“La primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira” dijo el escritor Jean Francois Revel. Nuestras sociedades actuales se han basado exclusivamente en la información, como también por otra parte en la cultura y en la enseñanza.
Por Jorge Omar Alonso
De todos modos es dable advertir que la llamada información veraz que es primordial en todo sistema democrático, no es una práctica habitual en unos cuantos gobiernos de nuestra región.
El ciudadano, no el habitante mostrenco tiende a informarse, porque el carácter de una información fiable es liminar para el primero quien pretende guiarse y conocer. Hegel manifestaba que la lectura del diario representaba para sí como una “oración matinal”.
Ahora bien en Argentina han existido circunstancias en las que se han perseguido a periodistas no complacientes con el poder de turno, como así también se han clausurado diarios o por otros medios muy sutiles, se ha pretendido acallar al periodismo incómodo para ciertos gobiernos. Como así también a la inversa todo régimen autoritario, mediante los medios que le son adictos pretende hacer una exaltación de sus valores.
En el régimen del kirchnerato la impotencia de la información veraz para iluminar a la sociedad, ha quedado demostrada a través de la hipocresía y cierta censura embozada a causa de una desigual distribución de la publicidad oficial. De igual manera por la autocensura ejercida con total doblez por algunos “escribas”.
También se suelen encontrar a aquellos propagadores y sostenedores con una sincera mala fe de las mentiras del gobierno, como los intelectuales de la Carta Abierta cuya función es oscurecer el juicio de los ciudadanos. “Aun en los tiempos más oscuros tenemos el derechos a esperar cierta iluminación...” (Hannah Arendt).
Una lamentable baja se ha producido con el alejamiento del distinguido periodista Nelson Castro, quien dejó de hacer su programa en Radio del Plata. Un ejemplo más de cómo se conducen ciertos empresarios de medios, succionadores de la “teta” del poder al que se encuentran subyugados por los dineros del déspota ilegitimo.
El carácter de sociedad abierta como la que describiera Karl Popper, está dada por la calidad y la libertad de la información.
“La información en la democracia es tan libre, tan sagrada, por haberse hecho cargo de la función de contrarrestar todo lo que oscurece el juicio de los ciudadanos” (Jean Francois Revel).
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