Que
la señora presidenta use la cadena nacional para pasar sus avisos, contar
historias, cantarse loas y perseguir a quienes no lo hacen es ilegal y es un
abuso de poder.
Por:
Martín Caparrós
Es
un abuso –pequeño, insistente– de poder: la famosa ley de medios que tanto
celebramos por su potencia democratizadora dice en su artículo 75 que “el Poder Ejecutivo nacional y los poderes
ejecutivos provinciales podrán, en situaciones graves, excepcionales o de
trascendencia institucional, disponer la integración de la cadena de
radiodifusión nacional o provincial, según el caso, que será obligatoria para
todos los licenciatarios”.
Por
lo tanto: que la señora presidenta use
la cadena nacional para pasar sus avisos, contar historias, cantarse loas y
perseguir a quienes no lo hacen es ilegal y es un abuso de poder.
Entonces,
en lugar de decir ay oh uh cómo quiebra
la ley esta señora, uyuyuy cómo abusa
de su poder esta señora, ¿no sería más sano intentar un –pequeño,
insistente– ejercicio de contrapoder y boicotear las cadenas nacionales?
Digo:
apagar la radio o la televisión cada vez
que anuncien una cadena nacional.
Alguna
vez, quizá, nos perderemos un verdadero anuncio, una situación grave o
excepcional, y entonces recordaremos el cuento del pastorcito mentiroso.
Pero,
mientras, al privarnos del placer perverso de mirar esos números vivos
–sacrificios que se hacen por la Patria–, conseguiremos decir algo. Poco: por
lo menos, que a palabras necias oídos
sordos y que no hay mejor sordo que
el que no quiere oír y que a buen
entendedor pocas palabras y que, frente
a los abusos de poder, hacemos algo. Poco pero algo, que siempre es más que
nada.
Por
lo menos, romper ciertas cadenas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario