lunes, 16 de febrero de 2009

¿Quién requiere la simulación democrática?


No se comprende la relevancia que se le da a una forma electoral (del voto a través de las urnas), que no se respeta luego en la práctica.

Por Juana Marco

La sorpresa que genera ese juego de parodia democrática, da que pensar. Tanto Bolivia, Venezuela y quizás Argentina, han sorprendido en los últimos tiempos por querer simular formas democráticas para gobernar.

En varios de los casos, pareciera que algunos países de la región hubieran encontrado la receta para obtener siempre el resultado deseado, sin mayor control. Lo que no solo llama la atención, sino que no se comprende la razón por la que les es tan imperioso representar una forma de libre elección en las urnas.

Mientras, inducen a la población a repetir, acertadamente, que se deben respetar los tiempos electorales, como una conducta de civilidad democrática. Por más que los respectivos gobernantes, en nada respeten los derechos y libertades de sus gobernados.

Obligaciones un tanto unilaterales y despóticas, cuyos ciudadanos parecen admitir con cierta mansedumbre y sin una presión que obligue a producir cambios de fondo, los que verdaderamente den espacio a esa forma de gobierno.

Tanto Bolivia en su último referendo, a pesar de ser público que no contaba con el respaldo de la mayoría y de las regiones más ricas, sin embargo logró hacerse de un triunfo que apoyaba a la actual conducción.

Por otro lado, también se destacó, oportunamente, cuando en la Argentina, la actual Jefa de Estado había logrado la victoria electoral antes del cierre y cómputo de los comicios

Ahora Venezuela, que había recibido un profundo y contundente rechazo a la permanencia indefinida del actual mandatario en el poder, esta vuelta logra, curiosamente, el triunfo en el reciente plebiscito para modificación de la Constitución. Por ende, de la perpetuidad de su mandato.

Ahora bien: ¿Quién exige a estos países que simulen el respeto a una forma de gobierno que no practican? ¿Cuál es la razón para que arbitren los caminos para constituirse en déspotas, haciendo creer que es la voluntad de la mayoría? No se logra comprender demasiado esta necesidad de simular respaldos a través de supuestas reglas democráticas.

Lo verdaderamente interesante, sería conocer la razón por la cual respetan este paso de supuesto respaldo mayoritario a través de las urnas y cuál sería el beneficio que reciben por efectuar esta simulación.

Ya que luego nadie logra que verdaderamente mantengan las reglas de juego de la democracia: la libertad de expresión, el respeto a la oposición, el independiente funcionamiento de las Instituciones, la libertad ideológica, la pluralidad y diversidad de propuestas legislativas del Congreso nacional, etc.

Nadie parece obligarlos a respetar el libre mercado, a respaldar la producción y la empresa privada, el debido funcionamiento de las empresas públicas. Tampoco se destaca una presión por lograr el crecimiento progresivo de toda la población, en vez del empobrecimiento conjunto de todos los sectores.

Cabe preguntarse: ¿Por qué consideran tan relevante respetar las formas, cuando dejan evaporar la práctica democrática? Sin mayor demanda que la queja pública de los distintos sectores sociales y políticos.

Una sociedad que, acertadamente, repite constantemente que debe respetar la continuidad del mandato, la figura presidencial y la institucionalidad. Sin embargo, no exige, ni impone el respeto de sus gobernantes hacia sus derechos, también constitucionales. Todo se limita a esporádicas manifestaciones.

Se debería demandar a la oposición que conforme una coalición representativa y sólida, para que presione hasta lograr la independencia y el respeto a las instituciones que representa. Desde el Congreso de la Nación, hasta los diferentes organismos, tendrían hacer valer la opinión de cada representante, logrando un dialogo constante.

Si lo que se pretende es el apoyo internacional por respetar las formas democráticas, habría que procurar que esa misma presión logre consolidar esa forma de gobierno que dicen representar.

La mayoría de los gobernantes de la región que presiden una nación, vienen condenado las dictaduras y las formas represivas de gobierno, con lo cual, parece paradójico que no sepan evitar aquello que condenan.

Lo más grave es que este conjunto de países están siendo llevados de la mano del bolivariano. El caraqueño logra, no solo dominarlos, sino instruirlos.

Con lo cual, si el modelo es igualar hacia abajo, la recuperación no llegará nunca y los países Latinoamericanos estarán mas cerca de las regiones mas pobres.

Esta etapa histórica de la región, dividida entre dos conceptos de izquierda y de gobernabilidad tan diferente, conducirá a una mayor disgregación, la que llevará años poder revertir.

Es de esperar que los dirigentes políticos y quienes representan a las distintas instituciones, restablezcan democráticamente la situación a través de un dialogo fecundo y exigente, con el respaldo masivo de la población, hasta lograr que la democracia representativa y libre no quede solo en la simulación de la formas.

Contáctenos politicaydesarrollo@gmail.com

No hay comentarios: