miércoles, 23 de septiembre de 2009
El Pepe, tal cual es
La izquierda lo presenta como el sucesor de Tabaré Vázquez. Como el hombre que va a liderar el segundo gobierno progresista de la historia. Como el líder que va a profundizar los cambios del último lustro, aunque manteniendo el rumbo. Para eso pide hoy el voto el Frente Amplio.
Su candidato, José Mujica, calla. Sabe de sobra, por zorro y por viejo, que sólo si la mitad de los uruguayos compran a tiempo ese mensaje de continuidad, de fidelidad al modelo de Vázquez, de respeto a la línea económica que establecen los Astori Boys y de puertas abiertas a la inversión tendrá posibilidades reales de llegar, por la vía de las urnas, al poder que alguna vez no pudo conquistar con las armas.
Por eso calla. Fue él quien hace cinco años dijo que para ganar el gobierno era necesario "tragarse algún sapo" y "abrazarse de alguna culebra". Y experto como se ha vuelto en esto de almorzar y cenar batracios, y en cortejar ofidios, entendió tras la pobre votación del Frente Amplio en las elecciones internas del último domingo de junio pasado que sólo disimulando su mala relación con Astori y sus diferencias con Vázquez podría llegar a ser el candidato de todo el Frente Amplio y pelear con alguna chance la Presidencia de la República.
Fue el tiempo del maquillaje. De las fotos con Astori para el afiche desde el que se promete "Un gobierno honrado. Un País de primera". De las citas recurrentes a Vázquez en sus discursos. Del traje a medida. De olvidarse de las referencias a la eliminación del secreto bancario. De no mencionar más el tema de las Afaps.
Pero el personaje que se creó para ganar las elecciones no aguantó. Quizá porque nadie, ni siquiera el propio Mujica, es capaz de engañar a todo el mundo todo el tiempo. O tal vez porque no hay estómago que tolere tragar tanto sapo ni epidermis que soporte tanta culebra enroscada.
Así que, finalmente, a falta de un mes y un vuelto para las elecciones, Mujica volvió a ser El Pepe. Tal cual es. Y despojado de todo maquillaje, El Pepe dijo en una entrevista que las elecciones estaban ganadas en primera vuelta. Y en otro lado que Astori no sería, como vicepresidente, un buen articulador de entendimientos con la oposición. Y que algunos políticos le pegaban a las mujeres (lo que debería denunciar si tiene pruebas, porque es gravísimo, aunque nunca tanto como dejar a mujeres inocentes viudas, a niños inocentes huérfanos y a familias enteras desmembradas). Y que los argentinos son histéricos. Y que los peronistas son patoteros y los radicales "nabos". Y que los socialistas son una máquina de acaparar cargos. Y que la seguridad de Vázquez se quiere "acomodar". Y todo lo que todos hemos escuchado y leído estos últimos días.
Se le soltó la cadena, como dicen del otro lado del charco. Y sin ataduras, los uruguayos vieron al Mujica que los cuidados afiches y los asesores de campaña estaban tratando de ocultar. Al Mujica al que Vázquez no le confiaba el poder. Al Mujica al que Astori combatía. Al que María Julia Muñoz criticaba. Al que los socialistas no querían ver ni en fotos. Al verdadero Mujica. El Pepe, tal cual es.
¿Le dará el tiempo ahora al Frente Amplio para maquillar de nuevo a este díscolo candidato, al que la espontaneidad transformó en candidato y al que la misma espontaneidad le puede hacer morir en la orilla? Y si le diera el tiempo, ¿querrá hacerlo?
Como sea, finalmente esta campaña ya tiene lo que le faltaba. El candidato que el Frente Amplio creó ya debate, cara a cara, con El Pepe. Y todo indica que El Pepe, tal cual, lleva la delantera.
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