Por Carlos Galvalizi
Estimados todos:
El día Jueves 16 de enero de 2014 en La Nación podía leerse una nota de Ceferino Reato respecto de Juan Gelman, quien falleció el 14 de enero de ese año en la Ciudad de México.
Es útil para reavivar las memorias dormidas, para despertar los entendimientos distraídos y, especialmente, para darle a los centenares de imitadores de Gelman - imitadores en su hipocresía- un mensaje claro.
Los "jóvenes idealistas", tan utilizados por el peronismo, desde Perón a los K, no tenían en modo alguno en sus planes la liberación de este país de las garras de una dictadura. La intención era instalar otra dictadura, bien modelada en Cuba, más repugnante aún que la que se vivió acá, a la cual le daban el nombre eufemístico de Patria Socialista.
No vinieron a liberar nada; no vinieron a restablecer la Constitución de la Nación Argentina. Basta pensar que ya habían empezado su accionar bajo gobiernos perfectamente constitucionales.
Es decir que SE ALZARON EN ARMAS CONTRA LA NACIÓN ARGENTINA PARA CAMBIAR POR LA FUERZA SU SISTEMA POLÍTICO. Y, PARA LOGRARLO, NO TREPIDARON EN NUTRIRSE DE ARMAS, LOGÍSTICA, ENTRENAMIENTO, FINANCIAMIENTO Y COBIJO PROVISTOS POR POTENCIAS EXTRANJERAS (CUBA, LIBIA, URSS, y otras), LO CUAL LOS COLOCA EN LA MÁS GRAVE CATEGORÍA DE INFAMES TRAIDORES A LA NACIÓN.
Y ASÍ DEBEN SER CONSIDERADOS HASTA QUE, COMO VENGO PIDIENDO HACE MUCHO Y LO PIDE Oscar Del Barco en la carta de más abajo, PIDAN PÚBLICO PERDÓN A LA NACIÓN POR SUS CRÍMENES Y TRAICIÓN.
YO AGREGO: DEVUELVAN LOS DINEROS QUE HAN RECIBIDO COMO ESPURIA Y ESCANDALOSA "INDEMNIZACIÓN" O "COMPENSACIÓN". NO LO MERECEN. ACEPTARLOS SOLO HA AGRAVADO MÁS SU FALTA. LA CIUDADANÍA DEBERÁ EXIGIR CUENTA DE ESE OTORGAMIENTO A LOS FUNCIONARIOS QUE MALGASTARON LOS FONDOS PÚBLICOS.
Esta carta va con copia a la Sra Beatriz Sarlo, una reputada intelectual, frecuentadora de programas políticos Clase A, cuyo pasado es similar al de Gelman.
Nunca escuché de labios de Sarlo una sola frase de perdón a la Nación. Nunca un arrepentimiento por haber querido violarla. Le solicito haga llegar copia de la presente a Martín Caparrós - quien escribió que él todavía se ilusiona con "lograr los objetivos" - y a tantos otros compañeros de ruta de aquellos años, como Nilda Garré y el Sr Vaca Narvaja, quien tuvo el tupé de jurar su cargo en nombre de "los 30.000 desaparecidos" que jamás podrá probar. Podría también la Sra Sarlo enviarle copia de esta carta al Peteco Carabajal, artista como Gelman, autor de una chacarera honrando a Roberto Mario Santucho (ese que consideraba necesario llegar a un millón, millón y medio de muertos para instalar la Patria Socialista) para que Peteco nos responda claramente si aprueba y apoya el accionar del occiso homenajeado.
No hay que callarse más, ciudadanos. Hemos permitido que la farsa de los caraduras llegue demasiado lejos.
Vienen envenenando nuestra vida política desde hace décadas. Hace apenas días que homenajearon a "los héroes de Monte Chingolo", están preparando las jornadas de la Escuela Guevarista acá en Rosario, hicieron demoler el monumento al combate de Manchalá, logran puestos públicos, están en las universidades...
No hay que callarse más, ciudadanos. Por haberlo hecho llegamos hasta acá y, si nos mantenemos inocuos, esto empeorará.
Suenan como mayoría, pero no lo son.
Demostrémoselos: Difundan esta carta.
Saludos a todos.
CARLOS GALVALIZI
Rosario, Santa Fe
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Jueves 16 de enero de 2014 |
Los olvidos del 70 del poeta-mártir
Por Ceferino Reato | Para LA NACION
Juan Gelman fue un poeta extraordinario; la búsqueda de su nieta -robada apenas nació- fue ejemplar y conmovedora; la pérdida de su hijo y de su nuera durante la dictadura provoca dolor y espanto, como sucede con todos y cada uno de los desaparecidos. Todo eso es verdad. También es verdad que desde fines de los 70 Gelman abrazó la lucha armada y que entre 1973 y 1979 fue "oficial" de Montoneros. Es decir, tomó el riesgo de morir por la "patria socialista", pero también la decisión de matar a otros argentinos.
Esos seis años en Montoneros incluyen los tres años de los cuatro gobiernos constitucionales del peronismo, donde hubo atentados como el que le costó la vida al sindicalista José Ignacio Rucci, hombre de confianza del general Juan Domingo Perón, y ataques como el de Formosa, donde murieron doce defensores de un cuartel ubicado en los suburbios de esa ciudad, entre ellos diez soldados conscriptos de 21 años que estaban de guardia aquel domingo 5 de octubre de 1975.
Luego de romper con Montoneros, en 1979, Gelman se dedicó a la escritura y no quiso hablar de su experiencia armada. Sí hizo frecuentes y sentidos reclamos por la verdad y la justicia con relación a los crímenes de la dictadura. Una astucia que convence a muchos, pero no a todos. Por ejemplo, no ha convencido al filósofo Oscar del Barco, un venerado intelectual de izquierda que en 2005 provocó una intensa polémica entre sus camaradas y compañeros, que derivó incluso en un libro titulado No matar, sobre la responsabilidad. (Nota de CAG: esa carta se reproduce abajo)
Es que en diciembre de aquel año, la revista La Intemperie publicó una carta de lectores en la que Del Barco realizó una profunda autocrítica sobre su respaldo a distintos grupos guerrilleros. "Ningún justificativo nos vuelve inocentes. No hay «causas» ni «ideales» que sirvan para eximirnos de culpa. Se trata, por lo tanto, de asumir ese acto esencialmente irredimible, la responsabilidad inaudita de haber causado intencionalmente la muerte de un ser humano", señaló.
Lo había conmovido una entrevista de esa revista cordobesa a un ex miembro del Ejército Guerrillero del Pueblo, quien relató que habían fusilado en forma sumaria a dos de sus compañeros porque no lograban adaptarse a la vida en la selva. Eso ocurrió en 1964, en la zona de Orán, en Salta. Era un grupo guerrillero enviado por el Che Guevara y financiado por el gobierno cubano para contagiar la revolución socialista en nuestro país.
En su carta, Del Barco recordó un reportaje reciente de Gelman en el que el poeta se pronunciaba a favor de la verdad y de la justicia, como lo haría dos años después al recibir el Premio Cervantes por su obra literaria.
Del Barco, quien conocía a Gelman desde su común militancia en el Partido Comunista, agregó: "Es cierto. Pero para comenzar él mismo tiene que abandonar su postura de poeta-mártir y asumir su responsabilidad como uno de los principales dirigentes de la dirección del movimiento armado Montoneros. Debe confesar esos crímenes y pedir perdón por lo menos a la sociedad".
"Los otros mataban, pero los «nuestros» también mataban. La verdad y la justicia deben ser para todos", señaló.
El filósofo admitió que Gelman padecía "el dolor insondable de tener un hijo muerto, el cual, debemos reconocerlo, también se preparaba para matar".
Son palabras que ahora vuelven a cobrar sentido y necesidad, con la fuerza de esas verdades pronunciadas en soledad, frente a un coro políticamente correcto.
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Carta de Oscar del Barco a Sergio Schmuckler, Director de la Revista La Intemperie - Diciembre de 2004 sobre el fallecimiento del ex terrorista montonero, Juan Gelman.
"NO MATARAS"
La carta de Oscar del Barco.
(...) Aunque pueda sonar a extemporáneo corresponde hacer un acto de contrición y pedir perdón.
El camino no es el de "tapar" como dice Juan Gelman, porque eso -agrega- "es un cáncer que late constantemente debajo de la memoria cívica e impide construir de modo sano". Es cierto. Pero para comenzar él mismo (que padece el dolor insondable de tener un hijo muerto, el cual, debemos reconocerlo, también se preparaba para matar) tiene que abandonar su postura de poeta-mártir y asumir su responsabilidad como uno de los principales dirigentes de la dirección del movimiento armado Montoneros. Su responsabilidad fue directa en el asesinato de policías y militares, a veces de algunos familiares de los militares, e incluso de algunos militantes montoneros que fueron "condenados" a muerte. Debe confesar esos crímenes y pedir perdón por lo menos a la sociedad. No un perdón verbal sino el perdón real que implica la supresión de uno mismo. Es hora, como él dice, de que digamos la verdad. Pero no sólo la verdad de los otros sino ante todo la verdad "nuestra". Según él pareciera que los únicos asesinos fueron los militares, y no el EGP, el ERP y los Montoneros. ¿Por qué se excluye y nos excluye, no se da cuenta de que así "tapa" la realidad?
Gelman y yo fuimos partidarios del comunismo ruso, después del chino, después del cubano, y como tal callamos el exterminio de millones de seres humanos que murieron en los diversos gulags del mal llamado "socialismo real". ¿No sabíamos? El no saber, el hecho de creer, de tener una presunta buena fe o buena conciencia, no es un argumento, o es un argumento bastardo. No sabíamos porque de alguna manera no queríamos saber. Los informes eran públicos. ¿O no existió Gide, Koestler, Víctor Serge e incluso Trotsky, entre tantos otros? Nosotros seguimos en el Partido Comunista hasta muchos años después que el Informe-Krutschev denunciara los "crímenes de Stalin". Esto implica responsabilidades. También implica responsabilidad haber estado en la dirección de Montoneros (Gelman dirá, por supuesto que él no estuvo en la Dirección, que él era un simple militante, que se fue, que lo persiguieron, que lo intentaron matar, etc., lo cual, aun en el caso de que fuera cierto, no lo exime de su responsabilidad como dirigente e, incluso como simple miembro de la organización armada). Los otros mataban, pero los "nuestros" también mataban. Hay que denunciar con todas nuestras fuerzas el terrorismo de Estado, pero sin callar nuestro propio terrorismo. Así de dolorosa es lo que Gelman llama la "verdad" y la "justicia". Pero la verdad y la justicia deben ser para todos.
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