lunes, 5 de diciembre de 2016

REFLEXIONES SOBRE FIDEL CASTRO


Por 
José Leopoldo Decamilli

La historia del ser humano en la superficie de este planeta perdido en la inmensidad del universo se presenta como el devenir de una gigantesca corriente de tumultuosas aguas en la que participan factores de diversa naturaleza, que favorecen u obstaculizan (e incluso pueden impedir) el desarrollo de la vida colectiva. 

Un poderoso fanal que ha brindado cohesión y pátina humana al devenir histórico es sin duda el sagrado mensaje de Jesucristo, sellado con su pasión y muerte. 

Sabemos que su redentora voz ha dado sentido al penoso devenir del género humano a través de los recovecos del tiempo, pero, por respeto a la libertad, no ha pretendido silenciar las voces que propagan el mal. 

Y de este modo, tanto en el pasado como en las etapas que ahora discurren, germinan una y otra vez fuerzas y doctrinas que cultivan y propagan inhumanas formas de vida individual y colectiva. 

Millones de seres humanos fueron sacrificados por las inhumanas concepciones del nacionalsocialismo, millones también fueron las vidas aniquiladas por Stalin para imponer el comunismo en la Union Soviética. 

En Hispanoamérica acaba de desaparecer Fidel Castro que durante casi medio siglo convirtió a Cuba en una gigantesca prisión. 

Este despiadado tirano que aherrojó y martirizó a cientos de cubanos en sus horrendas prisiones recibe ahora, incomprensiblemente, mensajes de solidaridad de respetables políticos del mundo libre. 

Nuestra voz claramente expresa: Fidel, tu legado es atroz, Dios se apiade de ti.

José Leopoldo Decamilli
Berlín


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