miércoles, 14 de febrero de 2018

EL PEOR MOMENTO DE MOYANO

Hugo Moyano está en el peor momento de su vida sindical. Pero el gobierno haría muy mal en subestimarlo. Sigue siendo el dirigente con mayor poder de daño y capacidad de movilización y armó un potente sistema de alianzas con Cristina, la izquierda dura y el Papa Francisco.

Por Alfredo Leuco

Hugo Moyano acaba de recibir un gancho a la mandíbula por parte de la justicia pero se prepara con todas su fuerzas para dar la madre de todas las batallas contra el presidente Mauricio Macri. Sabe que se terminó la franela. Que llegó la hora de la pelea y que es “a suerte y verdad”. Es de vida o muerte política.

Macri necesita derrotar a Moyano para avanzar con todos los cambios en la legislación laboral y Moyano y Cristina necesitan derrotar a Macri para salvarse de la cárcel y mantener o multiplicar sus respectivos liderazgos.

Esta es la gran novedad de la vida política argentina. Los demás, por ahora, no juegan. Están en la tribuna mirando este choque colosal de planetas que se avecina. En la práctica, hay solo dos grandes coaliciones. La polarización es muy clara. Estás de un lado o del otro. Una la lidera el presidente Macri y María Eugenia Vidal y la otra el concubinato entre Cristina y Moyano.

¿Con qué armas cuenta cada sector? ¿Cuál es el arsenal de votos, ideas, aliados y simpatizantes que acumula cada grupo?

Macri tiene la legalidad y la legitimidad de un amplio triunfo electoral muy reciente. Cambiemos sacó más de 10 millones de votos, ganó en las 5 provincias más grandes y venció a Cristina en lo que fue la tercera derrota de un peronismo que está en la mayor crisis desde su fundación. Aquí jugó un rol clave la persona con mejor imagen del país que es Vidal y la que más votos sacó que es Graciela Ocaña y la más valiente y honesta denunciadora de la corrupción: Elisa Carrió. También reportan a ese frente democrático la inmensa mayoría del radicalismo con gobernadores exitosos como Alfredo Cornejo o Gerardo Morales y liderazgos parlamentarios como el de Mario Negri y con alguien que brilla por su ausencia: Ernesto Sanz.

En la otra esquina del ring también hay mucho músculo y experiencia. Cristina es la opositora que más votos obtuvo pero que, a su vez genera una gran división en el justicialismo y el mayor rechazo entre amplios sectores de la sociedad. Su imagen negativa es alta, pero no tan alta como la de Moyano que solo es muy querido por los camioneros.

Ambos corren serios riesgos de perder su libertad producto de causas de corrupción, enriquecimiento ilícito y lavado. La justicia avanzó mucho más con Cristina que tiene cuatro procesamientos y un pedido de prisión preventiva pendiente, pero Moyano empezó a padecer una suerte de tsunami que viene de tribunales.

Lo más grave fue la orden impartida por el doctor Néstor Barral para que se levante el secreto fiscal y bancario tanto de Moyano padre, como de su hijo Pablo, su actual esposa Liliana Zulet y sus hijos Valeria y Juan Manuel. Esta resolución del juez federal de Morón habilita al Banco Central y a la AFIP para que aporten toda la información disponible que pueda ser útil para probar el lavado de dinero del que se acusa al clan Moyano. En las próximas horas llegarán cataratas de documentación al escritorio del magistrado. Son datos y cifras muy delicadas y sensibles. Las cuentas personales, el dinero blanqueado (dicen que los hijos de Zulet blanquearon un millón de dólares cada uno, tan jóvenes y tan exitosos), los movimientos de las empresas del holding Zulet-Moyano que son proveedores casi exclusivos del gremio en obras y construcciones como el Sanatorio Antártida, material sanitario y medicamentos, uniformes y hasta una compañía de seguridad privada.

La diputada Graciela Ocaña a la que Moyano agredió verbalmente con un misógino insulto de “cucaracha” ante el silencio del colectivo “Ni una menos”, denuncia un modus operandi. Dicen que todas las prestaciones son sobrefacturadas, sin licitación alguna ni compulsa de precios y que ese dinero hizo enriquecer a las empresas familiares y dejó en bancarrota a la obra social y al sindicato. Eso se llama vaciamiento, corrupción y lavado de dinero. Con los números, resúmenes de cuentas y movimientos bancarios y fiscales eso se podrá probar.

Una de las acusaciones que el juez investiga es si ese dinero negro fue utilizado para comprar bienes como varias mansiones en Parque Leloir, por ejemplo.

Hay otros dos jueces que tienen bajo la lupa a los Moyano.

Gabriel Vitale, de Lomas de Zamora que lleva la causa por asociación ilícita, estafas y lavado con entradas para el fútbol y otros negociados en el club Independiente. El principal testigo es el jefe de la barra brava, el patotero y mafioso de Bebote Alvarez.

El tercer juez es Claudio Bonadio. El instruye la causa que Ocaña promovió en el 2011 y amplió la semana pasada por desvío de fondos en la obra social.

Se viene la marcha multitudinaria con la que Moyano piensa defenderse y compartir la jefatura de la oposición con Cristina. La ex presidenta aporta dos gremios kirchneristas que movilizan a mucha gente muy organizada: el incomprensible Sergio Palazzo, de la Bancaria y el impresentable Roberto Baradel, de los docentes. Sería muy interesante conocer si la mayoría de los bancarios y los docentes están de acuerdo con esta postura tan intransigente y cuántos de ellos, de clase media, votaron a Mauricio Macri. También engrosarán la movida con dinero, colectivos, banderas y militancia los intendentes ultra K del conurbano y, por supuesto, La Cámpora. Al final de las largas columnas se ubicarán los partidos de izquierda más radicalizados, algunos de los cuales sorprendieron por su apuesta a la violencia callejera en los últimos tiempos y los movimientos sociales bendecidos por el Papa Francisco. Son los que dicen Bergoglio cumple, Grabois dignifica. Este asesor y amigo fraternal del Papa es el que más confianza recibe del Santo Padre. Desplazó de ese lugar privilegiado a Gustavo Vera, Guillermo Moreno y al Caballo Suárez que no podrá concurrir a la marcha porque, por ahora, está preso. Hay varios que van a faltar por el mismo motivo: El Pata Medina, Marcelo Balcedo, Luis D’Elia y Fernando Esteche entre otros habituales participantes de este tipo de intentos antidemocráticos.

Ya le dije que Cristina y Moyano, juntos son dinamita. Y que lideran el club del golpe más que del helicóptero. Sus voceros más descarnados son el descontrolado doctor Zaffaroni y la agresiva e insultadora serial Hebe de Bonafini a quien el Papa acaba de comparar por escrito con Jesucristo. Sorpresas te da la vida.

Moyano y Cristina están en el momento más complicado de sus vidas políticas. Sin embargo, en la calle, codo a codo, son mucho más que dos. Y ambos son el principal muro de contención para evitar que el presidente Macri termine su mandato constitucional en el 2019. Están espalda contra espalda desafiando a la justicia y a la democracia. Macri y María Eugenia Vidal también se apoyan mutuamente porque saben que se juegan mucho más que una paritaria o una reforma laboral.

Esta lucha es por ver quién manda. A ver, a ver quién dirige la batuta, dicen los canticos. No hay pulseada institucional y republicana más importante que esta. Es la posibilidad de saber si los argentinos vamos a superar la principal asignatura cívica que tenemos pendiente. ¿Podrá un presidente no peronista terminar su mandato en tiempo y forma, algo que no ocurre desde hace 90 años o nuevamente el peronismo en sus distintas variantes se proclamará como el único que puede gobernar este bendito país? Veremos. Moyano y Cristina van por todo. La única verdad es la realidad. Y en la cancha se ven los pingos.


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