Por Adolfo Caballero
El régimen, movimiento populista que nos gobierna (en buena medida copiado también por el Jefe de Gobierno de nuestra Ciudad ¿autónoma? de Bs. Aires, "trasladaremos y erradicaremos la villa 31", "Va a estar linda Buenos Aires"), entre otras medidas amorales e indignas, promueve la creación y sostenimiento de lacras que amedrentan a los ciudadanos la Capital Federal. Léase desde barrabravas, cartoneros, trapitos, piqueteros armados que impiden nuestra circulación (pobre gente, debe tener mucho frío puesto que andan con pasamontañas continuamente), policías de la Federal que son delincuentes, policías de la Metropolitana (echados de la Federal) que poco y nada hacen o pueden hacer, entrega de documentación a extranjeros que vienen a aprovechar beneficios sociales a cambio de votos...y la lista de delitos y arbitrariedades demagógicas podría seguir al infinito.-
Pero hemos de reconocer que parte de la culpa la tenemos nosotros. Seguimos alimentando al monstruo populista y demagogo con el producto de nuestro trabajo.
Nos imponen tributos y nos roban. Viven de nosotros, no solo las lacras premencionadas, sino también miles de "funcionarios públicos" que a su vez son sostenidos por las lacras fuerzas de choque armadas.-
Siguiendo a San Pablo, me pregunto si no debemos imponer la regla "el que no quiera trabajar que no coma. Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo. A éstos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en paz para ganarse su pan”.-
Podríamos empezar a pensar en qué recursos y métodos (no los llamemos "armas") nos quedan a los ciudadanos para intentar cambiar el amoral y decadente rumbo a que nos lleva este populismo infame que ha entronizado, llevado a la práctica y otorgado carácter supraconstitucional a "Cambalache".-
¿Qué tal si memorizamos los orígenes del movimiento de la independencia de Estados Unidos, qué pasa si "le cortamos los víveres al régimen populista por tres meses “?
De la llamada "oposición" no podemos esperar nada los ciudadanos. Son también aprovechadores de segunda línea del régimen. Son tan cobardes que esperan morir de a poco con la "inyección letal" del populismo que jugársela y morir por los principios y la defensa de la Constitución de 1853.-
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