domingo, 14 de noviembre de 2010

LAS NIÑAS DE AYOHUMA

En el día en que sucedió la Batalla de Ayohuma, el 14 de Noviembre de 1813 y del accionar heroico de las Niñas de Ayohuma, queremos compartir con todos Uds. esta impactante historia que nos cuenta la Prof. María Cristina Fernández en el Boletín Güemesiano de Marzo de 2006.

Lamentablemente estas heroínas fueron y lo son muchas veces olvidadas en nuestra historia y si bien la actual zona en que se desarrolló el combate de Ayohuma es en Bolivia, cerca de la Ciudad de Potosí, no podemos olvidar ni negar que nuestra incipiente libertad se fue forjando con la lucha, el corazón, el heroísmo, los valores de la libertad de cientos de miles de personas que hoy integran otras naciones, pero a la que nos unen un pasado en común y espero alguna vez poder vivir un futuro juntos en una América Latina unida.

UNA NIÑA DE AYOHUMA MENDIGANDO EN BUENOS AIRES

Las mujeres más nombradas y menos conocidas fueron las que la historia denominó genéricamente “las niñas de Ayohúma”. Pero, ¿quiénes fueron? ¿Tenían nombre? ¿Qué hicieron?

Según la tradición fueron las niñas de Ayohúma quienes asistieron a los soldados heridos durante el combate librado en ésas pampas. Eran soldados del ejército patrio al mando del General Manuel Belgrano, que venía de ser derrotado en Vilcapugio y ahora lo era en Ayohúma (actual territorio boliviano).

En la Revista Crónica Histórica Argentina Nº 18 del año 1968, bajo el título “Anciana y Mendiga” se lee el siguiente artículo:

Deambulando por la Plaza de la Victoria, o en los atrios de San Francisco, San Ignacio o Santo Domingo, podía verse en 1827 a una anciana mendiga, de tez morena; al pasar a su lado, se la oía pedir limosna con voz cascada y débil. Se alimentaba con los restos de comida y el pan que le daban en los conventos.

Llamábase esta mendiga María Remedios del Valle.

Cierto día acertó a pasar a su lado el general Juan José Viamonte. Este, después de mirarla detenidamente, le preguntó su nombre. Al oírlo se volvió a sus acompañantes: “Esta es ‘La Capitana’, dijo, ‘La Madre de la Patria’, la misma que nos acompañó al Alto Perú. Se trata de una verdadera heroína”. Y cuántas veces la anciana había golpeado a la puerta de la casa del general pidiendo verlo, para ser sistemáticamente despedida por los criados!

Viamonte no la olvidó. Cuando fue elegido diputado a la Sala de Representantes presentó ante ésta, el 25 de setiembre de 1827, una solicitud de pensión por los servicios prestados en la guerra de la Independencia”. La Comisión de Peticiones recomendó a la Sala se aprobara el siguiente proyecto de decreto: “Por ahora y desde esta fecha la suplicante gozará del sueldo de Capitán de Infantería, y devuélvase el expediente para que ocurriendo al P. E. tenga esta resolución su debido cumplimiento”. Pero la presidencia de la sala pospuso la consideración del proyecto a la de otros asuntos que parecían más urgentes.

El 18 de febrero de 1828, Viamonte consiguió que se llevara el proyecto a la consideración de la Legislatura. Leída que fue la solicitud, algunos diputados pidieron mayores informes y, además, alegaron que la Sala de Representantes de la Provincia de Buenos Aires no tenía facultad para otorgar recompensas por servicios prestados a la Nación.

Entonces se levantó el general Viamonte y expresó: “Yo no hubiera tomado la palabra porque me cuesta mucho trabajo hablar, si no hubiese visto que se echan de menos documentos y datos. Yo conocí a esta mujer en el Alto Perú y la reconozco ahora aquí, cuando vive pidiendo limosna… Esta mujer es realmente una benemérita. Ha seguido al ejército de la Patria desde el año 1810, y no hay acción en el Perú en la que no se haya encontrado. Es bien digna de ser atendida porque presenta su cuerpo lleno de heridas de bala, y lleno también de las cicatrices por los azotes recibidos de los enemigos, y no se debe permitir que deba mendigar como lo hace”.

La Sala se conmovió ante la declaración de Viamonte, y otro diputado se alzó exclamando: “¡Esa infeliz mujer es una heroína! Y si no fuera por su condición de humilde se habría hecho célebre en todo el mundo”. Por su parte, el representante García Valdéz refutó la objeción sobre las atribuciones afirmando que la Provincia pasaría por cruel e insensible si esperaba a que la Nación se organizase para premiar esos servicios.

Entonces tomó la palabra el doctor Tomás de Anchorena, quien había sido secretario del general Belgrano en la campaña del Alto Perú. “Esta mujer –expresó- participaba en todas las acciones con tal valentía que era la admiración del general, de los oficiales y de toda la tropa. Era la única persona de su sexo a quien el riguroso Belgrano permitía seguir la campaña del ejército, cuando eran tantas las que lo intentaban. Ella era el paño de lágrimas, sin el menor interés, de jefes y oficiales. Todos la elogiaban por su caridad, por los cuidados que prodigaba a los heridos y mutilados, y por su voluntad esforzada de atender a todos los que sufrían. Su misma humildad es lo que más la recomienda”.

La Sala resolvió reconocerle el sueldo correspondiente al grado de Capitán de Infantería, a abonársele desde la fecha en que inició su solicitud ante el Gobierno. Asimismo, dispuso nombrar una comisión que redactase y publicase una biografía de “La Capitana” y diseñase los planos y estableciese el presupuesto de un monumento que habría de erigírsele.

Pero María nunca cobró un centavo, ni tuvo biografía ni monumento. El expediente que contiene el decreto aprobado por unaminidad quedó sepultado en alguna pila de papeles y nunca fue despachado. La heroína siguió mendigando y murió en la miseria.

Al menos una Niña de Ayohúma tiene nombre: María Remedios del Valle y un rango figurativo: La Capitana. Pero, cruel destino, fue una mendiga más en el Buenos Aires que ajeno a su entrega, le dio la espalda. Sea este recuerdo una flor para su memoria.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

ME DA MUCHA BRONCA Y MUCHO DOLOR...YA NO SE PUEDEN CORREGIR ESTAS INJUSTICIAS , PERO SE PUEDE ENSEÑAR OTRA MIRADA DE LA HISTORIA...MUCHÍSIMO ESPÍRITU DE SACRIFICIO, MUCHO VALOR, MUCHAS HISTORIAS DE MUJERES QUE SOBRE TODO POR PORTACIÓN DE HUMILDAD Y MARGINALIDAD SIGUEN SIENDO IGNORADAS ...LA MADRE DE LA PATRIA, LA CAPITANA, ERA UNA MUJER DE COLOR...

Anónimo dijo...

ME DA MUCHA BRONCA Y MUCHO DOLOR...YA NO SE PUEDEN CORREGIR ESTAS INJUSTICIAS , PERO SE PUEDE ENSEÑAR OTRA MIRADA DE LA HISTORIA...MUCHÍSIMO ESPÍRITU DE SACRIFICIO, MUCHO VALOR, MUCHAS HISTORIAS DE MUJERES QUE SOBRE TODO POR PORTACIÓN DE HUMILDAD Y MARGINALIDAD SIGUEN SIENDO IGNORADAS ...LA MADRE DE LA PATRIA, LA CAPITANA, ERA UNA MUJER DE COLOR...

Anónimo dijo...

quuuuuue pavades pooor diios!!!!