jueves, 26 de febrero de 2009
Hacia una Política de Estado Educativa
Argentina depende fundamentalmente de su capacidad educativa para sortear los desafíos que se le presentan en este inicio de siglo. A través de la educación es como reiniciaremos el camino en pos de la grandeza y el desarrollo nacional.
Por el Arq. José Marcelino García Rozado
Ante la crisis imperante en este mundo globalizado, y atentos a la máxima que nos indica que “cada crisis implica, además de un desafío, una nueva y real posibilidad de desarrollo” es que consideramos imprescindible encarar definitivamente el inicio del debate de ideas que nos conduzca a fijar una “Política de Estado respecto de la Educación en la Argentina”, un tema permanentemente abordado desde todos los ámbitos sociales y gubernamentales –también partidarios y partidocráticos- pero casi nunca llevados adelante con la seriedad y la profundidad que dicho tema merece y requiere.
Iniciado el Siglo XXI, y pasado ya el prudente período de “consolidación democrática” posterior a la etapa de permanentes golpes de Estado, y ante la insistencia en recorrer los conocidos caminos de las marchas y contramarchas típicas de la historia argentina, desde los comienzos mismos de la nacionalidad creemos llegada la hora definitiva de encarar inicialmente, por lo menos, las primeras discusiones y debates tendientes a delinear aquellas ideas –políticas- que conformadas en paradigmas nacionales terminen por adoptarse como Políticas de Estado, y que superando las típicas banderías políticas partidarias sean encaradas por el pueblo todo como “objetivos de mínima” a ser desarrollados en el plazo inmediato, el mediato, el mediano y el largo plazo.
Es muy reconocido en los ámbitos educativos nacionales que los cimientos materiales y los simbólicos de la educación fueron afectados gravemente desde hace ya más de sesenta años, y como consecuencia tareas llevadas adelante y que nos permitieran destacarnos mundialmente por la excelencia del sistema educativo, fueron revertidas hasta llevarnos a la actual situación de absoluto desbarajuste y descontrol, donde caminos arduamente recorridos se desandaron, tornando indispensable reconstruir las columnas sobre el que se asienta el propio sistema educativo nacional –escolar primario, secundario, terciario y universitario-.
Diversos seudo expertos en este metier, nos quieren convencer que las columnas basales del sistema: la legislación, la infraestructura, las condiciones de trabajo de los docentes, su capacitación y la del personal auxiliar, la conectividad informática y tecnológica, y el bienestar estudiantil alcanzan para redefinir y reconstruir el sistema educativo actualmente deteriorado, obsoleto y muy poco adecuado a las nuevas realidades nacionales, regionales y mundiales.
Si el tema pasase solamente por aquellas cuestiones, las soluciones estarían casi al alcance de la mano, y con una muy pequeña cuota de decisión política se podría alcanzar “la solución” al problema educativo nacional; pero es nuestro pensamiento que aquello es bastante más complejo e intrincado, por lo que es imprescindible encarar un muy profundo y amplio debate en el seno del pueblo todo, para que de aquel debate e intercambio de ideas y propuestas se pueda obtener el inicio de una propuesta seria y adecuada a esta compleja realidad.
Es absolutamente inexacto que las actuales Leyes de “Educación Nacional” y las jurisdiccionales, así como la de “Financiamiento y Educación Técnica y Formación Profesional” –Provincia de Buenos Aires- hayan logrado establecer fundamentos que conlleven algún tipo de adecuación al nuevo y complejo problema donde el “horizonte educativo” esté ciertamente compenetrado de las “urgencias y necesidades” del desarrollo argentino y especialmente de aquellas urgencias y necesidades populares de reinserción en el sistema productivo al que debe tenderse con la política educativa argentina. No sólo debe legislarse sobre el sistema de “educación superior” sino que es imprescindible que la totalidad del sistema legislativo en materia educativa sea revisada y realmente reactualizada, pasando de una “escuela inicial y primaria” –básica, integral, gratuita y obligatoria- inclusiva y contenedora inmensamente necesaria en etapas de crisis y exclusión a una escuela formadora del carácter y la cultura del trabajo, el esfuerzo, la solidaridad, el cuidado del medio ambiente, la camaradería y el trabajo en equipo que nos termine dando niños tenaces, no competitivos ni insolidarios, moral y éticamente formados con sentido nacional, patriotas y creativos, pensantes y con discernimiento claro respecto de la necesidad de recrear la familia, la comunidad y la sociedad.
Para ello es básico contar con una infraestructura edilicia, adecuada, moderna, equipada tecnológicamente, con espacios gratos de expansión, juegos y deportes; donde las condiciones de habitabilidad estén absolutamente garantizadas para ellos y los docentes, asimismo es imprescindible garantizar a éstos últimos salarios dignos y jerarquizados, que terminen con la actual situación de pauperización y que interfiere en el real desempeño y capacitación de docentes, directivos y personal auxiliar contemplando situaciones específicas, como las regionales, de condiciones de trabajo, de capacitación, de salud de ellos, el medio laboral donde desarrollan las tareas, la titularización por estricto orden meritorio y la reunificación de los cargos en uno, o a lo sumo en establecimientos cercanos, entre los factores básicos.
La capacitación docente, del personal auxiliar y de los directivos, no sólo debe ser un requerimiento, sino que debe pasar a ser una verdadera obligatoriedad, a la vez que un incentivo en el mejoramiento salarial y de escalafón, para lo cual deberá reformularse en base a las nuevas pautas establecidas por la “Política de Estado Educativa” el Instituto Nacional de Formación Docente, elevándosele el nivel a niveles de excelencia suprema y contando con los presupuestos acordes que le permitan llevar a buen puerto sus cometidos. A este se le debe sumar la creación en idénticas condiciones de un Instituto Nacional de Formación de Trabajadores de la Educación integrado al sistema de educación Medio y Superior, que conlleve a incentivar el crecimiento y el desarrollo de las capacidades de la totalidad de los trabajadores de la educación y que termine reflejándose escalafonariamente.
Si a todo esto no se lo complementa con una conectividad que integre cada aula a la red educativa nacional, pero absolutamente protegida tecnológicamente y pedagógicamente de los peligros mediáticos a que se pueden enfrentar nuestros niños y adolescentes; y con el boleto estudiantil gratuito y sin condicionamiento, acompañado por un verdadero sistema de “becas” y “ayudas” que impidan la deserción escolar, este sistema debe ser de orden nacional y complementario de un “Plan de Contención Social de la Niñez”, que implique una ayuda a la niñez pobre, excluida y desamparada y que garantice la alimentación digna y adecuada, la atención sanitaria universalizada y la contención del menor abandonado o en situación de calle. Estas condiciones son de obligatoriedad social y Estatal, por lo que no implican discusión alguna, la meta básica debe ser la inclusión universal de los argentinos en el sistema de educación que atada a la obtenida obligatoriedad de la escuela media –secundaria- completa apenas una etapa del ciclo educativo a ser propuesto.
Así como hemos tratado el problema de la niñez –educación primaria y básica- es imperioso atacar y abordar el tema de los adolescentes, hoy cuasi desamparados y generalmente marginados de la atención de la sociedad. Incorporarlos definitivamente a la obligatoriedad educativa pasa a ser una meta básica, que superará en resultados a las perimidas políticas de judicializar nuestra niñez y adolescencia desamparada y sin futuro; garantizándoles la educación y formación y su “permanencia y egreso” con los saberes, capacidades y la inserción laboral es como iniciaremos un camino concreto para disminuir la criminalidad de una juventud hoy sin futuro ni expectativas.
La deserción, sumada a los magros conocimientos que obtienen de un sistema no inclusivo y tecnológicamente obsoleto o atrasado, son las verdaderas causas del desamparo al que estamos so0metiendo a nuestras generaciones futuras, por lo cual optar por “cambios y maquillajes” y no encarar una profunda revisión que re-actualice la cultura del aprendizaje y del re-aprendizaje constante que impacten en los modos de hacer y llevar adelante políticas educativas, y que acompañen el trabajo y el compromiso de quienes deben vincularse: gobierno escolar, docentes, familias, estudiantes y comunidad.
El cumplimiento de la Política de Estado Educativa en plazos aceptables para el desarrollo nacional y concebir dicho nivel educativo como “clave para la inclusión social y el desarrollo” implica afrontar los desafíos abarcados desde un posicionamiento en la agenda pública de dicha meta nacional hasta las nuevas prioridades en la inversión imprescindible, en las formas de hacer gestión institucional y pedagógica, innovaciones en política y monitoreo y difusión de los avances. Muchísimos son los interrogantes a ser abordados en esta etapa de discusión ideológica sobre la presente, para poder tomar las decisiones adecuadas.
El listado de los interrogantes básicos y mínimos sobre los que pensar inicialmente, deben incluir: a. “Cómo lograr incluir a todos”, b. “Como lograr que aprendan lo verdaderamente necesario en esta nueva realidad del presente siglo XXI, c. Cómo enseñar a los adolescentes hoy, d. Qué contenidos desarrollar, e. Qué peso se otorgará a la enseñanza de capacidades que habilitan a aprender a futuro, f. Que y cuales instancias de participación, autonomía progresiva se otorgarán a estudiantes en la nueva escuela para conformar y formar ciudadanos responsables, g. Como poder desarrollar lazos sólidos entre escuela y familia, h. Qué rol cumplirá la política educativa frente a la tensión entre educación e inserción laboral temprana en el marco de la obligatoriedad, i. Cómo incorporar las nuevas tecnologías.
Las respuestas a estas preguntas -interrogantes básicos– a los que se pueden agregar muchos otros- está lo verdaderamente sustancial de la discusión de una Política de Estado en Educación. La inversión requerida para actualizar, modernizar y adecuar la enseñanza-educación de la juventud y la niñez argentina con vistas a resolver las necesidades y requerimientos del desarrollo nacional deberá estar equilibrada entre lo ideal y lo posible, pero aplicándose el concepto de “inversión” imprescindible para el desarrollo y despegándose del concepto de “gasto”, los requisitos de cantidad de escuelas y tipologías estará íntimamente relacionado con los requerimientos nacionales y las políticas a desarrollar. Es imprescindible priorizar el concepto de que educar es incluir, y que la creación de nuevos servicios al mismo tiempo que mejorar la calidad educativa es la prioridad nacional, pero siempre incluida en los requerimientos productivos nacionales.
La iniciación del debate es prioritario, y en él debe participar e involucrarse activamente –con el consabido espíritu de tolerancia y coexistencia con el disenso- la totalidad del pueblo, y deberá darse prioridad a que dicho diálogo entre especialistas incluya la presencia de los adolescentes y la juventud. Hoy la crisis internacional es una verdadera “ventana” de oportunidad que no debemos desaprovechar para trabajar por un futuro nacional de éxito y desarrollo, en la cual la escuela –primaria, secundaria, técnica y terciaria- al igual que la enseñanza superior –universitaria- deberá encontrar el lugar central a que está llamada, pues no existe crecimiento y desarrollo nacional sin una verdadera política de estado educativa de la que hoy adolecemos.
La Patria y el futuro de la Nación y de nuestros hijos lo requieren, si la meta es promover una sociedad que crezca sin desequilibrios, con justicia y con pleno empleo de capacidades productivas este es el único camino.
TEMARIO DE PRIMERAS CHARLAS SOBRE EDUCACIÓN:
Universidad para el desarrollo, Academicismo y/o Producción
Prof. Ana Jaramillo (U.N.Lanús), Dr. Hallú (U.B.A.), Prof. Aníbal Jozami (U.N. Tres de Febrero)
Educación básica para el desarrollo
Prof. Mario Greco, Lic Juan José Devalle.
Educación, investigación universitaria, innovación y producción tecnológica
Dr. Conrado Varotto, Ing. Antonio Castro Lechtaler, Lic. Conrado González
TECNOLOGÍA PARA EL DESARROLLO
Integración tecnológica UNASur
Lic. Juan Carlos Del Bello
Investigación científica y tecnológica para el desarrollo
Lic. Juan Carlos Del Bello, Dr. Félix Rodríguez Trelles, Lic. Dahelli
ENERGÍA PARA EL DESARROLLO
Integración energética zonal
Ing. L. Mirkin
Desarrollo energético zonal- Fuentes alternativas
Lic Aldo Fabris
Los temas serán nacionales si son populares. La llegada a un eventual nivel terciario, con el sistema actual desconoce las falencias de los estudios precedentes, si no tenemos un secundario de especializaciones (realmente laborales) y no de generalizaciones, como es el estado actual, poco avanzaremos en el nivel académico. Deben poder acceder todos al terciario, pero no accederán todos, solo su capacidad lo deberá justificar, y no la mera inscripción en el Instituto, con costos nacionales y sin obligaciones personales.
La tecnología para el desarrollo, suena bien, sorry no dice nada, tecnología para vender a la industria en asociación con ella, si la financia y si la financia el Estado, la Universidad la venderá o será socia, o lo que se programe, etc. Vamos detrás del país tecnológico, amén de las riquezas que el mismo posee.
El desarrollo del estado debe ser de investigación, y en los rubros estratégicos, este se reservara la decisión, de uso compartido o de uso Estatal.
El desarrollo de un programa energético, exige el diseño de nuevas matrices de generación, y no de una única, que ahogue la posibilidad del mismo para el supuesto de cambio de la circunstancias.
Lo expuesto no es crítico ni de respuesta, sino pensamiento de criollo que desciende de los barcos.
Solo habrá una América Grande y por ende una Patria Grande, si lo son sus habitantes, el resto es intrascendente. Y creo que solo con un pensamiento nuevo es posible, el resto es viejas recetas con nombres nuevos.
Solo tendrán Alas Grandes los pueblos que tengan raíces profundas, y esta vez, como lo fueron los Padres Fundadores deberemos ser los campesinos que siembren sobre el barbecho existente.
De la Patria que debimos ser, y sin olvidar los fracasos y frustraciones, ni los estereotipos educacionalmente reiterados que debimos estudiar, pensemos que la unidad con disensos nos hará grandes, y quizás ese es el legado que le debemos a América Latina.
Todavía muchos no hemos pagado, el estudio que nos solvento el pueblo trabajador en sus casas de estudio, pensemos en que tenemos una deuda de honor.
Buenos Aires, 26 de Febrero de 2009.
Arq. José Marcelino García Rozado. Secretario General
Lic. Alberto Liparelli. Secretaria Profesionales y Técnicos
Dr. Jesús Alberto Otero.
Mesa Político Sindical José Ignacio Rucci
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1 comentario:
Al Arq. MARCELINO ROZADO,leimos su nota aqui publicada,realmente estamos de acuerdo en todo lo expresado,felicitaciones¡¡¡.Tambien adherimos ...MESA PERONSITA PROVINCIAL- ROSARIO, enlace tecnico-profesional de la Rama Femenina, la cual conduce la martillera MONICA AGUILERA.
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