lunes, 2 de mayo de 2016
IMPUNIDAD VS GOBERNABILIDAD
Por Enrique Guillermo Avogadro
El viernes 29 -¡justo el día del ñoqui?- y para no arruinar el fin de semana de sus afiliados, los grandes jerarcas gremiales anticiparon su propia fiesta en el centro porteño, y se juntaron en el palco todos aquéllos que, hasta hace unos días, no sólo estaban desperdigados sino hasta fuertemente enemistados; Moyano y Yasky, o Micheli y Caló, eran irreconciliables, pero parece que no tanto; sólo Luis Barrionuevo mostró coherencia y se negó a participar de la payasada. Son varias las lecturas posibles, pero creo que hay una en particular que merece el podio: el proceso de rearmado del PJ hizo caso omiso de la rama sindical y ésta necesitaba recordarle su condición de "columna vertebral del movimiento", como alguna fue calificada; obviamente, también intentó demostrar poder de calle frente al Gobierno, pero no tuvo éxito.
No niego que el momento económico está generando presión de las bases sobre las cabezas pero, para juntar esa cantidad de gente, se requirió de la colaboración de entidades tan disímiles como la CGT Azopardo, la CGT ex-Balcarce, ATE, CTA, minúsculos movimientos trostkistas y algunos mariscales destacados de la derrota, como Lancha Scioli y Anímal Fernández; ambos, mostrando sus caras de piedra por televisión y declarando su indignación frente a la inflación y los despidos, le hicieron un impagable favor a Macri. De todas maneras, y pese a la natural tendencia a magnificar sus actos que padecen -entre otros- los gremialistas, lo real fue que la concurrencia resultó notoriamente inferior a las marchas ciudadanas que pusieron fin al kirchnerismo o testimoniaron su repudio al asesinato de Nisman. La gran derrotada fue, sin dudas y una vez más, Cristina Kirchner: su invento, La Cámpora, pretendía sumarse para reeditar el "entrismo" fracasado de los 70's, y no tuvo cabida.
Insisto en que el periodismo idiota es el único pulmotor que mantiene viva, políticamente hablando, a la actual jefa de la asociación ilícita que saqueó al país durante doce años y medio; ya no tiene "propia tropa" en cantidad suficiente para asegurarle algún rol en el futuro nacional, como no sea carcelario.
Pero, volviendo al tema de la situación social, ya muy complicada por el estallido de las bombas que dejó el régimen nefasto como herencia, me parece que el Gobierno debería entender que, por lo menos por algunos meses más, sólo podrá agravarse. Hoy, los tres temas que más preocupan a la sociedad son la pérdida del trabajo, la inflación y la corrupción; en la medida en que los dos primeros requerirán, como sabemos, un plazo mayor para encarrilarse, se debe aumentar al máximo la velocidad de las investigaciones y los procesos que complican al kirchnerismo, y el papel de acelerador le cabe sólo al Consejo de la Magistratura, que controla a los jueces, y cuya mayoría hoy está en manos de Cambiemos.
En el caso que tiene tan a mal traer a Lázaro Bóvedas Báez y su familia, es cierto que se han localizado, Fiscal Marijuán mediante, una gigantesca cantidad de bienes, y que éstos representan una fortuna tan grande como injustificable; pero estamos hablando de monedas, como son las propiedades en el país y en el extranjero atribuidas a Scioli, De Vido y tantos otros, en comparación con los siderales montos que faltan de las arcas públicas. Esas cifras, en billetes de ? 500 que tanto adoraba el fundador de la banda, representan miles de millones de dólares, que no se encontrarán en el mausoleo ni con retroexcavadoras, sobre todo por el tiempo que los jueces Tortuga Casanello -nos sigue mareando la perdiz- y Rafecas concedieron a los delincuentes para ocultarlos, luego que su colega Bonadío allanara las oficinas de los Kirchner y se llevara montañas de papeles que aún siguen empaquetados; por ejemplo, ¿alguien ha averiguado si estaban en algunos de los contenedores que Patotín Moreno llevó a Angola, el segundo productor de diamantes del mundo y uno de los países más corruptos, en ocasión de la visita de la aleteadora y ordeñadora ex Presidente?
Otras preguntas permitirían acercar a muchos a un futuro carcelario. ¿Se ha investigado a la sociedad australiana que, para "comprar" el 25% de YPF a Repsol, constituyeron los Eskenazi para don Néstor (q.e.p.d.)? ¿Cómo fue el "negocio" de bonos argentinos entre Kirchner y Chávez para pagarle al FMI? ¿Resulta difícil comprobar que España y Portugal estaban dispuestos a pagar a quien se llevara el material ferroviario, ya que estaba construido con elementos fuertemente contaminantes, y que Avioncito Jaime "compró"? ¿Cuánto vale, para una compañía petrolera, que confesó haber pagado coimas en la Argentina, extender por cuarenta años la concesión de uno de los mayores yacimientos del país, Cerro Dragón?; hicieron lo propio Skanska, con los gasoductos construidos en la década relatada, y Embraer, con los aviones de Aerolíneas. ¿Cuándo conoceremos las cláusulas innecesariamente confidenciales del contrato entre YPF y Chevron?; ¿y los detalles de las compras del gasoil teóricamente venezolano o los cargamentos de gas licuado?
La sociedad estará dispuesta a sacrificarse y esperar tiempos mejores sólo si percibe que la impunidad se terminó en la Argentina. Y acabar con ella no solamente se vincula a Cristina, Máximo y su banda de gangsters sino a los empresarios que fueron cómplices necesarios, a los funcionarios actuales y futuros que resulten cuestionados, a los sindicalistas enriquecidos como modernos cresos a fuerza de saquear los tesoros de sus gremios, a los jueces que se valieron de sus cargos para vender protección a los ladrones y no pueden explicar sus fortunas, a quienes resultaron eslabones indispensables para el crecimiento exponencial del narcotráfico.
La ciudadanía, ya enterada de la expoliación monstruosa que ha sufrido, que condena al 30% de los habitantes a la pobreza y a la miseria, que permite que mueran niños desnutridos en el país de la abundancia, que paga impuestos como en Bélgica y recibe servicios como en Sudán, está pidiendo a gritos justicia frente a tantos padecimientos causados por el latrocinio, como lo demuestran los injustificables escraches al Chino Zannini (¡no se combate a los caníbales comiéndoselos!). Si el Estado, en sus tres poderes, no se hace cargo de ese reclamo la misma gobernabilidad se verá afectada gravemente, y volveremos a las épocas del "¡que se vayan todos!"; peor aún: habremos perdido, otra vez, una histórica oportunidad de cambiar nuestro destino de decadencia y fracaso.
Puede resultar una etapa dolorosa y costosa, como fue para Italia o está resultando en Brasil, pero el saneamiento moral de la República requiere que la atravesemos porque, como dijo Homero en La Ilíada, "Como son muchas las clases de muertes que penden sobre los mortales, vayamos". Ahora los argentinos podemos convertirnos en héroes y reverdecer los laureles que, alguna vez, supimos conseguir; ruego a Dios que así lo hagamos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario