El experto descree del plan de viviendas anunciado por la presidenta Cristina, basándose en el fracaso de proyectos similares lanzados en los últimos años.
Por Edgardo Civit Evans
Presidente de Unidevi
La presidenta Cristina de Kirchner y el gobernador Celso Jaque anunciaron otro plan de viviendas.
Utilizarán $2.900.000.000 (casi U$S 1.000.000.000) de fondos de la ANSES, o sea para los jubilados. ¿Qué ley los autorizó?
Estoy a favor de la construcción de casas: se cumple con un mandato constitucional, se solucionan problemas sociales, se brinda trabajo, se reactiva la economía.
Pero anunciar con bombos y platillos la construcción de 27.000 reducidas viviendas utilizando recursos para los jubilados (ajenos) como si solucionaran todos los problemas habitacionales, me parece casi de circo.
Argentina padece un déficit habitacional de 3.200.000 casas. Mendoza de 120.000.
El déficit en los últimos años se incrementó el 30%. Anualmente no se cubre ni el crecimiento vegetativo.
En Argentina hace 30 años había 1.200 villas inestables. Hoy cerca de 30.000, donde residen cientos de miles de personas en condiciones miserables.
Todos los gobiernos anunciaron planes de viviendas. Ninguno se cumplió. El déficit continúa creciendo.
¿Por qué antes de anunciar nuevas casas no construyen las que prometieron? A Mendoza deben promesas por 12.000 viviendas.
Se anuncian para Mendoza 5.000 casas en tres años. En buena hora. Esta cifra, 1.700 casas por año, es similar a la de los reiteradamente anunciados planes federales y otros que tampoco se han cumplido.
Una política habitacional seria planificaría cuántas viviendas se construirán a largo plazo ( 15 a 20 años), con qué recursos, para qué tipo de grupos familiares, nivel de ingresos.
No me parece justo que con el dinero de todos, o para los jubilados, se construyan casas para quienes no las pagan, como denuncia el IPV (50% entre no pagos y morosos).
¿Qué sucedería si la gente no pagara las casas construidas con fondos para jubilados?
La mayoría de la clase media no puede acceder a ningún plan. Unos, porque parecieran destinados sólo para pobres, y otros, porque no alcanzan los ingresos.
Tenemos razones para dudar un poco de este nuevo anuncio. Veamos.
El ex presidente Kirchner, entre agosto y setiembre del 2006, efectuó dos impactantes anuncios de financiamiento de viviendas: uno para construir miles de casas (que no se hicieron) y otro de 17.000 créditos para inquilinos (que no las pueden pagar).
El 16 de setiembre del 2006 Diario UNO me publicó una nota de opinión que tituló: “Plan de viviendas: ¿un cuento chino?” Nadie la desmintió.
Sostuve que ante un déficit habitacional de 3.200.000 viviendas prometer 100.000 casas parecía un nuevo cuento chino. Expresé: “Me recuerda cuando el presidente Kirchner regresó de un viaje a China y manifestó que ese país le prometió que invertiría en Argentina U$S20.000.000.000. Días después, el primer ministro asiático afirmó que China “no tenía previsto hacer semejante inversión en Argentina”.
Nunca se concretó tal inversión de China. Las 100.000 viviendas tampoco se construyeron.
Sostuvimos: “Los bancos no quieren prestar, los empresarios no quieren vender y los posibles interesados no pueden adquirir”. Que con los planes anunciados sería necesario contar con más de $6.500 mensuales de ingresos, que debían ajustarse en forma paralela a la cuota del crédito.
Cualquier plan de viviendas a mediano y largo plazo debe tener en cuenta la capacidad de pago del deudor durante todo el período de amortización del crédito. La modificación de cualquier variable económica conducirá a situaciones de imposibilidad de pago y consecuentemente al riesgo de juicio y remate.
Caso contrario, se tratará de otro cuento chino de peligrosas consecuencias para las familias, como sucedió con la circular 1.050 y otras fabulosas ofertas para acceder al constitucional derecho a contar con una vivienda digna y propia.
El cuento chino se concretó.
Miles de familias, carentes de vivienda, solicitaron préstamos. Dos ejemplos de lo que está pasando:
Por un crédito otorgado en 2006 por el Banco de la Nación, tasa del 10% anual, con cuota inicial de $970, hoy la familia debería abonar $ 2.200.
Por un préstamo concedido por el Banco BBVA Francés en julio del 2007, tasa del 8,7% anual y cuotas de $930 mensuales ($108 de amortización más $ 830 de intereses).
A 16 meses de iniciado el pago de la cuota, la tasa subió al 28% anual y la cuota supera los $2.500, con una variación del 280%, porcentaje que en ese breve período supera los índices de la fatídica circular 1.050 de la época del proceso.
Los sueldos no acompañaron el crecimiento de las cuotas, generando una situación desesperante frente a la imposibilidad de pago.
Además del aumento de la cuota, alguno ha perdido el trabajo.
Lamentablemente, en setiembre del 2006 no nos equivocamos.
¿Qué dirán y sobre todo qué harán los obsecuentes que apoyan todo?
¿Quién solucionará estos casos de familias que creyeron en promesas delirantes?
¿Cuándo los funcionarios serán responsables de sus actos y de los perjuicios que sus decisiones producen a los ciudadanos?
Confiamos que este político anuncio no sea otro cuento chino. Que se hagan las casas mediante licitaciones públicas a mejor oferta. Que se adjudiquen correctamente, y las familias puedan pagarlas. Y se devuelva el dinero para los jubilados.
Nos falta un Congreso serio y responsable, que asuma sus obligaciones y sancione normas justas y duraderas, y una Corte Nacional que obligue al estricto cumplimiento de la Constitución, tratados internacionales y leyes. Hoy, estos requisitos indispensables en una verdadera república, están puestos en duda.
“No hay derecho ni justicia sin moral”, dijo Aristóteles.
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