El triunfo de Chávez después del referendo del 15 de febrero, junto a las pretensiones de Morales y Correa a los que sorpresivamente podría sumarse Uribe, hacen presagiar nuevas formas de totalitarismos con otro disfraz.
Por Jorge Omar Alonso
Es evidente que el progreso de la democracia en América Latina no está garantizado, ni mucho menos.
El triunfo de Chávez después del referendo del 15 de febrero, junto a las pretensiones de Morales y Correa a los que sorpresivamente podría sumarse Uribe, hacen presagiar nuevas formas de totalitarismos con otro disfraz. El del llamado socialismo del siglo XXI, aunque el rótulo de socialismo no nos puede confundir en cuanto a las características de este sistema que ha sumido a mucho pueblos en la servidumbre.
De esta manera surgen nuevos procesos totalitarios con el pretexto de proteger a los más débiles, como han gustado manifestarse los socialismos a lo largo de la historia.
También lo llevan a cabo los demagogos mencionados imponiendo nuevas formas de dictaduras o tiranías.
Ya entrado el nuevo milenio en América Latina se plantean con crudeza problemas ideológicos, políticos y sociológicos que se creían desterrados con la afirmación de la democracia en los años ’80 del siglo XX.
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