria, verdad y justicia, y que la comunidad mapuche fue objeto de despojo y posterior hacinamiento en barrios periféricos, siendo estigmatizados como salvajes y borrachos, a pesar de trabajar construyendo casas de "ricachones" que los despojan del territorio. Con evidentes signos de estar emocionado al hablar, Rogelio Fermín narró parte de su historia familiar para decir que ve la injusticia en carne propia, que son hostigados por Benetton y que las multinacionales tienen inmensos espacios territoriales alambrados, pero que se considera delito tener un espacio territorial.

Sergio Pichiñán de la comunidad Cerro Cóndor de Chubut, refirió que allí se instaló en 1880 Pedro Pichiñán trasladándose desde Buenos Aires con su familia. Discriminados por el Estado les fueron sacando tierras que pasaron a manos de terratenientes. Visiblemente emocionado, Sergio Pichiñán refirió privaciones y hambre, para señalar que el Estado obliga a las acciones de los mapuches que cuidan lo que tienen viviendo de sus cultivos y creencias. Hizo así una sentida evocación de su padre, fallecido dos años atrás, para afirmar que siguen con los mismos problemas de siempre. Afirmó que la escuela que era nacional hoy está en la estancia de un terrateniente, lo que demostraría la complicidad del Estado al sacar la educación de dónde debería estar. Sostuvo que los gringos alteran el valor de la palabra para endeudar y colocando alambrados para sacar a la gente. Asimismo dijo no estar interesado en la política porque le gustan las cosas claras, denunciando en tal sentido que el Estado pone excusas de accesibilidad para no ir a ciertos lugares cerca del Río Chubut, pese a que el río se puede cruzar en verano como en invierno y la ruta está a metros de la comunidad. Aseguró que, sin importar lo que le ofrezcan, no se irá de su comunidad y espera para sus hijos un mejor destino, aunque sigan haciendo lo mismo "con nuestra gente". Concluyó aludiendo a los secretos de la vida en el territorio de sus ancestros. 

Marilyn Cañío, de la comunidad Mapuche Cañío, del Maitén, dijo que tras 150 años en el territorio el conflicto salió a la luz en 2010, porque hasta habían sido borrados del mapa catastral del pueblo. Resultó interesante escucharla decir que al inicio del conflicto ella no se reconocía mapuche, teniendo miedo porque percibía que todo el pueblo estaba en contra, sus maestras la maltrataban y sus compañeros de escuela firmaban campañas contra los mapuches. Consecuentemente refirió situaciones discriminatorias y violencias constantes. Narró el operativo policial para extraer una muestra de ADN de su hermano, en el marco de la investigación sobre el ataque a un puestero, refiriendo que fueron sobre su hermano por "apoyar otras causas" en las que salía como cara visible y entonces lo querían preso. Interpreta que la gente del pueblo ignora algunas cosas porque está empobrecida y trabaja para Benetton, que tiene alambrado el río Chubut sin que nadie les diga nada y que las plantaciones de frutilla también contaminan. Expresó que la condición de machi, lonko o werken no son entendidas por el huinca, porque con ese ejercicio se nace; y recién cuando "desaparecieron" a Santiago Maldonado y mataron a Rafael Nahuel se enteraron que existían los mapuches, con lo que "siempre tiene que correr sangre", porque los quieren echar con balas o cárcel pues el Estado avanza con su codicia extranjera matando. Y al respecto sentenció: "estamos en guerra, vivimos una guerra de baja intensidad". Resulta llamativa esa definición, bastante precisa en tanto alude un concepto militar.

Luego de Marilyn Cañío, Mauro Millán explicó que también se había invitado a la comunidad Pu Lof en resistencia de Cushamen a participar del encuentro, pero no pudiendo acudir personalmente enviaron un comunicado escrito. En ese texto, que fue leído, se pidió por Facundo Jones Huala "secuestrado en Valdivia, Chile", por la libertad de los "presos políticos mapuches", el cese de la "persecución" del Juez Villanueva contra Lautaro González Curruhuinca y Fausto Jones Huala, los dos en la "clandestinidad" (prófugos de la Justicia), para terminar con la consigna "Santiago Maldonado presente - Wallmapu libre".

Tras la lectura habló Mauro Millán quien comenzó destacando el valor de los ancianos para los mapuches, y que cuando participan de recuperaciones de tierra lo hacen desprovistos de todo egoísmo, depositando toda la esperanza en los jóvenes. Así explicó que los antepasados enseñaron a desobedecer, porque principalmente desobedecieron morir; y en 1890 quedaban lonkos resistiendo: "éramos soberanos en nuestro territorio", aunque la sociedad argentina y chilena ignoren el pasado reciente de una nación que era libre y soberana con una sociedad horizontal. De tal forma, el Congreso significa para los argentinos la construcción de un país pero para los mapuches es la periferia, desde que se apropiaron del territorio. El Estado creó una herramienta letal con la que los judicializó y despojó del territorio: la propiedad. Pero la gente volvía al territorio, desobedecía, por el amor a la tierra y la vida en el Puelmapu, que es la Patagonia, "por dónde sale el sol".



Millán precisó que el mensaje comunitario mapuche se dirige a deconstruir el mensaje capitalista del derrame, para que la gente entienda lo que significa la construcción de 19 pistas de esquí como antesala de un mega negocio inmobiliario que fue parado por la comunidad, por un amparo ambiental a pesar que en la Patagonia no hay un juez que no sea racista. Remarcando que el juez de Lago Puelo reconoció el Convenio 169 (de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales). Según dijo Millán, la búsqueda mapuche tiende a generar procesos de alianza con la sociedad civil, no con el Estado, porque dado que el Estado controla una nación los derechos reconocidos "son aspirinas para lo que se necesita". Estima que muchos jóvenes en la Patagonia direccionan su marginalidad hacia la construcción de una identidad. Define a los mapuches como un pueblo en el que hay "entristas" que quieren relacionarse con el Estado, y otros que "somos afueristas", para los cuales "la autodefensa es un derecho". Por esa razón no van a permitir la construcción de represas "porque tenemos el derecho a la autodefensa" y el río Corcovado es un río que tiene entidad, esto dicho en el sentido que las ceremonias mapuches no son a un Dios, son alianzas con "las fuerzas del lugar". Algo distinto al entendimiento del "mundo occidental", que tampoco comprende como se eligen autoridades en el pueblo mapuche, pues es como una "enfermedad" causada por la manfestación del "espíritu de un lonko o machi al que te tenés que entregar de por vida" y "solo nuestras machis pueden orientar esa enfermedad".

Explicando este punto Millán aclaró al auditorio que "no quería decir con eso que los mapuches fueran superiores"; ciertamente no puedo saber que impresión se formaba el resto de los presentes, pero mis pensamientos estaban distantes de extraviarse por ese camino...

En opinión de Millán, impera un sistema planetario de consumo, pero observa en el mundo miles de naciones originarias que piensan distinto, pese al puñado de estados que lo administran. Entonces aludió a la Presidencia de Mauricio Macri como un gobierno que lleva a la pobreza extrema, haciendo el juego que de esa manera es parte del G-20. Por eso sostiene la búsqueda del diálogo mapuche con la sociedad civil, ya que en la lucha por el territorio los huincas no son todos lo mismo, diferenciando a gobiernos y empresas de la gente. Se busca pues la construcción desde otro lugar, "no articulamos en la política". Y previendo una mayor conflictividad, no quieren hablar con el Presidente, diputados o senadores "sino con ustedes".

Finalizada la exposición de Mauro Millán se informó que había represión y detenidos en Bariloche por la marcha a un año de la muerte de Rafael Nahuel. Desde luego no se dijo nada aquí sobre la quema de cubiertas y la agresión a pedradas contra la policía, motivo de las detenciones.



A continuación y cerrando el evento se dio lectura a la proclama:

Honorable Senado de la Nación
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
26 de noviembre del 2018

"Llegamos a este territorio buscando vida”, dijo el lonkoyem Pedro Pichiñan cuando fue obligado a dejar con su tribu lo que actualmente es la provincia de Buenos Aires; hicieron dos mil kilómetros y se instalaron en la comunidad Pichiñan en la actual provincia de Chubut.

Así fue el éxodo de todo el Pueblo Mapuche Tehuelche en la Puelmapu, cuando finalmente se consuma la ocupación militar y civil de lo que llaman Estado argentino. Hasta el día de hoy resuenan en nuestra memoria esos relatos que hablan de resistencia, de muerte, de campos de concentración, de crematorios, de familias desmembradas, de exposición en los museos. Y además resuena como eco el grito de la no resignación y de una perpetua desobediencia.

Desobedecemos cuando condenan a la tierra con infinitos alambrados, desobedecemos cuando quieren represar un río, desobedecemos cuando mutilan el bosque, desobedecemos cuando la mapu se transforma en negocios inmobiliarios, desobedecemos cuando contaminan las aguas con la podredumbre de la minería, desobedecemos cuando esa nube tóxica de los pesticidas se cierne sobre todas las vidas… Desobedecieron nuestros antiguos cuando se negaron a morir. A este sistema que todo asesina, que siembra la muerte, le expresamos nuestra profunda y nunca tan clara desobediencia.

Hace apenas 130 años atrás algunas lofche todavía transitaban el territorio de la Puelmapu luchando por la libertad y la soberanía de sus territorios. Finalmente, confinados en los campos de concentración, por la necesidad de sostener una filosofía de vida basada en la tierra, muchos lograron escapar. Quienes sobrevivieron retornaron e intentaron reconstruir una vida comunitaria. Esa reconstrucción se logró en pocos años, a pesar del escenario adverso y de haber sido expulsados a vivir entre las piedras. El Estado instrumentó y aplicó una herramienta nociva y eficaz denominada “propiedad”; el arma “legal” con la que consumó un nuevo despojo que benefició a los colonos y confinó a nuestras familias a las periferias de las incipientes ciudades patagónicas.

Entre aquellos que crecimos en los márgenes de las grandes ciudades renació el eco de nuestros antepasados. Este legado nos llamaba a reconstruir nuestra filosofía, nuestra espiritualidad, nuestra ideología… a reconstruir nuestro ser. Sin territorio no es posible la existencia del Mapuche, y a ese territorio le debemos una fiel alianza, por eso nos comprometemos a resguardarlo y a defender la perpetuidad de todas las fuerzas que habitan en él.

Nos pensamos como un pueblo cuyos principios y valores son antagónicos a los de un sistema mundial que ha desarrollado una ideología de devastación y muerte. El capitalismo extractivista, gestionado por los Estados, expande su control sobre el planeta. Entendemos que somos cientos o miles de pueblos, de naciones, que estamos controlados por un puñado de Estados. Sofisticaron las herramientas de represión que nos judicializan, encarcelan y asesinan; hoy esa herramienta es acusarnos de terroristas.

Llegamos a este sitio, un lugar que implicó la fundación de un orden estatal hegemónico y monocultural; pero para nosotros, la profundización de nuestra periferia legal… Sigue siendo negado nuestro estatus de pueblo nación originario. Desde este lugar proclamamos nuestra irrenunciable voluntad de seguir siendo Mapuche.

Los integrantes del Canal Wallkintun TV, de Bariloche, expresamos nuestra preocupación ante el incumplimiento de los derechos que nos corresponden por la ley de medios y que garantizan nuestra autonomía. Se otorgaron 62 licencias para medios de comunicación indígena en todo el país, uno solo de ellos fue para un canal de televisión: el nuestro. Todos tenemos dificultades para seguir adelante con nuestros proyectos; muchos han dejado de transmitir. Esta situación pone en riesgo la pluralidad de voces, la posibilidad de llevar a cabo una reparación histórica y de expresarnos en primera persona. Los medios indígenas somos un puente para que la sociedad nos conozca, sin estigmas ni prejuicios. Nadie respeta lo que no conoce, y si no hay respeto, la sociedad se deshumaniza.

La Lof Mapuche Paicil Antreao se encuentra en la zona denominada Villa La Angostura, provincia de Neuquén. En el mes de junio de este año, un grupo de parapoliciales pretendió desalojarnos, pero hubo una respuesta inmediata de la comunidad. Demandamos que dejen de habilitar proyectos inmobiliarios y hoteleros en lo que nos queda de nuestro territorio, y que el Estado deje de estigmatizarnos como violentos y usurpadores ante la sociedad general, porque nuestra comunidad es una comunidad de puertas abiertas. Cuidamos la biodiversidad y lo poco que queda de bosque nativo, que está siendo amenazado. También denunciamos la persecución judicial. Son siete los integrantes de la comunidad que están imputados por defender nuestro territorio. Rechazamos, además, la construcción de la ruta de circunvalación que pasa frente a nuestras rukas, antesala del desmonte y del loteo del cerro. Esta ruta, al hacerse sin consulta, puso de manifiesto una vez más que el Estado nos sigue negando.

La Comunidad Mapuche Tehuelche Vuelta del Río ha enfrentado históricamente distintos atropellos y amenazas de desalojo. El 15 de marzo del 2003, una familia vivió un violento intento de desalojo que terminó con la demolición de su vivienda. En el 2017, tras la búsqueda de Santiago Maldonado, se hicieron distintos allanamientos con maltrato y violencia. En esa ocasión, nos vimos obligados a hacer pública esta situación y decidimos ocupar, de forma pacífica, el Juzgado Federal de Esquel. A nuestro regreso nos avisan que estarían incendiando una vivienda; hecho que constatamos: solo quedaban cenizas. Unos días después, nos enteramos que varias personas de la comunidad habían sido judicializadas. Solo queremos que nos dejen vivir tranquilos donde nuestras familias han vivido por generaciones.

Los integrantes de la Comunidad mapuche tehuelche Cerro Cóndor, ubicada en las cercanías de Paso de Indios, Chubut, estamos cansados de la discriminación, ya que a pesar de estar viviendo en la tierra de nuestros ancestros, nunca tuvimos tranquilidad en nuestro lugar. El Estado quiere sacarnos y alejarnos de nuestro territorio para que quede en manos de terceros. En el 2011 exigimos el reconocimiento de nuestras tierras, que hasta entonces el Estado había mensurado para el usufructo de los terratenientes. Este reconocimiento fue solo sobre una parte. Exigimos que se reconozca el territorio completo de la comunidad de los Pichiñan, que siempre ha sido de nuestros ancestros. Los terratenientes que hoy siguen usurpando tierras se valieron de la complicidad de la policía y del Instituto Autárquico de Colonización, que operaban solo para ellos. Nuestros antepasados, los Pichiñan, venían de lo que hoy es provincia de Buenos Aires y llegaron a fines del siglo XIX a este territorio buscando vida, salvando a todas las familias que venían con ellos. Hasta el día de hoy sobrevivimos en nuestra tierra y peleamos por ella.

Los integrantes de la Comunidad autónoma mapuche Cañío venimos resistiendo ancestralmente a este Estado que nos mantuvo invisibilizados durante cientos de años. Recién en el 2010 nos reconocen como mapuche y lo hacen estigmatizándonos. Esto ocurre cuando sale a la luz que queríamos impedir que los Estado nacional y provincial lleven a cabo un megaproyecto turístico en el territorio en el que hemos vivido ancestralmente; un proyecto que inició talando bosque nativo y construyendo un hotel, sin tenernos en cuenta ni consultarnos. Esto prueba que para el Estado no existimos. Desde ese momento empieza la estigmatización y la persecución. La justicia, junto con la policía, inventó una causa para adjudicarle la responsabilidad de la quema de un puesto de la Compañía Benetton a un miembro de la comunidad que es muy activo en la defensa y la solidaridad de su pueblo. Este montaje, pergeñado fundamentalmente por el grupo empresarial Benetton, respondió solo a la pura especulación y al uso político de la criminalización. Denunciamos la violencia que sufrimos en las instituciones de El Maitén; en la escuela y en el hospital público que se niega a atender a nuestros niños.

Hace veinte años que los integrantes de la Comunidad Mapuche Pillan Mawiza, actual provincia de Chubut, vivimos de manera ininterrumpida en el territorio. Hoy volvemos a manifestar nuestra firme y perpetua decisión de no permitir la represión del río Carreleufu (Corcovado). La construcción de la represa denominada La Helena condenaría a este ngen, a esta fuerza de la naturaleza. Ayer eran capitales extranjeros, hoy son capitales argentinos los que amenazan la vida. Denunciamos a las instituciones que violentan la paz de la comunidad y no respetan nuestra autonomía. Algunos miembros de la comunidad continúan siendo perseguidos judicialmente simplemente por ser luchadores y luchadoras que molestan al poder.

Los miembros de la Comunidad Mapuche Tehuelche Sacamata Liempichun, ubicada en el paraje Payaniyeo, a pocos kilómetros de la localidad de Río Senguer, en la actual provincia de Chubut, queremos comunicar el inminente desalojo; lanzamiento que fue emanado por la justicia provincial en el mes de octubre de 2018. Más de quince integrantes fueron notificados con esta medida. Estamos resistiendo en el lugar, a pesar de la constante presencia policial. Necesitamos la inmediata solidaridad para con nosotros, que hemos decidido no abandonar nuestro territorio. Esta medida dictada por un juez beneficia claramente a los usurpadores.

Dirigimos esta proclama colectiva a la sociedad civil sosteniendo este camino de diálogo, ya que quienes gobiernan, quienes aplican sentencias y quienes dictan las órdenes responden con violencia y muerte. Creemos que son ustedes quienes nos pueden corresponder. Nuestra presencia, nuestra voz, nuestros relatos, nuestra palabra dejará expuesta esa verdad corrupta construida por la vieja ciencia, por los grandes medios de comunicación, por quienes se turnan en gobernar, por ese puñado de familias ricas que se beneficiaron constantemente con el empobrecimiento de toda una sociedad. Coexistimos en este territorio por miles de años, algo tenemos para decirles: la lucha Mapuche no es una lucha egoísta; la defensa del territorio nos sirve a todos porque es una lucha por la vida, para las próximas generaciones. De nosotros y de ustedes depende que los asesinatos de jóvenes, Mapuche y no Mapuche, no queden impunes y no vuelvan a ocurrir. Cuando la sociedad argentina lloró sus muertos producto del terrorismo de estado, nosotros no sospechamos “algo habrán hecho” y dijimos “nunca más” con ustedes, junto a ustedes. Hoy decimos “nunca más” por Rafael Nahuel, “nunca más” por Santiago Maldonado, “nunca más” por Camilo Catrillanca, “nunca más” un muerto por defender la vida y la libertad.

Por justicia, territorio y libertad.

¡Marici Weu!

¡Marici Weu!


UNA PROCLAMA ANTERIOR

Allá por 2004, a comienzos del régimen kirchnerista, se leyó otra proclama en dependencias del Congreso de la Nación. A efectos de comparar ambos textos, se transcribe a continuación:



Proclama Mapuche-Tehuelche

15 de julio de 2004. Puelmapu (territorio Mapuche), Chubut-Argentina.

Miles de años antes que cualquier descendiente de europeo soñara en conformar un estado independiente de los regímenes de gobiernos con visiones monárquicas e imperiales, nuestro Pueblo Mapuche se desarrollaba armónicamente en este territorio.

Nuestros antepasados supieron comprender cada señal de su entorno y se basaron en él como fuente de inspiración, transformando en “ley” cada manifestación de nuestro ltrofillmogen, la diversidad de vida, la vida en su conjunto, la naturaleza.

De esta visión surge el ADMAPU que es el conjunto de leyes que regirán el comportamiento del hombre pero en interacción permanente con la naturaleza, en un espacio territorial determinado, nuestro Wallmapu.

Como principio fundamental nuestros antepasados y nosotros, los actuales mapuche, sabemos interpretar que somos parte de la naturaleza y no dueños de ella. Así se nutrió nuestra cosmovisión y así pretendemos que se perpetúe.

Nuestro Mapuzungun, el habla de la tierra, nuestro idioma, nos comunica cada verdad de nuestro entorno, transformándose en un lenguaje que transmite un mensaje profundo, filosófico, ideológico y espiritual. Este lenguaje jamás pudo adecuar un concepto que se refiere a la propiedad, a la propiedad privada.

Este concepto de la propiedad privada es un blanqueo del dominador para justificar el despojo, la destrucción, la violencia y la muerte.

Nuestro Pueblo Mapuche, tanto ayer como hoy, valora la reciprocidad, lo comunitario, lo colectivo. Supo practicar la diversidad cultural internamente. La horizontalidad organizativa era la libertad absoluta del hombre. Cada Lofche, comunidad, mantuvo su autonomía y cada espacio del territorio mapuche preservó su identidad. Nagche, Puelche, Guluche, Williche, Lafkenche, Wenteche, Pikunche, Pehuenche, Rankulche, estas, y otras identidades territoriales, conformaron y conforman la gran Nación Mapuche. No somos ni chilenos, ni argentinos, ni neuquinos, ni chubutenses, somos Mapuche, gente de la Tierra.

Ayer, avanzaron con armas de fuego para matar nuestro cuerpo y con armas ideológicas para matar nuestro espíritu. Resistimos a ese avance por parte de los españoles. Tres siglos de guerra y no fuimos derrotados. Pero nuestros mayores presagiaban una embestida más sangrienta por parte de esos españoles nacidos en territorio mapuche. ¿Qué los movilizaba a estos criollos a consumar tal genocidio? ¿Un grito libertario o no pagar más tributo a la corona? ¿Eran los pobres, los obreros, los peones los que se rebelaban a la monarquía española o los ricos, los oligarcas y latifundistas que veían como un obstáculo a la Corona española, para su ambición?

Nacían los estados, se erigía una frontera dividiendo nuestro territorio en dos y se consumaban los últimos gritos de libertad de nuestro pueblo. Ya no seríamos mapuche, del saliente quedarían los argentinos y del poniente los chilenos.

Se fortalecieron las instituciones, los tres poderes. En lo ejecutivo, ya la horizontalidad no sería concebida. En lo judicial, nuestro ADMAPU sería reemplazado por el Derecho Romano. En lo legislativo, los grandes Futa Trawun, grandes encuentros o parlamentos comunitarios no definirían nuestro futuro, ahora lo haría el Congreso winka.

Fue el Congreso como brazo legislativo del Estado quien el 4 de octubre de 1878 autorizó al Poder Ejecutivo, es decir al General Roca, a establecer “la línea de fronteras sobre la margen izquierda de los ríos Negro y Neuquén, previo sometimiento o desalojo de los indios bárbaros de la pampa”. Eran nuestros mayores aquellos bárbaros, nuestros ancestros mapuche, quienes estaban por sufrir en carne propia la mal llamada Conquista del Desierto.

La misma terminología que utilizó el entonces ministro de Guerra para convencer a los legisladores, deja en claro la magnitud de la usurpación que sufrió y sufre aún nuestro pueblo mapuche. En el anteúltimo de los párrafos de su discurso sostenía que creía “justo y conveniente destinar oportunamente a los primitivos poseedores del suelo, una parte de los territorios que quedarán dentro de la nueva línea de ocupación”.

El propio Roca, homenajeado por tantas estatuas, admitía en su mensaje que la Argentina se preparaba a conquistar un territorio que no le pertenecía, que tenía “primitivos poseedores”. El futuro presidente de los argentinos le pedía a su Poder Legislativo que le otorgara las partidas presupuestarias necesarias para cumplir con la Ley 215, que ya había ordenado correr la frontera hasta el río Negro, en 1867. La idea no era nueva: cuando surgió este pensamiento, en el siglo XVIII, el desierto empezaba en el Fortín Areco, Mercedes y el Salado.

Una vez más el invasor ponía en evidencia la dimensión del crimen que se aprestaba a cometer. Si la Argentina había heredado las fronteras y posesiones del antiguo virreinato del Río de la Plata, éstas debían permanecer a unos 200 kilómetros de Buenos Aires. Pero en agosto de 1878 confesaba Roca ante los miembros del Congreso, que “la población civilizada se extiende por millares de leguas más allá de la línea de frontera que nos legó el virreinato, y la riqueza pública y privada que la Nación se halla en el deber de garantir se ha centuplicado”.

Fue el Congreso el que aprobó por ley y en forma consciente la usurpaicón de nuestro Wall Mapu. En teoría, imperaba el estado de derecho en la Argentina que nos invadió, sin embargo sólo un diputado alzó su voz para señalar que se estaba violando la Constitución de 1853, la que ordenaba “conservar el trato pacífico con los indios”. Esa cláusula constitucional – que desapareció después de la reforma de 1994- hacía expresa referencia a los tratados que nuestros lonko (autoridad ancestral mapuche) habían firmado con autoridades nacionales y provinciales de las Provincias Unidas del Río de la Plata, la Confederación o la República, sucesivamente.

Al internarse las tropas del general Roca en nuestro territorio, varios de esos tratados estaban en vigencia, en particular los que habían firmado nuestros lonko Sayweke, Purrán, Pincén, Mariano Rosas y Baigorrita, entre otros. Sin embargo, a los que invadían en nombre de su civilización no les importó respetar los acuerdos que habían celebrado pocos meses atrás, los que establecían claramente por dónde pasaban las fronteras.

El poder legislativo de la República no reparó en esos detalles, pero de los veinte artículos de fondo con que contó finalmente la ley 947 – la que Roca quería- quince se destinaron a establecer cómo se repartirían las tierras que las columnas del Ejército nos arrebataron. No está de más recordar que el propio Ministro de Guerra se quedó con 15.000 hectáreas de la mejor calidad, en cercanías de Guaminí.

Sin embargo, el poder legislativo no consideró necesario reaccionar cuando las columnas del Ejército cruzaron el río Neuquén para subyugar el territorio mapuche pewenche. No aceptamos la explicación de la “historia oficial” que excusa el atropello a partir de la insubordinación de un subalterno: Napoleón Uriburu. Roca convalidó su violación a la ley y la hizo propia, ante la ausencia moral de diputados y senadores cómplices con su silencio de la usurpación que también sufrieron nuestros mayores al sur de los ríos Neuquén, Negro y Limay. Es más, ya en la presidencia de la Nación, el perpetrador de la guerra que nos trajo el winka dispuso nuevas expediciones al Nahuel Huapi, a la cordillera de los Andes y al interior del actual territorio patagónico. Buscaba que ninguna de nuestras comunidades pudiera permanecer en libertad, que el sometimiento fuera total, que el genocidio se consumara. Para concretar los postreros ataques contra nuestro pueblo dejó la hipocresía de lado y ni siquiera se preocupó por guardar las formas: el Congreso se encontró frente a hechos consumados que no había previsto en leyes y debates. A nadie le importó demasiado que la Argentina cargara en su conciencia con crímenes que hoy serían considerados de lesa humanidad: fusilamientos, sumarios, deportaciones masivas, desmembramiento de familias, prisión en condiciones infrahumanas, esclavitud y otros regalos notables que recibimos de la civilización. Sólo un pequeño sector de la prensa demostró cierta vergüenza ante el atropello, pero sus páginas fueron rápidamente olvidadas por quienes decidían qué sucesos de la historia debían relatarse y cuáles no.

Fuimos testigos silenciosos de décadas de pseudodemocracias, golpes militares, muertes y desapariciones, pactos, negociados, lobby, endeudamientos, entregas, guerras, cipayismos, desarrollismos, transnacionalización y flexibilización, populismos, capitalismos, neoliberalismos, privatizaciones y globalización.

Hoy como ayer este Congreso sanciona leyes que tienen como objetivo allanar el camino de la destrucción, de la depredación y de la rapiña. Empresas mineras, multinacionales, forestales, grupos empresariales nacionales e internacionales como Benetton, se ven beneficiadas por el “derroche filantrópico” de este Congreso a estos sectores.

Hoy como ayer una justicia encargada de legitimar una nueva conquista. La judicialización, la criminalización de la lucha de nuestro Pueblo, es la última “moda” en los pasillos de los Tribunales. Vimos cómo recientemente “depuraban” la máxima instancia judicial por considerarla vinculada al anterior gobierno. Esto no garantiza que en el resto de los tribunales del país la justicia no siga siendo socia de la corrupción, de los negocios, de intolerancia racial y de la perpetuidad de la ideología de la conquista y el sometimiento.

Y un poder ejecutivo que se mimetiza según la ocasión.

Dos décadas de democracia consecutivas han dejado un saldo de permanentes enunciados pero se ha acentuado la asimilación a través del clientelismo, y el control a través del asistencialismo y el punterismo político hiriendo gravemente nuestra organización política ancestral. A medida que la banda presidencial es traspasada de un mandatario a otro, la demagogia va impregnada en esta, provocando un abismo cada vez mayor entre la cultura dominante y las culturas de los Pueblos Originarios.

Les preguntamos a los tres poderes, a Ud. Señor Presidente, a Uds. Sres. diputados y senadores y a Uds. Señores jueces ¿qué entienden por diversidad cultural? ¿alguna vez se preguntaron sobre la existencia de más de veinte Pueblos Originarios en este territorio? ¿Alguna vez investigaron sobre su pasado, sobre su historia, sobre cómo también fueron sometidos? ¿Alguna vez reflexionaron críticamente sobre qué es la democracia en un país multiétnico?. ¿Es posible vislumbrar un futuro de libertades plenas, condenando a la desaparición a los Pueblos Indígenas o excluyendo a más del 50% de la población de este país, pertenecientes o no a los pueblos originarios?

Hoy, un sólo pensamiento hegemónico, condena a este planeta a la pena de muerte. Cientos son los pueblos originarios que en el contexto mundial emergen para salir del silencio. Luchamos por nuestra libertad y por nuestra autodeterminación. Tenemos un conocimiento milenario que nos permite enfrentar a un libre mercado con una economía solidaria. Nuestra cultura es la base del desarrollo, busca elevar la calidad de vida de las personas tanto desde un punto de vista individual como de las necesidades colectivas de la comunidad. La tierra para nosotros no es un factor de producción sino es el origen y la verdad de nuestra existencia, es el espacio donde recreamos armónica y plenamente nuestra cosmovisión. Jamás permitiremos que nuestra Mapu - Tierra sea prostituida al mejor postor.

La vuelta o el regreso de la gente de la tierra a ésta, significa una salida a la concentración urbana, a la desocupación y a la marginalidad. El comité de descolonización de Naciones Unidas escuchó nuevamente el reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas por parte del canciller argentino, mientras tanto ingleses, belgas, franceses, italianos, grupos empresariales extranjeros se quedan con el sur, con el centro y con el norte del territorio de este país.

A la sociedad en general les decimos que mientras existan las montañas, mientras existan los lagos, los ríos, los bosques, nosotros Mapuche – Gente de la Tierra – seguiremos existiendo y resistiendo.

Hoy como ayer, la palabra, el habla no tiene muchas oportunidades. La intolerancia y sometimiento prevalece sobre todas las cosas. No tenemos mucho margen de error, si pretendemos dejar un país respirable a las futuras generaciones. Las diferencias de pensamientos, de credos, de raza, de cosmovisiones deberían ser fuente de inspiración y no de represión.

Un antepasado Mapuche, un orientador de la resistencia, presagió frente a la muerte, al saqueo y la invasión, que de cada uno de nosotros que caiga diez nos levantaremos.

Por territorio, justicia y libertad. ¡MARICI WEW!

Pueblo Mapuche


Juan Manuel Blanes, pintura conocida como "La Conquista del Desierto".


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López.

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