martes, 12 de julio de 2016

BICENTENARIA ACTUALIDAD


Por Enrique Guillermo Avogadro

"No somos eternos. No nos queda otra que ser intensos. Sólo aquellos que se atreven a ir demasiado lejos pueden descubrir qué tan lejos pueden llegar"
T. S. Elliot

Espero que usted haya podido vivir un feliz Día de la Patria. Desde ya, no ha sido así en las cárceles donde se pudren, en una triste y doliente vida, casi dos mil soldados y civiles que se convirtieron en los grandes telones detrás de los cuales el kirchnerismo logró esconder, durante doce años y medio, la más abyecta corrupción que ha visto nuestra historia, incluyendo el monumental negociado realizado con los derechos humanos y con las indemnizaciones a los terroristas; tampoco lo fue, pese a la cristiana resignación que las arropa, para las familias de los casi cuatrocientos que ya han muerto en cautiverio. Este es un tema en el cual -pese a que depende de los jueces, verdaderos asesinos togados- el Gobierno está en deuda y debiera encarar con urgencia.

Pero, en una innoble comparación, seguramente hay muchos otros hogares donde el cumpleaños de la Argentina no habrá sido festejado con alegría; en las mansiones de Cristina Elizabet Fernández, Julio de Vido, Anímal Fernández, José López, Ricardo Jaime, Lázaro Báez, Cristóbal López y muchísimos otros, dudo que se haya servido el tradicional chocolate mañanero. Me pregunto cómo habrán celebrado en la casa del Gral, Milani, desaparecido de los títulares, tan absurda e inexplicablemente enriquecido durante la década relatada, y tan inmune a los padecimientos de sus camaradas.

La semana que pasó estuvo signada, a mi modo de ver, por dos hechos políticos de magnitud: el regreso de la emperatriz de Calafate y las explosivas denuncias de Lilita Carrió contra el Jefe de Policía de la Provincia de Buenos Aires, Comisario Pablo Bressi, a quien imputa otorgar protección al narcotráfico y ser uno de los responsables de su crecimiento exponencial.

Cuando vi la salida de Cristina de Comodoro Py, donde había concurrido para la escasamente épica tarea de notificarse del embargo que le trabara el Juez Bonadío, percibí claramente a qué ha quedado reducido el ¿Frente para la Qué?, cuya fortaleza permitió disciplinar a propios y a extraños hasta hace no más de siete meses. No solo pudieron contarse con los dedos de una mano los "dirigentes" que la acompañaron, sino que la presencia de la "militancia", carente ahora de los recursos del Estado destinados a movilizarla durante el apogeo de su régimen, se vio muy desflecada y sus líderes no consiguieron reunir más de dos mil personas; lo mismo se notó en la puerta de su departamento de Uruguay y Juncal, cuando un dron desnudó lo flaco de la convocatoria. Ante la constatación de la pérdida de popularidad, causada sin dudas por el revoleo de valijas de José López y los fajos de dinero contados en La Rosadita, la ex Presidente optó prudentemente por volverse a Santa Cruz, donde esperará en soledad los próximos embates judiciales.

Lamentablemente, la medida cautelar no alcanzará a la fortuna que la familia Kirchner tiene depositada en otras latitudes. Hay rumores que hablan de cuentas en Chile (Banco Edwards), las Seychelles, las islas del Canal de la Mancha, Liechtestein, Luxemburgo y hasta en el IOR vaticano, de diamantes en cantidades dignas de monarcas árabes y, por supuesto, a paquetes siderales de dinero en efectivo, enterrado en bóvedas y sepulcros patagónicos.

No estaría de más recordarle a Cristina que, el año próximo, le resultará aún más difícil desplazarse por el mundo o mover su dinero por el acuerdo al que han llegado muchísimos países para perseguir el terrorismo, el narcotráfico y la corrupción, temas a los cuales estará especialmente vinculada si, además de sus problemas actuales, la causa por la denuncia del asesinado Fiscal Nisman se reabre. O que, si sigue manteniendo los billetes deteriorándose en lugares húmedos, sólo se beneficiarán la Reserva Federal y el Banco Central europeo.

Lilita continúa ejerciendo el papel de censor, fundamental para la sociedad. La comprobación de la veracidad de muchas de sus denuncias la ha hecho recuperar un prestigio que, en los años de bonanza que el kirchnerismo dibujó, el país hipócrita le había negado. Además de destacar el enorme coraje personal que la Diputada ha exhibido todos estos años, hay en ella otra virtud: cuando no castiga a un área del gobierno de turno, ésta adquiere, de algún modo, un certificado de honestidad y transparencia.

Ignoro qué pruebas tiene hoy Carrió para sostener una pelea tan desigual contra el jefe de la tropa más numerosa y más violenta del país, pero estoy seguro de que sólo pretende ayudar a la Gobernadora en su misión de corregir el rumbo que, de no alterarse inmediatamente, nos convertirá en un país como México, o como fue Colombia, en los cuales la lucha por los mercados y por las rutas de la droga han costado decenas de miles de víctimas. El kirchnerismo, socio de los grandes carteles, facilitó la creación de un enorme mercado interno, al cual debe agregarse el tránsito hacia otros destinos (hoy somos uno de los mayores exportadores de cocaína) y, con ello, permitió la generación de gigantescas riquezas en efectivo, que sirven para comprar las voluntades de funcionarios políticos, judiciales y policiales, siempre mal pagos.

Cuando el Proceso incorporó a la Policía bonaerense al accionar contra la guerrilla, y le permitió actuar a su antojo, debió tolerar una enorme cantidad de abusos y delitos, que la fuerza transformó en un modus operandi permanente; y cuando las estrecheces presupuestarias sólo permitían pagar los sueldos de los uniformados, éstos buscaron otras formas de financiación, siempre delictuales. Desde la tradicional protección al juego clandestino y a la prostitución, que viene desde los inicios del siglo pasado, la voracidad hizo que encontrara nuevos campos de acción en esa colaboración con el narcotráfico y, contemporáneamente, en la industria de los secuestros extorsivos.

La ciclópea lucha contra las mafias enquistadas en la Policía de la Provincia de Buenos Aires no ha hecho más que comenzar, y María Eugenia Vidal ya ha sufrido aprietes y amenazas de todo tipo. No sólo hubo avisos, como la intrusiones a su despacho o a la casa de un ministro sino graves episodios, como el que se produjo en Ituzaingó, donde quedó demostrado el desgano en la actuación policial. En el bando confesadamente desestabilizador forman delincuentes como D'Elía y Esteche, Mariotto y Boudou, Ferraresi y Mussi, y organizaciones como Barrios de Pie, dispuesta a generar disturbios y saqueos. El Gobierno nacional debe brindar todo su apoyo, en inteligencia y en fuerzas de seguridad incontaminadas, para proteger a una de sus mejores figuras.

Pese a todo, levanto mi copa por la Argentina, mi país, deseando que cuando mis bis y tataranietos festejen su tercer centenario, haya alcanzado el rol protagónico que nuestros próceres le imaginaron.

Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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