viernes, 27 de diciembre de 2019

SANTA CRISTINA Y TRISTÁN

Hoy me levanté generoso y le quiero regalar una idea a Tristán. Usted sabe, hablo de Tristán, el ministro de propaganda y venganza de Cristina. 

Por Alfredo Leuco

El que no permite que la verdad le arruine ninguno de los panfletos que llevó a la pantalla.

Primero fue “El camino de Santiago”, en un intento de convertir a Maldonado en “el primer desaparecido de Macri”, tal como tituló con expresión de deseo el jefe informal de la inteligencia K, Horacio Verbitsky.

Tan chupamedias como poco peronista, Tristán hizo como que Florencia Kirchner escribió el guión. Solo fue para agradar a su jefa, la cinéfila Cristina Elisabet. Tristán y su banda, se quisieron apropiar de un personaje que no era de ellos y convertirlo en “el primer mártir” de lo que ellos imaginaban como “la dictadura macrista”. Pero el tiro les salió por la culata.

Primero, porque el grupo de mapuches violentos que responden al Lonko actualmente preso en Chile, Facundo Jones Huala no se prestaron a ese juego y cuestionaron la cuasi película de Tristán. Los anarquistas que se visten de negro y encapuchados, arrojan bombas molotov y generan ataques de todo tipo, se manifestaron violentamente en la entrada al teatro donde estrenaban la película.

Fue en el ND Ateneo, propiedad de Pepe Albistur. Albistur es el ex Secretario de Medios, el dueño del departamento de Puerto Madero, donde vivió el presidente Fernández de prestado y el esposo de Victoria Tolosa Paz, la coordinadora del “plan contra el hambre”.

Juan Grabois contó que los jóvenes agresores escaparon corriendo y Leopoldo Moreau responsabilizó a los “medios hegemónicos”. Lo digo en serio. No se burlen. Pueden buscar en el archivo.

La declaración oficial de la Comunidad Puel Willi Mapu del 12 de agosto de 2018 dice textualmente: 


“Nosotros mapuches, que vivimos y que nos acercamos el 1ro de Agosto a Pu lof de Cushamen queremos expresar nuestro más enérgico rechazo a la creación, proyección y difusión del documental “El camino de santiago”.

Porque consideramos que una vez más, se está usando la lucha de nuestro pueblo y en este caso el nombre, la vida y la memoria del compañero Santiago Maldonado para dirimir diferencias partidarias con el gobierno de turno.

Queremos dejar en claro que no compartimos ningún pensamiento con este gobierno macrista, con ningún partido político ni con el anterior gobierno kirchnerista. Gobierno que no dudó en su momento negarnos la identidad como pueblo preexistente reprimiendo comunidades, encerrando hermanos Mapuche siendo responsables de tantas desapariciones forzadas como la de nuestros hermanos CALFULLANCA de Cholila.

¿Acaso ya se olvidaron que Cristina Fernández de Kirchner creó la ley antiterrorista? Ley que sirve a los gobiernos para judicializar y encarcelar a luchadores sociales y a los mapuche que reclamamos por las tierras, fortaleciendo así la idea del enemigo interno, tildándonos de terroristas”.

Tristán y Florencia hicieron la película sobre Santiago Maldonado y los compañeros de Santiago le respondieron con estas palabras que acaban de leer. Era un penal y Tristán lo tiró afuera. En lugar de ganarse el amor de los compañeros de Maldonado se ganó el odio.

La segunda cuasi película de propaganda fallida que solo sirve para agitar a los convencidos fue “Tierra Arrasada”. Hace 20 días se estrenó y se trata de otro material tirado a la basura que costó fortunas, en parte cubierta por un subsidio especial del Instituto de Cine que pagamos todos los argentinos.

Obviedades y simplificaciones que muestran a Macri como malo muy malo y a Cristina como buena, muy buena y un fuerte ataque a un grupo de periodistas independientes entre los que, por suerte, me encuentro, no alcanzaron para entusiasmar a mucha gente. Tristán es tan verticalista de Cristina que llegó a decir que es una película oscura que “se ilumina cada vez que la cámara toma a Cristina”. ¿No será mucho?

Pero yo le dije que quería regalarle a Tristán una idea que va en ese mismo rumbo. Reconozco que el título está inspirado en el extraordinario libro del maestro Tomás Eloy Martínez. El trabajo de Tristán, debería llamarse: “Santa Cristina”.

Ahora que lo pienso, tal vez podría ser una serie tipo Netflix con tantos capítulos como procesamientos tuvo Cristina. De esa manera podría explayarse y desmontar cada una de las acusaciones.

El guión es fácil. Se lo preguntan a los abogados de Cristina y muestran que en todos los expedientes, Cristina es una santa virginal que nunca se enriqueció como jefa de una asociación ilícita destinada a saquear al estado.

En cada capítulo debería aparece alguno de los integrantes del Cártel de los Pingüinos diciendo que son perseguidos políticos, que son revolucionarios y populares y que el imperialismo, la oligarquía, los jueces macristas y los periodistas hegemónicos, conspiraron para ensuciar la blanca e impecable investidura de Cristina.

Eso sí, en todos los capítulos deberían aclarar que no se trata de una ficción. Porque no se lo va a creer nadie.

Los episodios deberían ser así: el primero es Cristina y Néstor. Toda una vida compartida en la que ella aprendió el oficio de ganar fortunas sin trabajar nunca en la actividad privada. La exitosa abogada que nunca ganó un juicio pero lo perdió varias veces. Algo así como: la alumna que superó al maestro.

El segundo episodio, yo lo haría con los hijos: Los 5 millones de dólares termosellados de Florencia. La historia filmada debe asegurar que era dinero de una apuesta que le ganó Cristina a un amigo de Europa. Ella le jugó que Macri ganaría las elecciones y ella ganó.

La apuesta, digo que ella, ganó la apuesta y la depositó en la caja fuerte de la hija porque había olvidado la clave de su propia bóveda. Es que tienen tantas... Eso también explicaría porque, en su momento, no le dio las elecciones internas a Randazzo y mandó al muere a Daniel Scioli. Quería ganar esa apuesta.

A la hora de protagonizar de Máximo, el príncipe heredero, hay que demostrar que todas sus firmas en balances y contratos de las empresas fueron falsificadas. Que el falsificador fue tan bueno que ni el contador Víctor Manzanares se dio cuenta. Ninguna de las firmas que certifican coimas, sobre precios y lavado de dinero pertenece a Máximo. Su firma fue falsificada por un experto enviado por Clarín.

El tercer capítulo se lo ganó por derecho propio el fallecido Daniel Muñoz. Nadie fue tan brillante en los negocios después de Lázaro y Cristóbal. Muñoz se convirtió en magnate en muy poco tiempo y siendo apenas el secretario privado de Néstor. El argumento debe mostrar que Muñoz recibía diariamente bolsos llenos de libros de Marx y Perón.

Llenó varias bibliotecas con ese material de lectura que acumulaba en el departamento de Uruguay donde vivía el matrimonio K. Muñoz, después escondía esos textos en el Sur, algunas veces en la propia casa de Marta Ostoic, la madre de Néstor.

Fueron tantos los libros y tan extraordinarios que un museo de la palabra escrita de Teherán se los compró y le pagaron una fortuna. Con esos millones y millones de dólares, Muñoz, se compró los departamentos y las mansiones. Un negocio genial que nació en su vocación cultural y emancipadora.

El capítulo siguiente es para que don Julio de Vido sea el personaje central. Se podría titular “El cajero”, pero habría que darle el copyright a la doctora Carrió. Podemos ponerle también “El Padrino”, total Guillermo Coppola no es pariente de Don Francis Ford. Ese puede ser un episodio coral.

Aparecen y se fugan Baratta, José López, Jaime, Guillermo Moreno, Lázaro, Cristóbal y hasta el Caballo Suárez en un papel grande, tipo papelón. Hoy hasta su propio gremio lo repudió y lo expulsó para toda la vida.

Creo que Tristán va a comprar esta idea. Se la doy gratis y sería un éxito de taquilla. Si no llega a ir mucha gente al cine o no se ve demasiado por la tele, se debería ordenar a todas las Unidades Básicas que lleven a sus militantes. Es una historia educativa y esclarecedora.

No le quiero spoilear los capítulos finales pero de pronto, ganan las elecciones y empieza a imponerse la verdad. Se caen las prisiones preventivas, se caen los procesamientos, se caen las causas, se caen los jueces y se caen las caretas. Esa parte podría titularse “La Caída”.

Santa Cristina podría representarnos en el Oscar a la mejor película extranjera. Habrá que pelear para que no la coloquen en el rubro de ficción. Pero el final debe ser a toda orquesta. Cristina bajando por las escalinatas de Comodoro Py, vestida de largo y de blanco. Postrados a su paso deben aparecer los jueces que todavía la tienen procesada en 9 causas, 7 de ellas ya elevadas a juicio oral.

El mensaje que hay que mostrar es que la verdad y la honestidad de Cristina, siempre vence. En ese momento, como si fuera el desembarco en Normandía deben salir en manada todos los políticos presos de la cárcel. Se abren las puertas, se derriten las rejas y salen todos los cómplices de Cristina también. Llega el final de la cuasi película o serie de Tristán.

Suena la música a toda orquesta. Una oda a la libertad compuesta por Ignacio Copani. Aparecen los títulos: Santa Cristina


Un cartel que dice: cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia. Santa Cristina. La más Santa. La más taquillera.

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