Por Fernando Del Corro
Su ministro de Hacienda fue nada menos que Mariano Antonio Fragueiro del Corro, el comerciante, político y economista cordobés, ex gobernador de su provincia natal, autor del Estatuto de Hacienda y Crédito de la Nación aprobado en diciembre de 1853 por la Asamblea Constituyente; el escondido anexo económico de la Constitución, inspirado en el pensamiento del socialista utópico francés Henri de Saint-Simon y en el del primer secretario de Hacienda de los Estados Unidos de América, Alexander Hamilton, entre otros. Si al Estatuto, que incluía el impuesto a la tierra y que era resistido por el poder económico de la época, no se lo hubiese hecho desaparecer, seguramente muy otra habría sido la historia del desarrollo argentino.
Arroyo Urquiza |
Nacido en el Talar de Arroyo Largo, actualmente denominado Arroyo Urquiza en su homenaje, el 18 de octubre de 1801, hacia fines de la época colonial, Justo José de Urquiza tuvo una larga trayectoria política y militar, desempeñándose por largo tiempo como gobernador de Entre Ríos, su provincia natal, lideró el Partido Federal, depuso al gobernador bonaerense Juan Manuel de Rosas, realizó negocios con el Imperio del Brasil durante la guerra que el mismo, aliado con la Argentina y el Uruguay, sostenía contra el Paraguay, y murió asesinado el 11 de abril de 1870 en su residencia del Palacio San José, en las cercanías de Concepción del Uruguay.
Sus padres, contrarios a la Independencia Nacional, se radicaron en la Banda Oriental al producirse la Revolución de Mayo en 1810, pero regresaron cuando en 1812 se produjo el avance de las fuerzas independentistas y el crecimiento del liderazgo de José Gervasio de Artigas que dieron lugar al sitio de Montevideo y la posterior caída de la ciudad ya en tiempos del gobierno porteño del Directorio encabezado por Gervasio Antonio de Posadas.
Hacia 1817 Justo José de Urquiza fue enviado a estudiar en el Colegio San Carlos de Buenos Aires. Regresó dos años más tarde a Entre Ríos y se instaló en Arroyo de la China, la actual Concepción del Uruguay. El Arroyo de la China, entonces capital de Entre Ríos, había sido la ciudad argentina en la que se aprobó la primera Independencia Nacional, previa a la del 9 de julio de 1816. Fue el 29 de junio de 1815 y participaron en ella los representantes de la Banda Oriental, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Misiones, aunque los de esta última llegaron con atraso.
En el Arroyo de la China se dedicó Justo José de Urquiza a la actividad agropecuaria y al comercio mientras su hermano mayor, Cipriano, participaba del gobierno del gran caudillo entrerriano Francisco “Pancho” Ramírez, asesinado en 1821. Allí él también se vinculó con la causa federal y llegó a ser diputado provincial. Como tal participó del rechazo a la constitución unitaria sancionada en 1826 habiendo sido quién condujo el bloque federal que hizo que aquella no fuese convalidada por Entre Ríos.
Pero no todo siguió con coherencia. En 1830 se alió al unitario Juan Galo de Lavalle y a su comprovinciano Ricardo López Jordán, para tomar el control de la provincia. Este último era el padre de Ricardo Ramón López Jordán, quién destituyera y diera muerte a Urquiza en 1870. Tras el fracaso de esa invasión se produjo otra al año siguiente que también fue derrotada por lo que huyó a Santa Fe desde donde regresó poco después para participar de la toma del gobierno entrerriano por Pascual Echagüe lo que le abrió el camino a sus largos años al frente de Entre Ríos.
La gestión de Echagüe, durante la cual se desempeñó, con el rango de coronel, como comandante de la costa del Río Uruguay, y la suya propia, a pesar de algunas diferencias importantes, mantuvo una cordial relación con Juan Manuel de Rosas hasta su posterior ruptura dos décadas más tarde. Ello le permitió convertirse en uno de los hombres más ricos de la Argentina utilizando la política para crear una red económica que, a su vez, también se reprodujo en clientelismo político. Su afán por el dinero se mantuvo intacto hasta el último instante de su vida.
Hasta su designación como gobernador en 1841 cumplió importantes tareas bajo la gobernación de Echagüe. Desde 1838 las cosas se complicaron para Entre Ríos. Por un lado se produjo la sublevación de Fructuoso Rivera en el Uruguay quién derrocó al presidente Manuel Oribe. También falleció Estanislao López por lo que Echagüe impulsó a la gobernación a Juan Pablo López, hermano de aquél. A su vez el gobernador correntino Genaro Berón de Astrada se rebeló contra Rosas. Berón de Astrada fue derrotado y muerto por las tropas de Echagüe, entre las que se destacaba Urquiza quién fue denunciado por haber hecho asesinar a centenares de prisioneros.
Las fuerzas entrerrianas luego avanzaron sobre la Banda Oriental pero fueron derrotadas por el ejército de Fructuoso Rivera, mientras Lavalle en 1940 invadió Entre Ríos tras haber tomado el control de Corrientes pero no pudo sostenerse y debió pasar a Buenos Aires desde donde, al no poder enfrentar a Rosas debió huir hacia el noroeste donde halló la muerte. Mientras Urquiza fortaleció su posición en Entre Ríos a partir de que José María Paz derrotase a Echagüe en Caaguazú el 24 de noviembre de 1841 y el 15 de diciembre logró ser designado gobernador.
Eso lo hizo en una situación muy difícil que lo llevó a decir: “nadie ha sido colocado al frente de la provincia en circunstancias más difíciles. El mando, desnudo de cuanto halaga, sólo me presenta sus azares”. Así es que designó a Vicente Zapata como reemplazante temporario y él de refugió en una zona de difícil acceso en la que reconstruyó su ejército mientras Paz y Rivera, cada uno por su lado, ocupaban la provincia. Pero Paz fue abandonado por el nuevo gobernador correntino Pedro Ferré mientras sufría fuertes deserciones por parte de quienes se sumaban a Urquiza.
La provincia también sufrió las consecuencias del bloqueo anglo-francés a Buenos Aires y de la actividad de los corsarios del gobierno montevideano. Un caso importante entre la segunda fue el saqueo a Gualeguaychú del nizano Giuseppe Garibaldi, luego héroe de la unificación italiana. En tanto Urquiza seguía con sus negocios de ganadería y saladeros a los que agregó el de contrabando con Montevideo lo que lo llevó a enfrentarse con Rosas con el correr del tiempo, mientras en la región se mantenía la guerra civil que se prolongó hasta 1848.
Sus padres, contrarios a la Independencia Nacional, se radicaron en la Banda Oriental al producirse la Revolución de Mayo en 1810, pero regresaron cuando en 1812 se produjo el avance de las fuerzas independentistas y el crecimiento del liderazgo de José Gervasio de Artigas que dieron lugar al sitio de Montevideo y la posterior caída de la ciudad ya en tiempos del gobierno porteño del Directorio encabezado por Gervasio Antonio de Posadas.
Hacia 1817 Justo José de Urquiza fue enviado a estudiar en el Colegio San Carlos de Buenos Aires. Regresó dos años más tarde a Entre Ríos y se instaló en Arroyo de la China, la actual Concepción del Uruguay. El Arroyo de la China, entonces capital de Entre Ríos, había sido la ciudad argentina en la que se aprobó la primera Independencia Nacional, previa a la del 9 de julio de 1816. Fue el 29 de junio de 1815 y participaron en ella los representantes de la Banda Oriental, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Misiones, aunque los de esta última llegaron con atraso.
En el Arroyo de la China se dedicó Justo José de Urquiza a la actividad agropecuaria y al comercio mientras su hermano mayor, Cipriano, participaba del gobierno del gran caudillo entrerriano Francisco “Pancho” Ramírez, asesinado en 1821. Allí él también se vinculó con la causa federal y llegó a ser diputado provincial. Como tal participó del rechazo a la constitución unitaria sancionada en 1826 habiendo sido quién condujo el bloque federal que hizo que aquella no fuese convalidada por Entre Ríos.
Pero no todo siguió con coherencia. En 1830 se alió al unitario Juan Galo de Lavalle y a su comprovinciano Ricardo López Jordán, para tomar el control de la provincia. Este último era el padre de Ricardo Ramón López Jordán, quién destituyera y diera muerte a Urquiza en 1870. Tras el fracaso de esa invasión se produjo otra al año siguiente que también fue derrotada por lo que huyó a Santa Fe desde donde regresó poco después para participar de la toma del gobierno entrerriano por Pascual Echagüe lo que le abrió el camino a sus largos años al frente de Entre Ríos.
La gestión de Echagüe, durante la cual se desempeñó, con el rango de coronel, como comandante de la costa del Río Uruguay, y la suya propia, a pesar de algunas diferencias importantes, mantuvo una cordial relación con Juan Manuel de Rosas hasta su posterior ruptura dos décadas más tarde. Ello le permitió convertirse en uno de los hombres más ricos de la Argentina utilizando la política para crear una red económica que, a su vez, también se reprodujo en clientelismo político. Su afán por el dinero se mantuvo intacto hasta el último instante de su vida.
Hasta su designación como gobernador en 1841 cumplió importantes tareas bajo la gobernación de Echagüe. Desde 1838 las cosas se complicaron para Entre Ríos. Por un lado se produjo la sublevación de Fructuoso Rivera en el Uruguay quién derrocó al presidente Manuel Oribe. También falleció Estanislao López por lo que Echagüe impulsó a la gobernación a Juan Pablo López, hermano de aquél. A su vez el gobernador correntino Genaro Berón de Astrada se rebeló contra Rosas. Berón de Astrada fue derrotado y muerto por las tropas de Echagüe, entre las que se destacaba Urquiza quién fue denunciado por haber hecho asesinar a centenares de prisioneros.
Las fuerzas entrerrianas luego avanzaron sobre la Banda Oriental pero fueron derrotadas por el ejército de Fructuoso Rivera, mientras Lavalle en 1940 invadió Entre Ríos tras haber tomado el control de Corrientes pero no pudo sostenerse y debió pasar a Buenos Aires desde donde, al no poder enfrentar a Rosas debió huir hacia el noroeste donde halló la muerte. Mientras Urquiza fortaleció su posición en Entre Ríos a partir de que José María Paz derrotase a Echagüe en Caaguazú el 24 de noviembre de 1841 y el 15 de diciembre logró ser designado gobernador.
Eso lo hizo en una situación muy difícil que lo llevó a decir: “nadie ha sido colocado al frente de la provincia en circunstancias más difíciles. El mando, desnudo de cuanto halaga, sólo me presenta sus azares”. Así es que designó a Vicente Zapata como reemplazante temporario y él de refugió en una zona de difícil acceso en la que reconstruyó su ejército mientras Paz y Rivera, cada uno por su lado, ocupaban la provincia. Pero Paz fue abandonado por el nuevo gobernador correntino Pedro Ferré mientras sufría fuertes deserciones por parte de quienes se sumaban a Urquiza.
La provincia también sufrió las consecuencias del bloqueo anglo-francés a Buenos Aires y de la actividad de los corsarios del gobierno montevideano. Un caso importante entre la segunda fue el saqueo a Gualeguaychú del nizano Giuseppe Garibaldi, luego héroe de la unificación italiana. En tanto Urquiza seguía con sus negocios de ganadería y saladeros a los que agregó el de contrabando con Montevideo lo que lo llevó a enfrentarse con Rosas con el correr del tiempo, mientras en la región se mantenía la guerra civil que se prolongó hasta 1848.
Rosas y Urquiza |
A lo largo de sus 28 años de gobernación, más que Rosas en Buenos Aires, generó mejoras para la población entrerriana creando escuelas, incluso de mujeres; estableciendo un régimen impositivo que mejoró la recaudación, desarrolló obras de infraestructura; propició la creación de pequeñas industrias y molinos; y, entre otras, también aplicó medidas sociales como la implementación obligatoria de la boleta de conchabo para los trabajadores rurales. En tanto la provincia de convirtió en refugio tanto para federales como unitarios enfrentados con Rosas.
Financiado por el gobierno brasilero salió a enfrentar a Rosas. El primero de mayo de 1851 formuló un duro pronunciamiento que solamente fue respaldado por la Provincia de Corrientes. Ese mismo mes firmó con los brasileros y las autoridades de Montevideo un acuerdo para derrocar a Oribe en la Banda Oriental y luego marchar contra Rosas, como aconteció. El propio Oribe cedió sin combatir y sus fuerzas se sumaron al ataque contra el gobernador bonaerense. El 3 de febrero de 1952 los 24.000 hombres conducidos por Urquiza derrotaron en Caseros a los 23.000 del ejército de Rosas.
Y allí cambió la historia poniéndose en marcha la organización de un gobierno nacional basado en el federalismo que debió soportar la separación transitoria de Buenos Aires bajo la conducción de Bartolomé Mitre. Algo que se revirtió cuando el propio Mitre, algunos años más tarde fue electo presidente. Para entonces había quedado sancionada la Constitución Nacional que, con sus sucesivos cambios, rige hasta nuestros días con la salvedad de la ya mencionada desaparición de su Estatuto de Hacienda y Crédito.
La ausencia de Buenos Aires como parte de la Confederación complicó enormemente las cuentas públicas pese a lo cual se avanzó con las inversiones en educación y se crearon numerosas colonias agrícolas para lo cual se apeló a inmigrantes, fundamentalmente europeos. Se desarrollaron varios proyectos elaborados por el ingeniero William Wheelwright para trazar vías férreas a lo ancho del país pero no pudieron concretarse por falta de financiación, razón por la cual se creó un amplio sistema privado de mensajerías y transporte. También logró que España reconociese la independencia argentina pero abrió las puertas sin límites a los negocios del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda al que dejó abierta la navegación de los ríos interiores mientras en 1856 se establecieron derechos diferenciales para las importaciones.
Luego de dejar la presidencia Urquiza siguió gobernando Entre Ríos y haciendo negocios. Por eso, durante la Guerra de la Triple Infamia contra el Paraguay, siendo presidente Mitre, juntó alrededor de cuatro mil caballos en la provincia y los vendió al Brasil para aprovisionar a su ejército. A todo esto ya había sido condecorado por el gobierno brasilero con la Orden Imperial de Cristo, en 1851, y la Gran Cruz de la Orden Imperial de la Cruz del Sur, en 1856.
Financiado por el gobierno brasilero salió a enfrentar a Rosas. El primero de mayo de 1851 formuló un duro pronunciamiento que solamente fue respaldado por la Provincia de Corrientes. Ese mismo mes firmó con los brasileros y las autoridades de Montevideo un acuerdo para derrocar a Oribe en la Banda Oriental y luego marchar contra Rosas, como aconteció. El propio Oribe cedió sin combatir y sus fuerzas se sumaron al ataque contra el gobernador bonaerense. El 3 de febrero de 1952 los 24.000 hombres conducidos por Urquiza derrotaron en Caseros a los 23.000 del ejército de Rosas.
Y allí cambió la historia poniéndose en marcha la organización de un gobierno nacional basado en el federalismo que debió soportar la separación transitoria de Buenos Aires bajo la conducción de Bartolomé Mitre. Algo que se revirtió cuando el propio Mitre, algunos años más tarde fue electo presidente. Para entonces había quedado sancionada la Constitución Nacional que, con sus sucesivos cambios, rige hasta nuestros días con la salvedad de la ya mencionada desaparición de su Estatuto de Hacienda y Crédito.
La ausencia de Buenos Aires como parte de la Confederación complicó enormemente las cuentas públicas pese a lo cual se avanzó con las inversiones en educación y se crearon numerosas colonias agrícolas para lo cual se apeló a inmigrantes, fundamentalmente europeos. Se desarrollaron varios proyectos elaborados por el ingeniero William Wheelwright para trazar vías férreas a lo ancho del país pero no pudieron concretarse por falta de financiación, razón por la cual se creó un amplio sistema privado de mensajerías y transporte. También logró que España reconociese la independencia argentina pero abrió las puertas sin límites a los negocios del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda al que dejó abierta la navegación de los ríos interiores mientras en 1856 se establecieron derechos diferenciales para las importaciones.
Luego de dejar la presidencia Urquiza siguió gobernando Entre Ríos y haciendo negocios. Por eso, durante la Guerra de la Triple Infamia contra el Paraguay, siendo presidente Mitre, juntó alrededor de cuatro mil caballos en la provincia y los vendió al Brasil para aprovisionar a su ejército. A todo esto ya había sido condecorado por el gobierno brasilero con la Orden Imperial de Cristo, en 1851, y la Gran Cruz de la Orden Imperial de la Cruz del Sur, en 1856.
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