lunes, 9 de febrero de 2009

Aprender a sumar

Uno + uno, dos; dos + uno, tres; uno + uno + uno + uno… hasta ser muchos; tenemos que aprender a sumar. José Insulza, secretario general de la OEA, sostiene que “las únicas operaciones aritméticas permitidas en política, son la suma y la multiplicación, no así la división o la resta”.

Por Malú Kikuchi

La suma es algo que los argentinos ignoramos a la hora de hacer política, nos especializamos en atomizar propuestas y así permitimos que los que están en el poder se eternicen. Más propuestas significan menos posibilidades de derrotar en las urnas al poder establecido.

Los argentinos nos hemos convertido en seres sumamente contradictorios en materia política. Pruebas al canto:

En 2001/2002, salimos a la calle, hartos de los políticos, a gritar “que se vayan todos”. Están todos.
Mientras tanto, entre 2001 y el día de hoy, los partidos políticos aumentaron en un 43%, llegando a ¡716!
Pero como descreemos de la política, el 28/10/07 votó sólo el 72% del padrón. La más baja participación ciudadana desde la reelección de Yrigoyen en 1928.
Sin embargo, hay 8 millones de argentinos afiliados a partidos políticos; el PJ cuenta con 3.600.000 afiliados y la UCR con 2.500.000.
Muy, pero muy difícil de entender.

A todo lo anterior hay que añadirle que basta que dos (2) argentinos se pongan a conversar, para que surjan tres (3) opiniones irreconciliables sobre lo que sea, en particular si se trata de política. Y así, dividiendo y restando, le sumamos probabilidades y le multiplicamos el tiempo al que ejerce el poder.

¿Cómo se revierte el problema y se llega a una solución democrática y republicana? Muy simple: acercando posiciones, añadiendo ideas, aportando conocimientos, enriqueciendo proyectos, ¡SUMANDO! Achicando egos y agrandando el patriotismo, que ha pasado a ser un bien escaso, muy mal cotizado y que, además, no tiene buena prensa.

Si consiguiéramos aprender a sumar para las próximas elecciones legislativas, el proyecto de boleta única sería viable. Cuando el ministro de Justicia, Seguridad y DDHH sostiene que la boleta única no existe en ningún país del mundo, miente: pero cuando sostiene que no es posible por el tamaño que debería tener la boleta (en Argentina), no anda tan errado.

Según Clarín, la boleta única existe en todos los países de América Latina, exceptuando el Uruguay que tiene ley de lemas. Existe en Europa y la puso en práctica por primera vez Australia en 1856 y le siguió el estado de Nueva York en 1889. Nuestra provincia de Córdoba la adopta después de la última elección (2007), demasiado sospechosa, sospechada y denunciada por Luis Juez.

En 2007, la Cámara Nacional Electoral se pronunció por la conveniencia de la boleta única. ¿Por qué el gobierno tiembla ante esta posibilidad? ¡Qué buena pregunta!

La primera ventaja y la más importante, es que la boleta única transparenta la elección. Al ser “única”, no pueden faltar boletas, picardía que deja de ser tal para convertirse en delito, y que se puso en práctica en demasiados cuartos oscuros en todo el país, el 28/10/07.

También impide la fraudulenta práctica del “voto cadena”, que dicen, no está comprobado, se usa en particular en el conurbano bonaerense.

La segunda ventaja es el ahorro que cada partido hace al no tener que imprimir sus propias boletas y no tener que repartirlas, trabajo y costo que estarían a cargo del Estado.

Si a esta boleta única se le agregan todos los ítems del proyecto de ley presentado por la suma de gran parte de los opositores, el control de todo el proceso eleccionario estaría en manos de la Cámara Nacional Electoral y saldría del ámbito del Ministerio del Interior, que al formar parte del Ejecutivo, puede tener intereses partidarios en la elección.

Dicen que el sistema de las muchas boletas es el que Argentina ha usado desde 1880. No es un argumento válido. En 1880 no había agua corriente, no existían los antibióticos y los aviones eran una utopía. Y esa no es una razón para que hoy usemos agua contaminada, nos muramos de una infección o viajemos en carreta.

La desesperación del gobierno, que niega rotundamente la posibilidad de la boleta única, calificándola de “curro” (Aníbal Fernández dixit), despierta sospechas sobre los motivos de la negativa.

Argentina dejó de ser una república hace ya un tiempo, no tiene ninguna de las cualidades que hacen a una república, para empezar no respeta la división de poderes. Pero hasta ahora, con algunas dudas, Argentina es una democracia: la gente vota, no elige (no hay internas), pero al menos, vota. Y casi siempre (no así en el caso Patti) se respeta la voluntad popular. El simple rumor, la más mínima sospecha de fraude que se pueda cometer sobre un solo voto, empaña una elección y el sistema deja de ser democrático.

Y si Argentina, que ya no es una república, además, deja de ser una democracia, el futuro que se vislumbra es fatal.

El único argumento válido del gobierno para oponerse a la boleta única, es la enorme cantidad de nombres que ésta debería llevar. Quitémosle este único argumento y achiquemos las listas sumando. Sumemos partidos, sumemos ideas, sumemos proyectos, sumemos respeto por la Constitución Nacional. ¡SUMEMOS!

Volvamos a la escuela y aprendamos a sumar. Es mucho más fácil que dividir. Volvamos al 1 + 1 + 1+ 1 y todos juntos, los que pensamos parecido, hagamos que la boleta única sea posible. Y ganemos las elecciones de octubre, que también es posible.

La Caja de Pandora

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Tres intiresno, gracias