sábado, 30 de noviembre de 2019

FORZOSAS COMPARACIONES


"Los hechos no dejan de existir porque sean ignorados"

Aldous Huxley

Por 
Enrique Guillermo Avogadro

Estas semanas están dejando a la vista algunos escenarios que obligan a su cotejo, y me refiero tanto a la Argentina cuanto a Colombia y Chile o a Uruguay. Tienen que ver, por ejemplo, con los políticos presos, con transiciones gubernamentales, con violentos conflictos sociales, con las agresiones sexuales y hasta con los zapatos. Comencemos entonces.

El jueves, una patética -por lo magro de la concurrencia- manifestación reclamó la libertad de algunos angelitos detenidos. Entre los enrejados convocantes se encontraron Amado Boudou, Julio de Vido, Roberto Baratta, Luis D'Elía, Lázaro y Martín Báez, Juan Pablo "Pata" Medina y Milagro Salas, todos condenados en varias instancias por delitos que van desde falsificación de documentos, apropiación de la fábrica de dinero, el crimen de Once, malversación de fondos públicos, asalto a comisarías, lesiones graves, amenazas, tentativas de homicidio, etc.; en resumen, por casi todo lo previsto en el Código Penal. Ricardo Jaime, en idéntica situación, tuvo la decencia de abstenerse de participar del reclamo.

Se dicen presos políticos pero sólo son políticos presos. Eso, en sí mismo, no debiera revestir gravedad alguna porque, estando los hechos probados, prefieren hacer uso de otra defensa: ocultarlos detrás de una supuesta persecución de Mauricio Macri, exactamente lo mismo que hicieron ya muchos otros, comenzando por la Vicepresidente electa, la inefable Cristina Elisabet Fernández quien, seguramente, desplegará sus innegables dotes histriónicas en igual sentido cuando preste declaración indagatoria el lunes, en una de las muchas causas ya elevadas a juicio.

Pero, en cambio, adquiere otra significación con las afirmaciones del profesor Alberto Fernández, que adoptó como propia esa postura y reclama la inmediata libertad -y la consecuente impunidad, por la teoría del lawfare- de todos esos presos y las "explicaciones" de los jueces que los procesaron y condenaron; es la misma actitud que adoptó con Luiz Inácio Lula da Silva, a quien un tribunal colegiado le agravó esta semana la pena.

La Comisión Bicameral de Legislación Penal puso en vigor un límite a la arbitrariedad de los magistrados ante las prisiones preventivas, y ello es verdaderamente positivo. Sin embargo, la penosa comparación surge de la reiterada discriminación que sufren, al respecto, los ancianos militares presos, los menos iguales ante la ley. Para ellos no aplican estas limitaciones procesales ni los principios de inocencia, de irretroactividad de la ley penal, del juzgamiento por jueces naturales y de legalidad. Para no extenderme en cifras de afectados, sugiero leer la carta que publicó Monseñor Santiago Olivera, Obispo Castrense de la Argentina, publicada hace pocos días.

La segunda comparación se produjo con las elecciones uruguayas, en las cuales una gran alianza de partidos, que llevó como candidato a Luis Lacalle Pou, le ganó al Frente Amplio después de quince años de hegemonía de la izquierda. La conducta de triunfadores y perdedores dio una lección de democracia a una región convulsionada; para demostrarlo bastó la elegancia de quienes abandonarán el poder frente a quienes los sucederán, y el encuentro en la calle de dos masivas manifestaciones de signos opuestos, que terminó con mates compartidos y el canto del himno nacional. Desde otro ángulo, dando una nueva lección de civismo, el nuevo mandatario tendrá un gabinete ministerial en el que participarán todos los partidos aliados.

Y esa clase de democracia viene a cuento por la diferencia que establecen el Presidente argentino y su Vice con respecto a los regímenes que gobiernan en América del Sur. Califican como golpe de Estado los procesos que llevaron a la destitución de Dilma Rousseff en Brasil y a la renuncia de Evo Morales en Bolivia, pero defienden la subversión que desató Rafael Correa en Ecuador contra el Presidente Lenin Moreno para intentar regresar al poder, y nada dijeron para respaldar a Sebastián Piñera, en Chile, a Martín Vizcarra, en Perú, o a Iván Duque Márquez, en Colombia, frente al vandalismo terrorista. Tiene antecedentes su conducta actual, ya que la remoción por el Congreso del ex Obispo Fernando Lugo, les sirvió como excusa para excluir temporariamente a Paraguay del Mercosur y permitir la entrada, por la ventana, de Venezuela al organismo regional.

La disertación de Alberto Fernández ante la Unión Industrial Argentina y, concretamente, su manifiesta intención de impedir la entrada de zapatos de Brasil, sirve para entender qué pretende hacer con la industria argentina la cual, de la mano del Frente para Todos, volverá a gozar del más insano proteccionismo, que tanto daño ha hecho al país y a sus habitantes, obligándolos a comprar caro y malo, a contramano total de cuanto han hecho otras naciones que crecieron, entre ellas el propio Brasil, que exporta al mundo desde aviones hasta ojotas.

A partir de 2005, he escrito varias veces sobre este tema (por ejemplo en https://tinyurl.com/v7aorb8). Como puede verse allí, la solución real no puede ser más sencilla y, de adoptarse, esa misma industria que, tradicionalmente, ha pescado en la bañadera y cazado en el zoológico, generaría las indispensables divisas que necesitamos para pagar nuestra deuda y muchísimos puestos de trabajo.

Si, en lugar de ello y como ha prometido el Presidente electo y demostradamente vicario, se refuerza el cierre y la falta de competitividad de nuestra economía, el círculo vicioso en el que nos movemos hace tantas décadas seguirá siendo la clara explicación de nuestra increíble decadencia.

Finalmente, el estruendoso silencio de Cristina Fernández y de las organizaciones feministas ante las acusaciones a José Alperovich por violación, clama al cielo, por comparación, contra al verdadero linchamiento mediático que, por delitos menos graves que los imputados al Senador kirchnerista, practicaron contra el actor Juan Dhartes.


Enrique Guillermo Avogadro
Abogado


viernes, 29 de noviembre de 2019

UN CRIMEN ABERRANTE DEL ERP

Hace 45 años asesinaban al capitán Viola y a su hija de 3 años

Por Agustín de Beitia y Jorge Martínez

Era un radiante mediodía tucumano. Una familia tipo próxima a agrandarse llegaba a un clásico almuerzo dominical con los abuelos. Padre, esposa embarazada de cinco meses y dos niñitas. Pero los Viola no eran una familia cualquiera ni ese 1 de diciembre de 1974 iba a ser un día como los demás.

El capitán del Ejército Humberto Viola (de 31 años) quería estacionar el auto en el garaje de la casa de sus padres. Bajó primero su esposa, Maby, para abrir el portón. Se alejó unos metros. Entonces estallaron los disparos sobre el vehículo que partían desde otros autos. Ráfagas de fusil, perdigonadas de escopeta. Una emboscada en plena calle, a siete cuadras de la Casa de Gobierno de San Miguel de Tucumán.

Viola escapó del auto como pudo, por la puerta del acompañante, malherido. Quería preservar a sus hijas, alejarse para que los atacantes concentraran sus dispararos en él, quitarlas del punto de mira. Corrió media cuadra hasta que más balazos lo derrumbaron antes de llegar a la esquina. Allí lo remataron.

En el asiento trasero del vehículo habían quedado las dos pequeñas: María Fernanda, de 5 años, con una gravísima herida cerebral, y María Cristina, de 3 y medio, a quien los proyectiles le habían arrancado la mitad de la cabeza y llegaría muerta al hospital.

Los agresores pertenecían al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), la guerrilla marxista lanzada a tomar el poder a sangre y fuego. Viola estaba en una lista de oficiales del Ejército a los que querían ejecutar en venganza por la muerte de 16 guerrilleros ocurrida cuatro meses antes, en el intento fallido de copar un regimiento en Catamarca. Su campaña insurgente, iniciada en 1970, desconocía la vigencia de la ley y el estado de derecho. El argumento de que combatían contra una dictadura, que tanto usarían en las décadas posteriores, era por completo infundado. En 1974 regían las instituciones democráticas y el país estaba gobernado por el Justicialismo.

En el ERP conocían los hábitos de Viola. Como en cualquier banda terrorista, la inteligencia previa era un requisito imprescindible para cometer sus crímenes. Sabían que los domingos iba a comer a la casa de sus padres con su esposa y sus hijas de corta edad. Sabían que las pequeñas podrían quedar en la línea de fuego. Aun así eligieron esa fecha y ese lugar para asesinarlo, sin importarle la presencia de las niñitas. Después buscarían excusas para justificar la matanza y hasta barajaron negar su responsabilidad, conscientes de la conmoción que habían causado.

Años más tarde fueron atrapados varios de los asesinos. Los juzgaron y condenaron durante el régimen militar, pero una ley de la democracia los benefició con conmutaciones de penas, antes de ser indultados en 1989 (en 2016 y 2017 algunos incluso llegaron a declarar como testigos en el proceso por la Operación Independencia). El intento de reabrir la causa Viola situándola en la categoría de "crímenes de lesa humanidad" transita sin pena ni gloria por los sumisos tribunales nacionales. Tampoco han prosperado los reclamos en cortes internacionales.

La Argentina de la guerrilla, la que devastó a la familia Viola, no figura en la historia oficial. Sus crímenes se esfumaron, sus asesinos fueron convertidos en mártires, sus víctimas desaparecieron de la "memoria histórica". La pesadilla está lejos de concluir. No falta mucho para que los que procuren mantener vivo el recuerdo de las atrocidades sean tachados de "negacionistas", en una inversión orwelliana del más elemental sentido de justicia.

Lejos de concitar repudio, esa Argentina sigue teniendo sus admiradores nostálgicos que sueñan con reeditarla, aunque por otros caminos. Pueblan la Justicia y la clase política, son legión en los ambientes educativos, en el periodismo y los medios culturales. Y eso no es todo. Muchos de ellos están a días de volver al poder.


La Prensa

martes, 26 de noviembre de 2019

EL ODIO AGAZAPADO

Ahora llega otro presidente y un nuevo ministro de salud, vienen al son de la banda K, pero de entrada nomás Alberto anticipó: si al aborto.

Por Miguel De Lorenzo

Numerosa, bien podríamos decir inmensa, ha sido la lista de ministros insignificantes, absurdos, rigurosamente inútiles que padecemos los argentinos desde hace demasiado tiempo.

Pocos, no obstante reúnen tan escrupulosa nulidad como el ex ministro de salud. Se trata de un ministro mono tema, lo suyo es el aborto. Un funcionario de quien no conocemos otras iniciativas, nunca un plan de salud nacional, de protección para los más desamparados del país, ni siquiera llevó adelante un calendario de vacunación adecuado, etc.

Pero en cuanto al aborto ahí sí, aparecen bien detallados, minuciosos estatutos, para abortar más rápido, de la manera más amplia y más completa, sin límites de edad, ni tiempo, ni oposiciones, ni consultas, ni parejas, ni padres, ni alternativas de ninguna clase. Además todo por cuenta del estado, el estado bobo y perverso, que rapiña a diestra y siniestra, sin dar casi nada a cambio, de esto si se haría cargo. Extraño. .

Porque el reglamento no solo legitima, sino arma un combo, donde legalización y gratuidad van agarrados de la mano, sin soltarse. Se trata de cancelar, de borrar la más mínima responsabilidad de las personas involucradas en la gestación de un nuevo ser. Ustedes hagan lo que quieran, como quieran, cuando se les antoje, el estado los banca a morir, es decir a matar, el estado se hace cargo de “eliminar las consecuencias”.

Desde otro costado, los que piden por la ley, estarían reclamando un trato diferente de los demás, privativo, en cierto modo como si tratase de ciudadanos inimputables, dado que la demanda en el fondo se podría sintetizar en: ustedes háganse cargo, no nos pidan a nosotros responsabilidad moral, económica, social, ni moral.

Más allá de las consideraciones biológicas que claramente definen la presencia de un nuevo ser humano, es insólito y muy grave que, de golpe y porrazo un ex ministro, a través de un reglamento menor, aplique la pena de muerte en un país donde no existe. Pero es aún peor, porque si el que pretende hacerlo es médico y además es el encargado de salud la nación, eso ya cae en la profundidad del espanto.

Sería difícil negar que el aborto fuera el tema central del ministro Rubinstein. Al final de su inolvidable gestión ministerial laureada por la más estruendosa inutilidad, a pocos días de irse, tenía reservado este feroz golpe de gracia para los bebés en el vientre de sus madres, tal vez únicamente comparable al de aquel otro titán de la salud, el ex ministro Ginés González García.

El odio agazapado, finalmente, a último momento estalló, saltando sobre las víctimas más inocentes. Todo sucede como si el secretario saliente, intentara dejarle el camino allanado al presidente entrante. Tal vez un pacto entre iguales, puede ser.

A pesar del veto presidencial, algo quedó del furor Rubinstein. Logró incluir en el PMO las hormonas para disfrazar el sexo biológico. Hemos visto a chicos de 3, 4, 5 años – que saben nada de sexualidad – y de repente afirman, con la solidez y la seriedad de sus seis años, que quieren cambiar aquello que ignoran. Es demasiado obvio que madres y padres son los verdaderos artífices del supuesto deseo infantil. Y bien sabemos que al hombre dios del siglo XXI, nada debe negársele y para él nada es imposible.

Ahora llega otro presidente y un nuevo ministro de salud, vienen al son de la banda K, pero de entrada nomás Alberto anticipó: si al aborto. Es “un tema de salud pública”, sostuvo, como si unas pocas muertes – penosísimas muertes todas y cada una de ellas, claro está – pudiesen constituirse en razón suficiente para legalizar otras muertes, o sea para que no sucedan esas desdichadas muertes, el tema de salud pública lo “arreglan” mandando a morir a cientos de miles de inocentes

Es difícil negar que la sinuosa e inquietante progresía vaticana, tuviera que ver con la instalación de la candidatura Fernández, a la que por otra parte dieron amplio apoyo, pero de golpe los obispos argentinos dicen estar "sorprendidos" por esta definición abortista de Alberto. Ellos creían que un tipo que demostró cambiar sus convicciones más profundas, una vez por mes, podía ser fiel a la palabra empeñada.

Otro problema, tal vez una nueva traición, que agita la apacible demagogia populista del Vaticano.


Prensa Republicana

sábado, 23 de noviembre de 2019

CARETAS Y ESPEJOS



"La mistificación es un fenómeno frágil"
Laurence Debray

Por Enrique Guillermo Avogadro

Con impredecible velocidad, las caretas que diferenciaban a Alberto Fernández y la viuda de Kirchner, ya algo desteñidas por una afirmación del primero ("Cristina y yo somos lo mismo") y, sobre todo, aquéllas que pretendían otorgar al Presidente electo una independencia inédita frente a quien lo había elegido a dedo y llevado al triunfo, cayeron con estrépito.

Y no me refiero sólo a la radicalización de sus posiciones internacionales y pseudo-jurídicas, al relevante cargo reservado a Eduardo Wado de Pedro en el entorno de la Casa de Gobierno y, tampoco, al veto definitivo a Florencio Randazzo para ocupar el Ministerio de Transportes.

La imagen de las reiteradas visitas del futuro mandatario a los domicilios político y personal de la segunda, que no pueden ser imputadas a un mero gesto caballeresco, ya venía dando una pauta de subordinación inconstitucional; pero el lunes, esa actitud llegó al paroxismo cuando, al salir de la casa de Cristina, luego del recargado regreso de Cuba de ésta, Alberto declaró sin empacho que la elección de los integrantes del futuro gabinete ministerial estaba casi terminada.


Lo más llamativo, aunque no sorprendente dados sus antecedentes en la materia, fue que lo hizo pocos días después de asegurar que ella no tendría injerencia en la designación de los ministros. Sin embargo, al transcender algunos movimientos en las autoridades de los bloques del Frente para Todos en el Hº Aguantadero, quedó clarísima la decisión de Cristina.

Para lograr para su hijo Máximo la jefatura de ese rejuntado en la Cámara baja, por ejemplo, Agustín Rossi, que pretendía lo mismo, fue elegido como futuro Ministro de Defensa, pese a sus nefastos antecedentes en ese cargo (por ejemplo, el "extravío" de un misil y toneladas de municiones) por los cuales se encuentra bajo investigación judicial. Y escoger a José Mayans -una de las primeras espadas del impresentable y eterno Gobernador de Formosa, Gildo Insfrán- para ocupar idéntica función en la Cámara alta, seguramente requerirá ofrecer también a Carlos Caserio, alfil del Gobernador Juan Schiaretti, el caramelo de otra silla en el gabinete.

Esas actividades de la Vicepresidente electa tienen tres objetivos: abortar la gestación de un "albertismo" competidor e independiente, posicionar a su vástago para reemplazarla como candidato en 2023, y evitar intranquilidades en el ámbito de la Justicia. Las maniobras que, seguramente, realizará Cristina para lograr la impunidad de su hija Florencia ameritarán el alquiler de balcones, pero eso es algo que nunca le preocupó.

Carlos Pagni, el jueves, en una nota absolutamente imperdible, (https://tinyurl.com/rodr2g9), describió algunos de los intereses contrapuestos que afectarán, en la gestión y en la Justicia, a los integrantes de la fórmula triunfadora.

Cómo funcionará entonces esta conducción bicéfala -por ser optimista- que se prevé para la Argentina a partir del 10 de diciembre es, obviamente, aún una incógnita, pero todos los antecedentes han sido nefastos y terminaron con graves hechos institucionales y hasta de sangre; Héctor Cámpora, ese ex Presidente a quien debe su nombre el núcleo de los jóvenes -ya no tanto- kirchneristas, podría atestiguarlo.

Aunque es probable que esa contienda, que en los primeros 70's se zanjó a tiros y bombas, ahora se resuelva en transacciones "comerciales", ya que los aliados y socios regionales de Cristina disponen de ingentes fondos non sanctos que le permitirían comprar al más pintado de los gobernadores y legisladores, por muy díscolos que sean.

En todos los escenarios conflictivos que se han suscitado en los últimos meses en América del Sur, aparecieron grupos terroristas dispuestos a destruir e incendiar ciudades para intentar derrocar a las autoridades (Ecuador, Colombia, Perú y Chile) o para reponer en el poder a mandatarios exiliados o presos (Ecuador, Perú, Brasil y Bolivia); lo curioso es que el posicionamiento de los vándalos refleja exactamente la actitud contemporizadora o frontalmente enemiga de cada gobierno frente al narcotráfico.

La irrupción del comercio de estupefacientes como actor político resulta fundamental, tanto como el gigantesco desarrollo de las comunicaciones, para entender por qué las protestas legítimas contra el real deterioro de la situación económica de grandes proporciones de las sociedades a partir de la caída en el precio de las commodities -sus enormes alzas permitieron la instalación de los regímenes clepto-populistas aliados del "socialismo del siglo XXI" chavista- han adquirido tamaña virulencia.

Existen muchas denuncias y suficientes pruebas sobre las actividades de Cuba y del "Cártel de los Soles", esa terrible organización que encabeza Diosdado Cabello e integran los más de dos mil generales venezolanos (más que los de Estados Unidos), tendientes a desestabilizar a los países que no tranzan con el narcotráfico; la enorme masa de dinero que maneja ese negocio, incrementada con el contrabando de combustibles y oro, le permite financiar sin medida a los violentos, a los cuales entrenan y arman. Además, al hacer participar a los mandos militares del reparto del cuantioso botín le ha servido a Nicolás Maduro para asegurarse su lealtad y perpetuarse en el poder, a pesar de la catástrofe humanitaria en la que ha sumido a su país.

Enrique Guillermo Avogadro
Abogado


viernes, 22 de noviembre de 2019

¿QUÉ HARÁ ALBERTO F. AISLADO GEOPOLÍTICMENTE?

El Foro de San Pablo, a mediados de este año decidió actuar para revitalizar su posición ideológica. El foquismo, descrito por el Che Guevara como una estrategia de expansión revolucionaria a través de pequeños “focos”, fue el sistema elegido. Desde Cuba y Venezuela, hacia el sur.

Por Malú Kikuchi

Estallaron focos en Perú, en Ecuador, en Chile, ahora en Colombia. El tema de Bolivia es distinto, aunque obedece a las mismas reglas. Sólo que Morales desconoció su propia Constitución, ignoró el resultado negativo del plebiscito, cometió fraude y no fue capaz de preparar un sucesor.

Los estallidos fueron todos contra gobiernos de centro derecha. Y en Bolivia, el MAS, partido de Evo, no tiene candidatos para las próximas elecciones. Pero si revisamos la historia, veremos que a la larga el centro siempre gana. El pueblo no puede vivir en constante revolución.

Vizcarra en Perú ya se estabilizó, Lenín Moreno lo hizo en Ecuador; la lógica dice que Piñera lo hará en Chile y Duque en Colombia. También dice que salvo imponderables, Luis Lacalle Pou se impondrá en el Uruguay. Bolsonaro preside Brasil y Abdo a Paraguay. ¿Qué hará Alberto F?

Se desconoce. Pero los pasos dados hasta ahora marcan una dirección muy clara, la política exterior argentina será la misma que la de Cristina F. Qu fue lamentable (recordar el pacto con Irán). Desde el comienzo ofendió a Trump, que dejando de lado al personaje, hoy es el presidente del país más importante del planeta.

No es inteligente ofender al dueño de la pelota. Nadie habla de relaciones carnales, simplemente tener la cordialidad de la buena educación con alguien a quien necesitamos para renegociar con el FMI. Luego ofendió a Bolsonaro visitando a Lula en la cárcel y Brasil es nuestro mejor socio.

Empezamos mal. Quiere salir del Grupo de Lima y nos trae al Grupo de Puebla. Quiere desconocer a Guaidó como presidente interino de Venezuela y reforzar lazos con Maduro. Desconocer que Hezbollah es un grupo terrorista. Al izar la bandera del aborto asustó al Papa Francisco.

Y conste que la Iglesia colaboró y mucho para que ganara Alberto F. Las preferencias políticas del Papa son conocidas por todos. Está muy bien con López Obrador, presidente de México, que para disminuir la terrible inseguridad en su país, dicen que pacta una especie de paz con los narcos.

Fue al Uruguay a saludar a Tabaré Vázquez y a su delfín, Daniel Martínez (Frente Amplio), que probablemente perderá las elecciones del 24/11. Antes de eso había visitado a Mugica y después lo invitó a Buenos Aires. Hasta ahora pareciera que no acierta con lo que vendrá o que piensa mal.

Desconocemos los integrantes del próximo gabinete. Fue llamativo el hecho de ver a un presidente electo ir al domicilio de su vice para discutir a quienes se nombrará. Aunque la vice haya elegido a su candidato a presidente y la mayoría de votos le pertenezcan. El presidente es Alberto.

¿Bastará con el título? Alberto tiene fama de inteligente, pero nunca ha sido un líder. ¿Eso se aprende o se nace? Dicen que Cristina lo eligió porque era “moderado”. Cuando le molesta la pregunta de un periodista (le sucede con frecuencia), pierde la moderación. Dicen que AF no piensa como Cristina, muchos años la criticó. Ahora que le debe la presidencia, ¿se mimetizará con ella o simplemente obedecerá? ¿O se liberará?

¿Cuál será la autonomía de Alberto para gobernar? ¿Mecha corta o mecha larga? ¿Habrá que esperar año y medio para asistir a una “remake” de cuando Cristina refiriéndose a Duhalde, sin nombrarlo, habló del “padrino” pero el del libro de Mario Puzo? El peronismo no puede tener 2 cabezas. Eva Perón era la primera fanática de Perón. No competía.

¿Existirá una traición en el futuro? ¿Será capaz Alberto F. de tomar las riendas del gobierno y poner a la vice presidente en el lugar de presidente del senado? Y si no lo hace, ¿cuál será el destino de la Argentina? Sin conocer los nombres de los futuros ministros, secretarios, directores de bancos públicos y otros organismos nacionales, es difícil siquiera suponer.

Lo que ya se sabe es que ayer, jueves 21/11, en la maratónica sesión de diputados que votaba leyes como en una línea de ensamblaje, el oficialismo, todavía Cambiemos, no consiguió quorum para votar el proyecto de “ficha limpia”, que prohíbe a los condenados por delitos de corrupción presentarse a elecciones. El Frente de Todos no bajó al recinto.

Eso sí era de esperarse. El resto es una incógnita. Empezando por el aislamiento geopolítico de la Argentina. Por si acaso recurrimos a Juan José Castelli cuando decía, “si ven al futuro, díganle que no venga”.


jueves, 21 de noviembre de 2019

CUATRO AÑOS CONTENIDA

El gobierno que se inaugurará el 10 de diciembre, será un gobierno cuyo motor será la venganza kirchnerista.

Por Carlos Mira

El kirchnerismo no cree que perdió las elecciones de 2015 porque Macri lo supero con los votos del pueblo, sino que fue desalojado del poder por una alianza judicial-periodística- empresaria, enemiga del pueblo, que logró lavar el cerebro de la gente hablando durante años de una corrupción inventada, para arrebatar el manejo del país a las clases populares y entregarlo a un plan de extranjerización, “neoliberal” y cipayo, cuya meta final era el apoderamiento de los recursos nacionales para cederlos al imperialismo norteamericano.

Esta, es sucintamente explicada, la idea que motoriza las acciones de esta gente. Pueden disfrazar en mayor o menor medida sus modalidades exteriores, pero el centro de la concepción general del país y del mundo es ese.

Lo que habría aquí (y en el mundo también) es una lucha entre el verdadero pueblo (los pobres, los indios, los negros, los “cabecitas”, los “transgresores”, los “progresistas”) contra un establishment minoritario blanco, rico, conservador, elitista que, valiéndose de las corporaciones, quiere copar el poder para exterminar a la gente. Se trata de un clasismo, racista y facho que se nutre del odio y vive para hacer daño al “enemigo” mientras se enriquece personalmente.

Incluso cuando ejerce el poder está tendencia trasmite (a menudo con éxito) la idea de que ellos no son “el poder”, el “verdadero” poder. Esta tendencia se presenta como una avanzada que, en el ejercicio del gobierno, se plantará de manos frente al “verdadero” poder, que son los blancos con plata.

Si ocasionalmente el “enemigo” triunfa hay que resistir. Echar mano a cuanto elemento esté al alcance para obstaculizar, empiojar y desestabilizar la mínima paz que todo gobierno necesita para avanzar y desarrollar su programa. Su método es el conflicto permanente. Si no existen motivos, se inventan. Pero la clave es no entregar un solo minuto de sosiego al enemigo.

Obviamente este es un libreto. Ellos, los capitostes del populismo bananero facho-comunista, no creen una palabra de lo que dicen. Pero lo que dicen lo dicen con enjundia y entusiasmo. Es más, puede haber algunos que sí lo crean. Son como las capas de una torta: la “creme de la creme” tiene todo bien claro; sabe lo que quiere y lo que tiene que hacer para conseguirlo.

Es obvio que estas cuestiones son más viejas que la puerta. Ya los griegos distinguían entre las formas puras y viciadas de gobierno. El vicio de la democracia era la demagogia. Hoy lo llamamos “populismo”. Está todo bien. Es la misma estafa con distinto nombre. Lo único que perdura es el uso malversado de las necesidades y de las diferencias de la gente para utilizar ese capital en beneficio propio.

Por lo tanto lo que no debe dejar lugar a ninguna duda es que, se vista como se vista el nuevo muñeco, lo que aquí viene es una contraola de gente que se arroga la representación completa del pueblo, pero de lo que ellos entienden por “pueblo”. “Pueblo” para ellos no tiene el mismo significado que le asigna la Constitución, es decir, todos los habitantes que pisan el suelo argentino. No. “Pueblo” para ellos es su “mercadería”, su “materia prima”, su “clientela”. Los demás son la oligarquía, el sionismo, los cipayos, el enemigo: la mierda, como diría Hebe de Bonafini.

Estas ideas tienen una concepción global del mundo, por lo que no hay dudas que la Argentina se presentará como una representante de esta avanzada que viene a restaurar los derechos de los desposeídos. No hay un solo ejemplo a nivel mundial en donde este tipo de gobierno haya logrado mejorar el nivel de vida de la gente. Solo ha hecho caer en la miseria a los que antes no estaban en ella. Ese es su entendimiento de la “igualdad”.

Mientras, claro está, aprovechan sus poltronas para vivir como reyes y para robar para sus bolsillos personales. Es un molde mundial: así ocurrió en la URSS, en Cuba en Venezuela, en Nicaragua, en Corea del Norte y en todos los países que han tenido la desgracia de experimentar estas aventuras. Siempre una casta millonaria, con los privilegios de las cortes medievales y una masa de gente miserable que cree que debe su vida a los señores.

Cómo ha podido restaurarse un sistema que el constitucionalismo del siglo XVIII vino a terminar para siempre es un misterio. Solo los más bajos sentimientos humanos, lo más rastrero que campea en el alma del hombre ha podido reinventar la servidumbre de millones para el beneficio de unos pocos.

Pero sea como sea, no nos podemos hacer ilusiones de que aquí viene algo diferente. El 10 de diciembre se inaugura una etapa superior de la esclavitud, esta vez recargada por la venganza contra una derrota que jamás digirieron.

Qué reservas verdaderamente democráticas tiene la Argentina para balancear este tsunami de rencor no lo sé. Qué fortaleza política tendrá la oposición para alzar una voz que actúe como una represa al atropello que se viene, también lo ignoro. Naturalmente la media sanción en Diputados de las llamadas ley de alquileres y de góndolas no son una buena señal.

Pero se necesitará mucha fortaleza para resistir los embates de un kirchnerismo deseoso de vengarse por lo que cree que le hicieron. Cristina Fernández es un ser lleno de oscuridades, que no dudará en echar mano a cualquier cosa -literalmente cualquier cosa- para hacerle morder el polvo a los que ella, en su propio libro, describe como enemigos. No habrá “adversarios” aquí, ni “diferencias de pareceres”. Aquí habrá venganza.

El otro Fernández hace rato que solo mira su ombligo y hará lo que sea para plegarse al verdadero poder de turno, que es el ejercicio del rencor y de la furia contenida. Cuatro años contenida.

martes, 19 de noviembre de 2019

A 45 AÑOS DEL ASESINATO DEL CORONEL IBARZÁBAL, SECUESTRADO Y MARTIRIZADO DURANTE 10 MESES POR EL ERP

Defendió la guarnición militar de Azul. Fue tomado como rehén por los atacantes para extorsionar al gobierno democrático de Juan Domingo Perón y canjearlo por guerrilleros detenidos. Lo mantuvieron cautivo hasta el 19 de noviembre en 1974 cuando fue acribillado. Tenía 46 años, pesaba 35 kilos

Por Alfredo Serra

Esa noche, la del 19 de enero de 1974, será larga y sangrienta, pero nadie lo sabe ni lo intuye en la Guarnición Militar de Azul, provincia de Buenos Aires, a pesar de que los años de plomo ya han dejado su huella criminal.

Hace tres meses que gobierna Juan Domingo Perón: su tercera presidencia.

Como sombras al amparo de la cerrada oscuridad, más de doscientos hombres rodean el lugar.

Han llegado en camiones pintados como los del ejército, vestidos con uniformes verdes de combate, y cubiertas sus cabezas con cascos parecidos a los reales.

Los asaltantes a traición, se sabrá después, son de la compañía Héroes de Trelew del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo).

A la cabeza, Mario Roberto Santucho –su creador–, Enrique Gorriarán Merlo y Hugo Irurzun.

Primer asesinato: el soldado Daniel González, de guardia. Entran entre cien y ciento veinte, y el resto queda afuera, como apoyo.

Objetivo: robar armas, atrapar a un oficial de alto grado, y tenerlo de rehén para usarlo como una mercadería de canje.

Copan sin resistencia la guardia central, varios puestos de vigilancia y el casino de oficiales, pero en la zona de baterías y en la plaza de armas nadie se deja sorprender: los reciben con fuego a granel.

En su casa, enfrente, el jefe del Grupo de Artillería Blindado 1, Jorge Roberto Ibarzábal, al oír los primeros disparos, hace arrojar al piso a sus tres hijos (Silvia, María José y Roberto), baja las persianas, toma un revólver, y vestido de civil se une a la defensa de la guarnición.

Al salir se encuentra con el coronel Camilo Arturo Gay, jefe de la unidad, cruzan un puente sobre el arroyo Azul, pero caen en una emboscada fatal. Gay muere de un balazo en la cabeza, y en el primer asalto cae también Nilda Cazaux, su mujer.

Pero a los criminales les queda una presa: Ibarzábal, secuestrado en el mismo escenario, y moneda de cambio para extorsionar al gobierno e intercambiarlo por guerrilleros detenidos.

El cruce de fuego dura toda la noche, y más allá del alba. Gorriarán Merlo, al ver fracasado el plan de tomar la guarnición, huye. Sin dar aviso a sus compañeros para que se replegaran. Sin temblar ante la segura muerte de quienes lo obedecen ciegamente. Su lema: ¡Sálvese quien pueda!

No sorprende: lo mismo hará quince años después, en 1989 y también en plena democracia, en el asalto al Regimiento de La Tablada.

Ya secuestrado, Ibarzábal es un preludio al martirio de Argentino del Valle Larrabure, capturado en el intento de copamiento de la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos, Villa María, Córdoba.

Caerá prisionero, también del ERP, siete meses más tarde: 10 de agosto de 1974, y soportará 372 días de cautiverio, hasta su muerte, asesinado y sin ceder nunca ante el pacto ofrecido por sus carceleros: “Enseñanos a armar bombas y te dejamos en libertad”.

Tampoco Ibarzábal ruega por su vida a lo largo de los diez meses en que es llevado de cárcel en cárcel (de las llamadas, “del Pueblo”: hoyos inmundos), maniatado y amordazado la mayor parte del tiempo, y obligado a escribir cartas a su familia diciendo que “me tratan bien”.

¿Qué clase de hombres fueron? Dos hombres valientes, sin traicionar todo lo aprendido en el Colegio Militar. En especial, “combatir y resistir hasta más allá del deber”. La absoluta contrapartida de sus verdugos.

Luego de esos diez meses, el 19 de noviembre de 1974 a las siete de la tarde y en San Francisco Solano, Quilmes, una patrulla policial de control de ruta advierte el avance de tres vehículos sospechosos: dos autos y una camioneta Rastrojero que lleva en su techo un armario de metal: la última cárcel del cautivo.

La caravana rompe el cerco a toda velocidad. Empieza la persecución. Estalla un tiroteo. La camioneta frena. El custodio del armario empuña un arma corta, "y le pegó tres balazos a mi padre, que estaba esposado y con los ojos vendados", recordó ante Claudia Peiró, de Infobae, Silvia Ibarzábal, adolescente en aquella noche de espanto.

El prisionero muere en el acto. Su asesino, Sergio Dicovsky, no se resiste: tira su arma y alza los brazos. Seguramente cuenta con que tendrá el privilegio de los derechos humanos.

Y no se equivoca. Según Silvia, “el que mató a mi padre figura entre los homenajeados en el Parque de la Memoria, igual que los asaltantes de otros cuarteles en plena democracia, como el de Formosa, mientras que las víctimas del terrorismo guerrillero ni siquiera están registradas oficialmente: más de dos mil”.

En el mismo relato, recuerda que “dos guerrilleros, uno de apellido Carrara, y otro, Altera, atrapados durante ese infierno, pedían jueces, diputados y periodistas para que le dieran garantías. Altera acababa de matar al coronel Gay y a su mujer…”.

El cuerpo de Ibarzábal mostraba cada huella de los diez meses pasados en jaulones, con continuas mudanzas, y sin el menor cuidado. Pesaba 35 kilos.

Siguieron etapas no menos sombrías. A pesar de que el ataque a la guarnición duró toda la noche, y que inmediatamente se pidió el cierre de rutas, la orden no se cumplió: piedra libre para la fuga de Gorriarán Merlo.

Perón –que moriría el primer día de julio de 1974– echó a Oscar Bidegain, gobernador de la provincia de Buenos Aires. Cargo: sospecha de complicidad, con otros funcionarios, en el ataque.

Durante toda la etapa de su gobierno, los Kirchner ignoraron los homenajes a los caídos bajo el fuego de las organizaciones guerrilleras. Y tanto Arturo Larrabure, hijos del coronel martirizado, como Silvia Ibarzábal, siguen reclamando ante la justicia que esos crímenes sean considerados “de lesa humanidad”. Hasta hoy, ante oídos sordos.

El único reconocimiento que recibió Ibarzábal fue su ascenso post mortem a coronel.

Al morir, tenía sólo 46 años.


Infobae

domingo, 17 de noviembre de 2019

CRÍMENES "PEORES" Y CRÍMENES "MEJORES


Una mañana de 1976, Andrea Ledesma, con sus diez años, despertó sobresaltada por el terror y llamó con un grito a su mamá. En lugar de su mamá, apareció su abuela y entonces confirmó que el horror que arrastraba desde el día anterior no había sido parte de un sueño.

Por Carlos Manfroni (*)


Andrea vivía en Rosario con sus padres: Oscar Ledesma e Irene Dib. Un domingo, después de una visita a su abuela, los tres volvían en auto a su casa. Pasaron al lado de un colectivo con personal policial que regresaba de brindar seguridad a un partido entre Rosario Central y Unión de Santa Fe.

En ese preciso momento, explotó una bomba colocada por la organización Montoneros para matar a los policías. Nueve de ellos murieron. Andrea, que viajaba en el asiento trasero, solo vio que el auto se detuvo y un polvo blanco caía por todos lados. Llamó a su papá, a su mamá. no respondían. Pasó adelante, sacudió a uno, después al otro. Su vida cambió para siempre y, como ella declaró alguna vez, no hubo más navidades ni cumpleaños ni fiestas de casamiento en su familia; como tampoco las habrá habido en las familias de los agentes policiales. Su abuela la educó con dignidad y sin hacerle faltar lo elemental a pesar de su estrechez económica, hasta que el cáncer se la llevó seis años después. Andrea debió ir a vivir con unos tíos a Córdoba, deambuló por Buenos Aires, volvió a Córdoba; aún arrastra su duelo silenciosamente; un duelo sobrio, sin estentóreas declaraciones ni pedidos de venganza.

Existen más de mil muertos civiles por la guerrilla de los 70 y miles de historias tan tristes y tan reales como esta. El Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas ha recogido la lista completa mediante un rastreo en cuatro de los principales diarios argentinos y en las revistas que las propias organizaciones clandestinas publicaban. ¿Son estas las acciones que quiere ensalzar el señor Horacio González cuando pide reescribir la historia y reivindicar a la guerrilla de los 70? Tiene razón en una cosa: hay que reescribir la historia. Hay que reescribirla para incluir a estas víctimas que no participaron de la contienda y que son desaparecidas del recuerdo de la Nación y del mundo.

No obstante, sería injusto suponer que la desafortunada propuesta procede de un irresponsable solitario que en estos días recibió un repudio casi generalizado. Para entonces, no pocos guerrilleros habían publicado libros en los que se jactaban de sus acciones. En cambio, durante mucho tiempo, cada vez que se mencionaba a una víctima de la guerrilla, demasiadas personas y demasiadas veces contestaban: "Peores fueron los crímenes de la dictadura". Era como si silenciaran a la víctima de una violación argumentando que peor es un homicidio. Y eso cuando no debía rendir inmediatamente examen: "¿Qué piensa usted de la dictadura?". Todo familiar, todo amigo o, simplemente, cualquier persona que se compadeciera de una víctima de la guerrilla pasaba a ser, por eso mismo, un sospechoso. Pero, además, ¿por qué motivo un crimen es peor que otro?

La valoración de un crimen con atención exclusiva al victimario resulta una inmoralidad. Hay muchas circunstancias que confluyen para la calificación moral de un crimen. La condición de quien lo comete es solo una de ellas, pero la mayoría deberían estar centradas en la víctima: ¿cuál era su edad, su grado de indefensión, su distancia respecto de la confrontación o de los acontecimientos que la alcanzaron?, ¿cuál fue el tiempo y la intensidad de su sufrimiento.? De otra manera, se menosprecia el padecimiento de la víctima para atender exclusivamente al autor del delito.

Ciertamente, la desaparición es peor que la muerte; sumerge a los padres y familiares en un estado de desesperación e incertidumbre sin fin. Pero existen múltiples circunstancias que hacen un crimen más grave que otro. ¿Es lo mismo que muera un niño o que muera un adulto? ¿Es igual el guerrillero que cayó durante un tiroteo que Juan Eduardo Barrios, el chiquito de tres años que murió bajo las balas que una guerrillera disparó a mansalva después de prender fuego a un policía? ¿Es despreciable el sufrimiento de ese policía que murió incinerado por el solo hecho de estar haciendo guardia en la puerta de un banco? ¿El secuestro del coronel Larrabure, enterrado vivo en un pozo estrecho durante un año, torturado y mal alimentado hasta que su cuerpo llegó a pesar 40 kilos y después estrangulado, no cuenta moralmente como una desaparición forzosa?

La catalogación de los crímenes, si es que tuviera algún sentido, debería hacerse caso por caso. Las historias están todas publicadas, para quien quiera verlas; pero no hubo interés en mirarlas. Son más de mil; más que las víctimas de ETA a lo largo de toda su existencia como grupo terrorista.

No. El señor González no quiso saltar al vacío. Se lanzó del trapecio en una pirueta y no advirtió que ya habían quitado la red. Algunas personas tuvieron la oportunidad aunque fuera de hablar y de escribir durante los últimos años, y nada es lo mismo desde entonces.


(*) Autor de Montoneros, soldados de Massera y coautor de Los otros muertos


La Nación




sábado, 16 de noviembre de 2019

¡DESACATADOS!


"La historia es un supermercado; 
cada cual elige llevarse lo que prefiere o necesita"
Loris Zanatta


Por Enrique Guillermo Avogadro

En momentos como los actuales, cuando todas las certezas que teníamos con respecto al mundo se transforman en segundos en magmas trepidantes e hirvientes, resulta harto difícil hacer un análisis unívoco acerca de la realidad, sobre todo cuando estamos inmersos en ella. De todas maneras, y dado el corto espacio del que dispongo en cada nota, me referiré sólo a un aspecto de lo que está sucediendo en América Latina.

Los intereses de Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel convergieron con los de Rafael Correa, prófugo, y de allí surgió la sedición contra Lenin Moreno en Ecuador; luego, intentaron derrumbar a Martín Vizcarra, pero el mandatario peruano resistió la embestida y también superó la crisis. Y entonces fueron a por Chile, donde se vio la ferocidad de los terroristas enmascarados como en ningún otro lugar; pero no previeron que la sociedad boliviana -afectada por los mismos problemas económicos de las demás- no aceptaría pacíficamente la tentativa de eternización en el poder ni toleraría el fraude electoral, y perdieron así un aliado fundamental.

Los regímenes de Evo Morales y de Sebastián Piñera tienen diferentes orígenes políticos. El primero permitió el acceso al poder de los indígenas del Altiplano y se sumó al ámbito populista de pseudo izquierda organizado por el Foro de São Paulo y la Unasur. El chileno, por su parte, es representante de la centro-derecha, actora de la alternancia democrática con la centro-izquierda que, durante treinta años, llevó tanto progreso.

Sin embargo, surge claramente una notable coincidencia en los gravísimos conflictos callejeros que están afectando a esos dos países, y que podrían agravarse: los gobiernos recurrieron a las fuerzas armadas para reprimir la protesta, aún cuando las razones de ésta fueran diametralmente opuestas. Y en los dos casos, los militares se negaron a hacerlo hasta contar con un respaldo mayor que la mera decisión presidencial.

La hipocresía canallesca de la que hace gala el Grupo de Puebla, formado por ex mandatarios y que integra nuestro Presidente electo, le permite acusar al Grupo de Lima, que varias naciones crearon para buscar una solución democrática al drama humanitario que vive Venezuela, de intervenir en la política interna de ese país; mientras tanto, se califica al Poder Judicial brasileño de perseguir a Luiz Inácio Lula (cuando está condenado por ladrón), se apoya públicamente al Frente Amplio (que competirá en el ballotage uruguayo del domingo 24) y se reprueba a Donald Trump por festejar la renuncia de Evo Morales.

Es la misma repudiable actitud que lleva a condenar a los militares bolivianos -que sugirieron a Evo Morales renunciar- por golpistas y a aplaudir a sus colegas chilenos por no salir a la calle, en ambos casos desacatando las órdenes presidenciales; sin embargo, la razón de la negativa es la misma: en toda América Latina son muchísimos los soldados que están presos, en nombre de unos derechos humanos tuertos y manipulados, por defender las instituciones republicanas contra la agresión terrorista.

Sobre la protesta pacífica de los ciudadanos, comprensible por razones socio-económicas, se montaron sin dudarlo los mismos que, hace ya cincuenta años, incendiaron la región con la violencia terrorista en el marco general de la "guerra fría"; una vez que Rusia consiguió poner un pie en Cuba, ésta comenzó a exportar su revolución a todo el resto de los países hasta que cada organización guerrillera fue derrotada, sólo bélicamente, por las fuerzas armadas cuyos miembros, prácticamente sin distinción de países, pagaron con la cárcel esa victoria.

Por ello, hoy los ejércitos exigen para obedecer las órdenes de represión prácticamente lo mismo: un inequívoco respaldo político, la vigencia del código de justicia militar y el eventual juzgamiento por tribunales militares. Esto coloca a Piñera en un brete complicado, porque si diera respuesta positiva a dichos reclamos, la izquierda internacional le saltará al cuello y, dada la situación actual de la calle, es probable que se produjeran muchas muertes; en Bolivia, demandan idénticas garantías para salir a controlar, con balas que no son de goma, a los insurrectos partidarios de Evo Morales que quieren incendiar el país.

El miércoles, nuestro Hº Aguantadero, en comisión bicameral, cristalizó -para evitar el libre albedrío de los jueces- las razones que justificarán la aplicación de la prisión preventiva antes de la sentencia definitiva. Rápidamente, el periodismo salió a preguntarse cuántos de los detenidos por las causas de corrupción recuperarán su libertad, pero no escuché a nadie inquirir sobre la suerte de tantos militares ancianos que, incluso sin haber sido enjuiciados aún, están preventivamente presos hace más de una década.

Nada está dicho aún en nuestra América del Sur, pero Colombia parece haberse convertido en el próximo objetivo de esos temibles canallas, ya que el Brasil de Jair Bolsonaro no parece ser un bocado fácil y aquí, en la Argentina, la tranquilidad callejera que trajo aparejada el triunfo del peronismo pegoteado se extenderá, seguramente, por varios meses.


Enrique Guillermo Avogadro
Abogado


viernes, 15 de noviembre de 2019

ALBERTO F. HABLA MUCHO

No es bueno que un presidente electo no hable con la prensa o con organizaciones de cualquier tipo, pero tampoco es bueno que hable demasiado. El que habla mucho termina diciendo lo que no quiere o lo que no debe decir. O dice una cosa el lunes y la desmiente el viernes.

Por Malú Kikuchi


Alberto F. necesita con urgencia un vocero, cuestión de preservarse un poco. Si sigue hablando tanto, va a llegar al 10/12 con la credibilidad esmerilada. Ya tiene que enfrentar una situación más que difícil en lo económico y dentro de su frente interno.

Sumarle a todo esto el hecho de decir con respecto a la deuda con el FMI, “vamos a pagar a la uruguaya” (Uruguay 2003, sin quita de intereses ni de capital, alargando plazos de pago de acuerdo con el acreedor), y ahora dice que la Argentina no puede pagar su deuda de ninguna manera.

Fue a Portugal y admiró su impactante renacimiento económico. Un país que salió de una situación francamente desastrosa y hoy es un ejemplo de cuentas ordenadas, bajo desempleo y con pobreza acotada. Es el país más barato de Europa y un destino turístico muy buscado.

Pero Alberto F. olvidó decir que Portugal sufrió un ajuste feroz, que achicó su administración pública y bajó los sueldos que dependían del estado en un 23%, desde barrenderos a profesores universitarios. Nueve años después volvió a subir ese 23%, obviamente sin pagar a retroactividad.

En la Argentina de hoy, ninguna de estas medidas son viables. ¿Entonces para qué hablar del modelo portugués? ¿Para qué meterse sin cesar en los países extranjeros a favor o en contra? Se sabe que “los países no tienen amigos, tienen intereses”. ¿Alberto F. tiene en cuenta este “detalle”?

Pelearse con el presidente Trump está fuera de lugar. Juzgarlo públicamente como atrasando a EEUU por apoyar la renuncia de Evo Morales, está fuera de lugar. Y torearlo a Bolsonaro visitando a Lula e invitándolo a su asunción presidencial, es un error. Un gravísimo error.

El presidente Bolsonaro puede no gustar, molestar, insultar, de hecho él lo hace con Alberto F., pero Brasil, país que preside , nos es imprescindible. Es nuestro socio mayor, con o sin Bolsonaro. Lo seguirá siendo cuando el presidente brasileño deje de serlo.

En cuanto a Bolivia, debería ser suficiente el fallo de la OEA, que a través de su secretario general Luis Almagro (después de recibir el informe de 40 peritos), declaró que Evo Morales había dado un auto golpe a través de un indiscutible fraude electoral. Pero las ideologías pudieron más y para Alberto F. fue un golpe.

Lo mismo con el Uruguay. La simpatía hacia Pepe Mugica se comprende, que lo traiga a la Argentina, se comprende. Que vaya a visitar como presidente electo a Tabaré Váquez, que ya está abandonando la presidencia de la ROU, se comprende. Que se vea con Martínez, bien.

Daniel Martínez, intendente de Montevideo, candidato por el Frene Amplio, ganó las elecciones, va a balotaje contra Luis Lacalle Pou del partido Nacional. El 24/11, de acuerdo a las encuestas (¿serán creíbles?), ganaría Lacalle Pou, que Alberto F. no visitó. La ROU también es socia.

Un presidente, Alberto F. al ser electo ya lo es, no puede, no debe dejar que sus simpatías personales o su ideología, o la ideología que le imponen sus laderos dueños de los votos, lo desvíen de su trabajo como líder de un país. No puede, no debe dejar de lado los intereses de la Argentina.

Hasta ahora es lo que viene haciendo. Y es bueno recordar que Perón decía que “la política es la política exterior, lo demás es sólo administración”. ¿Cómo explicar si el Frente de Todos es peronista, la necesidad por recrear el polo ideológico chavista en América del Sur?

Si Piñera consiguiera estabilizar a Chile y erradicar el foquismo enviado desde Cuba/Venezuela, si Bolivia estableciera elecciones transparentes y justas (lo que implicaría no votar a Evo), y si ganara Lacalle Pou en Uruguay, ¡qué aislamiento el de la Argentina de Alberto F.!

Piñera en Chile, Vizcarra en Perú, Moreno en Ecuador, Duque en Colombia, Bolsonaro en Brasil, Abdo en Paraguay y Lacalle Pou en Uruguay, dejarían a Venezuela y a México muy lejos. ¿Ninguna de estas posibilidades se baraja en el entorno de Alberto F? ¿No hay estadistas entre sus políticos?

Que a partir del 10/12 el pragmatismo supere la ideología y los intereses del país prevalezca sobre los que podrían esgrimir “los votos son míos”. La Argentina está por encima de los partidos y muy por encima de los políticos. Esperemos. ¡Y que Dios nos ampare!


jueves, 14 de noviembre de 2019

PIDEN INVESTIGAR NUEVOS CASOS DE INDEMNIZACIONES MILLONARIAS A FAMILIARES DE GUERRILLEROS


Son 13 pagos por un total equivalente a dos millones y medio de dólares. La causa tramita ante el juzgado de Ariel Lijo

Por Fabio Ferrer

El 25 de septiembre de 1975, durante el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) emboscó y asaltó un camión de caudales en el centro de la ciudad de Córdoba con el objetivo de llevarse los valores que se transportaban en el vehículo. 


En ese momento, se produjo un tiroteo entre los guerrilleros y los custodios del blindado a los que se sumaron efectivos de la policía provincial. 

Como consecuencia de la balacera murieron una guerrillera, dos custodios y un policía resultó herido. 

La mujer abatida, miembro del ERP, fue identificada como Nora Lía Marquardt cuyo nombre de guerra era “Sargento Clara”

25 años después de aquel hecho, los familiares de Nora Marquardt -gracias a una de las llamadas “leyes de reparatorias”- cobraron más de USD 171 mil en concepto de indemnización como “víctima del terrorismo de Estado”. Además el nombre de la militante del ERP abatida durante el asalto al blindado figura en el “Parque de la Memoria” de la Ciudad de Buenos Aires.

Este y otros 12 casos similares en los que se pagaron indemnizaciones a herederos de guerrilleros de manera presuntamente ilegal figuran en una denuncia que presentó el periodista José Luis D’Angelo este miércoles ante la justicia federal. En el escrito se exponen de forma detallada las maniobras que, invocando las “leyes reparatorias”, habrían permitido defraudar al Estado en cifras millonarias. Tras el sorteo la causa recayó en el juzgado a cargo del juez federal Ariel Lijo.

Otro de los casos denunciados es el de Hugo Therisod, Nombre de Guerra: “Roque”. A las 11 del 20 de agosto de 1975, en pleno centro de la ciudad de Córdoba, una unidad de combate del ERP atacó en forma simultánea la División Informaciones, el Comando Radioeléctrico y el edificio de la Guardia de Infantería de la Policía provincial “con el objeto de detener y ajusticiar a todo el personal. Los guerrilleros realizaron cortes en varias calles de la zona céntrica para dificultar la llegada de refuerzos. En el ataque fueron asesinados cinco policías y cayó abatido Therisod.

En la revista Estrella Roja, órgano oficial del Ejército Revolucionario del Pueblo, se publicó un artículo en el que al referirse a “Roque” destacó su “compromiso con la revolución socialista, su odio a la policía y demás fuerzas represivas lo llevan a cumplir con iniciativa y enorme alegría su tarea, el ataque a la Guardia de Infantería”. “Murió valientemente cuando desprendido del resto de sus compañeros debió enfrentar sólo con una pistola a un conjunto de policías fuertemente armados dando un alto ejemplo de moral revolucionaria”, detallaron.

Los herederos de Hugo Therisod recibieron la indemnización correspondiente a las “víctimas del terrorismo de Estado”, una suma que al momento de percibirla equivalía a USD 98 mil.

En la denuncia además se describen otros casos de guerrilleros ajusticiados por su propia organización por haberlos considerado “traidores” y de aquellos que murieron por impericia en la manipulación de explosivos o por fallas en la fabricación de esos artefactos.

Entre ellos se destaca lo ocurrido con Adriana Kornbliht, Nombre de Guerra: “la Turca”, quien murió mientras intentaba colocar una bomba en la comisaría de Monte Chingolo en la provincia de Buenos Aires, en marzo de 1977. Según cuenta Pablo Giussani en su libro “Montoneros, la soberbia armada”, Kornbliht falleció despedazada por una bomba que le estalló en las manos mientras intentaba colocarla en la dependencia policial. Los familiares de “la Turca” recibieron en 2007 más de 360 mil pesos, USD 116 mil a la cotización de la época.

Uno de los hechos más llamativos mencionados en la denuncia que tramita en el juzgado de Lijo es el de los hermanos Sabao. El 28 de noviembre de 1975, durante el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, en Rosario, un grupo armado con ametralladoras y fusiles FAL atacaron a Carlos Raimundo Sabao y a Pedro Alberto Sabao. El primero cayó en el lugar alcanzado por varios impactos mientras que su hermano se arrojó al río Paraná. Los atacantes lo persiguieron y continuaron disparándole hasta que su cuerpo desapareció de la superficie del río.

Al día siguiente, el cadáver de Pedro Sabao fue extraído de las aguas del río Paraná por la Prefectura mientras que su hermano Carlos, gravemente herido, logró sobrevivir. Pocos días después, la organización Montoneros se adjudicó el ataque. Los causahabientes de Pedro Sabao cobraron en marzo de 2001 el equivalente a USD 168.300. Según la prueba ofrecida en la denuncia, su hermano Carlos falleció en un geriátrico de la ciudad de Rosario en el año 2016, sin embargo su nombre está en una de las placas del “Parque de la Memoria” de la Ciudad de Buenos Aires como una “víctima del terrorismo de Estado”.

Los 13 casos denunciados figuran en el Registro Unificado de “Víctimas del Terrorismo de Estado”.


Infobae

miércoles, 13 de noviembre de 2019

ABANDERADOS 2019

Le confieso que me siento intoxicado por tantas informaciones negativas. Todos los días estamos obligados a comentar y opinar sobre situaciones terribles de violencia, destrucción y muerte en Chile y en Bolivia.

Por Alfredo Leuco

Todos los días la grieta que crece multiplica una realidad que nos satura con discusiones a muerte sobre todos los temas. Todos los días vemos cómo se van cayendo todas las investigaciones sobre la mega corrupción de estado K y la manera en la que se está incubando un plan de libertad a los presos corruptos y de impunidad para todos y todas con Cristina y Máximo en primer lugar.

“Ojalá Máximo sea presidente”, dijo Alberto Fernández. Por momentos parece un trabajo insalubre. Por eso, hoy más que nunca hay que abrir una ventana de aire fresco y de esperanza.

Hablo de esos compatriotas argentinos que llevan bien alta todos los días la bandera de la solidaridad, del hacer el bien sin mirar a quien, de dar una mano sin pedir nada a cambio. Son los abanderados que todos los años tratamos de poner en un cuadro de honor desde este humilde espacio.

Por eso no me canso de repetir que Palito Ortega tiene razón. Tuvo la generosidad de componer esta canción en forma exclusiva para este programa que se llama “Le doy mi palabra”. El optimismo activo y solidario es uno de los cantantes más populares de todos los tiempos, sostiene que todos los días pasan cosas buenas pero que muchas veces la gente no se entera. Y es absolutamente cierto.

A veces los periodistas, y lo digo auto-críticamente, en nuestro afán de buscar la verdad, de denunciar al autoritarismo y la corrupción nos quedamos atrapados en una telaraña despreciable. Muchas veces siento repugnancia al comentar y criticar a los que protagonizaron el robo del siglo desde el estado.

Es tan grande y tan extendida la estafa que produjo el gobierno más corrupto de la historia que por momentos se produce la falsa idea de que los argentinos somos todos iguales. Que en esta bendita tierra de trabajo y sacrificio solo existen los Lázaros, los Cristóbal y las Cristinas. Y no es así. De ninguna manera.

La inmensa mayoría de nuestros hermanos argentinos son honrados y se rompen la espalda trabajando en forma pacífica y respetan las leyes y educan a sus hijos en la cultura del sacrificio y el progreso. Y muchos compatriotas se destacan en las artes, en las ciencias, en el deporte y se transforman en ejemplos que debemos seguir.

Son espejos en donde nos tenemos que mirar para construir el país que queremos para nuestros hijos. Un país más sano, más seguro, más igualitario, sin violencia y con el máximo de libertad posible. Hay cientos de miles de ejemplo a lo largo y a lo ancho de la patria. Cada tanto dedicamos este espacio a iluminar a esas personas que debemos conocer.

Es una luz de esperanza que pretendemos encender desde la radio y que nos ayuda a seguir empujando y a no bajar los brazos frente a los chantas, los ladrones, los golpistas y los patoteros que, por supuesto, seguiremos denunciando porque es nuestra obligación como periodistas independientes.

Se podría decir que hay argentinos que merecen la cárcel y que son minoría. Y hay compatriotas que merecen ser los abanderados de la Argentina que viene. Ese es el maravilloso nombre de este proyecto llamado “Abanderados de la Argentina Solidaria” que trato de destacar, siempre que puedo.

Desde su debut, hace una década, más de 80 líderes sociales fueron reconocidos por su entrega cotidiana en las áreas educación, discapacidad, inclusión social, desarrollo comunitario, combate a la pobreza y salud.

Este año, como siempre, hay ocho candidatos seleccionados por un jurado de honor. Entre los integrantes está Eduardo Caride que fue un alto funcionario de Telefónica. Pero también es miembro del consejo asesor del Colegio Madre Teresa en Virreyes, y del consejo asesor de Educar2050.

Daniel Pomerantz es el director ejecutivo de la AMIA. Elena Cataldo Fleming es presidenta de la Fundación Equinoterapia de Salta y fue abanderada hace 6 años. Silvia Torres Carbonell es directora y profesora del Centro de Emprendedores del IAE y presidenta de la Fundación Rura 40. Luciano Ojea Quintana es el director nacional de Cáritas.

Roby Souvirón es el fundador de la agencia de viajes Despegar.com e integrante del consejo directivo del Observatorio Argentino por la Educación y finalmente, Javier “El Pupi” Zanetti, un verdadero crack del fútbol argentino e italiano, hoy vicepresidente del Inter de Milan y creador de la fundación Pupi que ejercer una gigantesca solidaridad con los chicos que menos tienen.

Este es el jurado. Que analizó las trayectorias y los proyectos de cientos de postulantes. Es que somos un país rico en recursos naturales y también en recursos humanos. Todos podemos votar a través de la página web que es la siguiente: www.premioabanderados.com.ar. Allí podemos elegir a nuestro favorito según nuestro corazón y nuestras neuronas.

Yo todavía no decidí mi voto. Es que cada uno de los ocho candidatos tiene virtudes y valores extraordinarios. Le cuento…

Anabella Albornoz. Tiene 41 años y encabeza la asociación civil “Suma de Voluntades”. Desde Paraná, Entre Ríos trabaja con voluntarios en los asentamientos más precarios y en los basurales más peligrosos.

Atiende a aquellos hermanos argentinos que no tienen servicios básicos y en muchos casos comen de los desperdicios y viven en condiciones infrahumanas. Levantaron 3 comedores populares, formaron cooperativas para transformar la realidad y están cerca de 1.900 chicos para asegurar su escolaridad. Tienen un grupo que se llama “Los recicladores del Paraná” y otro “Construyendo dignidad”.

Andrea Casamento tiene 54 años. Su organización atiende a los familiares de los presos. Conoció a su esposo en la cárcel y ahora tienen un hijo de 12 años. Hay 85 mil personas privada de su libertad en el país y ellos tratan de conseguirle mejores condiciones de vida y capacitarlos para eso.

Juan Chalbaud tiene 32 años. En el departamento Maipu del Chaco desarrolla su actividad la asociación “Monte Adentro”. Su solidaridad se concentra en las poblaciones más alejadas y con mayores necesidades como Quitilipi o Tres Isletas. Han levantado talleres de oficios para que cada uno produzca y pueda vender lo que fabrica. Quieren evitar el desarraigo y al migración interna que tanto mal les hace a ellos y a todos.

Germán Laborda tiene 34 años. Atienen a las personas que tienen capacidades especiales y síndrome de Down. Su fundación se llama “Empate” y ayuda con deportes y despliegue de posibilidades artísticas. Desarrolla su sicomotricidad, para incluirlos laboralmente. Tiene una sede en San Francisco, Córdoba y otra en Lima, Peru.

Mariano Masciocchi tiene 42 años. Es médico y apunta a llevar salud, prevención y contención a niños y jóvenes. Empezó en una parroquia y su fundación se llama “¿Me regalás una hora? Trabajan con el otros médicos, nutricionistas, enfermeros y estudiantes. Se dedican a los chicos y jóvenes que están en situación de calle y tienen alrededor de 200 pacientes en 10 puntos de atención.

Margarita Medina tiene 52 años. Trabaja en Salta, Jujuy y Tucuman con su asociación llamada “Alas de Aguila”. Tienen 4 escuelas de liderazgos con 1.300 alumnos y talleres para transmitir valores y herramientas para procurarse una vida digna. Se llaman a si mismos, “sembradores de semillas” y apuntan a formar agentes de cambio. Tienen hasta un programa de radio de alcance mundial”.

Felicitas Melián tiene apenas 23 años. Su organización se llama “Cuerdas azules” y se refiere a los lazos solidarios para atender a chicos en hospitales o que han sido abandonados. Utilizan el baile, el canto y la alegría. Y una monja le enseñó que deben apadrinar a algunos de esos chicos. Tienen hogares de tránsito en el Área Metropolitana y 200 voluntarios.

Carlos Rais tiene 75 años. Su fundación Solatium Patagonia se encarga de los cuidados paliativos. Van a domicilio si es necesario para acompañar a la gente en sus últimos momentos. Estar a su lado hasta el día de su muerte aunque parezca mentira, les mejora la calidad de vida.

Están construyendo una sede llamada “Casa Betania” donde pueden atender todos los aspectos de ese drama. Desde la cuestión biomédica, hasta las psico sociales pasando por las espirituales. Todos merecen ganar. Hay 700 mil pesos en premios. Es para multiplicar su extraordinaria apuesta para una sociedad mejor.

Ya está abierta la votación en esta iniciativa de canal 13 que cuenta con el auspicio de la Fundación Noble y difunde y potencia las acciones desinteresadas de tantos ciudadanos anónimos que transforman la vida de miles y miles de ciudadanos también anónimos.

¿Se imagina lo que significa para estas personas que nos enorgullecen, encontrarse de golpe con tanto dinero para desarrollar y expandir sus proyectos? Es un empujón de esperanza. Tiene razón Palito Ortega. Pasan cosas buenas. Y vamos a tratar de que la gente se entere.

Ellos nos inspiran. Son lo mejor de nosotros. Los que dan hasta que duela. Verdaderos héroes sociales. Ídolos con pies de acero. Abanderados de la Argentina Solidaria.


martes, 12 de noviembre de 2019

PRESOS EN LIBERTAD

No hay delito que merezca una prisión sine die, sin condena judicial, ni persona que después de los 70 años no merezca gozar de la detención domiciliaria.

En las últimas semanas, las noticias vienen dando cuenta de la liberación de varios renombrados presos que cumplían con la prisión preventiva que les fuera ordenada a la espera de ser juzgados. Nos referimos a los acusados de estar presuntamente vinculados a hechos de corrupción, en especial ligados a la contratación de obras públicas, con sobreprecios y retornos, además de a eventuales delitos por lavado de dinero. Las resoluciones judiciales han causado inquietud en la opinión pública, que vincula esta catarata de liberaciones con un eventual cambio de gobierno, imaginando que, como la botavara de los veleros, un cambio de vientos modificaría la voluntad persecutoria de los magistrados.

La prisión preventiva con reclusión en un establecimiento carcelario parte de una presunción de responsabilidad del imputado que, por cierto, no se encuentra aún demostrada, ya que la etapa del juicio propiamente dicho no ha comenzado. El indiscutible principio de inocencia rige hasta la sentencia condenatoria. Una vez decretada la prisión preventiva, se mantendrá efectiva, esto es con privación de la libertad, si se presume que el imputado puede darse a la fuga o bien está en capacidad de entorpecer el proceso judicial, influyendo ante testigos, haciendo desaparecer documentos, alterando constancias contables o mandándolas hacer por terceros bajo control del poder del imputado. Tal fue el caso de Julio De Vido, exministro sumamente poderoso, con importantísimas vinculaciones y obedientes subalternos que podían entorpecer de esa forma el curso de la investigación.

Como bien ha señalado el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires en más de una declaración, la privación de la libertad a través del mecanismo de la prisión preventiva no puede ser un fin en sí mismo, sino un medio instrumental y cautelar. Lo vital será que las actuaciones judiciales penales conduzcan sin demora a la instancia del juicio oral.

Una vez que los procesos se encuentran en condiciones de ser elevados a juicio, en gran medida desaparece la posibilidad de alterar las constancias judiciales incorporadas al proceso, de donde el referido temor desaparece y, salvo que se tema la fuga del detenido, se esfuman también las razones para retenerlo en cautiverio. Las normas indican que deben ser liberados. El juez puede fijar una caución o fianza para reforzar la presunción de que permanecerán en jurisdicción del tribunal, o bien decretar una interdicción de salida o un perímetro del cual no podrán alejarse. En algunos casos incluso corresponderá la detención domiciliaria, siempre más llevadera que en el recinto carcelario.

El escándalo desatado por la investigación denominada causa de los cuadernos, los graves reconocimientos de los arrepentidos y las múltiples y contundentes pruebas que se han ido acumulando durante la investigación de esta verdadera lacra social que compromete a funcionarios del gobierno anterior hacen presumir que los delitos no quedarán impunes y que muchos de los recientemente liberados retornarán oportunamente a cumplir las condenas que se les fijen. Confiamos en que solo hayan sido los cambios en la situación de las causas los que les han valido el beneficio de la libertad a los detenidos y no un cambio en la dirección de los vientos judiciales.

Apelando a los mismos inquebrantables principios que sustentan la administración de justicia, no deja de preocupar que el beneficio de la excarcelación de la cual gozan algunos de los imputados no se extienda a numerosos detenidos sin condena, y algunos sin proceso, retenidos por los llamados delitos de lesa humanidad. El encierro cautelar en el que se los mantiene, invocando la gravedad de los hechos ligados a la lucha armada contra el terrorismo, supera en la mayoría los diez años a la espera de sentencia. La ley debería ser igual para todos, y no hay delito que merezca una detención sine die, sin condena judicial, ni persona que después de los 70 años no merezca gozar del beneficio de la prisión domiciliaria que nuestra ley y el Tratado de Roma contemplan.

Haciendo gala de madurez democrática y de profundo respeto por las instituciones y el Estado de Derecho, no podemos sino congratularnos de que se aplique la ley y se libere a quien no da motivos para estar preso, sea por delitos de corrupción, lavado de dinero o lesa humanidad. La honrosa tarea de administrar justicia ha de acreditar el principio de igualdad jurídica ante la ley para desterrar privilegios o arbitrarias diferencias contrarios a una sociedad democrática.


Editorial La Nacion

lunes, 11 de noviembre de 2019

MAURICIO MACRI: LA SEGUNDA VIDA DEL GATO

En política el tiempo pasa muy rápido y si el kirchnerismo pudo recuperarse luego de haber provocado una cuota nada despreciable de desastres, no hay motivos para que Cambiemos, siempre y cuando se mantenga fiel a los principios declamados, no logre emularlo. 

Por James Neilson 

No sólo los kirchneristas sino también ciertos integrantes del ala radical de Cambiemos creían que el actual Presidente era un cadáver político. Lo que sucedió después los ha obligado a modificarlo. Ya antes de que las PASO lo pusieron al borde del nocaut, no sólo los kirchneristas sino también ciertos integrantes del ala radical de Cambiemos creían que Mauricio Macri era un cadáver político que deberían enterrar subrepticiamente para que otro –Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal o alguien como Ernesto Sanz–, ocupara su lugar. 

Estaban convencidos de que podrían aferrarse al poder si se las arreglaran para liberarse de Macri, por tratarse en su opinión de un hombre que carecía de las cualidades necesarias para ser un líder eficaz. 

A ojos de los más despectivos, era un CEO despistado que tomaba la Argentina por una empresa comercial que le sería dado manejar según las pautas del sector privado, lo que para muchos profesionales de la política era un insulto. 

Aunque los resultados de las PASO parecieron confirmar el juicio de quienes querían deshacerse de Macri, lo que sucedió después los ha obligado a modificarlo. 

No habrá sido por su carisma personal que centenares de miles de personas se congregaron para aplaudirlo en ciudad tras ciudad, pero la verdad es que desde los tiempos ya remotos de Raúl Alfonsín, muy pocos políticos han sido capaces de enfervorizar a multitudes semejantes. 

Puede que haya exagerado Miguel Pichetto al afirmar que “treinta días más y los pasábamos por arriba”, pero la derrota que sufrió Cambiemos en las elecciones presidenciales distó de ser tan categórica como tantos habían previsto. 

Si la Argentina fuera un país parlamentarista, sería legítimo hablar de un virtual empate. Luego de recuperarse, con la ayuda de una muchedumbre autoconvocada, del bajón anímico que le supuso el “palazo” de las PASO, Macri se reinventó; el ingeniero amigo de los números se metamorfoseó en algo parecido a un político tradicional, para no decir populista. 

Tardíamente se dio cuenta de la importancia de vincularse emotivamente con la gente, de mostrarse en público como una persona tan sensible como el que más compartía las esperanzas, ilusiones y, sobre todo, valores de muchísimos compatriotas. 

¿Será suficiente lo que hizo en las semanas finales de la campaña como para permitirle liderar hasta nuevo aviso la oposición al gobierno de Alberto Fernández y. tal vez, regresar al poder después de las próximas elecciones? 

Si bien no ha desaparecido por completo el riesgo de que Cambiemos reaccione frente al revés que acaba de experimentar entregándose al canibalismo, Macri tiene motivos para confiar en que, como dijo, “hay gato para rato”

Por ser la Argentina un país de inclinaciones monárquicas, de ahí el “hiperpresidencialismo” que la caracteriza, son muchos los políticos que son reacios a aceptar cargos inferiores a los ya ocupados a menos que, por alguna que otra razón, necesiten contar con fueros. 

A diferencia de lo que sucede en las democracias consideradas maduras, figurar como el jefe formal de la oposición no acarrea mucho prestigio. 

Aquí lo normal es que, una vez consolidado un gobierno, los forzados a pasar una temporada en el llano se dispersen hasta que se hayan acercado las elecciones presidenciales siguientes, cuando comenzarán a reagruparse detrás de los precandidatos más promisorios. 

Asimismo, por lo de “más vale ser cabeza de ratón que cola de león”, siempre han abundado los minipartidos, algunos unipersonales, que a lo sumo militan dentro de un “movimiento” de ideología tan vaga que sería inútil exigirle un mínimo de coherencia. 

De más está decir que la ausencia de partidos estructurados equiparables a los que durante muchas décadas dominaron el escenario político en los países desarrollados ha contribuido enormemente al fracaso histórico de la clase dirigente nacional. 

De todos los muchos intentos relativamente recientes de llenar el vacío así supuesto, el que dio pie a Cambiemos, una fusión aún incipiente del PRO, la UCR, la Coalición Cívica y, con la incorporación de Pichetto, una parte del PJ, ha sido por lejos el más prometedor. 

Con tal que se mantenga unido, podría cumplir un papel fundamental en los años venideros que, por cierto, amenazan con ser traumáticos para el grueso de la población. 

Comprometido como está con un conjunto de valores que podrían calificarse de republicanos, a Cambiemos –a esta altura no serviría para mucho darle otro nombre–, le correspondería impedir que el nuevo oficialismo los violen en nombre de las prioridades de la mitad, o más, kirchnerista de la coalición electoralista que fue armada por Cristina pero que todavía no se ha definido; ya es evidente que lo insinuado por Alberto Fernández es incompatible con el presunto proyecto de la vicepresidenta electa y sus adherentes incondicionales. 

Lo mismo que el radicalismo, Cambiemos ha adquirido la reputación de ser congénitamente incapaz de domar la díscola economía argentina, una deficiencia que se atribuye ya a su hipotético apego al “neoliberalismo”, y a a la debilidad sensiblera de quienes carecen de la “vocación de poder” de los peronistas. 

De más está decir que los años de gradualismo no lo ayudaron a hacer creer que había descubierto cómo combinar la sensibilidad social con una dosis adecuada de realismo. Aunque con miras a convencer a los especialistas en sacar provecho del dolor ajeno de que el torniquete brutal que tendrá que aplicar es culpa exclusiva de Macri, Fernández no ha dejado de hablar pestes de la gestión de quien pronto será su antecesor, tarde o temprano tendrá que reconocer que el estado catastrófico de la economía se debe a mucho más que los “errores” que según casi todos fueron perpetrados en los cuatro años últimos. 

Aprenderá que desde la oposición es maravillosamente fácil vapulear a los responsables de administrar una economía que desde hace muchas décadas está groseramente distorsionada, pero que no lo es en absoluto hacer las cosas mejor sin chocar contra intereses creados muy poderosos. 

¿Se resistirán los dirigentes de Cambiemos a atacar a sus sucesores con la furia que aquí es habitual por no conseguir reducir de golpe la brecha enorme que separa las expectativas mayoritarias de la triste realidad? 

Macri jura que no, que las críticas de la oposición serán “constructivas” e “inteligentes”, lo que sería toda una novedad en una sociedad acostumbrada a los excesos verbales de quienes buscan destruir los adversarios sin preocuparse por el bienestar general. 

A juzgar por la forma civilizada en que aceptó la derrota y su voluntad de colaborar para que la transición no agregue más problemas a los muchos que ya abruman al país, Macri se siente muy cómodo en el papel de líder opositor que se ha propuesto. 

Es de suponer que, además de defenderse contra los resueltos a desensillarlo por creerse mejor preparados para desempeñar dicho rol, procurará fortalecer Cambiemos que, al fin y al cabo, es en buena medida su propia criatura, para que tenga la posibilidad de triunfar primero en las elecciones de medio término que se prevén y, un par de años más tarde, devolverle las llaves de la Casa Rosada y la residencia de Olivos. 

Como ya sabrá, en política el tiempo pasa muy rápido y si el kirchnerismo pudo recuperarse luego de haber provocado una cuota nada despreciable de desastres, no hay motivos para que Cambiemos, siempre y cuando se mantenga fiel a los principios declamados, no logre emularlo. 

Frente al desafío terrible planteado por la economía, la oposición tendría que hacer gala de un grado excepcional de prudencia, aunque sólo fuera porque, en el caso de triunfar en el futuro, no le convendría “heredar” un país irremediablemente quebrado. 

Con todo, como entienden los de Cambiemos y, es de esperar, algunos oficialistas lúcidos, hay mucho más en juego, ya que la situación calamitosa en que se encuentran las finanzas del país, la escasa productividad de casi todas las empresas y el avance al parecer inexorable de la pobreza extrema son síntomas de un mal profundo de origen sociopolítico, cuando no cultural. 

Aunque siempre es posible hacer concesiones en materia económica, no lo es si se trata de temas como la corrupción, el respeto por las normas constitucionales, la independencia de la Justicia y la defensa de la libertad de expresión, ámbitos estos en que los kirchneristas y sus aliados actuales siempre han sido proclives a cometer barbaridades. 

Para perplejidad de muchos que han visto cómo en otras partes del mundo, incluyendo a Chile, turbas furibundas se han alzado en rebelión contra elites que creen corruptas, aquí aproximadamente la mitad del electorado ha preferido pasar por alto las denuncias en tal sentido que han llovido sobre las cabezas de Cristina y sus socios. 

Los más fogosos las han tratado como mentiras confeccionadas por los medios, otros se han convencido de que, por ser corruptos todos los políticos, en especial los procedentes del mundo empresarial, es injusto ensañarse con los que militan en el “campo popular”

Sea como fuere, el que los más propensos a tratar la corrupción como un asunto meramente anecdótico sean los que más odian al macrismo debería inquietar a Alberto Fernández; si de resultas del eventual fracaso de su gestión económica la minoría macrista se transformara en mayoría, no sólo personas de clase media sino también muchos que viven en pobreza compartirían la indignación por la corrupción que en cierto modo reivindica un sector clave de la coalición que encabeza. 

En este terreno, la Argentina es una excepción notable, pero no hay garantía alguna de que siga siéndolo por mucho tiempo más.