La Argentina ha ido a Cannes a bajar línea como se dice vulgarmente, soberbia, fatua y pagada de sí misma, hija conversa de una Europa en crisis, vanagloriándose de sus éxitos provincianos que tienen en definitiva, relación con un modo sesgado y parcial de ver lo propio…
Alguien bien intencionado y tan incauto y confiado como suelen tener fama de ser los argentinos, me envía un documento que ha preparado y en el cuál uno de sus párrafos dice “La Ley de Medios Audiovisuales abrió la posibilidad de hacer escuchar voces distintas, investigar temas vedados y —en definitiva— potenciar la palabra de quienes, teniendo mucho que aportar al hecho científico y tecnológico, han sido históricamente excluidos del banquete comunicacional”. Mi respuesta desde ya fue bastante dura. No solo porque personalmente, hemos sido víctimas del modo sesgado en que esta clase de progresistas viven la libertad de prensa, y me refiero cuando en enero del 2010 los directivos designados por la Sra. Presidente para conducir la Radio Nacional , bajo la dirección de María Seoane , nos censuraron… también fue dura mi respuesta, porque no recuerdo en la historia que he vivido, otras situaciones semejantes a las actuales en cuanto a homogenización de los discursos y hegemonización del poder comunicacional, como si los monocultivos de soja que abruman los horizontes rurales argentinos, se hubiesen replicado de alguna manera en el territorio de las comunicaciones. No se escuchan voces que disientan con un modo de ver el mundo y eso va bastante más allá de lo que significa respaldar o no a ciertas políticas. Es el caso de que tantos y tantas, tal como banalmente se ha puesto de moda decir en estos tiempos, que parecen convencidos que el drama de la Argentina es atravesado por la confrontación entre el Gobierno y el diario Clarín… Tantos por otra parte, como cuántos al mencionar a las corporaciones refieren concretamente al diario Clarín… Que nadie duda que Clarín sea una corporación, pero en verdad, pienso que si una buena parte de la población supuestamente ilustrada se convenció de que Clarín es la Corporación que más debería preocuparnos, y de manera espontánea y desde sectores de clase media alta son capaces hasta de tirarle objetos a Lanata gritándole: “gordo, te vendiste a Magnetto…”, tal como ha ocurrido en estos días, me temo que muchos sufren por la vía de su adhesión a ciertos pensamientos binarios, de una muy seria discapacitación intelectual… Esta cuestión ya ha dejado de ser política en la Argentina. Y digo que ha dejado de ser política porque la banalización extrema del pensamiento a que se ha llegado, ha dejado hace mucho de constituir pensamientos políticos… De lo que se trata, en definitiva es de una manera solapada de ver el mundo, y hoy esa mirada urbana y a la vez provinciana, se cuela por todos los intersticios, por todas las pantallas y por todos los micrófonos… lo que alguna vez llamamos esa parla de señora gorda de los barrios paquetes hoy se expresa en la radio pública, en Télam o acaso en los discursos de la Presidente cuando se les reclama a los pueblos originarios inteligencia, mientras naturalmente se los menoscaba como a menores carentes de responsabilidad civil o se los embrolla y confunde en las demandas y reivindicaciones por DDHH, con los grupos que expresan a las diversas minorías sexuales… Se trata en definitiva de un modo citadino de ver el mundo, tal como si se lo viera tan solo desde la ventana de un departamento y se ignoraran absolutamente otras maneras de poblar la tierra , un modo de interpretar la cultura con minúscula tal como la veía el anterior Secretario de Cultura de la Nación que pretendía llevar cultura al interior haciendo llegar a las provincias exposiciones de pintura sobre telas… Pero, alguna vez lo comentamos en estos editoriales, la responsable cultural de Lilita decía y proponía las mismas cosas, y estoy seguro que un sector importante de los intelectuales y dirigentes partidarios lo ven de igual manera, y esto nada tiene que ver con la política ni con el marxismo de muchos izquierdistas que son tanto a más modernizantes, urbanos y clasemedieros que los de derecha, desde ya que, siempre que derechas e izquierdas en este cambalache discepoliano, todavía signifiquen algo en la Argentina …
Nuestra Presidente, con el enorme aval que le da la masa de votos recibida y que el resto de Presidentes envidia, y probablemente con el fantasma de alguno de los personajes del difunto Fernando Peña que la guía en sus exposiciones, le ha dicho al mundo en Cannes que lo que se necesita es un Capitalismo en serio, y que esto que ahora vivimos sería acaso no más que un “anarcocapitalismo financiero”, ha dicho, que debemos volver al Capitalismo y que el mundo, Dios nos guarde, debe aprender de la Argentina. Horacio González, nuestro máximo bibliotecario, y muchos de sus adláteres en carta abierta, han dicho más de una vez que Cristina es una máquina de lanzar desafíos conceptuales. Me gustaría ver o escuchar ahora como digieren intelectualmente semejantes exabruptos, solo veladamente panegíricos. (1) La Argentina ha ido a Cannes a bajar línea como se dice vulgarmente, soberbia, fatua y pagada de sí misma, hija conversa de una Europa en crisis, vanagloriándose de sus éxitos provincianos que tienen en definitiva, relación con un modo sesgado y parcial de ver lo propio… Habría bastado que cualquiera le recordara a nuestra Presidente el enorme costo social que pagamos en vidas y en salud de los habitantes, así como en destrucción de los ecosistemas, por los supuestos éxitos que se desplegaron ante el G20, para que esa serie de jactancias y fantasías que constituye el discurso de nuestros progresistas se derrumbara. Lamentablemente, exponen en una burbuja en que se reflejan y regodean, ante muchos otros referentes tanto o más discapacitados. Es lo que denominamos un pensamiento no situado o una cultura sin arraigo, no surgen de una geografía ni menos aún de un suelo dado, sino que se apoyan en los universos propios del discurso. Esos discursos podrían colocarse asimismo en Australia o en otros países que estuvieran dispuestos a vender su alma y comprometerse en un proyecto tardío y universal de modernidad. Resulta irrisorio que desde un país periférico al Capitalismo y subsidiario de los mercados globales como el nuestro, vayamos al G20 a darles lecciones de lo que deberían hacer desde los propios intereses del Capitalismo Global, que no tengamos vergüenza ajena por ello, que no tengamos conciencia de nuestro papel de aprendices agrandados, gracias al respaldo de las enormes Corporaciones granarias y biotecnológicas que alimentan esa vanidad.
Que hagamos por lo demás, de maestros ciruelas del Capitalismo Global a nombre de una cierta interpretación del Peronismo, alertando a Europa acerca de que la primavera árabe no va detrás de los mismos sueños supuestamente democráticos que hacen a la historia de la Revolución Francesa , resulta un escarnio sin cuento para todos aquellos que alimentamos el rescoldo de las luchas pasadas y expone con procacidad las nuevas conversiones de ciertos sectores medios progresistas que, más allá de sus orígenes marxistas, parecieran retomar el papel que ante las metrópolis asumieron los pretorianos de la Argelia francesa. Conversos, jactanciosos, pretendidos herederos de un legado, supuestos europeos trasplantados en América, tratando de materializar una revancha histórica a nombre de los abuelos expulsados por el hambre y la miseria, el sueño del indiano que vuelve a las aldeas y construye una piscina con palmeras en tierras campesinas, entre vacas montaraces y ejidos comunitarios, tal como lo vi. en Asturias y en otros lugares de la España profunda. Volvamos nosotros con Rodolfo Kusch en cambio, a generar un pensar en América, un pensar en que se conjuguen las herencias y el espíritu de la tierra. Tal como enseñaba el maestro, los europeos han alcanzado el ser pero olvidaron su estar, mientras nosotros permanecemos en el estar porque no nos dejan ser… Esa es la dependencia colonial contra la que luchamos. Lo terrible es que, nuestras dirigencias pertenecen asimismo a una realización del propio ser que ha extraviado su estar en el mundo. Orillan lo ridículo porque están en América, pero parecen no haberse dado cuenta de ello; en realidad son semejantes a los europeos a quienes menosprecian en nombre de modos de vida norteamericanos o sea que menosprecian lo europeo, pero desde las perspectivas de pretender haber alcanzado un más allá en los mismos proyectos de modernidad que hoy fracasan estrepitosamente en el viejo continente. Basta escuchar el informe de Cristina ante el G20, enorgulleciéndose de que la Argentina habría alcanzado más de un noventa por ciento de urbanización, y acerca de que tendríamos unos doscientos eventos transgénicos que estarían por ser liberados al mercado productivo, para comprender los enormes riesgos que entrañan los liderazgos neocolonizados, así como los caminos que nos proponen y que fueran ratificados en las últimas elecciones, con un enorme respaldo electoral de la población. Los próximos meses no serán fáciles, los cambios climáticos que tenemos por delante no se solucionan con tecnologías de riego tal como piensa con un cierto candor casi inimputable nuestra señora Presidente. Las crisis energéticas y financieras que nos amenazan, tampoco se enfrentan con discursos, al menos si uno desea no repetir la historia penosa del Quijote y los molinos de viento. Me temo que tendremos como Pueblo, exámenes muy serios por delante, exámenes que pondrán a prueba nuestra entereza y la capacidad que tengamos de crear e innovar en escenarios sumamente difíciles y hasta hostiles. Ojala podamos nosotros, en medio de las terribles situaciones de crisis que se anticipan en el mundo, generar conducciones con arraigo a la tierra y con un pensamiento situado, tal como nos enseñaba Rodolfo Kusch. Es nuestro deseo y nuestra lucha.
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Jorge Eduardo Rulli
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