Todos los sufridos compañeros de cárcel, todos los que lo visitamos en la cárcel, todos sus parientes y amigos, todos sin excepción han podido admirarse ante la dignidad natural y el coraje inclaudicable de este hombre que viene sufriendo injusta detención domiciliaria durante años y prisión directa en la cárcel durante los últimos siete años. Siempre entero, siempre calmo, siempre ayudando a los demás, siempre aconsejando a todos, siempre analítico sobre el acontecer del país y sobre la persecución desatada por los subversivos de ayer y de hoy, sobre todo desde el kirchnerismo pero que no ha cesado hasta ahora, contra todo militar o civil que haya tenido algo que ver con el gobierno del Proceso.
Cualquiera tendría ataques de rabia y rebelión contra la injusticia de ser encarcelado con el escandaloso y único argumento de que, como ministro civil de un gobierno civil en la provincia, “debió saber” lo que ocurría en el ejército. Jaime Smart no, siempre calmo, como dispuesto a soportar la tribulación que Dios le mande, sea lo que fuere. Por eso Jimmy es verdadero ejemplo para todos nosotros. Ejemplo de patriotismo, de coraje, de integridad moral y de generosidad.
Y cuando decimos “ejemplo”, lo decimos muy pero muy en serio, no por ponderar en el aire nomás. Decimos “ejemplo” porque cada uno de nosotros, sus conocidos, amigos y compañeros de infortunio, desearíamos tener su señorío y su aguante a toda prueba frente a la adversidad. Ser como él. Y también deseamos que nuestros descendientes tengan todas esas virtudes que él en los hechos con humildad verdadera, sin alharacas ni frases huecas, nos ha mostrado durante estos años en que ha sido tan duramente puesto a prueba.
Lo ha vuelto ahora a “prisión domiciliaria”. Lo cierto es que desde hace años los tribunales superiores venían ordenando esta modalidad de prisión – también injusta y arbitraria en sí misma, obviamente, por ser prisión de un inocente -, pero vez a vez el “militante” y subversivo juez inferior ponía en marcha, de inmediato, otro proceso exactamente por la misma causa que extraía sin duda de su cajón dónde los tenía reservados y listos parea esgrimirlos cada vez que se decretara la prisión domiciliaria en algún proceso. Así pudieron estos funcionarios canallescos, que de jueces sólo tienen el título que usurpan, mantenerlo tanto tiempo en el calabozo.
Pero lo notable del caso, lo que aquí destacamos con profunda admiración, es la formidable e imperturbable presencia de ánimo de este valiente, que incluso soportó una vez, sin pestañear, que lo volvieran a la cárcel cuando ya lo llevaban a su domicilio.
Hemos tenido la suerte de visitarlo tantas veces en la cárcel. Lo hemos visto siempre entero y le hemos oído enarbolar con humor su carácter de “el preso con más prisiones domiciliarias en el mundo”. Para enseguida, por supuesto, pasar al tratamiento de temas ajenos a su situación particular, como si esto fuera un asunto menor.
Desde esta Asociación de Justicia y Concordia lo saludamos, Jimmy Smart. Lo hacemos con el orgullo de conocer a un hombre de bien en todo sentido.
Editorial Justicia y Concordia
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