miércoles, 7 de octubre de 2009

Zaffaroni y el balcón cannabis

¿Cómo no se nos ocurrió antes? Gracias por pensar en nosotros, Dr. Zaffaroni.
¿Se dan cuenta? Pasan los años y los argentinos seguimos encontrando las soluciones en los balcones.

Por Gonzalo Neidal

El ministro de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, ha encontrado un método sencillo para eliminar el narcotráfico. Ha dicho que si cada uno de nosotros tuviera una planta de marihuana en una maceta en el balcón, se terminaría con los traficantes.

Es, en cierto modo, el complemento del reciente fallo de la Corte, que permitió la posesión de drogas para consumo personal. Para Zaffaroni con una plantita de marihuana en el balcón, podemos armar nuestros propios cigarrillos de marihuana y los narcotraficantes tendrán que buscarse un trabajo más tradicional y quizá menos rentable en los clasificados de los diarios.

Una idea brillante. Hágalo usted mismo. Fabrique en casa sus propios porros.

El consumo de marihuana siempre se toma como una travesura, una simple picardía, un pequeño exceso inofensivo. Pero existen otras drogas un poco más pesadas.

Está la cocaína. Y el paco. Para no hablar de las drogas sintéticas que contienen la ahora famosa efedrina. Conforme se deduce del fallo de la corte, su tenencia para consumo personal tampoco está penalizada.

El pensamiento actual de la corte es que no debe castigarse al consumidor sino al comerciante. Trataremos de ayudar a Zaffaroni con su receta en su intento de eliminación de los traficantes de drogas.

Argentina es un país que a lo largo de su historia ha logrado varias proezas tecnológicas, como por ejemplo la fabricación de aviones a reacción en la década del cincuenta, cuando eran pocos los países del mundo que habían accedido a ese desarrollo. O, más recientemente, la integración del ciclo del uranio, cuando apenas un puñado de naciones lo habían logrado.

Será cuestión de convocar a los técnicos del Inti para que diseñen alguna forma casera de fabricar cocaína. De ese modo, cada familia podría acceder a la producción de su propia droga, algo que pondría a nuestro país al tope de la consideración mundial en la adaptación de la tecnología para el uso y consolidación de la familia.

De este modo, el golpe que le asestaríamos al narcotráfico sería casi mortal, pues apuntaríamos a su principal fuente de ingresos. Y ya no tendríamos que preocuparnos por radarizar las fronteras, ni investigar en las aduanas, ni revisar bolsos de pasajeros que viajan en avión o en lanchas pesqueras.

El propio Banco Nación podría dar créditos para que cada familia acceda a los elementos necesarios y la materia prima podría obtenerse aprovechando, en cada barrio, los baldíos existentes, con asesoramiento del Inti.

Las escuelas podrían educar desde pequeños a nuestros niños explicándoles que el malo de todo este circuito es el que comercia la droga. Podríamos invitar al profesor Antonio Escohotado para que forme a nuestros maestros a fines de que el consumo no provoque demasiados problemas a nuestros niños.

Como puede verse, en medio de tanto ajetreo y simposio jurídico, el Dr. Eugenio Zaffaroni siempre tiene tiempo para pensar en la familia argentina y en la solución de los problemas que se le pueden presentar en su vida cotidiana. Hasta ahora nadie había visto con cuánta sencillez se solucionaba el problema del tráfico de drogas en la Argentina.

En el futuro próximo podemos imaginarnos escenas en las que, una ama de casa visita a su vecina con un recipiente y le encarece que le preste -como quien pide un poco de harina o aceite- algunas hojas de marihuana o de coca, porque su hijo está a punto de regresar del colegio y ella quiere recibirlo, como todas las tardes, con un porrito. O un sobrecito con el preciado polvillo blanco, si fuera el caso.

¿Cómo no se nos ocurrió antes? Gracias por pensar en nosotros, Dr. Zaffaroni.

¿Se dan cuenta? Pasan los años y los argentinos seguimos encontrando las soluciones en los balcones.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Q BRUTO PUEDES SER, PIENSAS COMO LA OPINION PUBLICA, ES DECIR COMO UNA SEÑORA QUEJONA. IGNORANTE!
SE PRENTENDE NO PENAR EL CONSUMO DE UNA PLANTA, QUE ES NATURAL DE POR SI, VINO CON ESTE MUNDO. NO SE INCITA AL PROSELETISMO COMO DIJO ZAFFARONI. LOS Q FUMAN QUE FUMEN NOMAS, PERO QUE NO INCITEN A LA GENTE A HACERLO. TENER UNA PLANTA EN EL BALCON ES PARA LOS Q FUMAN. ESPERO Q ABRAS TU MENTE Y NO SEAS TAN CERRADO, QUE DAS PENA!

Anónimo dijo...

DEMAGOGO