domingo, 30 de abril de 2017
RÉMORAS ARGENTINAS
Falta tomar conciencia colectiva sobre las limitaciones que impone la realidad; no es viable un país donde los lastres superan a quienes deben alimentarlos
Rémora: pez marino de color gris o negro, cuerpo alargado, aletas largas y escamas pequeñas; se adhiere fuertemente a otros vertebrados acuáticos para ahorrar esfuerzo, alimentándose de sus despojos; es voraz y vive en aguas tropicales.
Desde hace muchas décadas, la República Argentina sufre la proliferación de rémoras, que viven en los intersticios de la sociedad y con sus escamas pequeñas logran protección legal, política y aún cultural, impidiendo su extirpación. Las rémoras, unidas, proclaman que "jamás serán vencidas".
Todas las inconsistencias entre el tipo de cambio, la tasa de interés y el déficit fiscal tienen su causa en las millones de rémoras que bloquean las reformas, el aumento de productividad y, en última instancia, el progreso de la sociedad en su conjunto. Digámoslo ya. No son rémoras quienes necesitan en forma genuina la solidaridad de los demás: los pobres, los ancianos, los excluidos.
El presidente Mauricio Macri advierte que para el cambio profundo no basta estar juntos, ni viajar al exterior, ni licitar autopistas. El cambio requiere enfrentar intereses creados, de dimensiones colosales, por la acumulación geológica de privilegios, prebendas y canonjías que nadie jamás enfrentó. Por el contrario, el deporte nacional ha sido la pesca de rebusques para vivir de los demás. Convertirse en rémoras, con obras públicas, con incisos confusos o con empleos difusos.
Cuando se aproximaba el primer paro general contra su gestión, el Presidente dijo, por primera vez, que "hay mafias en sindicatos, empresarios" y otros sectores. Poco después, el sindicalista Omar Viviani pareció darle la razón cuando instigó a "dar vuelta los taxis" que no se acoplaran a la huelga. El primer mandatario también sentenció: "El Estado no debe ser un aguantadero". Mafias o rémoras, distintos grados del mismo pez marino, que puede ser gris o puede ser negro.
El camionero Pablo Moyano le respondió con ironías, sugiriendo corrupción en el macrismo y que deberían disculparse con Báez. Pero ni él ni su padre han hecho públicas sus declaraciones juradas de impuestos, ni han abierto sus patrimonios para desmentir vínculos con empresas que les son atribuidas a través de testaferros. El sindicalismo maneja cuantiosos fondos públicos y tiene que responder por ellos, al detalle.
Hay rémoras en el Estado, en los sindicatos, en las empresas. El ministro de Cultura de la Nación denunció la existencia de quioscos, maxiquioscos y polirrubros en el Instituto Nacional de Cine. De inmediato, la corporación de directores, artistas y productores se lanzó al ataque, como si la denuncia pusiese en peligro el cine argentino. Como en tantos organismos creados para fines loables, las rémoras logran cooptarlos manejando asesores, compras y contrataciones, dejando apenas monedas para los auténticos destinatarios de su creación.
Una carta de lectores en LA NACION sobre los costos que imponen los sindicatos a quienes emplean en blanco, echó luz sobre las rémoras que viven en las entrañas sindicales, extrayendo plusvalías de las obras sociales, de sus ingresos para "capacitación" o de sus múltiples aportes especiales, debido a convenios homologados por ministros simpáticos a las rémoras. Por culpa de éstos surgió el empleo en negro y la evasión de aportes. Una ley de blanqueo laboral no debe solamente implicar costo fiscal, sino eliminar los quioscos, maxiquioscos y polirrubros listados en cada recibo de sueldo. Los sindicalistas deben mostrar "manos limpias" en lugar de "frotarse las manos" con la llegada de nuevos aportantes.
Hay rémoras en la administración central y no solamente "ñoquis". Una sociedad sólo puede mantener un sector estatal en armonía con la productividad de su economía. Cuando se establece un organigrama con 21 ministerios, 87 secretarías, 207 subsecretarías y 687 direcciones nacionales, aunque sus integrantes sean personas íntegras y dedicadas, muchísimas son rémoras. Sueldos que la sociedad no puede pagar, sin flaquear a través de cierres de comercios, concursos, despidos o quiebras. Hay rémoras en la docencia, como quedó de manifiesto durante la huelga de maestros. Son rémoras cuando abusan de los estatutos docentes ausentándose con certificados médicos falsos o mediante acomodos políticos. Hay rémoras en la investigación científica cuando, por presión política, se costean becas para indagaciones que carecen de simetría con la situación de las arcas públicas.
Hay rémoras en los demás poderes del Estado, nacional y provincial. Se acumulan rémoras en las 23 provincias y sus municipios, además de la ciudad de Buenos Aires. Cuando los gobernadores reclaman coparticipación, no es para realizar obras, sino para atender nóminas de personal y mantener cadenas de quioscos, maxiquioscos y polirrubros. Ni qué hablar de la exención del impuesto a las ganancias en la provincia de La Pampa: son verdaderas rémoras "vernáculas".
Existen 257 diputados y 72 senadores en el Congreso de la Nación. ¿Cuántos recursos públicos se destinan a bolsillos de personas que no crean valor para la sociedad? ¿Cuántos quioscos, maxiquioscos y polirrubros operan bajo las augustas bóvedas del Palacio de la avenida Rivadavia? Son rémoras intocables, en nombre de la democracia, para emplear a correligionarios.
Hay rémoras en el Poder Judicial, tanto por las exenciones fiscales de empleados, funcionarios, fiscales, defensores y jubilados, como por su destacado aporte a la "industria del juicio" cuyas rémoras de distintas profesiones se alimentan durante años en peritajes, audiencias, alegatos y apelaciones. Tabuladas en rígidas normas de aranceles, defendidas por corporaciones de rémoras.
Hay rémoras en el sector privado cuando se obtienen, gracias al Estado, ganancias extraordinarias sin relación alguna con la riqueza aportada a la sociedad. En el pasado se han visto casos obscenos, como avales públicos millonarios impagos, créditos oficiales incobrables, promociones industriales para disfrute de contadores y protecciones inmorales a costa del sueldo de los trabajadores. Ahora se renueva el Compre Nacional, una concesión política a ciertos sectores fabriles para compensar desquicios provocados por rémoras que no pueden atacarse. Con ese mecanismo se amasaron fortunas saqueando a YPF, ENTel, Segba, Gas del Estado y tantas empresas públicas que desvirtuaron, a favor de rémoras poderosas, el ingenuo propósito de esa legislación.
Falta una toma de conciencia colectiva acerca de las limitaciones que impone la realidad. No es viable un país donde la cantidad de rémoras supera a quienes deben alimentarlas. Se requiere un acuerdo serio, con la indispensable participación del peronismo republicano, para adoptar reglas básicas de convivencia que eviten una nueva crisis y permitan el crecimiento de la Nación. Una de ellas, muy simple, es que cada cual debe vivir de su trabajo y que cada trabajo debe ser productivo y no ficticio, inventado como subterfugio para apropiarse del esfuerzo ajeno. Como lo hacen las rémoras.
Editorial La Nación
BIFOCALIDAD Y JUSTICIA
"Un hombre común se maravilla ante las cosas poco corrientes; un hombre sabio se maravilla ante las cosas corrientes"
Confucio
Por Enrique Guillermo Avogadro
Si el pensador chino, que murió quinientos años antes de la era cristiana, hubiera llegado a conocer la Argentina, habría estado permanentemente maravillado porque aquí compartimos, desde siempre, una realidad virtual, en la cual nada de lo que vemos o hacemos es cierto, mientras ignoramos las normas elementales que permiten a los hombres vivir en comunidad. No me refiero a las leyes, de por sí bastante extrañas y contradictorias, sino al modo en que las aplicamos, según nuestro personal punto de vista, en general reñido con el de la sociedad en su conjunto; y, en la duda, optamos siempre por el que más conviene a nuestro relato, individual o colectivo.
Para ejemplificar a qué me refiero, basta con pensar que las normas establecen que quienes son procesados por delitos pueden permanecer en libertad mientas se sustancia el juicio y se llega a una sentencia firme, pero se niega dicho privilegio a aquéllos que, estando libres, pueden poner en riesgo la investigación, adulterar las pruebas o, simplemente, fugarse. Y los mismos criterios se aplican a los mayores de setenta años, aún con condena firme, respecto a la prisión domiciliaria; esto último se justifica especialmente porque ninguna sociedad civilizada combate a los supuestos caníbales comiéndoselos.
En estos días, los argentinos observamos con enorme perplejidad que dos jueces federales, los Dres. Ercolini y Bonadío, con el consentimiento de los respectivos fiscales que actúan ante sus juzgados, han concedido a Cristina E. Fernández y a su hija, Florencia Kirchner, autorización para realizar un paseo pseudo cultural por la vieja Europa, con el obvio propósito de exponer su inventada persecución política ante audiencias amenas y receptivas, como son los famosos izquierdistas "revolucionarios de escritorio"; si bien el segundo la otorgó bajo una caución real, el monto fijado resulta una nimiedad al comparárselo con las incalculables fortunas que la familia ha robado de las arcas públicas.
Creo que el asombro llega a Brasil, donde el proceso de limpieza contra la corrupción ha alcanzado cotas impensables en América Latina hasta hace muy poco, ya que muchísimos dirigentes políticos, gobernadores, senadores, diputados, empresarios, etc., se encuentran en la cárcel y a nadie se le ocurriría siquiera pedir algo así.
La viuda patagónica, recordemos, se encuentra procesada, entre otras cosas, por organizar y encabezar una asociación ilícita (un delito no excarcelable), fundada con el propósito de cometer una enorme multiplicidad de estropicios, de los cuales hemos sido víctimas todos y cada uno de los habitantes de este país, expoliado hasta la extenuación durante las sucesivas gestiones que compartió desde hace veinticinco años con su marido muerto; si como muestra basta un botón, allí tenemos a la Provincia de Santa Cruz, aunque ésta tenga una superficie comparable a la de varios países sumados y tenga bajo su suelo una riqueza saudí.
El choque entre este suceso y la realidad de las prisiones superpobladas de individuos detenidos sin sentencia firme por la comisión de delitos menores, como hurtos o arrebatos, ha producido una generalizada indignación, reflejada en las redes sociales y en las plataformas de peticiones públicas; y es razonable que así sea, toda vez que Cristina Kirchner y su entorno han demostrado hasta el hartazgo que están dispuestos a alterar las pruebas -como hicieron con los libros de las sociedades hoteleras involucradas- y entorpecer así cualquier investigación.
Esos hechos, ya probados, bastarían con enviar a la cárcel a cualquier pequeño comerciante, pero nuestros particulares jueces, que cuentan con narices más caras que las de los mejores perfumistas, son inmensamente tolerantes y permisivos ante quienes han ejercido, durante tantos años y con enorme fiereza, un poder omnímodo; no vaya a ser que, en una súbita recaída social, vuelvan al poder y quieran cobrarse las penas ahora aplicadas.
En otro orden de cosas, lo mismo parece suceder con aquellas personas que, como Hebe de Bonafini, son aún capaces de generar conflictos en la calle; aún tenemos fresco el recuerdo de cuando se negó a comparecer en Comodoro Py y el Juez aceptó interrogarla en la cocina de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. El Dr. Eduardo San Emeterio y quien esto escribe la denunciamos -y, con ella, a la locutora del acto y a los organismos de pseudo derechos humanos firmantes del documento allí leído- por sus dichos en la Plaza de Mayo el 24 de marzo pasado; a más de un mes de haberlas radicado, no hemos sido llamados todavía a ratificar las denuncias, primer paso de la causa penal.
En el otro extremo de ese espectro se encuentran los casi dos mil presos militares, ancianos (el promedio de edad es 76 años), la mayoría sin condena firme y cumpliendo prisiones preventivas que exceden en lustros el máximo legal permitido (dos años, más uno debidamente justificado), que se siguen muriendo en las mazmorras estatales por falta de atención médica adecuada. Acusados por testigos que, cuarenta años después, dicen haber construido colectivamente la memoria y reconocerlos por la voz o por el olor, privados de todo derecho a un juicio justo y víctimas de procesos judiciales amañados, cuatrocientos ya fallecieron (cincuenta lo han hecho desde el 15 de diciembre de 2015) y, naturalmente, el ritmo se incrementará con el mero transcurso del tiempo.
Cuando, muy esporádicamente por cierto, algún tribunal federal les concede el beneficio de la prisión domiciliaria -ayer fue el caso de un preso de 87 años, gravemente enfermo- la mayor parte de las veces no se hace efectivo porque otro tribunal la niega, y la saga continúa. Es que, rápidamente, se alzan los infames pasquines y las radios y canales de televisión que multiplican la vocinglera gritería de esos mismos organismos de pseudo derechos humanos que rechazan la democracia como sistema de vida y piden, a voz en cuello, el derrocamiento del Gobierno.
Nadie se pregunta, tratándose de los "genocidas", por qué se los mantiene en la cárcel, cuando no pueden alterar las pruebas del proceso ni corren riesgo de fuga. Es que a éstos, la sociedad los ha elegido como únicos receptores de la culpa general de haber llamado a las puertas de los cuarteles para parar el desmadre en que se había convertido el régimen peronista en 1974 y 1975, que amenazaba con despedazar el país.
Ya nadie recuerda -ni quiere hacerlo- cuántos civiles, en especial radicales, actuaron como funcionarios, ministros e intendentes del proceso militar, ni cuántos empresarios, obreros, comerciantes y estudiantes aplaudieron a rabiar a los generales golpistas. Es más cómodo transferir esa responsabilidad a unos pocos y lavar así los pecados colectivos, por más que, cuando la tragedia se produjo, esos pocos fueran extremadamente jóvenes y estuvieran en los grados más bajos del escalafón jerárquico; hasta el lamentable Gral. Milani entra en esta categoría, aunque deba permanecer en la cárcel hasta que sea condenado por ladrón.
Hace un año y medio, Mauricio Macri prometió terminar con lo que él mismo llamó el "curro" de los derechos humanos. Los argentinos, tan golpeados por la gigantesca crisis económica que nos dejó el kirchnerismo, necesitamos saber quién se llevó los más de US$ 2.500 millones en extrañísimas indemnizaciones, cuyos destinatarios el Gobierno aún se niega a revelar.
Argentina se está reinsertando en el mundo, y una prueba de ello será su próxima integración a las grandes mesas de discusión del comercio mundial, en especial en el área del Pacífico, así como la importancia que nuestro país está recuperando en la región, reconocida a través de los viajes presidenciales a China y la visita de grandes personalidades mundiales, como Angela Merkel. Evidentemente, mucho ha cambiado ya y, después de octubre, ese cambio se acelerará, cuando la esperable victoria electoral del Gobierno derrumbe la falsa prudencia de los inversores, sobre todo de nosotros mismos.
Pero debemos recordar que, para que esas esperanzas se transformen en realidades concretas, debemos tener una Justicia independiente, seria, confiable y rápida; con ella, todo será posible pero, sin ella, nada lo será.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Confucio
Por Enrique Guillermo Avogadro
Si el pensador chino, que murió quinientos años antes de la era cristiana, hubiera llegado a conocer la Argentina, habría estado permanentemente maravillado porque aquí compartimos, desde siempre, una realidad virtual, en la cual nada de lo que vemos o hacemos es cierto, mientras ignoramos las normas elementales que permiten a los hombres vivir en comunidad. No me refiero a las leyes, de por sí bastante extrañas y contradictorias, sino al modo en que las aplicamos, según nuestro personal punto de vista, en general reñido con el de la sociedad en su conjunto; y, en la duda, optamos siempre por el que más conviene a nuestro relato, individual o colectivo.
Para ejemplificar a qué me refiero, basta con pensar que las normas establecen que quienes son procesados por delitos pueden permanecer en libertad mientas se sustancia el juicio y se llega a una sentencia firme, pero se niega dicho privilegio a aquéllos que, estando libres, pueden poner en riesgo la investigación, adulterar las pruebas o, simplemente, fugarse. Y los mismos criterios se aplican a los mayores de setenta años, aún con condena firme, respecto a la prisión domiciliaria; esto último se justifica especialmente porque ninguna sociedad civilizada combate a los supuestos caníbales comiéndoselos.
En estos días, los argentinos observamos con enorme perplejidad que dos jueces federales, los Dres. Ercolini y Bonadío, con el consentimiento de los respectivos fiscales que actúan ante sus juzgados, han concedido a Cristina E. Fernández y a su hija, Florencia Kirchner, autorización para realizar un paseo pseudo cultural por la vieja Europa, con el obvio propósito de exponer su inventada persecución política ante audiencias amenas y receptivas, como son los famosos izquierdistas "revolucionarios de escritorio"; si bien el segundo la otorgó bajo una caución real, el monto fijado resulta una nimiedad al comparárselo con las incalculables fortunas que la familia ha robado de las arcas públicas.
Creo que el asombro llega a Brasil, donde el proceso de limpieza contra la corrupción ha alcanzado cotas impensables en América Latina hasta hace muy poco, ya que muchísimos dirigentes políticos, gobernadores, senadores, diputados, empresarios, etc., se encuentran en la cárcel y a nadie se le ocurriría siquiera pedir algo así.
La viuda patagónica, recordemos, se encuentra procesada, entre otras cosas, por organizar y encabezar una asociación ilícita (un delito no excarcelable), fundada con el propósito de cometer una enorme multiplicidad de estropicios, de los cuales hemos sido víctimas todos y cada uno de los habitantes de este país, expoliado hasta la extenuación durante las sucesivas gestiones que compartió desde hace veinticinco años con su marido muerto; si como muestra basta un botón, allí tenemos a la Provincia de Santa Cruz, aunque ésta tenga una superficie comparable a la de varios países sumados y tenga bajo su suelo una riqueza saudí.
El choque entre este suceso y la realidad de las prisiones superpobladas de individuos detenidos sin sentencia firme por la comisión de delitos menores, como hurtos o arrebatos, ha producido una generalizada indignación, reflejada en las redes sociales y en las plataformas de peticiones públicas; y es razonable que así sea, toda vez que Cristina Kirchner y su entorno han demostrado hasta el hartazgo que están dispuestos a alterar las pruebas -como hicieron con los libros de las sociedades hoteleras involucradas- y entorpecer así cualquier investigación.
Esos hechos, ya probados, bastarían con enviar a la cárcel a cualquier pequeño comerciante, pero nuestros particulares jueces, que cuentan con narices más caras que las de los mejores perfumistas, son inmensamente tolerantes y permisivos ante quienes han ejercido, durante tantos años y con enorme fiereza, un poder omnímodo; no vaya a ser que, en una súbita recaída social, vuelvan al poder y quieran cobrarse las penas ahora aplicadas.
En otro orden de cosas, lo mismo parece suceder con aquellas personas que, como Hebe de Bonafini, son aún capaces de generar conflictos en la calle; aún tenemos fresco el recuerdo de cuando se negó a comparecer en Comodoro Py y el Juez aceptó interrogarla en la cocina de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. El Dr. Eduardo San Emeterio y quien esto escribe la denunciamos -y, con ella, a la locutora del acto y a los organismos de pseudo derechos humanos firmantes del documento allí leído- por sus dichos en la Plaza de Mayo el 24 de marzo pasado; a más de un mes de haberlas radicado, no hemos sido llamados todavía a ratificar las denuncias, primer paso de la causa penal.
En el otro extremo de ese espectro se encuentran los casi dos mil presos militares, ancianos (el promedio de edad es 76 años), la mayoría sin condena firme y cumpliendo prisiones preventivas que exceden en lustros el máximo legal permitido (dos años, más uno debidamente justificado), que se siguen muriendo en las mazmorras estatales por falta de atención médica adecuada. Acusados por testigos que, cuarenta años después, dicen haber construido colectivamente la memoria y reconocerlos por la voz o por el olor, privados de todo derecho a un juicio justo y víctimas de procesos judiciales amañados, cuatrocientos ya fallecieron (cincuenta lo han hecho desde el 15 de diciembre de 2015) y, naturalmente, el ritmo se incrementará con el mero transcurso del tiempo.
Cuando, muy esporádicamente por cierto, algún tribunal federal les concede el beneficio de la prisión domiciliaria -ayer fue el caso de un preso de 87 años, gravemente enfermo- la mayor parte de las veces no se hace efectivo porque otro tribunal la niega, y la saga continúa. Es que, rápidamente, se alzan los infames pasquines y las radios y canales de televisión que multiplican la vocinglera gritería de esos mismos organismos de pseudo derechos humanos que rechazan la democracia como sistema de vida y piden, a voz en cuello, el derrocamiento del Gobierno.
Nadie se pregunta, tratándose de los "genocidas", por qué se los mantiene en la cárcel, cuando no pueden alterar las pruebas del proceso ni corren riesgo de fuga. Es que a éstos, la sociedad los ha elegido como únicos receptores de la culpa general de haber llamado a las puertas de los cuarteles para parar el desmadre en que se había convertido el régimen peronista en 1974 y 1975, que amenazaba con despedazar el país.
Ya nadie recuerda -ni quiere hacerlo- cuántos civiles, en especial radicales, actuaron como funcionarios, ministros e intendentes del proceso militar, ni cuántos empresarios, obreros, comerciantes y estudiantes aplaudieron a rabiar a los generales golpistas. Es más cómodo transferir esa responsabilidad a unos pocos y lavar así los pecados colectivos, por más que, cuando la tragedia se produjo, esos pocos fueran extremadamente jóvenes y estuvieran en los grados más bajos del escalafón jerárquico; hasta el lamentable Gral. Milani entra en esta categoría, aunque deba permanecer en la cárcel hasta que sea condenado por ladrón.
Hace un año y medio, Mauricio Macri prometió terminar con lo que él mismo llamó el "curro" de los derechos humanos. Los argentinos, tan golpeados por la gigantesca crisis económica que nos dejó el kirchnerismo, necesitamos saber quién se llevó los más de US$ 2.500 millones en extrañísimas indemnizaciones, cuyos destinatarios el Gobierno aún se niega a revelar.
Argentina se está reinsertando en el mundo, y una prueba de ello será su próxima integración a las grandes mesas de discusión del comercio mundial, en especial en el área del Pacífico, así como la importancia que nuestro país está recuperando en la región, reconocida a través de los viajes presidenciales a China y la visita de grandes personalidades mundiales, como Angela Merkel. Evidentemente, mucho ha cambiado ya y, después de octubre, ese cambio se acelerará, cuando la esperable victoria electoral del Gobierno derrumbe la falsa prudencia de los inversores, sobre todo de nosotros mismos.
Pero debemos recordar que, para que esas esperanzas se transformen en realidades concretas, debemos tener una Justicia independiente, seria, confiable y rápida; con ella, todo será posible pero, sin ella, nada lo será.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
viernes, 28 de abril de 2017
EL PROBLEMA ES QUE AHORA "TENEMOS QUE LABURAR"
Por Ricardo Bustos
Este fin de semana el comentario que realizó una militante de la "Tupac Amaru" de Milagro Sala, relacionado con la situación económica que está pasando desde que su jefa nacional dejó el poder y la regional descansa en prisión en la "tacita de plata", Jujuy, ha desnudado una vez más la trama corrupta de una organización mafiosa que se hizo dueña de los destinos de un país, saqueando sin pudor una cantidad de dinero que, lamentablemente jamás podremos conocer su valor porque tanto la justicia como la política, se han encargado de dibujar en beneficio propio para no quedar “pegadas” a la hora del gran juicio.
La dama en cuestión, demostrando una absoluta sinceridad en sus palabras, por “ignorar” en que terrenos ha quedado el accionar de los suyos con el desamparo político al que los han expuesto, dijo sin ningún temor a las represalias de propios o críticas de extraños que "CRISTINA ROBABA PERO TENÍAMOS PARA COMER, HOY TENEMOS QUE LABURAR PARA COMER ALGO".
La historia nos relata que “En la Roma Imperial se organizaban divertimentos y la distribución de alimentos de manera gratuita, dos grandes herramientas de control social, que igual no fueron impedimento para que el imperio desapareciera como ocurrió con el nazismo, fascismo, stalinismo o tantos populismos que inundaron la tierra con barbarie. Es lo que se ha llamado tradicionalmente la política del “pan y circo” para el pueblo”.
Salvando las distancias y la violencia de la época, la frase “pan y circo” tiene vigencia en muchos lugares de nuestra República Argentina, especialmente en provincias gobernadas por el mismo signo político del gobierno que, durante 12 años fue responsable, en gran medida, de lo que hoy padecen los mismos ciudadanos que dieron su voto durante su gestión.
Se ha destruido la cultura del trabajo. Hoy es Santa Cruz la protagonista de las escenas violentas en las calles. El reclamo no es por un aumento de salarios sino porque no cobran los mismos y peor aún, en un Distrito donde el beneficio nacional, llegó en cataratas de dólares desde el año 1983, cuando comenzó a gobernar el mismo signo político hasta nuestros días.
Regalías petroleras, precios diferenciados en los combustibles y el gas domiciliario o industrial, regímenes aduaneros que beneficiaron a la población sureña mientras el resto del país pagaba el doble o triple por los productos, hasta en la factura de la luz figuraba un aporte que hacíamos los argentinos para ayudar a Santa Cruz y al final, no sirvió para nada porque los gobiernos fueron incorporando ciudadanos a la planta laboral del estado cuando existían infinidad de posibilidades en la actividad privada y con mejores salarios.
Para quienes hemos vivido en la Patagonia, esta situación resulta increíble ya que no se da solamente en Santa Cruz porque la región también está sufriendo las consecuencias, habida cuenta que los dirigentes actuales formaron parte de una “elite satelital” que respondían directamente a la ideología política y económica del apellido Kirchner.
La hipocresía siempre fue la vidriera de este tipo de gobiernos. En su primer mandato como gobernador, el fallecido presidente sureño declaraba que “Si una provincia quiebra, el gobernador debe ir preso”.
Hoy su hermana acusa a los maestros de “ser cobardes y patoteros”, pero hace unos días, su cuñada, la abogada exitosa, apoyaba a los maestros que se encuentran en la “carpa itinerante” por su lucha contra un gobierno liberal y autoritario. Claro está, que estos maestros de Cristina con el impresentable Baradel a la cabeza, responden al mandato electoralista de su jefa, la ex presidente, mientras que los sureños, no le tienen miedo o respeto por su autoridad a la gobernadora, hermana y cuñada respectivamente, del matrimonio presidencial.
Alicia Kirchner fue Secretaria de Promoción en la intendencia de Rio Gallegos cuando el fallecido presidente era intendente, luego la nombra Ministra de Asuntos Sociales de Santa Cruz para los tres períodos (1991-2003) como gobernador. Al asumir la presidencia de la nación su hermano, Doña Alicia se traslada a Buenos Aires porque es designada Ministra de Desarrollo Social de la Nación, con uno de los mayores presupuestos en la historia del país.
Como decía el General, "la única verdad es la realidad" y hoy la triste realidad es que, según el INDEC, en Rio Gallegos viven 120 mil personas y 33 mil son pobres. Mientras tanto, su pueblo debe recibir como respuesta de la gobernadora, al drama que están viviendo, que “Recibimos una provincia quebrada”. La verdad es que no tiene ninguna explicación lógica la defensa que puedan hacer sobre lo que ocurre si nos remitimos a la participación de la "familia" en todo un proceso de corrupción que hace unos años está saliendo a la luz con tantas causas en la Justicia.
Quizá, como reflexión de humildes lectores, podemos quedarnos con la frase de la militante de “Tupac Amaru”, miembro de la organización que, desde la cárcel, continua liderando Milagro Sala… "CRISTINA ROBABA PERO TENÍAMOS PARA COMER, HOY TENEMOS QUE LABURAR PARA COMER ALGO".
Ricardo Bustos - Locutor Nacional - Comunicador
Capioví - Misiones
viernes, 14 de abril de 2017
CON EL CHORI Y LA COCA NO ALCANZA
Con el chori y con la coca no alcanza para embarullar y embaucar a un Pueblo. Un Pueblo que pacientemente le dijo NO al dislate “K”
Y sí, fue un tremendo cachetazo como no lo esperaba nadie. Un tsunami político. Una enorme advertencia. Una gran esperanza. El acceso a la presidencia por parte del espacio político que lidera el Ingeniero Mauricio Macri, es la consecuencia directa de doce años de desgobierno. Más de una década de subvertir la República. El Kirchnerismo y sus acólitos se encargaron de ello. Instalaron la corrupción en todos los estamentos del Estado. Se jactaron desvergonzadamente de manejar todas las instituciones, incluso la Justicia adicta. No escatimaron en vomitar soberbia por los cuatro costados. Levantaron la bandera de la arrogancia y el desencuentro entre los connacionales. Pisotearon el diálogo con los distintos referentes de la oposición. Se codearon con el crimen organizado hasta instalar el narcotráfico en la Argentina. Sobornaron las necesidades de un Pueblo denigrado. Bastardearon la obra pública. Remataron nuestros recursos naturales al mejor postor. Minaron la sociedad con planes sociales innecesarios, con la única finalidad del voto comprado. Se cansaron de repartir pescado en vez de entregar cañas de pescar. Les faltó el respeto a los ciudadanos. Insultaron a las instituciones de la República. Se mofaron de la Democracia. Entristecieron con su conducta a la Patria toda.-
Pero no fue gratis. Con el chori y con la coca no alcanza para embarullar y embaucar a un Pueblo. Un Pueblo que pacientemente le dijo NO al dislate “K”. Le dijo BASTA a la corrupción institucionalizada, al clientelismo, a la justicia garantista, a la inseguridad, a la narco política, a la inflación, al soborno electoral de los planes sociales, a los cipayos vende patria que enajenaron nuestros recursos naturales, al patoterismo de una cáfila de ex funcionarios que están desesperados y desencajados porque saben que se les viene la noche. Olfatean su final, y como un animal herido descargan toda su adrenalina y su furia en defenderse, sin escatimar medios. Pero se olvidan de algo. Se olvidan que somos una Nación. Que somos Familia. Que somos Ciudadanos de una República que finalmente se puso de pie y que con una colosal voluntad, sin prisas pero sin pausas, comienza a gestar un nuevo destino. Un futuro de reconciliación y grandeza. Un ciclo de paz y prosperidad. Que así sea.-
(*) Abogado; Dr. en Ciencias Jurídicas y Sociales;
Analista Político; Investigador; www.puentepolítico.blogspot.com.ar;
e-mail: doctorjorgeyunesfarrud@gmail.com;Rosario, Provincia de Santa Fe, República Argentina.
jueves, 13 de abril de 2017
LA REPRESIÓN VERBAL TAMBIÉN DUELE
El "don" de la palabra viene con nosotros, solo se debe perfeccionar y buscar la manera adecuada de no ofender o agredir a nuestros semejantes cuando la reflexión trata sobre temas sensibles que hacen al tiempo que nos toca transitar.
Existen en nuestra amada Argentina, ciudadanos que viven en una nube de odio y venganza con muestras de intolerancia hacia quienes no comulgan con sus ideales. Aquellos que estamos lejos de la izquierda o la derecha como política diaria, somos ubicados en el casillero de los fachos, gorilas, milicos o dictadores, sin importar siquiera a que condición socio-económica pertenecemos o como nos defendemos para llegar a fin de mes con algo en el estómago y las cuentas al día.
Existen lectores predispuestos a responder con agravios a las opiniones o reflexiones que volcamos en las letras y son generosamente publicadas por los Directores y Redactores de los medios que nos brindan la oportunidad de mantener nuestras mentes abiertas por las dosis de información que recibimos. Escribimos y volcamos en las letras nuestro punto de vista sobre la situación que vive el país, simplemente porque somos ciudadanos iguales, con las mismas alegrías y tristezas, con mas o menos años en el cuerpo pero con la experiencia de vida que nos da la posibilidad de hablar por todo lo que hemos ido conociendo a lo largo de la historia de la cual fuimos parte. Sin mentir, con objetividad, todos tenemos capacidad para desarrollar aquellos temas que son de interés para una sociedad que tiene nuestros mismos problemas y muchas veces no sabe como hacer para canalizarlos, aunque a veces, si para hacerlo detrás de algún seudónimo y atacar groseramente a quien lo hace.
El "don" de la palabra viene con nosotros, solo se debe perfeccionar y buscar la manera adecuada de no ofender o agredir a nuestros semejantes cuando la reflexión trata sobre temas sensibles que hacen al tiempo que nos toca transitar.
Es obvio que cuando decimos "Muchachos dejen de hacer paros, vuelvan a trabajar que el país los necesita", nos estamos refiriendo a los líderes o punteros político-sindicales, los que arrastran de los pelos a miles de ciudadanos al abismo del fracaso con sus ideas retrógradas sobre el verdadero significado de las palabras "Libertad o Democracia". Les guste o no a los defensores de ese tipo de dirigentes, les duele cuando alguien ajeno a su entorno, les hace ver que la vida pasa por otro lado y la política no debe ser siempre de izquierda o de derecha ya que existen otras alternativas como el consenso, diálogo, tolerancia y en última instancia, cediendo de ambas partes, acuerdos que posibiliten llegar al entendimiento para calmar a quienes viven en un estado de ebullición mental permanente por la falta de capacidad intelectual, fruto de haber pasado muy lejos de los centros de instrucción gratuitos que, siempre han existido en Argentina "Para todas y todos".
Muchos se enojaron, especialmente, Docentes, cuando desde el estado lanzaron el operativo "Aprender" para saber en que sitio estábamos ubicados con la educación e instrucción. Entre los resultados más dramáticos de "Aprender" surge que el 46,4% de los alumnos de 5° y 6° año del secundario no comprende un texto básico, mientras que el 70,2% no puede resolver cuentas o problemas matemáticos muy sencillos. En el área de Naturales, el 36,3% tuvo el rendimiento más bajo, mientras que en Sociales fue del 41,1 por ciento. Otros resultados, los que corresponden a las Provincias, se guardaron bajo dos candados para no agrandar mas el problema porque las cifras son temerarias y seguramente algún gobernador estará dudando sobre la forma en la que deberá informar al respecto a sus gobernados.
Duele y mucho comprobar algo que ya era un secreto a voces. Estos alumnos que fueron evaluados son estudiantes que pasaron por las aulas a cuyo cargo estuvieron los mismos Docentes que hoy protestan, paran, hacen marchas y han levantado una millonaria escenografía simulando el frente de una Escuela para, según dicen "defender la dignidad". Algo que no aclaran es si necesitan defender la dignidad de ellos o las de los chicos a los que han llevado al límite del abandono intelectual con el bajo nivel de instrucción que han experimentado cuando los tuvieron como alumnos en sus clases.
Las verdades cuando son incontrastables porque no hay manera de disfrazarlas, siempre darán la posibilidad a quien las dice, de ser criticado por algunos, pero apoyado por la gran mayoría que espera de los dirigentes fracasados, den un paso hacia el costado para que otras generaciones inicien el camino de la reconstrucción, aunque sea en medio de los escombros que han dejado estos impresentables que hace mas de 20 años vienen abusando de la voluntad popular, como si fueran ellos los elegidos y después no existe nadie mas nada que permita vivir de una manera mas próspera y por sobre todo sin violencia verbal o física.
La represión existe en cualquier país civilizado toda vez que se provoca a las fuerzas del orden cuando deben cumplir con una orden judicial, emanada de uno de los tres poderes que hacen al Estado y eso también está en la Constitución de la Nación Argentina, con el mismo valor que se da a la palabra "Democracia", aunque algunos crean que todavía vivimos en un gobierno militar. En Argentina, hace mas de 30 años, se ha vuelto a elegir ciudadanos por medio del voto cada dos años y esa es la mejor oportunidad que tenemos todos, los que pensamos de una u otra manera pero queremos mejor para nuestra República. Solo los necios no lo entienden y por eso, generalmente son reaccionarios e intelectualmente vacíos de todo contenido a la hora de responder con agravios cuando algo o alguien les causa molestia ideológica.
"Razonar y convencer, ¡qué difícil, largo y trabajoso! ¿Sugestionar? ¡Qué fácil, rápido y barato!"
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) Médico español.
Ricardo Bustos
Locutor Nacional - Comunicador
Capioví - Misiones
Capioví - Misiones
miércoles, 12 de abril de 2017
LOS LUJOS DE UN MARXISTA EN EEUU
LA DOBLE VIDA DE AXEL KICILLOF
Axel Kicillof no necesita presentación: supo ser ministro de Economía de la Nación desde el 20 de noviembre de 2013 hasta el 10 de diciembre de 2015 y, en la actualidad, se desempeña como diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires.
Durante su paso por el poder, al tiempo que agitaba sus ideas marxistas, Kicillof aumentó sus bienes casi un 165%.
De hecho, llegó a su primer millón de pesos durante su gestión, pasando de $670.000 en 2011 a $1.830.000, según su propia declaración jurada.
En ese contexto, en 2015 Kicillof comenzó a ser investigado por supuesto enriquecimiento ilícito por parte del fiscal federal Jorge Taiano. Aparecen en la indagación propiedades en Uruguay e inmuebles en Buenos Aires.
Sin embargo, lo grueso no es lo que ha declarado Kicillof, sino lo que ha omitido declarar, dinero que maneja con envidiable discreción.
Para entenderlo hay que enfocarse en un hombre llamado Diego Marynberg, conocido en el mercado como el “buitre” populista de Kicillof.
Se trata de un multimillonario que se especializó en hacer millones trabajando para gobiernos con dificultades para acceder al mercado como ocurre con Venezuela y sucedió con la Argentina K.
No es casual el hecho de que Kicillof enfrente una denuncia en la justicia penal por supuestas maniobras con bonos argentinos realizadas, tanto con Marynberg como con el banquero Jorge Pepa, representante de la entidad suiza UBS.
A ese respecto, cabe preguntarse, ¿quién es el verdadero dueño del millonario inmueble ubicado en el piso 17 del 110 de Central Park South, Marynberg o Kicillof?
La duda no es menor, ya que el otrora ministro de Economía del kirchnerismo tiene un ostentoso nivel de vida en Estados Unidos que suele mantener en secreto cuando se encuentra en Argentina.
Lejos de su discurso de izquierda, Kicillof suele viajar al gran país del norte en primera clase —la última vez fue hace menos de un mes—, se mueve con guardaespaldas y, allí mismo, se dedica a un caro deporte, el polo.
Por caso, pocos saben que se compró un par de caballos por la friolera de tres millones de dólares.
El dato fue confirmado por fuentes del entorno del propio Kicillof y un exfuncionario que supo trabajar con él en el Ministerio de Economía. Curiosamente, la sigla de su nombre es JP.
Este último dejó al pasar un dato curioso, quizá inquietanta: “Averiguá, porque parece que Axel se quedó con la empresa Almundo.com”. El dato fue desmentido por las fuentes consultadas, aunque... ¿quién sabe?
PeriodicoTribuna
Sin embargo, lo grueso no es lo que ha declarado Kicillof, sino lo que ha omitido declarar, dinero que maneja con envidiable discreción.
Para entenderlo hay que enfocarse en un hombre llamado Diego Marynberg, conocido en el mercado como el “buitre” populista de Kicillof.
Se trata de un multimillonario que se especializó en hacer millones trabajando para gobiernos con dificultades para acceder al mercado como ocurre con Venezuela y sucedió con la Argentina K.
No es casual el hecho de que Kicillof enfrente una denuncia en la justicia penal por supuestas maniobras con bonos argentinos realizadas, tanto con Marynberg como con el banquero Jorge Pepa, representante de la entidad suiza UBS.
A ese respecto, cabe preguntarse, ¿quién es el verdadero dueño del millonario inmueble ubicado en el piso 17 del 110 de Central Park South, Marynberg o Kicillof?
La duda no es menor, ya que el otrora ministro de Economía del kirchnerismo tiene un ostentoso nivel de vida en Estados Unidos que suele mantener en secreto cuando se encuentra en Argentina.
Lejos de su discurso de izquierda, Kicillof suele viajar al gran país del norte en primera clase —la última vez fue hace menos de un mes—, se mueve con guardaespaldas y, allí mismo, se dedica a un caro deporte, el polo.
Por caso, pocos saben que se compró un par de caballos por la friolera de tres millones de dólares.
El dato fue confirmado por fuentes del entorno del propio Kicillof y un exfuncionario que supo trabajar con él en el Ministerio de Economía. Curiosamente, la sigla de su nombre es JP.
Este último dejó al pasar un dato curioso, quizá inquietanta: “Averiguá, porque parece que Axel se quedó con la empresa Almundo.com”. El dato fue desmentido por las fuentes consultadas, aunque... ¿quién sabe?
PeriodicoTribuna
martes, 11 de abril de 2017
UN PARO AL FUTURO QUE ES UNA POSTAL DEL PASADO
Por Jorge R. Enríquez
Nadie discute el derecho de huelga. Fue incorporado a nuestra Constitución Nacional en la reforma de 1957 a través del artículo 14 bis. La Constitución peronista de 1949 no lo preveía. Lo que puede debatirse es su alcance, los efectos que conlleva, las eventuales restricciones (en materia de servicios públicos esenciales, por ejemplo). Pero se entiende que cuando un gremio dispone parar lo hace para que sus representados tengan mejores condiciones laborales dentro de la actividad que realizan.
En tal sentido, los paros generales son una anomalía y cabe preguntarse si no son en principio todos ilegítimos. Porque cuando se dispone una huelga de ese tipo no se están reclamando mejores condiciones para los trabajadores de una determinada rama. Lo que en verdad se impugna es la política general de un gobierno.
Ahora bien, si de eso se trata, el paro es antidemocrático. Son los órganos surgidos de la voluntad popular, el Congreso y el Poder Ejecutivo, los que tienen la atribución de llevar adelante esas políticas. Si la presión de la huelga general fuera exitosa, lo que habrían conseguido sus promotores es conseguir más poder que el que tienen los millones de ciudadanos que no paran, que no cortan calles y que se limitan a trabajar y a cumplir las leyes. El voto de ellos valdría mucho menos que el de los huelguistas y los piqueteros.
Por lo demás, los motivos del paro son confusos, vagos y contradictorios. No podría ser de otra forma, por la heterogeneidad ideológica de quienes lo convocan. En realidad, los fundamentos alegados son una excusa bastante evidente que encubre los verdaderos: arreglar cuestiones internas del sindicalismo y del Partido Justicialista. Los “gordos”, corridos del palco de la anterior movilización por sectores de izquierda, se sintieron obligados a sobreactuar su enojo.
Todas las estimaciones del “éxito” del paro son falaces, porque cuando no hay transporte público la mayoría de quienes quieren trabajar no pueden. Estos no “acatan” – por usar el verbo de resonancias castrenses que nuestros gremialistas repiten en estos casos - la decisión de la CGT; simplemente, se ven imposibilitados de concurrir a sus lugares de trabajo.
Por suerte, hubo mayor cantidad de taxis que la esperada luego de ese abierto acto de intimidación pública perpetrado por el Sr. Omar Viviani, líder del gremio de ese sector, cuando instó a sus compañeros a “dar vuelta” los autos de los taxistas que salieran a trabajar. Es que los argentinos nos hemos cansado de la prepotencia y la irracionalidad. Ansiamos vivir en un país en paz y libertad, al amparo de la ley, en el que cada uno pueda pensar y obrar como quiera siempre que no provoque daños a terceros ni infrinja el orden jurídico.
Sabemos, además, que solo la recreación de la cultura del trabajo podrá sacarnos del pantano en el que nos metieron políticas populistas durante décadas. No le paran a un gobierno; le paran al futuro de la Argentina. Pero los otros, la mayoría silenciosa, somos más y nos vamos a imponer mediante un arma letal para el corporativismo retrógrado: la del voto.
Dr. Jorge R. Enríquez
Subsecretario de Justicia de la C.A.B.A.
lunes, 10 de abril de 2017
CAMPO MINADO
Dejar un campo plagado de bombas ocultas como estrategia de destrucción al azar y a plazo indefinido, es de una crueldad y una bajeza sin límites.
Por Hugo Esteva
Difícilmente haya una situación más aterradora que la de transitar un campo minado. Cada paso ha de sonar como un abismo. Cada tropiezo, cada caída, como una tentativa hacia la explosión.
Por otra parte, minar un terreno podrá ser una táctica justificable ante un enemigo que avance con gran superioridad. Pero dejar un campo plagado de bombas ocultas como estrategia de destrucción al azar y a plazo indefinido, es de una crueldad y una bajeza sin límites.
Así, no obstante, se encuentran sembrados el presente y el futuro de nuestro país. Veamos cómo y desde cuándo.
Ante todo, las principales cargas conocidas.
a) La devastación de la Defensa. No hace falta abundar. Aún los legos sabemos que no hay tanques, barcos ni aviones. Que los oficiales de las Fuerzas Armadas son educados en el adaptarse para sobrevivir. Y, lo peor, que con la supresión del Servicio Militar la población ha perdido no sólo la aptitud para defender a la patria, sino el deseo y el concepto mismo del deber de hacerlo.
b) La pérdida del sentido del trabajo. Más allá del alarmante número de familias que tienen ya casi cuatro generaciones que no han conocido la dignidad originada en el trabajo, mal cobijadas por las “cajas pan”, los subsidios y los falsos planes, lo más grave es que la mayor parte de quienes tienen trabajo lo llevan a cabo sin sentido de pertenencia alguno. Quienes lo hacen en la actividad privada -llevados por la ambición concurrente de empresarios y empleados- se desempeñan “provisoriamente”, sin ancla ni afecto profundo por lo que ejercen, buscando permanentemente otras “oportunidades”. Y esto es tan así que abarca incluso a las antes llamadas “profesiones liberales”. Los que figuran en el Estado aprenden rápidamente los subterfugios para eludir responsabilidades –desde el ausentismo al enmarañamiento de los trámites para despegarse, y hasta el franco boicot- porque saben que sus carreras dependen mucho más del humor político que del esfuerzo; no quieren lo que hacen ni a las instituciones donde revistan. Cero de aquella burocracia constructora que consolidó el país.
c) La degradación de la Justicia. Basta ver el aspecto, oírlos hablar un instante para, en alarmante número de casos, saber quiénes son los miembros de la Suprema Corte, los camaristas, los jueces. Olvidados de la naturaleza normativa de las leyes, las modifican, revuelven, reinventan, de manera de crear los pantanos más gredosos. Poco le falta a ese nudo gordiano para que sólo se lo pueda desenredar drásticamente.
d) La pérdida de la Educación. Si bien es lejos -en la Reforma Universitaria de 1918- donde hay que ir a buscar el origen del estallido de la educación que vivimos, no menos cierto es que los últimos años la han colocado en un tobogán que acelera sin parar. La decadencia sociocultural de maestros y profesores (secundarios y universitarios), su escasa formación, sus hábitos proletarios de “trabajadores de la educación” cuyos principales anhelos se centran en el sueldo y los subterfugios gremiales para escapar al trabajo docente, y hasta su desaliño incompatible con el ejemplo que deberían dar, parecen irremontables. Pero, al lado, la complicidad de los padres con la mediocridad de la enseñanza y la degradación de la disciplina colaboran con un ambiente en el que reinan las malas costumbres intelectuales, pero también las físicas. Por esta vía, a la próxima desaparición de la escuela pública, seguirá la de buena parte de las privadas mediocres. Y el desbande de niñez y juventud persistirá en aumento.
e) La insuficiencia de la Salud. Parálisis de la atención médica pública, obras sociales cribadas por la corrupción económica, instituciones de prepago sobredimensionadas pero sin capacidad de atender adecuadamente a quienes afilian. Y vaya a saber cuántos baches en materia de prevención. Peor: a raíz de la disminuida formación profesional –que suma Facultades de Medicina que no llegan a ser colegios secundarios, que degrada a las ya existentes con el ingreso irrestricto de estudiantes sin preparación a un ambiente donde no caben, que ha tergiversado las Residencias Médicas entre la demagogia de los jefes y los crecientes “derechos” gremiales de los cursantes-, gran cantidad de médicos no tiene afecto por sus enfermos. Y, además, bajo la influencia abusiva de los juicios de mala praxis, ve en cada paciente y su familia a un enemigo que suele ser más que potencial.
f) La trampa institucional. Los tres Poderes consagrados por la vieja Constitución liberal venían ya muy degradados. No vale la pena volver sobre los archiconocidos detalles que deprime recordar. Pero el pacto que dio lugar a la reforma de 1994 ha transformado para mal lo poco que de servicio público le quedaba a la política. Por de pronto, hipertrofió cargos, privilegios y corruptelas –particularmente las parlamentarias- pero, además y más grave, copiando la manera norteamericana, destruyó la única precaución sabia, hija de la experiencia nacional, de establecer períodos presidenciales de seis años e impedir la reelección inmediata. Ahora, con cuatro años y la reelección siguiente, la tarea presidencial se centra en preparar desde un comienzo la supervivencia electoral. En síntesis, permanente campaña política de vanas promesas sin tiempo para realizaciones de largo plazo: piedra libre para la especulación, reducción repelente de la política a un negocio del que los medios de comunicación hacen parte esencial.
He dejado a propósito de lado la descripción de las catástrofes físicas que nos afectan. Perdimos recursos naturales, trenes, aviones, caminos, producción agropecuaria, pesquera, minera, industrial. Pero, sobre todo y de modo casi general, hemos perdido el afán de conservarlos y hacerlos crecer noblemente.
Nada de esto es casual. Su profundización tiene responsables y fecha de inicio. Se enlaza con la traición a la Patria que dio lugar y siguió a la derrota de Malvinas. Porque, si bien las raíces abrevaban más atrás y por eso acechaban los traidores, el súmmum se dio con el gobierno de Alfonsín, ese pseudo prócer desmalvinizador que quieren construir los que medran con la política.
Durante el alfonsinismo –que enervaba incluso a los radicales genuinos- se desmilitarizó la Defensa y con ella se paralizó nuestro desarrollo atómico, se entregó la Enseñanza a la izquierda más ignorante y con menos sentido social, se inició un falso asistencialismo en manos de punteros, se reemplazó a la Justicia por la venganza, se abandonó la Salud pública en manos del gremialismo médico y de los auxiliares burocráticos de la Medicina subidos de tono, se reemplazaron las Instituciones ya empobrecidas por una industria del conchabo político que sirve siempre al mejor postor.
Todas estas cargas explosivas, inicialmente camufladas bajo palabrería “democrática”, han sido sembradas en la tierra de nadie en que se ha convertido nuestro futuro sin metas. Al estallido de cada una va a contribuir la ignorante torpeza con que hoy se camina. Al final - salvo milagro- se verá cómo el único bastión que quede en pie va a ser el poder financiero que venía de antes, pero que resulta centro fortalecido a expensas de la Patria desde los tiempos claudicantes de Alfonsín.
Por Hugo Esteva
Difícilmente haya una situación más aterradora que la de transitar un campo minado. Cada paso ha de sonar como un abismo. Cada tropiezo, cada caída, como una tentativa hacia la explosión.
Por otra parte, minar un terreno podrá ser una táctica justificable ante un enemigo que avance con gran superioridad. Pero dejar un campo plagado de bombas ocultas como estrategia de destrucción al azar y a plazo indefinido, es de una crueldad y una bajeza sin límites.
Así, no obstante, se encuentran sembrados el presente y el futuro de nuestro país. Veamos cómo y desde cuándo.
Ante todo, las principales cargas conocidas.
a) La devastación de la Defensa. No hace falta abundar. Aún los legos sabemos que no hay tanques, barcos ni aviones. Que los oficiales de las Fuerzas Armadas son educados en el adaptarse para sobrevivir. Y, lo peor, que con la supresión del Servicio Militar la población ha perdido no sólo la aptitud para defender a la patria, sino el deseo y el concepto mismo del deber de hacerlo.
b) La pérdida del sentido del trabajo. Más allá del alarmante número de familias que tienen ya casi cuatro generaciones que no han conocido la dignidad originada en el trabajo, mal cobijadas por las “cajas pan”, los subsidios y los falsos planes, lo más grave es que la mayor parte de quienes tienen trabajo lo llevan a cabo sin sentido de pertenencia alguno. Quienes lo hacen en la actividad privada -llevados por la ambición concurrente de empresarios y empleados- se desempeñan “provisoriamente”, sin ancla ni afecto profundo por lo que ejercen, buscando permanentemente otras “oportunidades”. Y esto es tan así que abarca incluso a las antes llamadas “profesiones liberales”. Los que figuran en el Estado aprenden rápidamente los subterfugios para eludir responsabilidades –desde el ausentismo al enmarañamiento de los trámites para despegarse, y hasta el franco boicot- porque saben que sus carreras dependen mucho más del humor político que del esfuerzo; no quieren lo que hacen ni a las instituciones donde revistan. Cero de aquella burocracia constructora que consolidó el país.
c) La degradación de la Justicia. Basta ver el aspecto, oírlos hablar un instante para, en alarmante número de casos, saber quiénes son los miembros de la Suprema Corte, los camaristas, los jueces. Olvidados de la naturaleza normativa de las leyes, las modifican, revuelven, reinventan, de manera de crear los pantanos más gredosos. Poco le falta a ese nudo gordiano para que sólo se lo pueda desenredar drásticamente.
d) La pérdida de la Educación. Si bien es lejos -en la Reforma Universitaria de 1918- donde hay que ir a buscar el origen del estallido de la educación que vivimos, no menos cierto es que los últimos años la han colocado en un tobogán que acelera sin parar. La decadencia sociocultural de maestros y profesores (secundarios y universitarios), su escasa formación, sus hábitos proletarios de “trabajadores de la educación” cuyos principales anhelos se centran en el sueldo y los subterfugios gremiales para escapar al trabajo docente, y hasta su desaliño incompatible con el ejemplo que deberían dar, parecen irremontables. Pero, al lado, la complicidad de los padres con la mediocridad de la enseñanza y la degradación de la disciplina colaboran con un ambiente en el que reinan las malas costumbres intelectuales, pero también las físicas. Por esta vía, a la próxima desaparición de la escuela pública, seguirá la de buena parte de las privadas mediocres. Y el desbande de niñez y juventud persistirá en aumento.
e) La insuficiencia de la Salud. Parálisis de la atención médica pública, obras sociales cribadas por la corrupción económica, instituciones de prepago sobredimensionadas pero sin capacidad de atender adecuadamente a quienes afilian. Y vaya a saber cuántos baches en materia de prevención. Peor: a raíz de la disminuida formación profesional –que suma Facultades de Medicina que no llegan a ser colegios secundarios, que degrada a las ya existentes con el ingreso irrestricto de estudiantes sin preparación a un ambiente donde no caben, que ha tergiversado las Residencias Médicas entre la demagogia de los jefes y los crecientes “derechos” gremiales de los cursantes-, gran cantidad de médicos no tiene afecto por sus enfermos. Y, además, bajo la influencia abusiva de los juicios de mala praxis, ve en cada paciente y su familia a un enemigo que suele ser más que potencial.
f) La trampa institucional. Los tres Poderes consagrados por la vieja Constitución liberal venían ya muy degradados. No vale la pena volver sobre los archiconocidos detalles que deprime recordar. Pero el pacto que dio lugar a la reforma de 1994 ha transformado para mal lo poco que de servicio público le quedaba a la política. Por de pronto, hipertrofió cargos, privilegios y corruptelas –particularmente las parlamentarias- pero, además y más grave, copiando la manera norteamericana, destruyó la única precaución sabia, hija de la experiencia nacional, de establecer períodos presidenciales de seis años e impedir la reelección inmediata. Ahora, con cuatro años y la reelección siguiente, la tarea presidencial se centra en preparar desde un comienzo la supervivencia electoral. En síntesis, permanente campaña política de vanas promesas sin tiempo para realizaciones de largo plazo: piedra libre para la especulación, reducción repelente de la política a un negocio del que los medios de comunicación hacen parte esencial.
He dejado a propósito de lado la descripción de las catástrofes físicas que nos afectan. Perdimos recursos naturales, trenes, aviones, caminos, producción agropecuaria, pesquera, minera, industrial. Pero, sobre todo y de modo casi general, hemos perdido el afán de conservarlos y hacerlos crecer noblemente.
Nada de esto es casual. Su profundización tiene responsables y fecha de inicio. Se enlaza con la traición a la Patria que dio lugar y siguió a la derrota de Malvinas. Porque, si bien las raíces abrevaban más atrás y por eso acechaban los traidores, el súmmum se dio con el gobierno de Alfonsín, ese pseudo prócer desmalvinizador que quieren construir los que medran con la política.
Durante el alfonsinismo –que enervaba incluso a los radicales genuinos- se desmilitarizó la Defensa y con ella se paralizó nuestro desarrollo atómico, se entregó la Enseñanza a la izquierda más ignorante y con menos sentido social, se inició un falso asistencialismo en manos de punteros, se reemplazó a la Justicia por la venganza, se abandonó la Salud pública en manos del gremialismo médico y de los auxiliares burocráticos de la Medicina subidos de tono, se reemplazaron las Instituciones ya empobrecidas por una industria del conchabo político que sirve siempre al mejor postor.
Todas estas cargas explosivas, inicialmente camufladas bajo palabrería “democrática”, han sido sembradas en la tierra de nadie en que se ha convertido nuestro futuro sin metas. Al estallido de cada una va a contribuir la ignorante torpeza con que hoy se camina. Al final - salvo milagro- se verá cómo el único bastión que quede en pie va a ser el poder financiero que venía de antes, pero que resulta centro fortalecido a expensas de la Patria desde los tiempos claudicantes de Alfonsín.
EL VERDADERO ERNESTO GUEVARA DE LA SERNA
¿Quién es el autor de las siguientes sentencias?:
"¿Fusilamientos? Si, fusilamos y continuaremos fusilando mientras lo consideremos necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte"
¿Augusto Pinochet?
¡No!
Ernesto “Che” Guevara en discurso ante la ONU en 1964.
"El negro indolente y soñador gasta su dinero en cualquier frivolidad o diversión, mientras que el europeo tiene una tradición de trabajo y economía que lo sigue hasta estos lugares de América y lo lleva a progresar"
¿Donald Trump?
¡No!
Ernesto “Che” Guevara en Diario de Motocicleta - Notas de Viaje por América Latina", Che Guevara.
"Mis amigos sólo son amigos si piensan ideológicamente como yo"
¿Francisco Franco Bahamonde?
¡No!
Ernesto “Che” Guevara, en “Mi hijo el Che”, Ernesto Guevara Lynch.
"El odio como factor de lucha. El odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tiene que ser así"
¿Adolf Hitler?
¡No! Ernesto “Che” Guevara en Mensaje del Che a la "Organización de Solidaridad con los Pueblos de Asia, África y América latina", en abril de 1967.
"Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión, hacerla total. Hay que impedirle tener un minuto de tranquilidad, un minuto de sosiego … atacarlo dondequiera que se encuentre, hacerlo sentir una fiera acosada por cada lugar por donde transite"
¿Reinhard Heydrich?
¡No!
Ernesto “Che” Guevara en "Mensaje del Che a los pueblos del mundo”, 1967.
"Les aseguro que si Cristo se cruzara en mi camino haría lo mismo que Nietzsche: no dudaría en aplastarlo como un gusano"
¿Osama Bin Laden?
¡No!
Ernesto “Che” Guevara. “Che, el argentino que quiso cambiar el mundo” de Pacho O’Donnel.
"Los jóvenes deben aprender a pensar y actuar en masa. Es criminal pensar como individuos"
¿Tomás de Torquemada?
¡No!
Ernesto “Che” Guevara, en "Diario de la Sierra Maestra".
Por favor, difundan ... ¡especialmente entre los que se pavonean usando remeras con la cara del "Che", sin saber bien quién era!
domingo, 9 de abril de 2017
MALDITA PERINOLA
"Junto con la organización debe venir un cambio, porque si no el Movimiento envejecerá y terminará por morir como todo lo que es viejo"Juan Domingo Perón
Por Enrique Guillermo Avogadro
Permítame explicarle por qué la semana pasada no respondí a cada uno de los comentarios que me enviaron, como hago desde hace catorce años. Sucedió que, contra mi costumbre de emitir mi opinión sólo los sábados, difundí el miércoles la denuncia penal que formulé contra Hebe de Bonafini y los organismos de pseudos derechos humanos, apólogos del terrorismo; el 1° de abril, la nota "Momento Crucial"; y el mismo día, al regresar de la marcha cívica, una sola frase que me salió del alma: "Contra el escepticismo y la apatía, contra el sábado y el sol, ¡SI, SE PUDO!".
En una conmovedora reacción, mis lectores me enviaron más de tres mil mails; el sorprendente número impidió que pudiera contestarlos. Por eso, enormes disculpas y mi más emocionado agradecimiento, en especial al Dr. Eduardo San Emeterio, que me impulsó a hacer la presentación judicial, al Fiscal Marcelo Romero, a los colegas que se solidarizaron con mi posición y a la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia, que se sumó a ella.
Como sabrá, el trompo hexagonal que sirve de título termina determinando el resultado de cada lanzamiento: toma 1, toma 2, toma todo, pon 1, pon 2 y todos ponen. El 6, con el paro de actividades que decretó la CGT, forzada por la izquierda trotskista y el kirchnerismo, acompañada por las dos CTA, muchos pusimos, sobre todo el país, y pocos tomaron. Si bien no alcanzó la contundencia de otras medidas similares del pasado, la adhesión de la UTA y la consecuencia ausencia de transporte público, le dio una imagen que superó, en mucho, a la realidad.
Los grandes gremios -petroleros, comercio, mecánicos, textiles, indumentaria, agua, etc.- ya habían cerrado sus paritarias nacionales con aumentos satisfactorios; sin embargo, la encerrona que sufrieron días atrás, cuando los verdaderos impulsores de la huelga rodearon el palco y agredieron de hecho y de palabra a los eternos líderes sindicales, llenó a estos de temor, tanto físico cuanto político, por la posibilidad de resultar desbordados. Tuvo razón uno de ellos cuando, espantado al final del acto, dijo: "Con Moyano esto no pasaba"; era verdad, porque nadie se insubordinaba al jefe camionero ni, menos aún, se atrevía a tocarlo. Es decir, les tocó poner imagen en el juego; y los resultados de las rápidas encuestas mostraron que el 70% de la ciudadanía rechazaba la medida.
Lo más perfecta demostración de cuanto digo fue que las consignas de la huelga general impuestas, como digo, por los delincuentes y los violentos irracionales no se compadecen con la realidad: no existe la ola de despidos ni la masividad de importaciones que denuncian, y tampoco la caída en el poder adquisitivo del salario, ya que se encuentra protegido por las "cláusulas gatillo" incorporadas a las negociaciones paritarias para salvarlo de la inflación. Entonces, ¿para qué se concretó?
Tuvo que poner (o deberá hacerlo pronto) Viviani, del gremio de los peones de taxis, que incitó a sus fieles a dar vuelta los coches de quienes no respetaran la huelga; cometió los mismos delitos que le imputé a Bonafini pero, a diferencia de lo que sucedió con esta señora, un fiscal cumplió con su deber y formuló la correspondiente denuncia; mientras escribo, este pseudo dirigente gremial aparentemente continúa prófugo.
Puso asimismo la izquierda insurreccional, una vez más, al ratificar el escaso número de sus seguidores, que pretende compensar con el salvajismo y la violencia de éstos que, con sus rostros enmascarados, apalean impunemente a quienes pretenden atravesar sus piquetes. Creo que, de todos modos, lo más ridículo de su posición es la aceptación del apoyo que reciben de los kirchneristas, que sólo pretenden salvar de la inexorable cárcel a los jefes cleptómanos (Cristina, Máximo, Florencia, Cristóbal López y los Báez) de la asociación ilícita que formaron para robarse el país.
Pusieron mucho los trabajadores informales, que viven de su diaria labor y no perciben ingreso alguno cuando no pueden hacer sus changas. La falta de transporte les impidió concurrir a los lugares en que consiguen obtener su magro sustento. Si hay un sector que sufrió en carne propia el irracional paro de actividades fue éste, que debiera ser el mayor foco de la preocupación de los dirigentes.
Y qué decir de lo que tuvo que poner el cínico Baradel quien, en pos de sus ambiciones personales dentro de los gremios docentes, forzó dos días más de huelga en las aulas; una juez, sospechada de pertenecer a "Justicia Legítima" le concedió una medida cautelar para obligar al Gobierno a convocar a una paritaria nacional, cuando la Nación no tiene un solo maestro ni paga un solo salario. La repulsa que causa este vandálico mugriento es tal que hasta ha perdido el apoyo de sus representados, que día a día desertan y vuelven a dar clases porque han comprendido que las medidas de fuerza están terminando con lo poco que queda de la educación pública en la Argentina. En su partida personal contra Baradel y compañía, quien más sigue "tomando" es María Eugenia Vidal, la política con mejor imagen de la Argentina; la sociedad bonaerense se desgañita pidiéndole a la Gobernadora que no afloje frente a la extorsión a la que es sometida desde hace un mes.
Pusieron, sin duda, Sergio Massa y los integrantes de su Frente Renovador e, inclusive, el GEN de Margarita Stolbizer, a quienes sus continuos cambios de vereda y de disfraz y, sobre todo, la polarización que produce la permanente presencia de Cristina Fernández en el escenario, les están costando demasiado caros. Y cómo olvidar a Martín Lousteau, verdadero travesti de la política, que abandonó la embajada más importante del país en un momento crucial.
Pero, sin duda, otros de los que más pusieron fueron los jefes de la PJ S.A., encabezados por sus gerentes José Luis Gioja y Daniel Scioli, quienes parecen no recordar la recomendación que sirve de epígrafe a esta nota. La convocatoria a derrocar al Gobierno, al que consideran ilegítimo, y la pretensión de incorporar al kirchnerismo a una lista de unidad pegada con moco, empujará un poco más al Movimiento en que todos caben (Cámpora, Isabel, López Rega y Firmenich, los Montoneros y la Triple A, Menem, Duhalde, Néstor y Cristina) hacia el baúl de los recuerdos de la historia.
Y el país puso mucho, no sólo en el costo directo -mil millones de dólares- que implica una jornada de huelga general sino, más grave aún, en la imagen que proyectó hacia el exterior, mientras se realizaba en Buenos Aires una reunión de ejecutivos de las grandes empresas y de los más importantes fondos de inversión, a los cuales hubiéramos debido ofrecer una imagen seductora y ordenada para atraerlos a un país que los necesita casi tanto como el oxígeno que respira. El principal reclamo de los asistentes (como de muchos argentinos, entre los que me incluyo) fue sin embargo la falta de seguridad jurídica que aún impera aquí.
Por su parte, el Gobierno recibió dos resultados de la perinola. Puso, y pone, los fondos que gira a las intendencias del Conurbano y a las organizaciones sociales, con los cuales se financian los piquetes y la logística de los actos; pero también tomó porque, aupado por la pre-ninguneada y sorpresivamente (para algunos) masiva marcha del #1ª a favor de la paz y de la democracia, que salió a discutirle a los violentos el dominio de la calle, por fin se atrevió a poner en funcionamiento el famoso protocolo anti-piquetes sin que se produjera una sola muerte entre los manifestantes, recuperando la positiva imagen de gestión que había perdido por su tolerancia frente a los desmadres; mi felicitación a Patricia Bullrich por ello. En ningún país del mundo este tipo de manifestaciones es permitido y, en aquéllos más cercanos al corazón de la izquierda (Cuba, Venezuela, Bolivia, Irán o Rusia), son reprimidas con ferocidad.
La Argentina, el "país jardín de infantes" que evocó María Elena Walsh, sigue jugando; sólo cabe esperar que se haya olvidado de la ruleta rusa, a la que fue tan fiel durante tantas décadas.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Puso asimismo la izquierda insurreccional, una vez más, al ratificar el escaso número de sus seguidores, que pretende compensar con el salvajismo y la violencia de éstos que, con sus rostros enmascarados, apalean impunemente a quienes pretenden atravesar sus piquetes. Creo que, de todos modos, lo más ridículo de su posición es la aceptación del apoyo que reciben de los kirchneristas, que sólo pretenden salvar de la inexorable cárcel a los jefes cleptómanos (Cristina, Máximo, Florencia, Cristóbal López y los Báez) de la asociación ilícita que formaron para robarse el país.
Pusieron mucho los trabajadores informales, que viven de su diaria labor y no perciben ingreso alguno cuando no pueden hacer sus changas. La falta de transporte les impidió concurrir a los lugares en que consiguen obtener su magro sustento. Si hay un sector que sufrió en carne propia el irracional paro de actividades fue éste, que debiera ser el mayor foco de la preocupación de los dirigentes.
Y qué decir de lo que tuvo que poner el cínico Baradel quien, en pos de sus ambiciones personales dentro de los gremios docentes, forzó dos días más de huelga en las aulas; una juez, sospechada de pertenecer a "Justicia Legítima" le concedió una medida cautelar para obligar al Gobierno a convocar a una paritaria nacional, cuando la Nación no tiene un solo maestro ni paga un solo salario. La repulsa que causa este vandálico mugriento es tal que hasta ha perdido el apoyo de sus representados, que día a día desertan y vuelven a dar clases porque han comprendido que las medidas de fuerza están terminando con lo poco que queda de la educación pública en la Argentina. En su partida personal contra Baradel y compañía, quien más sigue "tomando" es María Eugenia Vidal, la política con mejor imagen de la Argentina; la sociedad bonaerense se desgañita pidiéndole a la Gobernadora que no afloje frente a la extorsión a la que es sometida desde hace un mes.
Pusieron, sin duda, Sergio Massa y los integrantes de su Frente Renovador e, inclusive, el GEN de Margarita Stolbizer, a quienes sus continuos cambios de vereda y de disfraz y, sobre todo, la polarización que produce la permanente presencia de Cristina Fernández en el escenario, les están costando demasiado caros. Y cómo olvidar a Martín Lousteau, verdadero travesti de la política, que abandonó la embajada más importante del país en un momento crucial.
Pero, sin duda, otros de los que más pusieron fueron los jefes de la PJ S.A., encabezados por sus gerentes José Luis Gioja y Daniel Scioli, quienes parecen no recordar la recomendación que sirve de epígrafe a esta nota. La convocatoria a derrocar al Gobierno, al que consideran ilegítimo, y la pretensión de incorporar al kirchnerismo a una lista de unidad pegada con moco, empujará un poco más al Movimiento en que todos caben (Cámpora, Isabel, López Rega y Firmenich, los Montoneros y la Triple A, Menem, Duhalde, Néstor y Cristina) hacia el baúl de los recuerdos de la historia.
Y el país puso mucho, no sólo en el costo directo -mil millones de dólares- que implica una jornada de huelga general sino, más grave aún, en la imagen que proyectó hacia el exterior, mientras se realizaba en Buenos Aires una reunión de ejecutivos de las grandes empresas y de los más importantes fondos de inversión, a los cuales hubiéramos debido ofrecer una imagen seductora y ordenada para atraerlos a un país que los necesita casi tanto como el oxígeno que respira. El principal reclamo de los asistentes (como de muchos argentinos, entre los que me incluyo) fue sin embargo la falta de seguridad jurídica que aún impera aquí.
Por su parte, el Gobierno recibió dos resultados de la perinola. Puso, y pone, los fondos que gira a las intendencias del Conurbano y a las organizaciones sociales, con los cuales se financian los piquetes y la logística de los actos; pero también tomó porque, aupado por la pre-ninguneada y sorpresivamente (para algunos) masiva marcha del #1ª a favor de la paz y de la democracia, que salió a discutirle a los violentos el dominio de la calle, por fin se atrevió a poner en funcionamiento el famoso protocolo anti-piquetes sin que se produjera una sola muerte entre los manifestantes, recuperando la positiva imagen de gestión que había perdido por su tolerancia frente a los desmadres; mi felicitación a Patricia Bullrich por ello. En ningún país del mundo este tipo de manifestaciones es permitido y, en aquéllos más cercanos al corazón de la izquierda (Cuba, Venezuela, Bolivia, Irán o Rusia), son reprimidas con ferocidad.
La Argentina, el "país jardín de infantes" que evocó María Elena Walsh, sigue jugando; sólo cabe esperar que se haya olvidado de la ruleta rusa, a la que fue tan fiel durante tantas décadas.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
jueves, 6 de abril de 2017
SE ACABÓ LO QUE SE DABA: LA CORTE LE PUSO UN LÍMITE A LAS INDEMNIZACIONES A FAMILIARES DE TERRORISTAS
La Corte Suprema decretó la prescripción de los reclamos de indemnización para las supuestas víctimas del último gobierno cívico-militar.
Prescripción, ¿sí o no?
La abuela materna, Amelia Ana María Villamil de Ayastuy, hizo su reclamó en 1998 y sufrió un revés en primera instancia porque el juez consideró que al momento de iniciar la demanda “se encontraba largamente cumplido el plazo de prescripción bienal aplicable, según la jurisprudencia de la Corte Suprema a este tipo de casos”.
Pero la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata revocó aquella sentencia porque “aún si se quisiera considerar un plazo de prescripción, éste no sería factible” por el carácter “permanente” del “delito”mientras la supuesta “víctima” sea un desaparecido.
Así llegó el caso a la Corte Suprema.
Los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Carlos Rosenkrantz consideraron que no corresponde extender la imprescriptibilidad al caso de una indemnización.
El voto de mayoría plantea que la acción para reclamar el resarcimiento patrimonial es materia disponible y renunciable, mientras que la imprescriptibilidad de la persecución penal en materia de lesa humanidad se funda en la necesidad de que los crímenes de esa naturaleza no queden impunes, es decir, en razones que exceden el interés patrimonial de los particulares afectados.
El tribunal consideró que en una indemnización está en juego el interés patrimonial exclusivo de los reclamantes, mientras que en las causas penales está comprometido el interés de la comunidad internacional, de la que Argentina es parte, en que tales delitos no queden impunes, lo que impide cualquier asimilación de ambos tipos de casos y, por lo tanto, que se declare la imprescriptibilidad de las acciones de daños.
Por otro lado, el voto de mayoría expresó que la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas ni los tratados internacionales disponen la imprescriptibilidad de las acciones indemnizatorias derivadas de dicho delito, sino únicamente la de las acciones penales.
En tanto, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti tuvieron una opinión disidente. Cada uno con sus propios fundamentos, señalaron que el deber del Estado de indemnizar los daños provocados por el "terrorismo de Estado" no está sujeto a plazos de prescripción.
Rosatti expuso que “es un imperativo de justicia que el Estado se haga ‘integralmente’ responsable por los “delitos de lesa humanidad”, cuya persecución penal ha considerado imprescriptible, y asuma todas las consecuencias derivadas de ellos en tanto no puede desconocerse que dichos “crímenes” despliegan efectos en otras esferas que exceden la “perpetración del hecho delictivo” y que imponen también la obligación estatal de atenderlos”.
En esa línea, acotó que “si es imprescriptible la persecución de los “delitos de lesa humanidad” (consecuencia penal), como ya lo ha sostenido la Corte Suprema, debe ser imprescriptible también el derecho de las “víctimas” para reclamar la reparación pecuniaria (consecuencia indemnizatoria), porque ambas secuelas se desprenden del mismo hecho y son moralmente indisolubles”.
Rosatti remarcó además que “el último gobierno militar practicó “terrorismo de Estado”, lo que equivale a considerar que no hubo una guerra entre dos bandos”, es decir, “quedó establecido que hubo un “plan sistemático” destinado a la delación, detención clandestina, tortura y muerte de quienes el gobierno consideraba disidentes”.
Por su parte, Maqueda apuntó que “la fuente de la responsabilidad en materia de delitos de lesa humanidad se encuentra en las normas y principios del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, que persiguen la protección de un bien jurídico que se halla en un plano superior, la dignidad humana. De manera que la acción indemnizatoria que puede derivarse de ellos no es una simple acción patrimonial como la que se origina en un negocio común o extracontractual, sino que tiene carácter humanitario”. Página Judicial.
Lo hizo en un fallo dividido que afecta el reclamo de una familia entrerriana. El caso pone en discusión la responsabilidad del Estado por lo que la izquierda denomina "crímenes de lesa humanidad" y la "reparación integral" que exigen para familiares de quienes participaron de la lucha armada hace más de 40 años atrás.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación resolvió que prescribe el derecho a reclamar al Estado indemnizaciones civiles para supuestas víctimas del último gobierno cívico-militar y, por lo tanto, rechazó el reclamo que hacían familiares de una pareja de desaparecidos.
En una votación dividida, el máximo tribunal consideró que no corresponde extender la imprescriptibilidad de los que llaman "delitos de lesa humanidad" al caso de una indemnización y, entonces, rechazó un planteo que hizo Amelia Ana María Villamil, quien promovió una demanda contra el Estado Nacional, en la que reclamó el resarcimiento de los daños y perjuicios que dice haber sufrido como consecuencia de la desaparición de su hijo y de su nuera, Jorge Ayastuy y Marta Elsa Bugnone.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación resolvió que prescribe el derecho a reclamar al Estado indemnizaciones civiles para supuestas víctimas del último gobierno cívico-militar y, por lo tanto, rechazó el reclamo que hacían familiares de una pareja de desaparecidos.
En una votación dividida, el máximo tribunal consideró que no corresponde extender la imprescriptibilidad de los que llaman "delitos de lesa humanidad" al caso de una indemnización y, entonces, rechazó un planteo que hizo Amelia Ana María Villamil, quien promovió una demanda contra el Estado Nacional, en la que reclamó el resarcimiento de los daños y perjuicios que dice haber sufrido como consecuencia de la desaparición de su hijo y de su nuera, Jorge Ayastuy y Marta Elsa Bugnone.
Esta pareja ingresó al Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) cuando vivía en la ciudad de Rosario y a fines de 1974 decidieron irse de la ciudad. Estuvieron unos meses en Villaguay y siempre se mantuvieron vinculados al PCML: Marta hacía adoctrinamiento estudiantil y Jorge era inteligencia. A principios de 1977 decidieron marchar a Buenos Aires.
Estos integrantes del Partido Comunista Marxista Leninista fueron detenidos en su casa en el barrio porteño de Caballito, por fuerzas legales en cumplimiento de la orden presidencial de combatir la subversión.
Estos integrantes del Partido Comunista Marxista Leninista fueron detenidos en su casa en el barrio porteño de Caballito, por fuerzas legales en cumplimiento de la orden presidencial de combatir la subversión.
Prescripción, ¿sí o no?
La abuela materna, Amelia Ana María Villamil de Ayastuy, hizo su reclamó en 1998 y sufrió un revés en primera instancia porque el juez consideró que al momento de iniciar la demanda “se encontraba largamente cumplido el plazo de prescripción bienal aplicable, según la jurisprudencia de la Corte Suprema a este tipo de casos”.
Pero la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata revocó aquella sentencia porque “aún si se quisiera considerar un plazo de prescripción, éste no sería factible” por el carácter “permanente” del “delito”mientras la supuesta “víctima” sea un desaparecido.
Así llegó el caso a la Corte Suprema.
Los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Carlos Rosenkrantz consideraron que no corresponde extender la imprescriptibilidad al caso de una indemnización.
El voto de mayoría plantea que la acción para reclamar el resarcimiento patrimonial es materia disponible y renunciable, mientras que la imprescriptibilidad de la persecución penal en materia de lesa humanidad se funda en la necesidad de que los crímenes de esa naturaleza no queden impunes, es decir, en razones que exceden el interés patrimonial de los particulares afectados.
El tribunal consideró que en una indemnización está en juego el interés patrimonial exclusivo de los reclamantes, mientras que en las causas penales está comprometido el interés de la comunidad internacional, de la que Argentina es parte, en que tales delitos no queden impunes, lo que impide cualquier asimilación de ambos tipos de casos y, por lo tanto, que se declare la imprescriptibilidad de las acciones de daños.
Por otro lado, el voto de mayoría expresó que la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas ni los tratados internacionales disponen la imprescriptibilidad de las acciones indemnizatorias derivadas de dicho delito, sino únicamente la de las acciones penales.
En tanto, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti tuvieron una opinión disidente. Cada uno con sus propios fundamentos, señalaron que el deber del Estado de indemnizar los daños provocados por el "terrorismo de Estado" no está sujeto a plazos de prescripción.
Rosatti expuso que “es un imperativo de justicia que el Estado se haga ‘integralmente’ responsable por los “delitos de lesa humanidad”, cuya persecución penal ha considerado imprescriptible, y asuma todas las consecuencias derivadas de ellos en tanto no puede desconocerse que dichos “crímenes” despliegan efectos en otras esferas que exceden la “perpetración del hecho delictivo” y que imponen también la obligación estatal de atenderlos”.
En esa línea, acotó que “si es imprescriptible la persecución de los “delitos de lesa humanidad” (consecuencia penal), como ya lo ha sostenido la Corte Suprema, debe ser imprescriptible también el derecho de las “víctimas” para reclamar la reparación pecuniaria (consecuencia indemnizatoria), porque ambas secuelas se desprenden del mismo hecho y son moralmente indisolubles”.
Rosatti remarcó además que “el último gobierno militar practicó “terrorismo de Estado”, lo que equivale a considerar que no hubo una guerra entre dos bandos”, es decir, “quedó establecido que hubo un “plan sistemático” destinado a la delación, detención clandestina, tortura y muerte de quienes el gobierno consideraba disidentes”.
Por su parte, Maqueda apuntó que “la fuente de la responsabilidad en materia de delitos de lesa humanidad se encuentra en las normas y principios del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, que persiguen la protección de un bien jurídico que se halla en un plano superior, la dignidad humana. De manera que la acción indemnizatoria que puede derivarse de ellos no es una simple acción patrimonial como la que se origina en un negocio común o extracontractual, sino que tiene carácter humanitario”. Página Judicial.
martes, 4 de abril de 2017
NO HAY JUSTICIA EN ARGENTINA
A los ex militares se les niega el debido proceso. Ex terroristas deambulan libremente.
Por MARY ANASTASIA O’GRADY
La comunidad internacional está boquiabierta ante el intento de la semana pasada de la Corte Suprema de Venezuela de asumir la Asamblea Nacional, como si eso significara el fin de la democracia en la nación en problemas. Seamos realistas: El barco partió hace mucho tiempo. El inicio del autoritarismo en Venezuela data por lo menos de abril de 2002, cuando el ejército intentó y no retiró al entonces presidente Hugo Chávez por sus violaciones de la constitución.
En aquellos días de la gloriosa “revolución bolivariana”, los defensores de Chávez se negaron a reconocer como un problema su ataque frontal al estado de derecho y las libertades civiles. Ahora está empezando a amanecer. Muchas gracias.
No es la primera vez que la realidad llega a la élite global. Por alguna razón, los llamados defensores de los derechos humanos siempre se levantan en oposición a la tiranía de izquierda sólo después de que esta se ha atrincherado. ¿todavía hay una oportunidad de hacer una diferencia? Incógnita y nervios.
Tome a un país que ha redondeado, encarcelado y se le ha negado la atención médica adecuada a casi 2.200 ciudadanos desde 2005. Sólo alrededor de un tercio de los prisioneros han recibido su cita en la corte. Los que han llegado a un tribunal han recibido en su mayoría juicios circenses. Los demás languidecen en las cárceles. Casi 400 han muerto tras las rejas.
¿Birmania, Corea del Norte, Cuba? No, esta es la Argentina “democrática”. Los prisioneros son antiguos miembros del ejército. Su problema: derrotaron a los guerrilleros de izquierda de los años setenta y principios de los ochenta.
Los guerrilleros nunca superaron su pérdida y ahora se vengan a través de los tribunales argentinos, que niegan a los ex soldados sus libertades civiles. Las víctimas del terrorismo guerrillero también han perdido sus derechos. El Estado nunca ha compensado a sus familias, ni siquiera ha reconocido su sufrimiento.
La “guerra sucia” comenzó en Argentina a principios de los años setenta, cuando los jóvenes de inspiración castrista trajeron terror al país, bombardearon, robaron, secuestraron y asesinaron a políticos, empresarios, diplomáticos, policías y otros. El caos fue tan abrumador que en 1975 Isabel Perón ordenó a los militares “aniquilar” a los subversivos. En 1976, con el gobierno civil al final del ingenio, los militares asumieron el control. Permaneció en el poder hasta 1983. Nadie duda de que, junto con la guerrilla, cometieron violaciones de los derechos humanos.
En 1989, en un intento por conciliar la nación, el presidente Carlos Menem decretó una amnistía para ambas partes. Pero cuando el Presidente Néstor Kirchner asumió el poder en 2003, él y su esposa, Cristina (quien fuera presidente de 2007 a 2015) decidieron hacerse un nombre como defensores de los derechos humanos encarcelando a las Fuerzas Armadas. La propaganda desde la izquierda ya estaba a la altura de la cintura, como lo demuestra la creencia generalizada de que la dictadura “desapareció” a 30.000 personas, una afirmación nunca fundamentada.
Con la ayuda de los muchos militantes que todavía soñaban con hacer de la Argentina otra Cuba, los Kirchner comenzaron a arrestar a los ex soldados. Se negaron a detener a los ex guerrilleros, aunque muchos admitieron abiertamente que habían sido parte del alboroto terrorista. Muchos se convirtieron en funcionarios del gobierno de Kirchner.
Es evidente que no todos los que llevaban uniforme eran cómplices de crímenes cometidos por los militares. La mayoría no. Pero los Kirchner querían titulares. Amontonaron los tribunales con jueces de izquierda -algunos de los cuales eran ex guerrilleros- que permitieron un falso testimonio de la fiscalía y de las turbas en la sala de audiencias para hostigar a los testigos. Muchos acusados fueron juzgados en grupos, lo que es contrario a la ley argentina. Los jueces hicieron poco para esconder sus prejuicios, a veces abrazando a los fanáticos de la fiscalía en júbilo después de emitir un veredicto de culpabilidad.
Frecuentemente, la falta de pruebas vinculando a un acusado a un delito no era un obstáculo para una condena. Podría ser declarado culpable sobre la base de que, dado su rango y su puesto, debería haber sabido sobre las violaciones de los derechos humanos. Es difícil pensar en una república moderna en cualquier parte del mundo que representaría tal manipulación de la justicia.
Según la organización no gubernamental La Fuerza de los Dignos, compuesta de hijos e hijas de militares encarcelados, 717 ex miembros de las fuerzas armadas han sido condenados y la mayoría han sido condenados a cadena perpetua. Casi 1.100 aún están en proceso de ser investigados y juzgados. La mayoría de ellos tienen más de 70 años, lo que significa que tienen derecho a arresto domiciliario bajo la ley argentina. Pero eso también es políticamente incorrecto en una nación aturdida por el giro izquierdista. Así que se sientan en la cárcel durante años, se les niega el debido proceso. Mientras tanto, antiguos terroristas vagan libres.
Los argentinos quieren seguir adelante con esta dolorosa historia. Prefieren no enfrentarlo. En Mauricio Macri, han elegido a un reformador como presidente. Pero se enfrenta a la obstrucción violenta de los intransigentes de la era Kirchner.
Si la nación debe evitar el destino de Venezuela, necesita restaurar el estado de derecho. Eso significa otorgar justicia a las numerosas víctimas del poder judicial podrido que sirvieron fines políticos de los Kirchner.
WALL STREET JOURNAL
Colaboración: Dra. Andrea Palomas Alarcón
En aquellos días de la gloriosa “revolución bolivariana”, los defensores de Chávez se negaron a reconocer como un problema su ataque frontal al estado de derecho y las libertades civiles. Ahora está empezando a amanecer. Muchas gracias.
No es la primera vez que la realidad llega a la élite global. Por alguna razón, los llamados defensores de los derechos humanos siempre se levantan en oposición a la tiranía de izquierda sólo después de que esta se ha atrincherado. ¿todavía hay una oportunidad de hacer una diferencia? Incógnita y nervios.
Tome a un país que ha redondeado, encarcelado y se le ha negado la atención médica adecuada a casi 2.200 ciudadanos desde 2005. Sólo alrededor de un tercio de los prisioneros han recibido su cita en la corte. Los que han llegado a un tribunal han recibido en su mayoría juicios circenses. Los demás languidecen en las cárceles. Casi 400 han muerto tras las rejas.
¿Birmania, Corea del Norte, Cuba? No, esta es la Argentina “democrática”. Los prisioneros son antiguos miembros del ejército. Su problema: derrotaron a los guerrilleros de izquierda de los años setenta y principios de los ochenta.
Los guerrilleros nunca superaron su pérdida y ahora se vengan a través de los tribunales argentinos, que niegan a los ex soldados sus libertades civiles. Las víctimas del terrorismo guerrillero también han perdido sus derechos. El Estado nunca ha compensado a sus familias, ni siquiera ha reconocido su sufrimiento.
La “guerra sucia” comenzó en Argentina a principios de los años setenta, cuando los jóvenes de inspiración castrista trajeron terror al país, bombardearon, robaron, secuestraron y asesinaron a políticos, empresarios, diplomáticos, policías y otros. El caos fue tan abrumador que en 1975 Isabel Perón ordenó a los militares “aniquilar” a los subversivos. En 1976, con el gobierno civil al final del ingenio, los militares asumieron el control. Permaneció en el poder hasta 1983. Nadie duda de que, junto con la guerrilla, cometieron violaciones de los derechos humanos.
En 1989, en un intento por conciliar la nación, el presidente Carlos Menem decretó una amnistía para ambas partes. Pero cuando el Presidente Néstor Kirchner asumió el poder en 2003, él y su esposa, Cristina (quien fuera presidente de 2007 a 2015) decidieron hacerse un nombre como defensores de los derechos humanos encarcelando a las Fuerzas Armadas. La propaganda desde la izquierda ya estaba a la altura de la cintura, como lo demuestra la creencia generalizada de que la dictadura “desapareció” a 30.000 personas, una afirmación nunca fundamentada.
Con la ayuda de los muchos militantes que todavía soñaban con hacer de la Argentina otra Cuba, los Kirchner comenzaron a arrestar a los ex soldados. Se negaron a detener a los ex guerrilleros, aunque muchos admitieron abiertamente que habían sido parte del alboroto terrorista. Muchos se convirtieron en funcionarios del gobierno de Kirchner.
Es evidente que no todos los que llevaban uniforme eran cómplices de crímenes cometidos por los militares. La mayoría no. Pero los Kirchner querían titulares. Amontonaron los tribunales con jueces de izquierda -algunos de los cuales eran ex guerrilleros- que permitieron un falso testimonio de la fiscalía y de las turbas en la sala de audiencias para hostigar a los testigos. Muchos acusados fueron juzgados en grupos, lo que es contrario a la ley argentina. Los jueces hicieron poco para esconder sus prejuicios, a veces abrazando a los fanáticos de la fiscalía en júbilo después de emitir un veredicto de culpabilidad.
Frecuentemente, la falta de pruebas vinculando a un acusado a un delito no era un obstáculo para una condena. Podría ser declarado culpable sobre la base de que, dado su rango y su puesto, debería haber sabido sobre las violaciones de los derechos humanos. Es difícil pensar en una república moderna en cualquier parte del mundo que representaría tal manipulación de la justicia.
Según la organización no gubernamental La Fuerza de los Dignos, compuesta de hijos e hijas de militares encarcelados, 717 ex miembros de las fuerzas armadas han sido condenados y la mayoría han sido condenados a cadena perpetua. Casi 1.100 aún están en proceso de ser investigados y juzgados. La mayoría de ellos tienen más de 70 años, lo que significa que tienen derecho a arresto domiciliario bajo la ley argentina. Pero eso también es políticamente incorrecto en una nación aturdida por el giro izquierdista. Así que se sientan en la cárcel durante años, se les niega el debido proceso. Mientras tanto, antiguos terroristas vagan libres.
Los argentinos quieren seguir adelante con esta dolorosa historia. Prefieren no enfrentarlo. En Mauricio Macri, han elegido a un reformador como presidente. Pero se enfrenta a la obstrucción violenta de los intransigentes de la era Kirchner.
Si la nación debe evitar el destino de Venezuela, necesita restaurar el estado de derecho. Eso significa otorgar justicia a las numerosas víctimas del poder judicial podrido que sirvieron fines políticos de los Kirchner.
WALL STREET JOURNAL
Colaboración: Dra. Andrea Palomas Alarcón
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