La violencia vivida en los últimos días –desmanes en constitución, toma de terrenos… etc.- no podemos adjudicarlas a la casualidad ni a la época del año. Sería como volver a creer en los Reyes Magos.
Por Francisco Montesano
Los más lindos recuerdos que conservo como un tesoro invalorable, son de mis épocas de inocencia. Quien no se emocionaba con la llegada de Papa Noel. Los Reyes Magos. Toda la fantasía creada para esa maravillosa etapa de nuestra vida en que la magia y el misterio se mezclan en un sinfín de sentimientos.
Doloroso fue conocer la realidad. Siempre hay algún tonto que nos dice: “vos no sabes pibe que…” Y primero nos asalta la incredulidad, luego comenzamos a deducir y más tarde enfrentamos a los acusados. Esperando tal vez una última y salvadora desmentida.
Pero ya es tarde la magia se desvanece y de a poco vamos conociendo el mundo real. Cruel. A veces impiadoso. Otro maravilloso. Pero el verdadero.
Puedo decir con seguridad que en todos estos años he ido descubriendo, adivinando o presintiendo la mentira. Mi profesión de periodista me obliga a ello. La investigación de los hechos, la confrontación de discursos y el famoso “off de records” me permite presuponer, mayormente con un alto nivel de seguridad, la verdad detrás del velo.
La violencia vivida en los últimos días –desmanes en constitución, toma de terrenos… etc.- no podemos adjudicarlas a la casualidad ni a la época del año. Sería como volver a creer en los Reyes Magos. Y para mi desgracia los años pasaron –y muchos-
He podido observar en estos tiempos, que con una oscura visión el gobierno kirchnerista ve confabulaciones entre distintos grupos sociales, sean económicos, judiciales o la prensa no oficialista.
Como un acto final del 2010 varios funcionarios, junto a la ministra de Seguridad, Nilda Garré, denunciaron al Partido Obrero, a Eduardo Duhalde y al macrismo como responsables de los graves acontecimientos vividos este mes, ¿pruebas? ¿para qué?, basta la aseveración de estos personajes.
La táctica de echarle siempre la culpa al otro por las torpezas propias, son la base de toda teoría conspirativa. Reforzada en este caso con lo que debía comenzar como un problema a resolver por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cuando miles de personas ingresaron al parque Indoamericano y luego al del club Albariños.
Pero todo termino gracias a la intervención del Gobierno Nacional, quien solo con la palabra y la comprensión logro que esos miles de ciudadanos abandonaran las tomas en forma pacífica. Un milagro de la palabra, tal vez con más poder que el propio Jesús.
Sin embargo, para este periodista y para quienes ya no creemos en los Reyes, todo esto dejo al descubierto la falta de reacción a tiempo del Poder Ejecutivo frente a expresiones de violencia y el respeto por la propiedad privada o por el espacio público, que resulto absolutamente lamentable y contribuyó a que la violencia desatada provocando muertes inocentes.
Instalar enemigos imaginarios con sus planes conspirativos, son solo un artilugio para distraer a la opinión pública, ante la incapacidad de asumir y solucionar el origen de los problemas.
El oficialismo demuestra una vez más su intolerancia. Su intención política es la de desmantelar lo que le desagrada. Desde su misma génesis los K no conciben ni imaginan otra cosa que el halago y la subordinación.
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