martes, 23 de abril de 2019

“TROTSKY SABÍA QUE TENDRÍA UNA MUERTE AGITADA”

Esteban Volkov, nieto de Leon Trotsky - Foto: Ernesto Álvarez

“Trotsky sabía que tendría una muerte agitada”, dice Esteban Volkov, nieto y único sobreviviente del revolucionario soviético León Trotsky a quien el estalinismo “borró de las fotografías, de películas, de los libros de historia”.


Por Walter Goobar

Volkov de 93 años pasó por Argentina en el año 2006 presentando “Trotsky y México: dos revoluciones del siglo XX”, un documental dirigido por Adolfo García Videla, un cineasta argentino radicado en México.

“Stalin le temía a Trotsky cuenta en un pasaje del documental, su obsesión era acabar con él y mientras tanto exterminó a toda su familia. Sus dos hijos murieron, uno fusilado en Rusia y otro envenenado en París. Soy el único superviviente. Mi madre sale de la Unión Soviética pero tiene que dejar a su hija y a su marido, que será fusilado. Ella se suicida en Viena”.

Esteban Volkov contó la historia de su vida a cuentagotas, con ráfagas de humor y tragedia, se acordó cómo le fueron enseñando los ideales desde pequeño en el círculo más intimo: “Tengo recuerdos después de los 5 años cuando viajamos mi madre y yo a Turquía, a la isla de Prínkipo, y nos quedamos con los abuelos”.

Volkov contó que llegó a México en agosto de 1939, dos años y medio después de que su abuelo se instalara en ese país. Faltaba un año para su asesinato. A Volkov todavía le conmueve el gesto de su abuelo: “Siempre me ha emocionado que al final de su vida todavía dijera, como para protegerme: 'mantengan alejado al niño, no debe ver'”. Horas después, Trotsky moría en un hospital y el mundo se conmocionaba con la noticia.

- ¿Qué recuerdos guarda de su abuelo?

Pienso que cayó en las trincheras de su revolución, de la lucha política. El sabía que no iba a morir de vejez en la cama, era parte de su biografía, de su agitada vida. Yo veía la sencillez de su vida, la entrega total a su lucha.

- Su vida -como la de su abuelo-, estuvo signada por la persecución y el exilio: Austria, Turquía, México...

- Yo viví el entorno, viví en carne propia el asedio estalinista, sentí mejor que nadie la cantidad de calumnias, la fabricación de mentiras de que era víctima Trotsky; una sarta de infundios, como que era agente del imperialismo estadunidense y no sé cuántas cosas inverosímiles y absurdas. La falsificación histórica y el empleo del asesinato en lugar de la discusión política.

- En mayo de 1940, usted fue testigo del primer atentado encabezado por el pintor David Alfaro Siqueiros...

- Del célebre trío de muralistas mexicanos, el abuelo frecuentaba a Diego Rivera y a Clemente Orozco: Decía que Orozco era el Dostoievsky mexicano, por su vigor, hasta cierta violencia. El tercero era Alfaro Siqueiros, un ''estalinista de huesoduro” que dirigió el primer atentado contra Trotsky. En mayo de 1940, veinte hombres disfrazados de policías entraron a la madrugada y ametrallaron la recámara. El abuelo salió ileso pero yo recibí una herida de bala en una pierna. Sobrevivimos milagrosamente.

- ¿Trotsky tenía dimensión del peligro?

- Si, Sabía que sus horas estaban contadas. Por esa época, también llegaron unos cuarenta agentes de la NKVD, la policía secreta de Stalin, para asesinarlo, entre ellos Victorio Codovilla, un líder del Partido Comunista argentino.

- ¿Qué recuerda del día que mataron a su abuelo?

- Aquel 20 de agosto de 1940, yo regresaba de la escuela cuando a lo lejos percibí un movimiento inusitado frente a mi casa. Había una patrulla y gente entrando y saliendo. Algo raro pasaba. Tuve una sensación de angustia y una premonición. Al entrar vi a mi abuelo herido en la cabeza y un charco de sangre sobre el piso.
El comunista español Ramón Mercader, a las órdenes de José Stalin, acababa de asestarle un golpe mortal con un pico de alpinista. El abuelo tuvo fuerzas para hacer dos peticiones: que sus guardias personales no mataran al agresor, para que confesara quién lo había mandado y que me alejaran de todo esto. Sus últimas palabras me las dedicó a mi.

- ¿Cómo fue su vida en los días siguientes al asesinato?


- Yo era ya un joven incorporado al medio mexicano, estudiaba, tenía amigos, me integré muy bien al país. Seguí otro camino, la química, que me apasionó. Me metí al campo de la farmacéutica, en el ramo de las hormonas, donde trabajé muchos años. Era una industria en la que México fue pionero. Tuvo aplicación en los anticonceptivos. Trabajé en desarrollo tecnológico, me tocó diseñar el primer método de elaboración de anticonceptivos.

- ¿Ha regresado a Rusia?

- Estuve en 1989. Pierre Broué, un excelente historiador francés, biógrafo de mi abuelo y amigo mío, me llamó por teléfono y me dijo: “Esteban, acabo de encontrar a tu hermana en Moscú, es urgente que vayas de inmediato, está gravemente enferma, tiene cáncer y no va a durar”. Ya eran tiempos de Gorbachov y había cierta apertura. Saqué mi visa y emprendí el viaje a Moscú. Logré conocer a Alejandra, que era una media hermana. Fue un encuentro extraordinario, como dos náufragos que se encuentran de repente después de años de separación. Aunque no hablamos un idioma común, algunas amistades tradujeron y permitieron un diálogo.

- ¿No hablaba el ruso?

- No, para nada, es un idioma totalmente desconocido para mí.


- ¿En que idioma hablaba con su abuelo?

- En francés.

- ¿Qué sintió cuando estuvo en Rusia?

- Rusia no me agradó, soy alérgico a ese país, le tengo aversión después de todo lo que pasó en el régimen de José Stalin. Además soy naturalizado mexicano, estoy totalmente asimilado a los hábitos, las costumbres, la comida. México es mi patria, el país que admiro y quiero.


- ¿Se sintió en peligro durante aquella visita a Rusia?

- ¿Qué le puedo decir? No amenazado, pero sí sentí resabios de lo que era la dictadura, la tiranía de aquel aparato. Lo sentí en la aduana, en la inspección en el aeropuerto, en la revisión meticulosa de todos mis papeles. Misteriosamente desapareció mi equipaje y me lo entregaron dos o tres días después. Se veía que lo habían sometido a una revisión.

- ¿Qué más hizo?

- Nos reunimos con grupos que rescataban la memoria de todas las víctimas de Stalin. Había en esos días una pequeña exposición con fotografías de Trotsky. También fuimos a visitar el mausoleo de Lenin. Fue una experiencia extraña: la inmensidad de la Plaza Roja, estaba nevando, la catedral de San Patricio al fondo, la inmensidad del Kremlin, el peso que tenía aquello.

- ¿No pensaba: “mi abuelo hizo la revolución con el hombre cuyos restos están ahí”?

- En ese momento no. Me pesaba la atmósfera del régimen de Stalin. La verdad es que cuando me subí al avión y levantamos vuelo, sentí alivio.

- A pesar del fracaso soviético, usted no tiene dudas de que le llegará su tiempo a ese auténtico socialismo

- No. A lo mejor no lo vamos a ver, pero es la única solución para salir de la violencia, de las carencias, del hambre, de la injusticia, de la explotación. El capitalismo ha demostrado que no resuelve las necesidades de la humanidad, al contrario, está en un callejón sin salida. Trotsky planteaba un socialismo democrático y el poder en manos de la clase obrera. Fue uno de los más grandes estrategas de la clase obrera. Yo no considero que Trotsky fue derrotado por Stalin como muchos ven, sino que la Revolución Rusa fue la derrotada y fue derrotada la clase obrera. El Socialismo ha sufrido un retroceso terrible y Trotsky cayó en la lucha, pero peleó hasta el último momento.

- ¿Cree que todavía es posible el establecimiento de un gobierno con bases socialdemócratas sólidas, que se enfrenten con éxito al capitalismo reinante?

- Todo es cuestión de la variable tiempo, no se en qué tiempo pero vemos que el capitalismo no da ninguna salida, ninguna alternativa a estos pueblos. Y lo vemos también en los regímenes como en China, es un régimen burocrático de corte estalinista que está hundiendo en la miseria a la clase obrera internacional, creando un “dumping” de la mano de obra, abaratándola en todo el planeta. El sistema capitalista solo tiene una cara: explotar y acrecentar la riqueza al máximo y exprimir al máximo también. Sólo un régimen socialista se encargaría de crear escuelas y educar y darles nuevas formaciones a la fuerza laboral para incorporarlos a la nueva tecnología. Porque el capitalismo sencillamente los deja a fuera del mercado.

- ¿Se considera un militante político?

- De ninguna manera. Me considero un testigo histórico, afortunado, de una serie de acontecimientos muy importantes, y tengo la suerte de estar todavía aquí. Tengo 80 años. Nadie de mi familia ha llegado a esta edad. Nunca pensé llegar al 2000 y resulta que ya llegué hasta el 2006. 


RECUADRO

La película Trotsky y México: dos revoluciones del siglo XX relata el exilio mexicano de Trotsky desde su llegada, en 1936, a un país cargado de agitación política y artística. Por un lado, la presidencia progresista de Lázaro Cárdenas posibilitaba una apertura política e intensos debates; además, el renacimiento artístico mexicano alcanzaba su cenit con artistas como Diego Rivera, Clemente Orozco, Frida Kahlo o David Alfaro Siqueiros, quien años más tarde intentaría asesinar a Trotsky.
Revista 7 Días
20-12-2006





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