jueves, 4 de diciembre de 2008
"Néstol y Clistina, tintolelos"
Acá hay un perverso que intenta echar por tierra el predicamento ganado en el concierto internacional. Hay quien está decidido a deshacer el trabajo de filigrana que anudó el matrimonio a fuerza de diplomacia del más alto nivel, buena letra y humildad con los que obtuvo la admiración política general y la reapertura del crédito irrestricto para nuestro país.
Por María Zaldívar
Decididamente, el corazón del kirchnerismo ha sido atacado.
Que el matrimonio presidencial intente dañar a su pueblo es una idea descabellada. ¡Con lo que lo aman, válgame Dios! Ellos, tan luego, que son la reencarnación del General y su señora, Evita; la versión posmoderna de aquellos defensores del cabecita negra y el descamisado. Néstor y Cristina jamás impulsarían una sola medida que perjudicara a la patria en la que, por otra parte, han invertido millones y millones de dólares en propiedades diseminadas por la capital y la Patagonia, en la que fundan empresas y se asocian con amigos tras el legítimo objetivo de crear riqueza; proyectos en los que no sólo ellos y sus amigos se involucran. Recientemente han sumado a su propio hijo mayor lo que demuestra a las claras la fe irrenunciable que ambos conservan en el merecido destino de grandeza que el futuro nos reserva y al que ambos nos están conduciendo, sin prisa pero sin pausa.
Por eso resulta obvio que el reciente proyecto de repatriación de capitales es, claramente, obra de un infiltrado que pretende desacreditar al presente gobierno, pulverizar la imagen de transparencia que supo construir a lo largo de los últimos años a partir de conductas ejemplares, medidas incuestionables, un apego casi enfermizo a las normas y un respeto delirante por las instituciones. Acá hay un perverso que intenta echar por tierra el predicamento ganado en el concierto internacional. Hay quien está decidido a deshacer el trabajo de filigrana que anudó el matrimonio a fuerza de diplomacia del más alto nivel, buena letra y humildad con los que obtuvo la admiración política general y la reapertura del crédito irrestricto para nuestro país.
El desgraciado que hoy les propone una ley que haría de la Argentina una gigantesca y complaciente tintorería del dinero sucio del mundo tiene que ser el mismo que les taladró el oído para que mantuvieran congeladas las tarifas de los servicios públicos después de la devaluación de Duhalde sabiendo que la consecuencia inevitable sería la partida definitiva de algunas empresas prestadoras, el desplome de su valor y el consecuente negocio de un puñado de nuevos y desconocidos millonarios que las barajaron en el aire. Pero Cristina y Néstor, obsesionados con hacer el bien, no se detuvieron en detalles y nombraron, respaldaron, protegieron, encumbraron, apañaron, sostuvieron y defendieron la permanencia del comisario de los precios, creídos, siempre operados por infame traidor que los mal aconseja, que la economía se doma a las trompadas.
¿Será algún terrorista reciclado? Porque varios de los que pusieron bombas y mataron gente en los ´70 hoy se acomodan en despachos oficiales y bancas legislativas. Quién sabe si no es alguno de ellos que recomienda la fuerza como mecanismo de resolución de diferendos entre las personas. Es que no debe ser fácil volver de la experiencia de asesinar y es probable que aún se fastidien escuchando otra campana que no es la propia y que insistan con soluciones drásticas. Y eso sí, para drásticos, los terroristas; está harto probado.
Será uno de ellos o no pero seguro es también el mismo que los impulsó a manotear los ahorros de los jubilados; el que le sugirió a Cristina decir en Estados Unidos que la Argentina no necesitaba plan alternativo ante la crisis financiera mundial; el que alentó más y más impuestos sobre la actividad agrícola-ganadera; el que hizo del Consejo de la Magistratura una comisaría política del Ejecutivo para disciplinar o echar jueces; el mismo atorrante que le aconsejó hacerse desear para la foto junto a los integrantes del G20 pero estar siempre lista a la hora de retratarse con Chávez, Kadafi o Madonna.
Es canallesco lo que le están haciendo, ya no a la persona sino a la gestión porque ahora el mundo se nos divide en dos: los países serios nos desconfían y suponen que la Argentina desprecia su agroindustria porque se ha decidido por el millonario negocio del lavado de dinero. Y los otros, nos ridiculizan y nos faltan el respeto con la caricatura de la señora presidenta y marido con rasgos orientales al mejor estilo de “Nestol y Clistina, tintolelos”.
No hay ningún derecho.
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Más información www.politicaydesarrollo.com.ar
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